Meditaciones 24 de octubre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eterna 7fleflte. Juan 11:26.

Jesús vino para dar vida a los hombres. Examina los escritos de Juan teniendo esto en mente; todo aquel que en El cree tiene vida eterna. El es el agua de vida y el pan de vida que vino a darnos vida en abundancia. Además, como resultado de su disposición para morir, es también para nosotros la resurrección y la vida.
En un tiempo de calamidad y de crisis, nos aferramos a la vida, porque la vida es lo que importa por sobre todas las cosas. Durante los ataques aéreos japoneses en Nankín la destrucción y la muerte eran pavorosas. Donde antes había hogares agradables, sólo quedaron escombros. La pregunta que surgía en la mente de todos era: ¿Habrá alguien adentro? Repentinamente, un montón de escombros comenzó a moverse. Un tirante se movió a un lado y un hombre apareció sacudiendo polvo y trozos de tejas rotas. Lo pudo hacer, porque tenía vida.
Es por la vida de Jesús que vivimos, una vida que ha sido probada por la muerte. Jesús proclama: “Yo soy el que vive... tengo las llaves de la muerte y del Hades”. Lo más seguro es confiar en un Dios que levanta los muertos.
 
24 de octubre-------El arte de enfocarse en Jesús-------



"AL SEÑOR HE PUESTO SIEMPRE DELANTE DE MÍ..." (Salmo 16:8)



La vida de Frank Laubach comenzó a desmoronarse cuando sus planes para evangelizar a la tribu Maranao de las Filipinas fueron rechazados. Luego, después de perder tres hijos -víctimas de la malaria- su esposa y el hijo restante lo abandonaron. Desesperado, Laubach subió a un monte para buscar a Dios. Más tarde escribió: "Mis labios comenzaron a moverse y parecía que Dios me estaba diciendo: 'Has fracasado porque no amas realmente a esa gente. Te sientes superior... porque eres blanco. Olvídate del color de tu piel; piensa sólo en cuánto los amo Yo y ellos van a responder'. Yo contesté: 'Señor, no sé si hablaste a través de mis propios labios, pero sé que es la verdad. Todos mis planes se han venido abajo. Sácame de mí mismo, toma posesión, piensa tus pensamientos por medio de mi mente'". Enseguida, Laubach tomó la decisión de vivir ¡enfocado cada día en la presencia del Señor! Y él recomienda esto:

Practica "la visión doble". Ve a los demás no como son, sino como Dios los ve. ¿Tienes que resolver un problema? Pensarás con más claridad si incluyes a Dios en el proceso. A la hora de las comidas, pon una silla extra en la mesa para recordarte que Él siempre está presente. Pon un texto bíblico donde puedas verlo a la hora de dormirte y al despertarte. Dale la importancia que tiene, ¡y eso marcará la dirección de tu día! David decía: "Al Señor he puesto siempre delante de mí..." (Salmo 16:8). ¿Por qué? ¡Porque el centro de tu atención se convierte en la influencia dominante de tu vida! Laubach escribió libros, dirigió cruzadas mundiales de alfabetización, y llegó a ser asesor de reyes y presidentes. Pero su mayor logro fue: ¡el arte de enfocarse en Jesús!