Marcos 8: 27-35

25 Enero 2000
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Marcos 8: 27-35

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.»
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»

Pedro respondió: «¿Tú eres el Mesías.» Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.»

Palabra del Señor.

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Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

Cesarea de Filipos era una ciudad gentil, muy importante pero fuera de los linderos de Israel. En este lugar Jesús les pregunta a sus discípulos, no a los gentiles, qué pensaba la gente acerca de El.


Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.»

Todos creían que Jesús era un profeta enviado por Dios.


«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»

Y ahora, les manda la pregunta más importante, "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". No les pregunta qué dicen los religiosos, los escribas, saduceos y fariseos que eran los conocedores de la Ley de Dios, equivalente a las diversas organizaciones religiosas de hoy.

Recordemos, frente al Señor cada uno de nosotros tenemos que responder la pregunta, "Y tú, ¿quién dices que soy yo?"

Aquí en el foro un forista muy enterado pero muy confundido y confundidor siempre dice, "Yo creo lo que mi iglesia cree". Esto mueve a compasión ya que este Juan Manuel se ha atrevido a afirmar que ha sido bautizado con el Espíritu Santo; sin embargo, se niega a publicar su testimonio. Por mucho tiempo le exigí que diera su respuesta a la pregunta de Jesús, Y tú, ¿quién dices que soy yo?". El me dijo que no quería pecar de pedantería, implicando que los evangélicos somos pedantes cuando damos nuestro testimonio de haber salido de la oscuridad a la Luz de Jesús.

Hermanos, no sigamos el ejemplo de Juan Manuel; más bien sigamos el ejemplo de Pedro, quien, enseñado po el Espíritu Santo, le dijo a Jesús, "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente".

¿Qué habría pasado si Pedro le hubiera contestado, "Tú eres Jesús, el hijo de la "santísima virgen" que tú has abandonado en tu casa y que ni siquiera tre sigue porque piensa que estás loco?"



Pedro respondió: «¿Tú eres el Mesías.»

Según Juan Manuel, esto se podría leer así: "Cristo respondió: 'Tú eres el Cristo (el Mesías).' Juan Manuel acaba de afirmar que todos somos "cristos" por la sencilla razón que somos ungidos. Esto es una monstruosa deformación de la verdad.

Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad.

Esto es otra manera de mencionar la Expiación. Juan Manuel también acaba de declarar que la Expiación está demás ya que espera encontrar en el cielo a Ghandi, Aristóteles, y toda una gama de personas que nunca fueron lavadas en la Sangre del Cordero.

Para suavizar y disimular incluyó nombres como Lutero y Luther Martin King. Se cuidó de no mencionar a Calvino. ¿Por qué será?


Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás!

Aquí Jesús comete un tremendo sacrilegio ya que lo reprende duramente al "futuro papa".

Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

Le sigue dando duro al formidable Pedro, tan pecador como yo que a veces me paso de adjetivos contra los idólatras.


Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.

Eso incluye las cosas bonitas como "la fidelidad a los padres" (este es le gran pretexto para adorar a María). Tenemos que renunciar a todo, incluyendo esas tradiciones de las organizaciones religiosas que contradicen a la PALABRA DE DIOS. No me estoy refiriendo esclusivamente a la Secta Romana; también incluyo a muchas de las tradiciones de los evangélicos que se van contra la FE DE JESUCRISTO.

Espero que cuando la "catarata" de defensas de la Secta Romana termine, los evangélicos nos dediquemos a hablar de nuestros puntos flacos de cada una de nuestras amadas denominaciones.

Roma se cree sólida unida. Esa es una mentira. La verdadera unión es la que tenemos en Cristo a pesar de nuestras diferencias litúrgicas o doctrinales. ¡Alabemos al Señor en nuestra diversidad!


Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.»

Esto es lo que está haciendo Roma: quiere salvar su vida; no quiere desaparecer totalmente del universo cristiano. Cuando Roma se arrepienta ante JESUCRISTO, pida perdón al ESPIRITU SANTO por la "catarata" de agravios con el EVANGELIO DE JESUCRISTO, recié ahí podremos decirles, "Vengan, hermanos separados; ahora se han arrepentido, ahora se han entregado a JESUCRISTO; ahora han abandonado sus herejías, sus idolatrías, sus engaños. ahora ustedes son dignos de llamarse hermanos nuestros.

Si Roma no hace eso, nunca habrá reconciliación. Sería una blasfemia contra El Espíritu Santo, y, por lo tanto, sería un pecado imperdonable el que cometeríamos.

Palabra del Señor.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Fegna:
Copiar y pegar este párrafo dos veces vuelve a indicar que tu único objetivo es ser el autor de más cantidad de escritos en el foro, aunque no en cuanto el contenido.

Yo al menos lo voy a anunciar: Este mensaje lo repetiré en su copia (Lecturas del Día del Señor http://www.forocristiano.com/Forum12/HTML/001881.html)

Fraternalmente en Cristo.

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Se ve que necesitas que te lo repita varias veces, y ni aun así dices nada del contenido. Sigues repitiendo la cantaleta de mi estilo. Sigue con tu estilo y responde a lo que te digo. No porque eres de Chile te vas a sindonizar tanto. Sé tu mismo.

Recuerda, Fegna, que tu abuelita te decía que se te necesitaba deir una cosa miles de veces para que la entendieras. Te estoy ayudando, desagradecido. Pasa un buen día.
 
Copiar y pegar este párrafo dos veces vuelve a indicar que tu único objetivo es ser el autor de más cantidad de escritos en el foro, aunque no en cuanto el contenido.

Yo al menos lo voy a anunciar: Este mensaje lo repetiré en su copia (Lecturas del Día del Señor http://www.forocristiano.com/Forum12/HTML/001881.html)

Fraternalmente en Cristo.

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1Jn:4:8:
El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.
 
Ahora que has confesado que nunca has leído lo que he escrito, espero que tengas un poco de sangre en la cara y no sigas hablando tonterías, Luis Fernando Carvallo, ex-salesiano.

¿Ya sabes la diferencia entre "falla" y "fallo"?