Meditaciones 22. de noviembre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Es, pues, la fe la sustanciación de lo que se espera. Hebreos 11:1.
(Traducción de J. N. Darby).

¿Cómo podemos “sustanciar” algo? Todos los días 1o estamos haciendo. No podemos vivir en el mundo sin hacerlo. Una “sustancia” es un objeto, algo que está delante de mi, aunque no sea algo más tangible que el sonido o el olor. “Sustanciarlo” significa que tengo cierta facultad de oír o de ver que hace que lo intangible sea “sustancia” real para mí. Por ejemplo, el color amarillo es bien real, pero si cierro mis ojos, pierde su realidad para mi, viene a ser nada. Sin embargo, con mi facultad visual para sustanciarlo, el amarillo se hace amarillo para mí. No sólo está allí el color, sino que le he dado realidad en mi conciencia. ¡Qué precioso es el don de la vista!

Pero las “cosas que se esperan” de Cristo, son mucho más que la música y el color, porque son eternas y por lo tanto son reales, y se me ha dado una preciosa facultad que puede sustanciarlos. Fe, la fe del Hijo de Dios, es esa facultad. Hace que las cosas divinas se transformen en cosas reales de mi experiencia. Descansando en la fidelidad de Dios la fe “sustancia” para mí las cosas invisibles que yo hasta ahora, apenas esperaba.
 
22 de noviembre - ¡Mantén tu confianza en Dios!



"...TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE" (Filipenses 4:13)



El mero hecho de que estemos destinados a hacer algo no significa que eso vaya a ocurrir automáticamente. No; para tener éxito en algo ¡tienes que mantener tu confianza en Dios! David escribió: "...En Tu mano están mis tiempos..." (Salmo 31:15). ¿Qué tiempos? Tiempos en los que quieres abandonar. Tiempos en los que te cuestionas: ¿Me ha llamado Dios realmente para esto? Tiempos en los que te preguntas: ¿Conseguiré superar esto? Tiempos en los que Dios tendrá que corregirte. Tiempos en los que tendrás que emerger más allá de tus circunstancias y decir: "....todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

Escucha: "....David halló fortaleza en el Señor..." (Samuel 30:6b). No esperes a que otros vengan a animarte. ¡Aprende a hacerlo tú mismo! Nadie creía en David, por lo que tuvo que creer en sí mismo. Si no crees en ti mismo, no crees en Dios, pues Dios sólo puede hacer a través de ti aquello que tú crees que Él puede hacer.

"Desearía tener la confianza que tú tienes", dirás. No, la confianza es algo que tú decides tener. Aprendes sobre Dios -su amor, sus procedimientos, su poder- y a continuación decides creer en Él. Cuando lo haces, confías; es así de sencillo.

Por lo tanto, ten confianza en Cristo en cuanto a tu capacidad se refiere. Cree que oyes a Dios y que Él te está guiando. Confía en que gustas a la gente y descubrirás que más y más personas lo harán. Sé atrevido en el Señor. Considérate como un ganador por lo que Él hizo por ti. Levántate hoy y proclama: "...todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).