Mensaje 22 para nuevos creyentes

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5 Septiembre 2001
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Mensaje 22
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
1 Co. 6:19-20 ...No sois vuestros ... porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.
2 Co. 5:14-15 Porque el amor de Cristo nos constriñe... y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió por ellos y fue resucitado.
La consagración
La base de la consagración
Después de que hemos nacido de nuevo, Dios todavía tiene mucho que hacer en nuestras vidas, y el servicio que podemos rendirle a El, es también abundante; sin embargo, esto requiere que le entreguemos completamente nuestras vidas.
Si es verdad que Dios requiere que le entreguemos nuestras vidas, ¿en qué se basa para exigir tal cosa? … La Biblia nos muestra que la consagración se basa en el hecho de que fuimos comprados. En 1 Corintios 6:20 se dice: “Porque habéis sido comprados por precio”. Nuestra consagración se basa en la compra que Dios hizo … Dios nos compró nada menos que con la sangre que Su amado Hijo derramó en la cruz (1 P. 1:19). Esta sangre preciosa, ¡qué alto “precio” (1 Co. 6:20) representa! La sangre preciosa fue el precio que Dios pagó para comprarnos y hacernos Su propiedad.
En virtud de tal transacción, no es el mundo ni nosotros los que tenemos la autoridad sobre nuestras vidas, sino Dios…Ante Sus ojos, nuestra consagración no es algo opcional, sino que tiene una base legal…Usted no tiene derecho sobre su vida, es El quien lo tiene, pues es El quien lo adquirió al pagar el precio estipulado.
Debemos conocer este fundamento de manera que afecte nuestra vida diaria. Cada vez que ocurra algo que nos lleve a argüir con Dios, debemos arrodillarnos ante El y decir: “Señor, soy el esclavo que Tú compraste. Mi derecho de propiedad Tú lo has comprado. En este momento, yo proclamo que tal derecho te pertenece. Incluso en este asunto, permito que Tú seas el Señor y que decidas por mí” … Cada vez que tengamos la oportunidad de decidir, debemos tomar en cuenta el fundamento de nuestra consagración, este acto de compra, que es el cimiento en el que nuestra vida se basa. Por consiguiente, debemos permanecer sobre tal fundamento y nunca atrevernos a apartarnos de él. Si experimentamos sinceramente tal consagración, entonces verdaderamente habremos comprendido qué es la base de la consagración.
El motivo de la consagración
El motivo de la consagración es el amor de Dios. Siempre que el Espíritu Santo imparte el amor de Dios en nuestro corazón, espontáneamente estaremos dispuestos a ser prisioneros de tal amor y a consagrarnos a Dios. Recordará usted que Exodo 21 hace referencia a un esclavo que a pesar de haber culminado sus seis años de servicio y haber obtenido así el derecho a ser liberado, declaró: “Yo amo a mi amo…no saldré libre” (v. 5). Debido a ello, su amo lo llevó junto a la puerta y le horadó la oreja con lesna. El esclavo, al someterse a ese acto, dijo en efecto: “Por amor a mi amo, quiero ser su esclavo para siempre”. El pudo haber sido libre, pero por amor repudió su libertad. En esto consiste una consagración verdadera.
Hay un versículo que dice: “El amor de Cristo nos constriñe” (2 Co. 5:14a), pero ¿por qué deberíamos ceder al amor que nos constriñe? Porque “uno murió por todos, por consiguiente todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió por ellos y fue resucitado” (2 Co. 5:14b-15). Todo aquel que ha tenido una experiencia de verdadera consagración ha sido conmovido por lo menos una vez, o posiblemente muchas veces, por el amor de Dios. Si El no nos conmueve con Su amor, la consagración es una experiencia amarga; de hecho, es casi imposible. La seguridad de nuestra consagración depende del fundamento en el que ella está basada; pero la vitalidad y la dulzura de nuestra consagración dependen del poder que la motiva, es decir, del amor de Dios. La consagración se produce cuando el Señor toca la vida de uno. Alguien que conoce el amor del Señor no requiere de súplicas para rendirse a El, esto ocurre espontáneamente… Si verdaderamente experimentamos el amor de Dios, sentiremos que debemos ofrecerle todo lo nuestro; sin embargo, al mismo tiempo sentiremos que nuestras ofrendas más valiosas son como basura a la luz de Su amor. Si nos dejamos conmover por el amor de Dios, nuestra consagración será espontánea.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry
 
Re: Mensaje 22 para nuevos creyentes

Corintios 6:20
Ese fue el versiculo que el Señor me hizo leer luego de que me confesé por primera vez en mi vida, fruto de un milagro del Señor, en verdad, teniendo en cuenta la fobia a los sacerdotes que me aqueja desde niña. Cuando volví del confesionario, busque una vieja biblia, la Reina - Valera, que no se como llegó a mi casa ( ni sabía que era una Biblia protestante en ese momento) con la finalidad de buscar las lecturas de la hojita que me dieron en la Iglesia con las lecturas de las misas de la semana. Yo, ignorante entre las ignorantes, pensé que había que estudiarlas por alguna razón. Y por eso busque la vieja Biblia, que me acordaba que tenía lomo rojo. La abrí al azar y leí: Corintios 6:20. Mi primer versículo de convertida¡¡¡¡ Y el Señor me hizo comprender que mi alegría había tenido un gran costo que debía honrar y agradecer. Muchas gracias hermano por hacerme recordar esos primeros momentos del encuentro con el Señor. Que el Señor lo siga bendiciendo. Su hermana en Cristo. Inés
 
Re: Mensaje 22 para nuevos creyentes

Inés Bourdiuex dijo:
Corintios 6:20
Ese fue el versiculo que el Señor me hizo leer luego de que me confesé por primera vez en mi vida, fruto de un milagro del Señor, en verdad, teniendo en cuenta la fobia a los sacerdotes que me aqueja desde niña. Cuando volví del confesionario, busque una vieja biblia, la Reina - Valera, que no se como llegó a mi casa ( ni sabía que era una Biblia protestante en ese momento) con la finalidad de buscar las lecturas de la hojita que me dieron en la Iglesia con las lecturas de las misas de la semana. Yo, ignorante entre las ignorantes, pensé que había que estudiarlas por alguna razón. Y por eso busque la vieja Biblia, que me acordaba que tenía lomo rojo. La abrí al azar y leí: Corintios 6:20. Mi primer versículo de convertida¡¡¡¡ Y el Señor me hizo comprender que mi alegría había tenido un gran costo que debía honrar y agradecer. Muchas gracias hermano por hacerme recordar esos primeros momentos del encuentro con el Señor. Que el Señor lo siga bendiciendo. Su hermana en Cristo. Inés.
¡Amén! hermana, gracias por sus bendiciones y toda la gloria sea para el Señor que te ha permitido recordar aquellos hermosos momentos de idilio e intimidad con el amado.