Meditaciones 21 de agosto

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
21 de agosto

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios. Hechos 7:55.

Las primeras palabras de Esteban al concilio fueron acerca de Dios y su gloria. “El dijo: Varones hermanos y padres oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham…” El hombre que ve esa gloria sabe que responder. No puede proceder de otra manera. Abraham respondió, y a través de todos los reveses y desaliento de su peregrinación, la visión de la gloria de Dios le condujo en victoria. Esteban se propuso, en primer lugar, recordar esta realidad a sus oyentes.
Oyeron el testimonio de Esteban y lo rechazaron, sólo para descubrir repentinamente, que él mismo estaba mirando aquello de lo cual hablaba. Lleno del Espíritu Santo, miró hacia arriba en forma fija y “vio la gloria de Dios”. Aquel que apareció a Abraham y aquel al cual Esteban vio, eran la misma persona, No hay cambio alguno en El. Ese mismo Dios cuyo esplendor no decae, condujo a Esteban a través de su terrible martirio. ¿Qué diferencia le hacen una o dos piedras más, a uno que está contemplando la gloria de Dios?
 
21 de agosto “El Padre Nuestro” - Quinta parte

“Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDÓNAMOS A
NUESTROS DEUDORES”
(Mateo 6:12)


¿Te debe alguien una disculpa, una explicación, un agradecimiento, o una segunda oportunidad?
¿Qué vas a hacer al respecto?
¿Aferrarte al resentimiento?
¿Hablar con otros de ello?
¿Arreglar cuentas?

Imagínate este cuadro: Un gran oso pardo solitario alimentándose con comida desechada. Ninguna otra criatura se atreve a acercarse. Pero después de unos breves instantes, una mofeta se acerca y se pone a su lado, sin que el oso pardo reaccione. ¿Por qué? ¡Porque sabe las consecuencias de molestar a semejante animal! Sería sabio por tu parte aprender la misma lección.

¿Te diste cuenta alguna vez que en las películas del oeste los cazarrecompensas viajan solos? ¿Quién quiere estar con un tipo que ajusta cuentas para ganarse la vida, o arriesgarse de caerle mal y recibir un balazo de rebote? No, el saldar deudas es una ocupación solitaria.

Describimos como “un aguijón” a los que nos molestan. ¿Que para quién es? Para ellos no. ¡Nosotros somos los que sufrimos! Si
estás por saldar cuentas, nunca descansarás. ¿Cómo podrías? Puede ser que tus enemigos jamás te paguen. Por mucho que pienses que te mereces una disculpa, puede ser que ellos no estén de acuerdo.

Quizás nunca recibirás ni “un céntimo” de justicia, y si lo recibes, ¿será suficiente? ¿Cuál es la respuesta? “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6: 12).

¿Te gustaría tener un poco de paz? Entonces, deja de molestar a los demás. ¿Quieres disfrutar de la generosidad de Dios? Pues, deja a otros disfrutar de la tuya. ¿Te gustaría tener la seguridad de que Dios te perdona? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad?




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