Meditaciones 28. de noviembre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

No con sabiduría de palabras para que no se haga vana la cruz de Cristo.
1 Corintios 1: 17.

Cuando era más joven procuraba llegar a un nivel de perfección en la presentación de la verdad divina, propuesto a no dejar nada librado a un posible malentendido de los oyentes. Tomaba mucho cuidado de no correr riesgo alguno en la predicación pero debo reconocer que había poco valor espiritual en todo ello. Pronto descubrí que Dios utiliza “lo débil” como su mensajero. No demanda de nosotros explicaciones prolijas y puntillosas aquí, sino que utiliza fragmentos, una palabra aquí, una frase allí, para dar a los hombres un toque de su luz. No busca entendímiento perfecto o enseñanza impecable. Precisamente, nuestro deseo de perfección en este aspecto puede ser un impedimento si se interpone en el camino de su principal objetivo que es traer vida a almas muertas, maná celestial para corazones hambrientos. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.
 
28 de noviembre - Quebrantado para el servicio




“[EL SACRIFICIO ACEPTABLE PARA] DIOS [ES]... [UN] CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO...” (Salmo 51:17)



Hay dos tipos de quebrantamiento en la Biblia. Uno es el resultado de haber sido herido y maltratado. El otro se produce cuando hacemos algo mal y no sólo sentimos haber sido descubiertos, sino que sentimos de corazón que hemos entristecido a Dios. Ese tipo de quebrantamiento ablanda nuestros corazones, quita la rebelión y nos llena de humildad.

¿Has visto alguna vez a un vaquero intentando domar a un caballo salvaje? La primera vez que monta al caballo, éste tiene un espasmo – da saltos bruscos y cocea hasta que consigue tirar al vaquero. Pero de forma gradual, a medida que la voluntad del caballo va rompiéndose, se vuelve dócil y da gusto montarlo. Nosotros somos iguales. Cuando nos acercamos a Dios por primera vez, nuestra carne es salvaje y está fuera de control, así que Él pone “sus riendas espirituales” sobre nosotros y pone “el arnés” a nuestras energías para que hagamos su voluntad y no la nuestra. Ahora, en lugar de vivir siguiendo nuestros impulsos, seguimos la guía de su Espíritu. Escucha: “...ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11). ¡Oye, aguanta; estás siendo “domado”!

Si hoy estás luchando con las correcciones que Dios te hace, cambia tu enfrentamiento por su cariño. Exacto, acurrúcate entre sus brazos y di: “Padre, te pido que me quebrantes y me transformes en la persona que me creaste para ser. Ayúdame a aceptar tu disciplina y a empezar a hacer los cambios necesarios que Tú requieres de mí, porque deseo agradarte en todo lo que hago”.





¡¿Qué te parece si aconsejas a tus amigos mandar un e-mail a

[email protected]

para que ellos también "disfruten" de estas "vitaminas" diarias?!
b