Martí Alanis dice que incinerar implica negar la resurrección

Bart

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24 Enero 2001
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http://www.lavanguardia.es/web/20021115/82828764.html

RELIGIÓN
Martí Alanis dice que incinerar implica negar la resurrección

El obispo de Urgell defiende los entierros tradicionales y advierte que con las cenizas se pueden dispersar "otros auténticos valores"


LA VANGUARDIA - 03.47 horas - 15/11/2002

El Código de Derecho Canónico aconseja la sepultura del cuerpo de los difuntos pero no prohíbe la cremación

JAVIER RICOU
La Seu d’Urgell

Incinerar a los difuntos es negar "la inmortalidad del alma y la esperanza de resurrección", escribe el obispo de Urgell y copríncipe episcopal de Andorra, Joan Martí Alanis, en el editorial de la revista diocesana "Esglèsia d’Urgell".

Martí Alanis opina que esta moda de reducir a cenizas a nuestros muertos "maquilla la muerte y niega la esperanza cristiana". Advierte, además, que con la dispersión de estas cenizas "se podrían dispersar otros auténticos valores".

El obispo de Urgell no cree que el recurso a la incineración, en detrimento de los entierros tradicionales, sea una casualidad, y sospecha que esta nueva tendencia esconde "ideas subyacentes más profundas" que conducen "a una cultura poscristiana".

Quemar los cuerpos puede interpretarse como una afirmación "de la insignificancia del individuo más allá de la muerte", escribe Joan Martí Alanis en este editorial. Va incluso más lejos al afirmar que la costumbre de incinerar se inscribe en "la cultura de usar y tirar, como se hace con un bolígrafo o con un mechero". Y después se pregunta: "¿Hay que correr tanto para destruir el testimonio último de la memoria histórica de una persona que podría ser un valor para la humanidad?".

El prelado del Alt Urgell recuerda que para los cristianos el eje central de la fe de la Iglesia es creer en la inmortalidad y la resurrección. Banalizar sobre la vida y el hecho de la muerte "estaría en la línea de un pensamiento poscristiano".

El obispo se refiere, asimismo, a los problemas familiares que pueden generar las cenizas de los difuntos. "¿Quién se las queda? -se pregunta- ¿La esposa del segundo matrimonio, la del primero, los hijos...? Alanis admite que se pueden repartir en diferentes partes, pero la medida tampoco le convence. Incluso recuerda que el reparto de algunas de estas cenizas han llegado a los tribunales.

El obispo de Urgell no esconde que en algunos países, como el Reino Unido, las incineraciones alcanzan ya el 71 por ciento de los fallecimientos, pero destaca que en otras partes del mundo, como Italia, sólo se queman el 5 por ciento de los cadáveres.

Martí Alanis reconoce, sin embargo, que el Código Canónico permite la incineración, aunque recomienda más la sepultura de los cuerpos.

En efecto, el canon 1176 del Código de Derecho canónico, señala: "Los fieles difuntos han de tener exequias eclesiásticas conforme al derecho". Después de indicar que las exequias eclesiásticas han de celebrarse según las leyes litúrgicas, establece: "La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana".
 
Yo he valorado la posibilidad de ser incinerada cuando muera, y creo que si mis cenizas están en un lugar conocido, el día glorioso de la resurreccion de mi cuerpo, será una muestra más del poder de Dios.

Al fin y al cabo, es lo mismo que si muero quemada en un gran incendio. ¿o acaso será diferente con los creyentes que murieron en las torres gemelas?. :confused:
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Yo he valorado la posibilidad de ser incinerada cuando muera, y creo que si mis cenizas están en un lugar conocido, el día glorioso de la resurreccion de mi cuerpo, será una muestra más del poder de Dios.

Al fin y al cabo, es lo mismo que si muero quemada en un gran incendio. ¿o acaso será diferente con los creyentes que murieron en las torres gemelas?. :confused:

Ja, ja... tan cierto mi hermanita... creo que nuestro Dios lo inspiró en forma bella:

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad." 1 Corintios 15:51-53

Wow! Qué gran día
 
http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=10742

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http://www.icp-e.org/voz.htm

LA MUERTE ESCAMOTEADA

César Vidal

Cuando yo era niño – y de eso no hace tanto tiempo – todos sabían que iban a morir. Era común que los abuelos vivieran en casa; y aparte de que se asistía con naturalidad a su envejecimiento, por lo general bastante activo, formaba parte de lo cotidiano el saber que la gente moría.

No sólo morían ellos por supuesto. En la mente de mi abuela Remedios estaba tan claro el recuerdo de las personas fallecidas de hambre o enfermedades tan sólo unos años atrás que la insistencia para que yo comiera estaba muy relacionada con el temor a que contrajera alguna enfermedad – tuberculosis, anemia – que me arrancara de este mundo.

Creo que precisamente porque la muerte formaba parte de la realidad cotidiana no pocos de los comportamientos diarios estaban marcados por esa consciencia. Resultaba obvio que la muerte podía sorprender a todos en cualquier momento y que por ello había que tener presente que, dado que esta vida no era la única, en cualquier instante se podía comparecer ante Dios que nos juzgaría.

Las cosas – no cabe duda – han cambiado mucho desde mi infancia y uno de los cambios más significativos es la negación de la muerte. No sólo es que la gente no muere – y si muere es otra que nadie tiene que ver con nosotros – sino que incluso asistimos a un meticuloso borrado de huellas de que la muerte existe. Los ancianos han desaparecido para convertirse en una difusa tercera edad en que incluso se les obliga a vivir de una manera hasta ahora impensable; el envejecimiento natural es opacado con el uso de cremas, maquillajes o incluso bisturíes del cirujano plástico y, por supuesto, la idea de que haya que responder de esta vida ante Alguien es apartada con una enorme incomodidad que afecta incluso a los creyentes.

Ha señalado David Burt en un lucidísimo libro escrito precisamente tras estar a un paso de la muerte, que no pocas de las personas que niegan la trascendencia en realidad desean apartar el miedo a un juicio divino. Comparto en buena medida ese juicio que explica, por ejemplo, el odio con que se ataca el cristianismo a la vez que se es indiferente o se coquetea con el hinduísmo o el islam.

Con todo, me parece fatalmente errónea la estrategia del avestruz de tantos contemporáneos consistente en creer que el no mencionar la muerte la saca de nuestra existencia. El mensaje del Evangelio reconoce la realidad de la muerte, su carácter terrible y angustioso, pero frente a esa situación ni calla ni mira hacia otro lado. Por el contrario, anuncia que la muerte fue vencida por Jesús en Su resurrección, que un día El vendrá para juzgar a vivos y muertos y que debemos estar preparados para tan gozosa perspectiva. No neguemos por ello la realidad. Afirmémosla y con ella anunciemos la esperanza alegre de la resurrección para vida encerrada en Jesús de Nazaret. Comportarse de otra manera es simplemente meter la cabeza debajo de tierra.


César Vidal Manzanares
es un conocido escritor, historiador y teólogo.

© C. Vidal, I+CP, 2002, Madrid, España (www.ICP-e.org)

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¿Lo veis ahora?

Bendiciones

Bart


 
Curioso el pensamiento del Obispo de La Seu d'Urgell.
Veamos que dice la Escritura:
Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;

Y después de deshecha esta mi piel,

Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.

Lo de Job me merece más confianza que lo de Martí Alanis.

En Aquel que es la Resurrección y la Vida