UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
25. de septiembre
Nuestra ciudadanía esta’ en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3:20.
Aunque podamos trabajar para cruzar el Océano Atlántico o el Pacífico, jamás podremos trabajar para llegar de la tierra al cielo. El cielo no es el lugar al cual la Iglesia arribará en alguna fecha futura. La Iglesia está allí. El cielo es tanto su origen como su lugar de permanencia, y no sólo su destino. Y dado que esto es así el problema de trabajar para llegar al cielo jamás podrá existir. Esta declaración, admito, puede aparentar extrema, pero es verdadera. Oh, miremos de nuevo las maravillas de nuestra vocación celestial. Esa vocación no nos llama para ir al cielo; nos hace saber que pertenecemos al cielo y que estamos en el cielo. De manera que nosotros los cristianos no estamos trabajando para abrirnos paso hacia ese destino. Somos ya ciudadanos del cielo, y tenemos nuestros afectos fijados firmemente allí.
Watchman Nee
25. de septiembre
Nuestra ciudadanía esta’ en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3:20.
Aunque podamos trabajar para cruzar el Océano Atlántico o el Pacífico, jamás podremos trabajar para llegar de la tierra al cielo. El cielo no es el lugar al cual la Iglesia arribará en alguna fecha futura. La Iglesia está allí. El cielo es tanto su origen como su lugar de permanencia, y no sólo su destino. Y dado que esto es así el problema de trabajar para llegar al cielo jamás podrá existir. Esta declaración, admito, puede aparentar extrema, pero es verdadera. Oh, miremos de nuevo las maravillas de nuestra vocación celestial. Esa vocación no nos llama para ir al cielo; nos hace saber que pertenecemos al cielo y que estamos en el cielo. De manera que nosotros los cristianos no estamos trabajando para abrirnos paso hacia ese destino. Somos ya ciudadanos del cielo, y tenemos nuestros afectos fijados firmemente allí.