Meditaciones 4. de octubre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee


Esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 1 Juan 5:14.

La fe sólo opera libremente dentro del perímetro de la voluntad de Dios. Fuera de ella podemos clamar, creer, actuar en fe, y mucho más, sin resultados perceptibles. Dios no nos está respaldando. Al procurar tener fe para algo que se origina en nosotros, sólo comprobaremos que montañas de fe no pueden eliminar ni siquiera una semilla de mostaza de dificultad. Dios no se hará responsable por lo que nosotros decidimos sobre la base de nuestras buenas intenciones. Su poder está investido en su voluntad. Pongamos orden en este sentido, y podremos tener confianza frente a las más severas pruebas, pues “El nos oye”.
 
4 de octubre Sé un pacificador - Primera parte



"BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES..." (Mateo 5:9)



Si quieres la bendición de Dios, ¡hazte un pacificador! Jesús no dijo: "Bienaventurados los que aman la paz", porque todos amamos la paz, ni tampoco: "Bienaventurados los pacíficos", los que no se inmutan por nada. No, Él dijo: "Bienaventurados los pacificadores." (Mateo 5:9). Éstos son escasos ¡porque hacer la paz cuesta mucho! Pero merece la pena. Siempre vale la pena restaurar las relaciones. Dios quiere que valoremos nuestras relaciones en vez de deshacernos de ellas cada vez que haya un problema. Pablo escribió: ".si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu. sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa" (Filipenses 2:1,2).



Tu capacidad de llevarte bien con otros es una señal de madurez espiritual. Dios quiere que su familia sea conocida por su mutuo amor. Las relaciones rotas son un testimonio muy negativo para los demás. Por eso Pablo se sintió avergonzado cuando los miembros de la congregación en Corinto comenzaron a dividirse en facciones "en guerra", hasta unos llevando a otros a juicio. Escribió: "Para avergonzaros lo digo. Pues qué, ¿no hay entre vosotros ni uno solo que sea sabio para poder juzgar entre sus hermanos?" (1 Corintios 6:5). Estaba escandalizado al ver que no había nadie lo bastante maduro para resolver el conflicto de forma pacífica. Por lo tanto, en la misma carta escribió: "...Os ruego, pues... que no haya entre vosotros divisiones..." (1 Corintios 1:10). ¡Y esa orden nunca ha sido revocada!


¡¿Qué te parece si aconsejas a tus amigos mandar un e-mail a
[email protected]
para que ellos también "disfruten" de estas "vitaminas" diarias?!-