Meditaciones 27 de octubre

2 Junio 1999
19.987
13
65
El hermano hgo me pidió que lo pusiera.




UNA MESA EN EL DESIERTO


Watchman Nee



El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. Salmo 40:8.



Hubo una ocasión cuando sabía sin duda alguna que Dios me había llamado para una tarea. Pero había estado enfermo, y muy débil para encararla, de manera que le pedí al Señor que me diera fuerza. Yo pensaba que necesariamente debía ser su voluntad y que debía contestarme. Si así lo hacía, yo entonces haría su voluntad. Oré y oré por ello durante tres meses. Entonces me pareció que Dios me decía:

Ya has pedido suficiente por eso, deja de hacerlo. Recuerdo que estaba caminando sobre la playa con un palo en la mano. Me detuve y clavé el palo en la arena hasta que la arena lo cubrió. Me paré encima y proclamé: He dejado caer aquí el problema de mi necesidad física. Seguí caminando, pero apenas avancé una corta distancia cuando la realidad de mi debilidad física se hizo patente. Seguramente, pensé, el propósito de Dios se debía realizar por medio de una renovación de mi fuerza y casi involuntariamente empecé a orar de nuevo. Pero me frené. ¿No estaba acaso haciendo descender su voluntad al nivel de mi necesidad? Caminé hacia el lugar donde estaba el palo sepultado y señalándolo, dije: Señor, este es mi testigo que he dejado aquí el problema, y rehúso volver a tomarlo.

Desde aquel día, en que propuse dejar de lado mi problema y hacer la tarea que me había mostrado, mi necesidad física comenzó a resolverse de una manera maravillosa.
 
27 de octubre - Mantenerse cuerdo en un mundo cambiante - Tercera parte



"...ESTAMOS... EN APUROS, PERO NO NOS DESESPERAMOS..." (2 Corintios 4:8)



Tanto el cambio como el estrés son inevitables, pero a continuación verás unos pasos que puedes dar como ayuda para hacerles frente mejor:

(1) Elige tus "batallas". (a) ¿Te entra temor y te opones al cambio instintivamente, incluso cuando pudiera beneficiarte? (b) ¿Piensas que ningún asunto es demasiado pequeño para no ser considerado? (c) ¿Sigues tirándote a "las vías del tren" con la esperanza de detener "el tren de la realidad"? Luchar en demasiados frentes conduce a "la fatiga de guerra", así que elige sólo aquellas "batallas" que son lo bastante importantes para involucrarte en ellas.

(2) Esfuérzate en ser más adaptable. ¿Cuál es tu reacción más normal ante el cambio? ¿Arrastrar los pies? ¿Asumir una actitud de "resignación forzada"? ¿Hacer sólo lo que es estrictamente necesario? Una vez que las cosas dejan de importarte, la vida pierde su encanto y, irónicamente, te pones mucho más estresado. ¡Sé flexible! Pablo dijo: "...he aprendido [y eso no se aprende de la noche a la mañana] a contentarme, cualquiera que sea mi situación" (Filipenses 4:11b).

(3) Sé abierto a nuevas experiencias. Si tú avanzas, tu entorno cambiará continuamente. Aferrarte a lo que es familiar sólo te da la comodidad de hoy a costo del mañana. ¡No lo hagas! ¡Métete de lleno y "toma el toro por los cuernos"!

(4) Aprende a vivir con incertidumbre. El luchar siempre por "estabilizarse" en un mundo que cambia constantemente es como intentar barrer el agua hacia arriba: en cuanto paras, la pierdes. Aprende a vivir con la incertidumbre; "vuela por encima de ella" un poco más en vez de luchar para asegurarte que en la vida siempre sucedan las cosas que a ti te gustan.