UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
25 de agosto
Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder Salmo 132:8.
Todo lo edificado en el templo de Salomón era nuevo, todo con, excepción del arca. Había un nuevo altar una nueva fuente, nuevas cortinas, mesas, candeleros y todos los utensilios. Además todo estaba hecho en mayor escala de lo que se hizo en el tabernáculo. Las fuentes y los candeleros se multiplicaron y las dimensiones de las estructuras y todo lo que iba dentro era de mayor tamaño que antes. Sólo el arca seguía siendo la misma.
El tabernáculo en el desierto significaba la presencia de Dios en medio de su pueblo peregrino. El templo, mucho más grande, representaba su presencia entre ellos en el reino ya establecido. Con toda certeza, en el reino que ha de venir tendremos una mayor comprensión del sacrificio de Cristo de lo que ahora tenemos, y una mejor apreciación también de la plenitud del Espíritu. Sin embargo, el arca que no cambia nos recuerda que el testimonio de Dios acerca de la persona de su Hijo, es eternamente el mismo. Jamás podrá ser agrandado o elaborado. Nuestra apreciación y apropiación de El y de su obra pueden crecer, pero El nunca sufre modificación.
Meditaciones diarias
Watchman Nee
25 de agosto
Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder Salmo 132:8.
Todo lo edificado en el templo de Salomón era nuevo, todo con, excepción del arca. Había un nuevo altar una nueva fuente, nuevas cortinas, mesas, candeleros y todos los utensilios. Además todo estaba hecho en mayor escala de lo que se hizo en el tabernáculo. Las fuentes y los candeleros se multiplicaron y las dimensiones de las estructuras y todo lo que iba dentro era de mayor tamaño que antes. Sólo el arca seguía siendo la misma.
El tabernáculo en el desierto significaba la presencia de Dios en medio de su pueblo peregrino. El templo, mucho más grande, representaba su presencia entre ellos en el reino ya establecido. Con toda certeza, en el reino que ha de venir tendremos una mayor comprensión del sacrificio de Cristo de lo que ahora tenemos, y una mejor apreciación también de la plenitud del Espíritu. Sin embargo, el arca que no cambia nos recuerda que el testimonio de Dios acerca de la persona de su Hijo, es eternamente el mismo. Jamás podrá ser agrandado o elaborado. Nuestra apreciación y apropiación de El y de su obra pueden crecer, pero El nunca sufre modificación.