Meditaciones 7. de noviembre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37.

En Cristo ya somos vencedores. ¿No es entonces evidente que orar por victoria -- a no ser que esa oración esté impregnada de alabanza - equivale a cortejar la derrota y ceder nuestra posición fundamental?

Permíteme preguntar: “La derrota ha sido tu experiencia? ¿Te encuentras deseando que algún día serás suficientemente fuerte para vencer? En tal caso mi oración por ti no puede ser otra que la de Pablo a favor de los lectores efesios. Consiste en pedir que Dios abra tus ojos nuevamente para verte a ti mismo sentado junto con aquel quien ha sido puesto “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra” (Ef. 1:21). Las dificultades a tu alrededor pueden permanecer sin cambio; el león puede rugir más fuerte que nunca, pero ya no tendrás necesidad de anhelar la victoria. En Cristo Jesús eres ya vencedor.
 
7 de noviembre - Más que la apariencia externa - Segunda parte



"PARA... SER FORTALECIDOS... EN EL HOMBRE INTERIOR POR SU ESPÍRITU..." (Efesios 3:16)



Hace poco, un consejero de personajes famosos dijo a la audiencia televisiva: "Una dama voló desde el otro lado del país para decirme que su esposo la había dejado por otra mujer. La señora que vino a verme era joven, llena de vida y hermosa. De repente sacó una fotografía y dijo: '¡Mírela! ¡Me dejó por eso!'. Pensé tristemente: Señora, lo que la sociedad le ha condicionado a pensar que es lo más importante, realmente no lo es. De ningún modo la apariencia externa es lo más importante".

Las empresas de publicidad gastan millones para hacernos decorar una capa exterior que está perdiendo la batalla contra "la Madre Naturaleza" y "el Padre Tiempo", sólo para crear lo que pensamos que atraerá a los demás. Puede que lo que creamos haga que unas pocas personas vuelvan la cabeza momentáneamente pero realmente no tiene la capacidad de mantener capturado un corazón o una mente. Pensamos que por el hecho de asistir al último club de adelgazamiento, usar la pasta de dientes adecuada, y ser vistos en los lugares apropiados con la gente apropiada acabaremos por disfrutar de la vida. Y cuando eso no funciona nos deprimimos y nos preguntamos en qué fallamos.

No cabe duda que es importante tener la mejor apariencia posible, pero cuando te obsesionas con ella te haces una persona superficial. Y los demás pierden interés enseguida porque se dan cuenta de que aunque "la caja en la que viniste está muy bien empaquetada", ¡está vacía! La verdadera fuente para ser atractivo es "...el hombre interior por su Espíritu" (Efesios 3:16b). Eso es lo que en última instancia gana los corazones y atrae a la gente adecuada hacia ti, con el propósito correcto, y en el tiempo apropiado.


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