MEDITACIONES DIARIAS

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
4 de agosto

No serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado Dn.3:18

El factor que gobernaba el levantamiento o la caida de Israel, radicaba en la verdadera adoración, o en la idolatría. El avivamiento que tomó lugar durante el gobierno del rey Exequias fue en principio un avivamiento de adoración. Lo mismo ocurrió en el tiempo e Zorobabel. La cautividad fue un severo castigo, pero para el israelita la severidad principal radicaba en la terminación de su adoración. Cuando Dios no recibe su porción, su pueblo pierde también la suya, y el mayor de los castigos es ser privado del servicio a Dios.
“Nuestro Dios es un fuego consumidor”. Todo lo que sea combustible en nosotros, será quemado. Siempre me conmueve ver a nuestros hermanos en la India postrarse en adoración. El temor y la reverencia delante de Dios deben ser parte vital de nuestro comportamiento. Donde estos existen nuestros corazones estarán en la debida relación con El, y nosotros sus hijos, no podremos ser quemados. Esta fue la experiencia de los tres amigos de Daniel. Por sobre todas las cosas, fijaron su posición en este asunto vital de la adoración. “Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo”. Esta fue su firme respuesta. ¿Qué era el mezquino horno de Nabucodonosor para hombres que sabían cómo adorar delante del eterno fuego consumidor? Nada había en ellos que pudiera ser quemado.