¿Qué creen que hubiera pasado si el pueblo de Israel no hubiera pasado por Egipto?
El pueblo de Israel viajó y se instaló en Egipto, pasó por momentos buenos, malos y gloriosos.
¿Hubiera sido mejor si Israel no hubiera estado en Egipto?
¿Era necesario que Israel estuviera ahí mismo?
¿Puede ser tomado como un castigo de Dios a ese pueblo?
¿Cómo una prueba?
¿O para la gloria del mismo y de Dios?
...
Yo creo que si Israel no hubiera estado en Egipto no habría tenido a Moisés, leyes, experiencia como pueblo entre calamidades y bendiciones, y no habría heredado un reino como el de David y Salomón. No habría tenido gloria alguna ni redención.
Con esto digo, que todas las pruebas y calamidades que nos pasamos los hombres en este mundo, no son en vano, sino que son para nuestro bien, porque sin calamidades no hay redención. Y toda redención es un momento de gloria y de honor.
Sino padecemos nuestros propios errores, no podemos ser purificados de los mismos, no podemos salir de ellos, porque somos ciegos en ellos, y Dios abre nuestros ojos y nos hace despertar haciéndonos caer en lo propio. Dios no se goza de nuestros sufrimientos, sino de nuestra purificación, de nuestra corrección, de nuestra redención.
Eso es el mundo, el exilio de Israel por Egipto.
El pueblo de Israel viajó y se instaló en Egipto, pasó por momentos buenos, malos y gloriosos.
¿Hubiera sido mejor si Israel no hubiera estado en Egipto?
¿Era necesario que Israel estuviera ahí mismo?
¿Puede ser tomado como un castigo de Dios a ese pueblo?
¿Cómo una prueba?
¿O para la gloria del mismo y de Dios?
...
Yo creo que si Israel no hubiera estado en Egipto no habría tenido a Moisés, leyes, experiencia como pueblo entre calamidades y bendiciones, y no habría heredado un reino como el de David y Salomón. No habría tenido gloria alguna ni redención.
Con esto digo, que todas las pruebas y calamidades que nos pasamos los hombres en este mundo, no son en vano, sino que son para nuestro bien, porque sin calamidades no hay redención. Y toda redención es un momento de gloria y de honor.
Sino padecemos nuestros propios errores, no podemos ser purificados de los mismos, no podemos salir de ellos, porque somos ciegos en ellos, y Dios abre nuestros ojos y nos hace despertar haciéndonos caer en lo propio. Dios no se goza de nuestros sufrimientos, sino de nuestra purificación, de nuestra corrección, de nuestra redención.
Eso es el mundo, el exilio de Israel por Egipto.