Jesús afirma: “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10:30), pero también dice: “El Padre es mayor que yo” (Jn 14:28). Lejos de ser una contradicción, estas palabras revelan el corazón del misterio cristiano: Jesucristo es verdadero Dios, uno en esencia con el Padre, y al mismo tiempo verdadero hombre, que se somete voluntariamente al Padre en la economía de la salvación.
Otros textos refuerzan esta igualdad ontológica:
Filipenses 2:5–11 explica este misterio:
En la planta, el hijo:
Algo así sucede con Cristo:
Pregunta 1:
Si Jesús afirma a la vez:
Hebreos 2:9 dice que Jesús fue “hecho un poco menor que los ángeles”, mientras que Hebreos 1 presenta al Hijo como superior a los ángeles, digno de adoración y llamado Dios. ¿De qué manera esta tensión entre “menor que los ángeles” y “adorado por los ángeles” ilumina la frase “el Padre es mayor que yo” y te ayuda a articular una cristología que afirma, al mismo tiempo, la plena deidad de Cristo y su verdadera sujeción al Padre durante la encarnación?
Igualdad ontológica: “Yo y el Padre somos uno”
Cuando Jesús dice “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10:30), habla de una unidad que va más allá de la simple cooperación. En Juan 10 el contexto es fuerte: Él da vida eterna, nadie arrebata sus ovejas de su mano, y los judíos entienden que se está “haciendo Dios”, razón por la que quieren apedrearlo.Otros textos refuerzan esta igualdad ontológica:
- “En el principio era el Verbo… y el Verbo era Dios” (Jn 1,1).
- “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn 8,58).
- “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9).
Subordinación funcional: “El Padre es mayor que yo”
Cuando Jesús declara “El Padre es mayor que yo” (Jn 14:28), habla desde su condición de Hijo encarnado, el Enviado que ha asumido un papel de obediencia y humillación para llevar a cabo la redención. No está negando su deidad, está describiendo su posición y función en el plan de salvación.Filipenses 2:5–11 explica este misterio:
- Jesús estaba “en forma de Dios”, pero no demostró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
- “Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres… y se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
El Rey y su Embajador
Imagina un gran rey que envía a su embajador una misión crucial en una nación enemiga.- En dignidad y autoridad, el embajador representa al rey mismo: habla en su nombre, porta su sello, y lo que él decreta, el rey lo respalda.
- Sin embargo, mientras esté en misión, el embajador se somete a las instrucciones del rey, a la estrategia del reino ya la jerarquía de la corte; no actúa por cuenta propia, sino en obediencia.
- Como Hijo eterno, comparte plenamente la esencia y gloria del Padre: “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30).
- Como Enviado encarnado, se somete a la voluntad del Padre: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió” (Jn 4:34), y puede decir: “el Padre es mayor que yo” (Jn 14:28) hablando de su misión y humillación voluntaria.
Anécdota: El hijo del fundador
Piensa en una empresa familiar muy grande. El fundador es el presidente, figura visible de autoridad. Su hijo es heredero y socio pleno, dueño de la misma compañía, con el mismo “apellido” y los mismos derechos sobre la empresa. Pero el padre decide enviar al hijo a trabajar “abajo”, en la planta de producción, para salvar la empresa desde dentro y ganarse la confianza de los empleados.En la planta, el hijo:
- Usa el mismo uniforme que todos.
- Se somete a los supervisores de turno.
- Obedece reglas, horarios y procedimientos.
Algo así sucede con Cristo:
- Como Hijo eterno, es “heredero de todas las cosas” (Heb 1:2), por quien el Padre hizo el universo.
- Como encarnado, toma “uniforme humano”, se somete a la ley, sufre, obedece, muere.
Pregunta 1:
Si Jesús afirma a la vez:
- “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30),
- “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9),
- “El Padre es mayor que yo” (Jn 14:28),
y la Escritura enseña que Él es “en forma de Dios” y que “se despojó a sí mismo” tomando forma de siervo (Flp 2:6–7), ¿cómo explicarías, sin caer ni en subordinacionismo ontológico (hacer al Hijo “menos Dios”) ni en modalismo (confundir las personas), la relación eterna entre el Padre y el Hijo?
Hebreos 2:9 dice que Jesús fue “hecho un poco menor que los ángeles”, mientras que Hebreos 1 presenta al Hijo como superior a los ángeles, digno de adoración y llamado Dios. ¿De qué manera esta tensión entre “menor que los ángeles” y “adorado por los ángeles” ilumina la frase “el Padre es mayor que yo” y te ayuda a articular una cristología que afirma, al mismo tiempo, la plena deidad de Cristo y su verdadera sujeción al Padre durante la encarnación?
Textos claves para profundizar
- Igualdad ontológica y deidad del Hijo: Jn 1:1–3,14; Juan 5:18–23; Juan 8:58; Juan 10:27–30; Col 1:15–20; Hebreos 1:1–8.
- Humillación y subordinación funcional: Jn 4:34; Juan 14:28–31; Flp 2:5–11; Hebreos 2:5–10.