María Madre de misericordia

Estado
Cerrado para nuevas respuestas
Hay algunos que adoran muchas cosas, autos, trabajo, dinero, honores, puestos e incluso adoran el capitalismo y el consumismo. Esos son tus idolos Jerusalen.
 
Elenaa

Tu crees en serio, que todos los catolicos tienen el concepto adorar-venerar muy claro???????

De verdad lo crees???????

Eres capaz de decir la verdad, osea cual es esa cruel realidad???????

Me temo que no!!!!
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Por eso no puedo creerte, porque aquí se predica eso, pero fuera

¡¡¡ES OTRA HISTORIA!!!

No solo se la adora, sino que Jesucristo ha pasado ya en muchos sitios a un segundo plano, de seguir así pronto desaparecerá!!!!

Por eso insistimos e insistiremos "erre" que "erre".
 
Muy estimada Luisa Elenaa..

es muy acertado lo que dices...
me gustaria que hicieras un comentario del aporte de Jetonius..

Te estima Pancholin
 
Elena es como venir a tirar un cerillo a una balde de gasolina... Pero por lo visto estás dispuesta a soportar el celo de mis hermanos, por compartir aquello que para ti es sagrado.

Supongo que el hecho de que estés dispuesta a leer opiniones que podrian ser ofensivas para un católico tradicional, hace ver que en el fondo existe una verdadera sed por encontrar la verdad de Jesucristo.

Te ánimo a que le aceptes a Él, Jesucristo como Unico y suficiente Salvador de Tu vida.
Unico para que así no dependas de nadie más y Suficiente para que llegue a saciar a plenitud tu vida con un agua de la que sí tomas, nunca más volveras a tener sed.
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4 Juan 4:13-15 Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
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Con esto no habrá que preocuparse de que se ofenda Maria, mira lo que en verdad te digo, ella lo que quiere es que "hagamos lo que Él dice"
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Juan 2: 5, Su madre dice á los que servían: Haced todo lo que os dijere.
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No te preocupes por Maria, ella descansa en paz, no es a ella a quien debes de llenar de cargas pesadas, mira quien puede soportar todas nuestros problemas y pesares es Jesucristo, el que está sentado a la diestra del padre.
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Mateo 11:27-29 Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
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Santa Maria, San Pedro, San Pablo, todos ellos parte del pueblo de Dios esperan que te acerques a Jesucristo que creas en la esperanza y amor pleno de su mensaje, que aceptes que Él es el unico mediador entre Dios y los hombres.
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Hebreos 12:23-25 Y á Jesús el Mediador del nuevo testamento, y á la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel.

Juan 14:5-7 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí
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Bueno me despido de esta larga participación, esperando no haberte ofendido mi amada Elena.
 
Elena.

Te confundes al decir venerar o adorar.

Dios quiere TODA la gloria para el solo te vuelvo a pegar ese pasaje y por favor pidele a Dios, no solo paciencia sino tambien entendimiento.

Rv:5:1: Y VI en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.
Rv:5:2: Y vi un fuerte ángel predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos?
Rv:5:3: Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni mirarlo.
Rv:5:4: Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Rv:5:5: Y uno de los ancianos me dice: No llores: he aquí el león de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido para abrir el libro, y desatar sus siete sellos.
Rv:5:6: Y miré; y he aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra.
Rv:5:7: Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono.
Rv:5:8: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos:
Rv:5:9: Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
Rv:5:10: Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Rv:5:11: Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los animales, y de los ancianos; y la multitud de ellos era millones de millones,
Rv:5:12: Que decían en alta voz: El Cordero que fué inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza.
Rv:5:13: Y oí á toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.
Rv:5:14: Y los cuatro animales decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros, y adoraron al que vive para siempre jamás. (RVA)


¿No me digas que "venerar" es irse de rodillas hasta la villa?
¿No me digas que "venerar" es hacerle promesas a la "virgen"?

Mizpa
Daniel Ortega
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por toni:
Elenaa

Tu crees en serio, que todos los catolicos tienen el concepto adorar-venerar muy claro???????

Toni: es muy probable que algunos lo confundan, pero yo hablo de la Doctrina y el magisterio que es mi punto de referencia.


Me temo que no!!!!
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Si crees que estoy mintiendo para hacerte daño eso si que es triste, Dios sabe que no miento, aunque tu lo dudes.

.........
Por eso insistimos e insistiremos "erre" que "erre".
[/quote]

Y por eso te pido que comprendasque no la adoramos.

Con respeto y sinceridad (aunque lo dudes)
Elena
 
Originalmente enviado por DanielO:
Elena.

Te confundes al decir venerar o adorar.
.....

Daniel:

Yo tengo muy claro ladiferencia entrevenerar y adorar, pero creo que tu no, para ti son sinónimos, y así entiendo tu postura, pero tu no entiendes las mía.


Te encomiendo
Elena
 
Estimado en Cristo Anton:

Te agradezco tu mensaje, cuando se habla con respeto no se ofende y tu no lo has hecho, aunque tengamos muchas diferencias.

Yo también te encomiendo.

Sinceramente y con respeto
Elena
 
Elena : Todas las razones que ustedes aducen son invalidadas por la realidad de un pueblo catolico puesto de rodillas ante Maria , incluyendo el papa de ustedes . El mundo es un pañuelo hoy en dia y los medios de comunicaciones nos muestran la realidad de sus idolatrias .

Lee lo que escribio Sindone . <BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Hay algunos que adoran muchas cosas, autos, trabajo, dinero, honores, puestos e incluso adoran el capitalismo y el consumismo. Esos son tus idolos Jerusalen.[/quote] . Si bien es cierto que no es cristiano adorar toda esa serie de cosas o articulos , jamas he conocido a nadie que le pida de rodillas a su cadillac o lavadora de plato que interceda ante Dios por el . Y a veces vemos a personas , que viven de rodillas ante los bienes materiales y tambien ante Maria , por ejemplo , el mismo papa de ustedes y el vaticano completo Porque esos si que viven como magnates y ¡ Y que lujo , y que poder ! ni el presidente del pais mas rico del mundo vive rodeado de tanto esplendor y poderio , y de rodillas ante Maria . En fin , que ustedes no ponen una .

------------------
Elisa.
Apocalipsis 22:21
La gracia de nuestro Señor Jesus sea con todos
 
Elisa:

Paso por alto tu mensaje porque no aportas nada ni das razones.

Te lo digo con cariño y sin acritud. Así no podremos hacer nada.

Te encomiendo
Elena
 
Elena:

En el mismo sentido que Antonio (anton), te pongo aquí lo que señala Agustín de Hipona en su libro "La Ciudad de Dios" adviertiéndonos acerca del culto o veneración a los bienaventurados en el cap. XXV: "todos los inmortales bienaventurados(¿eso incluye a la virgen María?) que no nos envidian...sino que nos estiman...y desean que seamos tambien como ellos lo son bienaventurados; más nos favorecen y ayudan cuando reverenciamos con ellos a un solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que si les veneráramos a ellos mismos"
(las negritas y el paréntesis son míos)

Y conste que no vas a acusar a Agustin de ptotestante ¿cierto?

En Cristo
Marcela
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Elenaa:
Y por eso te pido que comprendasque no la adoramos.

Con respeto y sinceridad (aunque lo dudes)
Elena

[/quote]

1º-Contestaste a mis preguntas???

2º-Tu puede que no, pero LA GRAN MAYORIA del pueblo católico, si lo hace y no podemos llamarle veneración que digamos!

Por eso digo que la ICR practica un doble lenguaje, el que predicais y decís vosotros aquí y lo que verdaderamente sucede en la calle, que no tiene otro nombre que ¡idolatría!

Si en estos foros se ha reconocido que existe estos "indebidos" usos, porque Juan Pablo II, que sabiendolo, sigue sin hacer nada???

Para que os tratemos como autenticos hermanos, debeis empezar por ahí, pero dudo mucho que se haga algo, pues estas practicas mueven muchos $$$, lo entiendes???

Siempre saldrán los que dirán, si pero no, tal vez!!!, es que.........sino todo lo contrario = Dominus Iesus o lo que es lo mismo, bla-bla-bla, ambiguedades que cada uno cojerá como mas le guste y le interese.

Pero lo que es cierto, es que se seguirá adorando los monos de yeso!!!
 
Hoy 15 de septiembre,
la Iglesia Católica celebra la fiesta de
La Virgen (María) de los Dolores ,
al día siguiente de la Exaltación de la Cruz.
María Dolorosa, al pié de la Cruz, es el ejemplo del cristiano fiel a la Voluntad del Padre.

Ella se asocia a la entrega amorosa de Jesús por nuestra Salvación, con su Corazón "traspasado por una espada" de dolor,
tal como se lo había profetizado el anciano Simeón.


<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>

Ev. Lucas cap. 2

22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor =
24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón;
este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel;
y estaba en él el Espíritu Santo.

26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
30 porque han visto mis ojos tu salvación,
31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»


33 Su padre (San José)y su madre (la Virgen María) estaban admirados de lo que se decía de él.

34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre:

«Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -

35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! -

a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»


[/quote]
 
Como que era el momento ideal para que Simeón le dijera a María la parte que iba a jugar como co-redentora y decirle que cuando Jesús fuera puesto para elevación y caida de muchos, ella también iba a estar haciendo su parte.

Mas se limita a vaticinar el dolor que sentiría, y que muy natural sería al ver morir a Jesús.

Y por supuesto, el siervo de Dios no iba a darle a María parte en el papel que la ICR reclama para ella, porque el Señor no se contradice.

Por cierto: ¿Cuál es el valor de redención que da el que un humano sufra?

Por supuesto, ninguno.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Jetonius:
Estimados foristas:
Ya que de nuevo se insiste con la exaltación, veneración, culto a María o como quieran llamarle, parece oportuno reeditar el documento "¿Quién es María?"

Los romanistas insisten en que adoran a Dios venerando a María. Y que al llamar a María "Madre de Misericordia" en realidad honran a Cristo. Bien, ¿por qué no se dirigen directamente a él? ¿o hay algo que se los impida?
Por lo demás, he aquí otros títulos que, con igual fundamento serían válidos, pero jamás oí en la Iglesia Católica:
TAMAR, tatarabuela de Misericordia
RAHAB, bisabuela de Misericordia
RUTH, abuela de Misericordia...

Bendiciones en Cristo,

Jetonius
<{{{><

¿QUIÉN ES MARÍA?

María (Miriam) es aquella bienaventurada joven hebrea a quien Dios, por pura gracia, escogió para que fuese la madre del Mesías. Según la Biblia, el ángel Gabriel anunció a María esta singular elección, y el modo en que, por el poder del Espíritu Santo de Dios, sin intervención de varón, ella habría de concebir (Mateo 1:18-21; Lucas 1:26-38).
María es una verdadera creyente que fue obediente a Dios y dio a luz a Jesús el Mesías, o Cristo, sin haber tenido hasta entonces relaciones sexuales con su esposo José (Isaías 7:14; Mateo 1:22-25).
María puede correctamente ser llamada la madre de Dios pues su primogénito Jesús fue “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Claro está que ella no engendró al Verbo eterno, la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo único de Dios; pero Jesús, el ser que nació de María, era tanto Dios como hombre.
Aunque la expresión exacta “la madre de Dios”no aparece en la Biblia, en Lucas 1:43 leemos que Isabel, llena del Espíritu Santo, le dijo a María: “¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?”. En todo el primer capítulo de Lucas, la palabra “Señor”se utiliza como sinónimo de “Dios”, de modo que la pregunta de Isabel es un testimonio claro de la divinidad de Jesucristo (ver también Juan 1:1; 20:28; Romanos 9:5; Hebreos 1:8; Tito 2:13).
María fue un modelo de esposa, de madre y de creyente. Su fe y su obediencia son un ejemplo perpetuo para todos los cristianos. Esto se muestra desde el principio: Luego de que el ángel le anunciase el propósito de Dios ella exclamó: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). Y luego de ser saludada por su prima Isabel, María le dio la gloria a Dios: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa.” (Lucas 1:46-48).
María llevó una vida de oración y de meditación (Lucas 2:19). En las bodas de Caná, ella dijo a los sirvientes que obedecieran a Jesús: “Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2:5). Sin duda ella oró por el ministerio público de Jesús, aunque solamente se la menciona al principio de dicho período y al final de éste, en el Calvario (Marcos 3:31, Juan 19:25). La última vez que es nombrada en la Biblia, la hallamos orando con los demás discípulos. Quien haya leído el Nuevo Testamento sabe bien que, fuera de esta mención en Hechos 1:14 María solamente es mencionada en los Evangelios, y siempre en relación con la obra de Jesucristo. Pablo es el único apóstol que, en un contexto obviamente cristológico, alude a ella en una de sus cartas, y no menciona su nombre: “... Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer...” (Gálatas 4:4).
Consecuente con su interés central en la persona y la obra de Cristo, el NT no nos informa absolutamente nada sobre la vida de la bienaventurada María antes de la concepción de Jesús, ni luego de Pentecostés. No nos dice cómo se llamaron sus padres, si tuvo hermanos, ni dónde, cómo y a qué edad falleció María.
Como no deseamos ir más allá de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, no podemos suscribir las siguientes doctrinas.


1. Que por una gracia especial de Dios la bienaventurada María haya sido completamente libre de pecado desde su concepción.

“...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...” (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)1
A diferencia de la concepción milagrosa de Jesús, la denominada inmaculada concepción de María no tiene fundamento bíblico. Peor aun, contradice la clara enseñanza apostólica que establece que el único sin pecado fue nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 4:15; ver también 1 Pedro 2:22). De los demás declara el Apóstol Pablo: “todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios” (Romanos 3:23). Las propias palabras de María indican que ella también se hallaba en esta triste condición, de la cual hubo de ser rescatada por la gracia de Dios (Lucas 1: 28, 47).

2. Que la bienaventurada María haya permanecido siempre virgen, tanto antes, como durante, como después de parir a Jesús.

“La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf DS 291; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo «lejos de disminuir consagró la integridad virginal» de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la «Aieparthenos», la «siempre-virgen» (cf LG 52) ... María «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre» (S. Agustín, serm. 186,1): ella, con todo su ser, es «la esclava del Señor» (Lc 1,38).” (Catecismo de la Iglesia Católica, 499 y 510).2

Lo que la Biblia claramente enseña es que ella era virgen al concebir, y que permaneció en tal condición hasta el nacimiento de Jesús (Mateo 1:25). Aunque la concepción de Jesús fue un milagro obrado por el poder del Espíritu Santo, parece claro que el embarazo y el parto fueron completamente normales. No se menciona ningún milagro en conexión con ellos (Mateo 1:25; Lucas 2: 6-7).
Nada hay en las Escrituras que afirme, implique o exija la perpetua virginidad de María. Por el contrario, el NT menciona en varias ocasiones a los “hermanos y hermanas” de Jesús (Mateo 12:46-47; 13:56; Marcos 3:31-32; Lucas 8:19-20; Juan 2:12; 7:3-10; Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5). ¿Quiénes eran ellos?
Antes de considerar diversas explicaciones, recordemos que la palabra griega adelphos , hermano, se refiere primariamente a hijos de la misma madre o padre; por ejemplo, Mateo 1:2, 11; 4:18; Lucas 3: 1, 19; Juan 1: 40. Secundariamente puede aludir a parientes cercanos [Génesis 13:8] , a vínculos raciales o nacionales (Hechos 2: 29,37; Romanos 9:3), o espirituales y religiosos (Mateo 18:15; Romanos 1:13). Ahora bien, entender la expresión “los hermanos” de Jesús en este último sentido es imposible, pues ellos son claramente distinguidos de los discípulos: “Después de esto, [Jesús] se fue a Capernaum, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos” (Juan 2:12). Por otra parte, durante el ministerio terrenal de Jesús sus hermanos no creían en Él (Juan 7:5). Consideremos pues otras explicaciones.

A) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de un matrimonio anterior de José.

Según esta noción, que es la explicación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega, José era un anciano viudo cuando se casó con María. Sin embargo, estos presuntos hermanos mayores no se mencionan jamás en las narraciones de la infancia de Jesús, y por otra parte Lucas 2:23 dice que Jesús fue el primogénito de la familia, es decir, el hijo mayor.

B) Los hermanos eran parientes cercanos, por ejemplo, primos.

Esta es la explicación corriente de la Iglesia Católica Romana, y tiene en su favor el uso habitual del vocablo hebreo ah (y su correspondiente arameo aha), hermano, en el sentido de pariente. Sin embargo, esta opinión tiene varios puntos débiles.
En primer lugar, no hay ningún ejemplo claro de este uso en el Nuevo Testamento.
En segundo lugar, ninguna de las listas de hermanos que incluyen nombres propios mencionan al pariente más famoso de Jesús, es decir su primo Juan el Bautista.
En tercer lugar, parece decisivo que los Evangelistas, que escribieron en griego, hacen siempre una cuidadosa distinción entre un pariente y un hermano en sentido propio. Así, el ángel Gabriel llama a Isabel, la prima de María, su “parienta” [griego syngenis] y no su “hermana” (Lucas 1:36). Según Marcos 6:4, Jesús dijo: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes [griego syngeneus] y en su propia casa [el núcleo familiar, padres y hermanos].” También puede verse Lucas 14:12 y 21:16.
Si los Evangelistas hubiesen querido referirse a los familiares de Jesús y no a sus hermanos y hermanas carnales, con toda probabilidad hubiesen empleado el término griego usual, como hace Lucas en 1:58 y 2:44. En lugar de esto, y sin ninguna aclaración, escribieron uniformemente “hermanos” (adelphoi).

C) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de la misma madre.

Esta es la explicación más natural y evidente, y quienes la rechazan lo hacen por consideraciones dogmáticas más que por los datos escriturales. Contra lo que a veces se insinúa, esta opinión no menoscaba en absoluto a la bienaventurada María, ya que para los hebreos la fertilidad era un signo de bendición divina.
Esta obvia explicación ha sido objetada con el argumento de que los hermanos de Jesús citados por nombre en Mateo 13:55 y Marcos 6:3 , es decir Jacobo (Santiago), José, Judas y Simón, eran hijos de otras mujeres . Tal objeción se basa en el hecho de que otras mujeres que se mencionan en el NT tenían hijos con los mismos nombres; ver por ejemplo Mateo 27: 56; 28:1; Marcos 10:35 con Mateo 20:20; Lucas 24:10. Sin embargo, en tiempos de Jesús todos estos nombres eran muy comunes, lo que torna imposible probar que se trate de las mismas personas.
Otra objeción es que Jacobo, el hermano del Señor (ver Hechos 12:7; 15:13) habría sido la misma persona que Jacobo el Menor, uno de los Doce Apóstoles, y por tanto no un hijo de María. Esta idea se basa en que en Gálatas 1:19 Pablo llama “apóstol” a Jacobo, el hermano del Señor (en esta opinión quizá un primo). Sin embargo, es un hecho que Pablo llamó “apóstoles” a cristianos que ciertamente no pertenecían al grupo de los Doce, como por ejemplo Andrónico y Junias (Romanos 16:7). La palabra griega apostolos significa “enviado” y al parecer San Pablo la utilizó en un sentido más amplio. En 1 Corintios 15: 5-7, Pablo nombra primero a Cefas (Pedro) y los Doce, y luego, como si fuese un grupo diferente de cristianos, a “Jacobo y todos los apóstoles”. El hecho de que a uno de los Jacobos que se mencionan en el Evangelio se lo llamase “el Menor” (o “el Chico”, o “el Bajito&#8221
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no implica en absoluto que sólo hubiese dos Jacobos.
De todos modos, lo que resulta definitivo y concluyente es que los llamados “hermanos del Señor” no eran discípulos suyos antes de la Resurrección: Compárese Juan 7:5, “Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él” con Hechos 1:14, “Todos ellos se reunían siempre para orar con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
Otra objeción a la opinión que sostenemos es que si Jesús hubiera tenido hermanos, les hubiese encomendado a ellos el cuidado de su madre. Un momento de reflexión nos permitirá darnos cuenta de que lo mismo se aplica a sus otros supuestos parientes: podría haber encomendado el cuidado de María a alguno de sus primos.
Sin embargo, para Jesús el parentesco más importante era el espiritual. “Cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana y mi madre” (Marcos 3:35). “Una mujer entre la gente gritó: ¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió! Él contestó: ¡Dichosos más bien los que escuchan lo que Dios dice, y le obedecen!” (Lucas 11: 27-28). Obviamente, Jesús tuvo más confianza en su discípulo que en sus hermanos carnales.

3. Que la bienaventurada María sea la madre universal de todos los creyentes

“Es decir, que ella, por el hecho mismo de haber dado a luz al Redentor del género humano, es también, en cierto modo, madre benignísima de todos nosotros, a quienes Cristo Señor quiso tener por hermanos. «Tal –dice nuestro predecesor de feliz memoria, León XIII- nos la dio Dios, quien por el hecho mismo de haberla elegido para madre de su Unigénito, le infundió sentimientos verdaderamente maternales ... ; tal, con su modo de obrar, nos la mostró Jesucristo, al querer estar voluntariamente sometido y obedecer a María como hijo a su madre; tal nos la proclamó desde la cruz, cuando en el discípulo Juan encomendó a su cuidado y amparo a todo el género humano [Juan 19,26s]; tal, finalmente, se dio ella misma, cuando al abrazar generosamente aquella herencia de inmenso trabajo que su hijo moribundo le dejaba, empezó inmediatamente a cumplir para todos sus oficios de madre».” (Pío XI, Encíclica Lux veritatis del 25 de diciembre de 19313; ver Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 61-63 y Catecismo de la Iglesia Católica, 964-970).

Que Santa María fuese la madre de Jesús en el orden terrenal no implica que sea su madre, y por extensión la nuestra, también en el orden sobrenatural. Ya que María fue una criatura que necesitó la redención tanto como cualquier ser humano desde Adán en adelante, en realidad en el orden de la salvación esta “esclava del Señor” es una hermana menor de Jesucristo el Salvador, y una hija adoptiva del Padre celestial (véase Hebreos 1: 10-18; Juan 1: 12-13).
Mientras padecía en la cruz, Jesús dijo a su madre, refiriéndose a su discípulo amado, (probablemente el apóstol Juan), “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y al discípulo, “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19:25-27). Estas palabras muestran la tierna provisión de Jesús para su madre, e implican un encargo íntimo y familiar, hecho personalmente a uno de los discípulos y no a todos ellos. Esto probablemente se debió a que éste era el único de ellos que estuvo presente en el Calvario, y tal vez además al particular afecto que Jesús sentía por él.
Por lo demás, del contexto resulta claro que era María quien necesitaba del cuidado del discípulo, no al revés. El mismo texto nos dice que él honró el encargo del Señor , tomando a su cuidado a la anciana y presumiblemente viuda María: “Desde ese entonces, el discípulo la recibió en su casa.”

4. Que la bienaventurada María haya ascendido al cielo en cuerpo y alma

“... proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” (Pío XII, Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 19504 ; véase .Catecismo de la Iglesia Católica, # 966, 974).

Estamos seguros de que el alma de María, como la de todo creyente, está en la presencia gloriosa de Dios (véase por ejemplo Lucas 23:43; 2 Corintios 5:1-10; Filipenses 1: 21-23; Apocalipsis 6:9-11; 7:9). Ya que la Biblia no dice ni una palabra al respecto, no es posible en cambio afirmar que la bienaventurada María haya ascendido en cuerpo y alma al cielo.
Tampoco puede afirmarse terminantemente que esto sea imposible, ya que existen indicaciones bíblicas de que en el pasado Dios otorgó dicho privilegio a Enoc y a Elías (véase Génesis 5:24 y 2 Reyes 2:11) y, por tanto, no es inconcebible que lo hubiese concedido también a María. Sin embargo, el Nuevo Testamento no dice absolutamente nada sobre este tema, y tal silencio nos impide afirmar esta enseñanza.

5. Que pueda pedírsele a la bienaventurada María lo que la Biblia enseña a pedirle a Dios a través de Jesucristo

“Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia ... Pues una vez asunta a los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debatn entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador.” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 625 ; véase el Catecismo de la Iglesia Católica, # 969, 975).
Las Escrituras enseñan claramente que existe un único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote, que es el Señor Jesucristo.

“Y hay también un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, incluso nosotros mismos” (1 Corintios 8:6)
“En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual nos podamos salvar” (Hechos 4:12).

No hay duda que podemos orar unos por otros, pero cuando se trata de la mediación celestial, nada ni nadie puede reemplazar o complementar el ministerio de Jesucristo:

“en el templo celestial ... entró Jesús para abrirnos camino, llegando él a ser sumo sacerdote para siempre” (Hebreos 6:20).

Este único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote es también el único Abogado y Mediador en quien se nos llama a depositar toda nuestra esperanza:

“Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1, Biblia de las Américas).
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también” (1 Timoteo 2:5, Biblia de Jerusalén).

El hecho de que tengamos un profundo amor, una enorme admiración y un reverente respeto por María no implica que pasemos por alto que ella no es, ni nunca podría ser, tan buena como Jesús, ni más sabia que Él, ni tampoco puede poseer, como Jesús sí posee, los atributos divinos de omnipotencia y omnipresencia. Jesús puede escuchar, y escucha, todas y cada una de nuestras oraciones. También tiene el poder de mediar ante el Padre y otorgar la respuesta divina a ellas. Esto es algo que jamás podría ser concedido a ninguna criatura, ni siquiera a los ángeles.
Con todo respeto, no vemos absolutamente ninguna razón para depositar nuestra confianza en esta santa mujer que – como ella misma sería la primera en reconocer- no es tan buena, ni tan sabia, ni tan poderosa como Jesucristo. La bienaventurada María nos dio un gran ejemplo al confiar primero en Dios (Lucas 1:38) y luego en Jesús, el Hijo de Dios (Juan 2:22). Como lo hizo María, debemos dejar obrar en nuestra vida al Espíritu Santo; sólo así podremos comprender cabalmente las cosas de Dios (1 Corintios 2: 6-16).


Mendoza, 1988
Última revisión: Junio de 2000

Excepto en donde se indica, las citas bíblicas provienen de la Versión Popular “Dios Habla Hoy.”

Notas

1. Enrique Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. Manual de los Símbolos, Definiciones y Declaraciones de la Iglesia en Materia de Fe y Costumbres (versión de D. Ruiz Bueno; Barcelona: Herder, 1963, p. 385-386).
2. Edición Librería Juan Pablo II: Santo Domingo, 1993, p. 118-119. DS = Denzinger, o.c.; LG, Lumen Gentium (Concilio Vaticano II).
3. Denzinger, o.c., # 2271, p. 572-573.
4. Denzinger, o.c., # 2333, p. 613.
5. Vaticano II – Documentos conciliares. Buenos Aires: Ediciones Paulinas, p. 85-86.


Nota adicional sobre el significado del nombre María:
De una revisión sumaria de diversas obras se desprende que no está clara la etimología, ni, en consecuencia, el significado, del nombre "María" (hebreo miryam).
Según el Vocabulario de Teología Bíblica (Dir. X. Leon-Dufour; Barcelona: Herder, 1985) significaba en arameo 'señora' o 'princesa', aunque tal afirmación no es documentada. De todos modos, en su libro "Jesús el judío" (Barcelona: Muchnik, 1977, pp. 117-130), Geza Vermes trata del título 'mar' como equivalente del griego 'kyrios', señor, forma respetuosa de dirigirse a alguien importante. 'Mar' forma parte de la palabra 'Maranatha'.
El Nuevo Diccionario Bíblico (Dir. J.D. Douglas y N. Hyllier. Buenos Aires: Certeza, 1991) dice que hay una 'tenue posibilidad' de que derive del egipcio marye, 'amada.'
La International Standard Bible Encyclopedia (Dir. G.W. Bromiley; Grand Rapids: W.B. Eerdmans, 1986) da como posibles significados (1) 'amada', de la raíz egipcia mr ; (2) 'amada de Yahveh' (mr + yw/m); (3) 'rolliza', de meri' o (4) amarga, amargura, de mar.
También podría derivar de meri, rebelión.

El fin del discurso es que dada la incertidumbre acerca del significado del nombre, no parece sensato construir ningún argumento a partir de uno de los presuntos significados.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius

[/quote]


Muy bueno Jetonius, como siempre!!
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Niña que prepotente eres : Y que seas tu quien dice que yo no aporto nada . Y pensar que a punto estuve , y aun lo estoy , de protestar por este tu epigrafe , que aparte de no aportar nada , resulta altamente provocador y esta violando una de las leyes de este foro ¿ cual ? utilizarlo para colocar panfletos de propaganda romanista .

Este es su titulo María Madre de misericordia .....

Y esta tu primera tu primera nota
Espero les guste.
Elena


Ya no saben ustedes ni que decir ..
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La humildad no es tu fuerte ¿ verdad Elenaa ?


------------------
Elisa.
Apocalipsis 22:21
La gracia de nuestro Señor Jesus sea con todos
 
A todos:

¡Me voy de vacaciones!, sólo quise avisarles que no dejo ninguna discusión botada, simplemente dudo que pueda tener acceso al cyber-mundo hasta que regrese, en unos 8 o 9 días.

Bueno, también quise presumirles un poquito, porque voy al hermoso y conflictivo Chiapas, uno de los rincones más deliciosos de México.

Dios los bendiga a todos y hasta pronto.

Marcela
 
Estimados foristas:
Ya que de nuevo se insiste con la exaltación, veneración, culto a María o como quieran llamarle, parece oportuno reeditar el documento "¿Quién es María?"

Los romanistas insisten en que adoran a Dios venerando a María. Y que al llamar a María "Madre de Misericordia" en realidad honran a Cristo. Bien, ¿por qué no se dirigen directamente a él? ¿o hay algo que se los impida?
Por lo demás, he aquí otros títulos que, con igual fundamento serían válidos, pero jamás oí en la Iglesia Católica:
TAMAR, tatarabuela de Misericordia
RAHAB, bisabuela de Misericordia
RUTH, abuela de Misericordia...

Bendiciones en Cristo,

Jetonius
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¿QUIÉN ES MARÍA?

María (Miriam) es aquella bienaventurada joven hebrea a quien Dios, por pura gracia, escogió para que fuese la madre del Mesías. Según la Biblia, el ángel Gabriel anunció a María esta singular elección, y el modo en que, por el poder del Espíritu Santo de Dios, sin intervención de varón, ella habría de concebir (Mateo 1:18-21; Lucas 1:26-38).
María es una verdadera creyente que fue obediente a Dios y dio a luz a Jesús el Mesías, o Cristo, sin haber tenido hasta entonces relaciones sexuales con su esposo José (Isaías 7:14; Mateo 1:22-25).
María puede correctamente ser llamada la madre de Dios pues su primogénito Jesús fue “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Claro está que ella no engendró al Verbo eterno, la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo único de Dios; pero Jesús, el ser que nació de María, era tanto Dios como hombre.
Aunque la expresión exacta “la madre de Dios”no aparece en la Biblia, en Lucas 1:43 leemos que Isabel, llena del Espíritu Santo, le dijo a María: “¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?”. En todo el primer capítulo de Lucas, la palabra “Señor”se utiliza como sinónimo de “Dios”, de modo que la pregunta de Isabel es un testimonio claro de la divinidad de Jesucristo (ver también Juan 1:1; 20:28; Romanos 9:5; Hebreos 1:8; Tito 2:13).
María fue un modelo de esposa, de madre y de creyente. Su fe y su obediencia son un ejemplo perpetuo para todos los cristianos. Esto se muestra desde el principio: Luego de que el ángel le anunciase el propósito de Dios ella exclamó: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). Y luego de ser saludada por su prima Isabel, María le dio la gloria a Dios: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa.” (Lucas 1:46-48).
María llevó una vida de oración y de meditación (Lucas 2:19). En las bodas de Caná, ella dijo a los sirvientes que obedecieran a Jesús: “Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2:5). Sin duda ella oró por el ministerio público de Jesús, aunque solamente se la menciona al principio de dicho período y al final de éste, en el Calvario (Marcos 3:31, Juan 19:25). La última vez que es nombrada en la Biblia, la hallamos orando con los demás discípulos. Quien haya leído el Nuevo Testamento sabe bien que, fuera de esta mención en Hechos 1:14 María solamente es mencionada en los Evangelios, y siempre en relación con la obra de Jesucristo. Pablo es el único apóstol que, en un contexto obviamente cristológico, alude a ella en una de sus cartas, y no menciona su nombre: “... Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer...” (Gálatas 4:4).
Consecuente con su interés central en la persona y la obra de Cristo, el NT no nos informa absolutamente nada sobre la vida de la bienaventurada María antes de la concepción de Jesús, ni luego de Pentecostés. No nos dice cómo se llamaron sus padres, si tuvo hermanos, ni dónde, cómo y a qué edad falleció María.
Como no deseamos ir más allá de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, no podemos suscribir las siguientes doctrinas.


1. Que por una gracia especial de Dios la bienaventurada María haya sido completamente libre de pecado desde su concepción.

“...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...” (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)1
A diferencia de la concepción milagrosa de Jesús, la denominada inmaculada concepción de María no tiene fundamento bíblico. Peor aun, contradice la clara enseñanza apostólica que establece que el único sin pecado fue nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 4:15; ver también 1 Pedro 2:22). De los demás declara el Apóstol Pablo: “todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios” (Romanos 3:23). Las propias palabras de María indican que ella también se hallaba en esta triste condición, de la cual hubo de ser rescatada por la gracia de Dios (Lucas 1: 28, 47).

2. Que la bienaventurada María haya permanecido siempre virgen, tanto antes, como durante, como después de parir a Jesús.

“La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf DS 291; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo «lejos de disminuir consagró la integridad virginal» de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la «Aieparthenos», la «siempre-virgen» (cf LG 52) ... María «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre» (S. Agustín, serm. 186,1): ella, con todo su ser, es «la esclava del Señor» (Lc 1,38).” (Catecismo de la Iglesia Católica, 499 y 510).2

Lo que la Biblia claramente enseña es que ella era virgen al concebir, y que permaneció en tal condición hasta el nacimiento de Jesús (Mateo 1:25). Aunque la concepción de Jesús fue un milagro obrado por el poder del Espíritu Santo, parece claro que el embarazo y el parto fueron completamente normales. No se menciona ningún milagro en conexión con ellos (Mateo 1:25; Lucas 2: 6-7).
Nada hay en las Escrituras que afirme, implique o exija la perpetua virginidad de María. Por el contrario, el NT menciona en varias ocasiones a los “hermanos y hermanas” de Jesús (Mateo 12:46-47; 13:56; Marcos 3:31-32; Lucas 8:19-20; Juan 2:12; 7:3-10; Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5). ¿Quiénes eran ellos?
Antes de considerar diversas explicaciones, recordemos que la palabra griega adelphos , hermano, se refiere primariamente a hijos de la misma madre o padre; por ejemplo, Mateo 1:2, 11; 4:18; Lucas 3: 1, 19; Juan 1: 40. Secundariamente puede aludir a parientes cercanos [Génesis 13:8] , a vínculos raciales o nacionales (Hechos 2: 29,37; Romanos 9:3), o espirituales y religiosos (Mateo 18:15; Romanos 1:13). Ahora bien, entender la expresión “los hermanos” de Jesús en este último sentido es imposible, pues ellos son claramente distinguidos de los discípulos: “Después de esto, [Jesús] se fue a Capernaum, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos” (Juan 2:12). Por otra parte, durante el ministerio terrenal de Jesús sus hermanos no creían en Él (Juan 7:5). Consideremos pues otras explicaciones.

A) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de un matrimonio anterior de José.

Según esta noción, que es la explicación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega, José era un anciano viudo cuando se casó con María. Sin embargo, estos presuntos hermanos mayores no se mencionan jamás en las narraciones de la infancia de Jesús, y por otra parte Lucas 2:23 dice que Jesús fue el primogénito de la familia, es decir, el hijo mayor.

B) Los hermanos eran parientes cercanos, por ejemplo, primos.

Esta es la explicación corriente de la Iglesia Católica Romana, y tiene en su favor el uso habitual del vocablo hebreo ah (y su correspondiente arameo aha), hermano, en el sentido de pariente. Sin embargo, esta opinión tiene varios puntos débiles.
En primer lugar, no hay ningún ejemplo claro de este uso en el Nuevo Testamento.
En segundo lugar, ninguna de las listas de hermanos que incluyen nombres propios mencionan al pariente más famoso de Jesús, es decir su primo Juan el Bautista.
En tercer lugar, parece decisivo que los Evangelistas, que escribieron en griego, hacen siempre una cuidadosa distinción entre un pariente y un hermano en sentido propio. Así, el ángel Gabriel llama a Isabel, la prima de María, su “parienta” [griego syngenis] y no su “hermana” (Lucas 1:36). Según Marcos 6:4, Jesús dijo: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes [griego syngeneus] y en su propia casa [el núcleo familiar, padres y hermanos].” También puede verse Lucas 14:12 y 21:16.
Si los Evangelistas hubiesen querido referirse a los familiares de Jesús y no a sus hermanos y hermanas carnales, con toda probabilidad hubiesen empleado el término griego usual, como hace Lucas en 1:58 y 2:44. En lugar de esto, y sin ninguna aclaración, escribieron uniformemente “hermanos” (adelphoi).

C) Los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de la misma madre.

Esta es la explicación más natural y evidente, y quienes la rechazan lo hacen por consideraciones dogmáticas más que por los datos escriturales. Contra lo que a veces se insinúa, esta opinión no menoscaba en absoluto a la bienaventurada María, ya que para los hebreos la fertilidad era un signo de bendición divina.
Esta obvia explicación ha sido objetada con el argumento de que los hermanos de Jesús citados por nombre en Mateo 13:55 y Marcos 6:3 , es decir Jacobo (Santiago), José, Judas y Simón, eran hijos de otras mujeres . Tal objeción se basa en el hecho de que otras mujeres que se mencionan en el NT tenían hijos con los mismos nombres; ver por ejemplo Mateo 27: 56; 28:1; Marcos 10:35 con Mateo 20:20; Lucas 24:10. Sin embargo, en tiempos de Jesús todos estos nombres eran muy comunes, lo que torna imposible probar que se trate de las mismas personas.
Otra objeción es que Jacobo, el hermano del Señor (ver Hechos 12:7; 15:13) habría sido la misma persona que Jacobo el Menor, uno de los Doce Apóstoles, y por tanto no un hijo de María. Esta idea se basa en que en Gálatas 1:19 Pablo llama “apóstol” a Jacobo, el hermano del Señor (en esta opinión quizá un primo). Sin embargo, es un hecho que Pablo llamó “apóstoles” a cristianos que ciertamente no pertenecían al grupo de los Doce, como por ejemplo Andrónico y Junias (Romanos 16:7). La palabra griega apostolos significa “enviado” y al parecer San Pablo la utilizó en un sentido más amplio. En 1 Corintios 15: 5-7, Pablo nombra primero a Cefas (Pedro) y los Doce, y luego, como si fuese un grupo diferente de cristianos, a “Jacobo y todos los apóstoles”. El hecho de que a uno de los Jacobos que se mencionan en el Evangelio se lo llamase “el Menor” (o “el Chico”, o “el Bajito”) no implica en absoluto que sólo hubiese dos Jacobos.
De todos modos, lo que resulta definitivo y concluyente es que los llamados “hermanos del Señor” no eran discípulos suyos antes de la Resurrección: Compárese Juan 7:5, “Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él” con Hechos 1:14, “Todos ellos se reunían siempre para orar con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
Otra objeción a la opinión que sostenemos es que si Jesús hubiera tenido hermanos, les hubiese encomendado a ellos el cuidado de su madre. Un momento de reflexión nos permitirá darnos cuenta de que lo mismo se aplica a sus otros supuestos parientes: podría haber encomendado el cuidado de María a alguno de sus primos.
Sin embargo, para Jesús el parentesco más importante era el espiritual. “Cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana y mi madre” (Marcos 3:35). “Una mujer entre la gente gritó: ¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió! Él contestó: ¡Dichosos más bien los que escuchan lo que Dios dice, y le obedecen!” (Lucas 11: 27-28). Obviamente, Jesús tuvo más confianza en su discípulo que en sus hermanos carnales.

3. Que la bienaventurada María sea la madre universal de todos los creyentes

“Es decir, que ella, por el hecho mismo de haber dado a luz al Redentor del género humano, es también, en cierto modo, madre benignísima de todos nosotros, a quienes Cristo Señor quiso tener por hermanos. «Tal –dice nuestro predecesor de feliz memoria, León XIII- nos la dio Dios, quien por el hecho mismo de haberla elegido para madre de su Unigénito, le infundió sentimientos verdaderamente maternales ... ; tal, con su modo de obrar, nos la mostró Jesucristo, al querer estar voluntariamente sometido y obedecer a María como hijo a su madre; tal nos la proclamó desde la cruz, cuando en el discípulo Juan encomendó a su cuidado y amparo a todo el género humano [Juan 19,26s]; tal, finalmente, se dio ella misma, cuando al abrazar generosamente aquella herencia de inmenso trabajo que su hijo moribundo le dejaba, empezó inmediatamente a cumplir para todos sus oficios de madre».” (Pío XI, Encíclica Lux veritatis del 25 de diciembre de 19313; ver Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 61-63 y Catecismo de la Iglesia Católica, 964-970).

Que Santa María fuese la madre de Jesús en el orden terrenal no implica que sea su madre, y por extensión la nuestra, también en el orden sobrenatural. Ya que María fue una criatura que necesitó la redención tanto como cualquier ser humano desde Adán en adelante, en realidad en el orden de la salvación esta “esclava del Señor” es una hermana menor de Jesucristo el Salvador, y una hija adoptiva del Padre celestial (véase Hebreos 1: 10-18; Juan 1: 12-13).
Mientras padecía en la cruz, Jesús dijo a su madre, refiriéndose a su discípulo amado, (probablemente el apóstol Juan), “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y al discípulo, “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19:25-27). Estas palabras muestran la tierna provisión de Jesús para su madre, e implican un encargo íntimo y familiar, hecho personalmente a uno de los discípulos y no a todos ellos. Esto probablemente se debió a que éste era el único de ellos que estuvo presente en el Calvario, y tal vez además al particular afecto que Jesús sentía por él.
Por lo demás, del contexto resulta claro que era María quien necesitaba del cuidado del discípulo, no al revés. El mismo texto nos dice que él honró el encargo del Señor , tomando a su cuidado a la anciana y presumiblemente viuda María: “Desde ese entonces, el discípulo la recibió en su casa.”

4. Que la bienaventurada María haya ascendido al cielo en cuerpo y alma

“... proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” (Pío XII, Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 19504 ; véase .Catecismo de la Iglesia Católica, # 966, 974).

Estamos seguros de que el alma de María, como la de todo creyente, está en la presencia gloriosa de Dios (véase por ejemplo Lucas 23:43; 2 Corintios 5:1-10; Filipenses 1: 21-23; Apocalipsis 6:9-11; 7:9). Ya que la Biblia no dice ni una palabra al respecto, no es posible en cambio afirmar que la bienaventurada María haya ascendido en cuerpo y alma al cielo.
Tampoco puede afirmarse terminantemente que esto sea imposible, ya que existen indicaciones bíblicas de que en el pasado Dios otorgó dicho privilegio a Enoc y a Elías (véase Génesis 5:24 y 2 Reyes 2:11) y, por tanto, no es inconcebible que lo hubiese concedido también a María. Sin embargo, el Nuevo Testamento no dice absolutamente nada sobre este tema, y tal silencio nos impide afirmar esta enseñanza.

5. Que pueda pedírsele a la bienaventurada María lo que la Biblia enseña a pedirle a Dios a través de Jesucristo

“Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia ... Pues una vez asunta a los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debatn entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador.” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 625 ; véase el Catecismo de la Iglesia Católica, # 969, 975).
Las Escrituras enseñan claramente que existe un único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote, que es el Señor Jesucristo.

“Y hay también un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, incluso nosotros mismos” (1 Corintios 8:6)
“En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual nos podamos salvar” (Hechos 4:12).

No hay duda que podemos orar unos por otros, pero cuando se trata de la mediación celestial, nada ni nadie puede reemplazar o complementar el ministerio de Jesucristo:

“en el templo celestial ... entró Jesús para abrirnos camino, llegando él a ser sumo sacerdote para siempre” (Hebreos 6:20).

Este único Señor, Salvador y Sumo Sacerdote es también el único Abogado y Mediador en quien se nos llama a depositar toda nuestra esperanza:

“Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1, Biblia de las Américas).
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también” (1 Timoteo 2:5, Biblia de Jerusalén).

El hecho de que tengamos un profundo amor, una enorme admiración y un reverente respeto por María no implica que pasemos por alto que ella no es, ni nunca podría ser, tan buena como Jesús, ni más sabia que Él, ni tampoco puede poseer, como Jesús sí posee, los atributos divinos de omnipotencia y omnipresencia. Jesús puede escuchar, y escucha, todas y cada una de nuestras oraciones. También tiene el poder de mediar ante el Padre y otorgar la respuesta divina a ellas. Esto es algo que jamás podría ser concedido a ninguna criatura, ni siquiera a los ángeles.
Con todo respeto, no vemos absolutamente ninguna razón para depositar nuestra confianza en esta santa mujer que – como ella misma sería la primera en reconocer- no es tan buena, ni tan sabia, ni tan poderosa como Jesucristo. La bienaventurada María nos dio un gran ejemplo al confiar primero en Dios (Lucas 1:38) y luego en Jesús, el Hijo de Dios (Juan 2:22). Como lo hizo María, debemos dejar obrar en nuestra vida al Espíritu Santo; sólo así podremos comprender cabalmente las cosas de Dios (1 Corintios 2: 6-16).


Mendoza, 1988
Última revisión: Junio de 2000

Excepto en donde se indica, las citas bíblicas provienen de la Versión Popular “Dios Habla Hoy.”

Notas

1. Enrique Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. Manual de los Símbolos, Definiciones y Declaraciones de la Iglesia en Materia de Fe y Costumbres (versión de D. Ruiz Bueno; Barcelona: Herder, 1963, p. 385-386).
2. Edición Librería Juan Pablo II: Santo Domingo, 1993, p. 118-119. DS = Denzinger, o.c.; LG, Lumen Gentium (Concilio Vaticano II).
3. Denzinger, o.c., # 2271, p. 572-573.
4. Denzinger, o.c., # 2333, p. 613.
5. Vaticano II – Documentos conciliares. Buenos Aires: Ediciones Paulinas, p. 85-86.


Nota adicional sobre el significado del nombre María:
De una revisión sumaria de diversas obras se desprende que no está clara la etimología, ni, en consecuencia, el significado, del nombre "María" (hebreo miryam).
Según el Vocabulario de Teología Bíblica (Dir. X. Leon-Dufour; Barcelona: Herder, 1985) significaba en arameo 'señora' o 'princesa', aunque tal afirmación no es documentada. De todos modos, en su libro "Jesús el judío" (Barcelona: Muchnik, 1977, pp. 117-130), Geza Vermes trata del título 'mar' como equivalente del griego 'kyrios', señor, forma respetuosa de dirigirse a alguien importante. 'Mar' forma parte de la palabra 'Maranatha'.
El Nuevo Diccionario Bíblico (Dir. J.D. Douglas y N. Hyllier. Buenos Aires: Certeza, 1991) dice que hay una 'tenue posibilidad' de que derive del egipcio marye, 'amada.'
La International Standard Bible Encyclopedia (Dir. G.W. Bromiley; Grand Rapids: W.B. Eerdmans, 1986) da como posibles significados (1) 'amada', de la raíz egipcia mr ; (2) 'amada de Yahveh' (mr + yw/m); (3) 'rolliza', de meri' o (4) amarga, amargura, de mar.
También podría derivar de meri, rebelión.

El fin del discurso es que dada la incertidumbre acerca del significado del nombre, no parece sensato construir ningún argumento a partir de uno de los presuntos significados.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
 
Elisa:

Solo una pregunta... a cual propaganda te refieres? no te entiendo, yo puse

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
La Madre de la Misericordia'. Explica que es ella quien tiene el entendimiento más profundo de la misericordia de Dios y es ella, más que nadie, quien más mereció y recibió la misericordia. Llamada de forma especial a compartir la misión de Su Hijo, donde Él revela Su amor. Ella sigue proclamando la misericordia de Jesús "de generación en generación" (9). [/quote]

Que el hablar de un personaje de la Biblia es violar una regla de este foro?

Te seguiré encomendado

Elena
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Elenaa:

...sin embargo nada te impide que tengas "devociones privadas" para que intercedan por tí (siempre que stén presentes delante del Señor); así que puedes pedirles a RAHAB RUTH y a TAMAR para que intercedan por tí y tu vida.

Elena[/quote]

Y.........

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Elenaa:
Elisa:

Solo una pregunta... a cual propaganda te refieres? no te entiendo, yo puse

Que el hablar de un personaje de la Biblia es violar una regla de este foro?

Te seguiré encomendado

Elena
[/quote]

No es violar una regla de este foro, Elena, pero no crees que ya va siendo hora de que hables mas de Jesús, en lugar de Maria???
rolleyes.gif


Ya se!!, a lo mejor lo haces para fastidiar a los evangelicos????
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, verdad???
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Finalmente a quien encomiendas???, a Maria???

¡¡¡CON RAZÓN!!!
biggrin.gif
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Buenas noches Elenaa

Toni
(Solo un pequeño francotirador del evangelio)
 
Estado
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