UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37.
En Cristo ya somos vencedores. ¿No es entonces evidente que orar por victoria -- a no ser que esa oración esté impregnada de alabanza - equivale a cortejar la derrota y ceder nuestra posición fundamental?
Permíteme preguntar: “La derrota ha sido tu experiencia? ¿Te encuentras deseando que algún día serás suficientemente fuerte para vencer? En tal caso mi oración por ti no puede ser otra que la de Pablo a favor de los lectores efesios. Consiste en pedir que Dios abra tus ojos nuevamente para verte a ti mismo sentado junto con aquel quien ha sido puesto “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra” (Ef. 1:21). Las dificultades a tu alrededor pueden permanecer sin cambio; el león puede rugir más fuerte que nunca, pero ya no tendrás necesidad de anhelar la victoria. En Cristo Jesús eres ya vencedor.
Watchman Nee
En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37.
En Cristo ya somos vencedores. ¿No es entonces evidente que orar por victoria -- a no ser que esa oración esté impregnada de alabanza - equivale a cortejar la derrota y ceder nuestra posición fundamental?
Permíteme preguntar: “La derrota ha sido tu experiencia? ¿Te encuentras deseando que algún día serás suficientemente fuerte para vencer? En tal caso mi oración por ti no puede ser otra que la de Pablo a favor de los lectores efesios. Consiste en pedir que Dios abra tus ojos nuevamente para verte a ti mismo sentado junto con aquel quien ha sido puesto “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra” (Ef. 1:21). Las dificultades a tu alrededor pueden permanecer sin cambio; el león puede rugir más fuerte que nunca, pero ya no tendrás necesidad de anhelar la victoria. En Cristo Jesús eres ya vencedor.