Meditaciones 1o. de octubre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción. Génesis 19:29.

Tan pronto como Abraham entendió que Dios iba a destruir a Sodoma, comenzó a orar. No rogó sólo que Dios perdonara la ciudad, sino que basó la apelación en su carácter. Se aferró al hecho de que El es un Dios justo. Ese fue el secreto de su oración. En profunda humildad y con gran fervor le presentó pregunta tras pregunta. Sus preguntas constituían sus ruegos, y estaban todas basadas en la justicia de Dios. Después de su última súplica, la Escritura dice que “Jehová se fue”. Algunos opinan que Abraham debería haber seguido rogando. Pero él conocía a Dios, y sobre todas las cosas, conocía el secreto de la oración. Su intercesión podía salvar a su pariente porque estaba correctamente basada. Cuando Dios destruyó las ciudades, “libró al justo Lot” (II P. 2:7).
 
1 de octubre Lo primero es lo primero


"...ME PUSIERON A CUIDAR LAS VIÑAS, MAS MI VIÑA, QUE ERA MÍA, NO GUARDÉ" (Cantares 1:6b)


Tony Campolo escribió: "Cuando aún estaba creciendo, conocí un hombre que significó mucho para mí. Era Edwin Bailey. Él dirigía el observatorio astronómico del Instituto Franklin en Filadelfia. Yo solía ir allí casi todos los sábados sólo para estar con él. Su mente enciclopédica me fascinaba. Él sabía algo acerca de todo. Fuimos amigos hasta que murió hace algunos años.

Una vez, después de que él había sufrido una embolia grave, fui al hospital a visitarle. En un esfuerzo para que él hablara poco, le conté de todos los sitios donde había estado dando conferencias y que había ido a visitarle nada más que llegar al aeropuerto. Él escuchaba todo. Entonces, mirándome de manera inquisitiva, me preguntó: `Vas alrededor del mundo a encontrarte con gente que probablemente dentro de diez años te habrá olvidado, pero ¿te estás tomando tiempo para aquellos que realmente te importan?'. Aquella pregunta cambió mi vida. He decidido no gastar mi tiempo con gente para los que no soy importante mientras dejo de lado a aquellos para los que soy irreemplazable.

Hace poco, un amigo pastor fue invitado a la Casa Blanca para aconsejar al presidente, todo un honor. Pero él dijo: `No', porque había prometido ir a una pequeña final de liga en la que su hijo jugaba béisbol ese día. La nación y el presidente sobrevivieron estupendamente sin él. Su hijo, sin embargo, nunca se sintió tan querido y valorado como aquel día". ¿Caes en la cuenta? ¡Entonces empieza a practicar que lo primero es lo primero!