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«1 (1b) Dios es mi protector,
¡no me digan que huya a los cerros,
como si fuera un pájaro!
Fíjense en los malvados:
se esconden en las sombras,
y esperan a la gente honrada,
para atacarla cuando pase.
¡Si este mundo parece estar
bajo el control de los malvados,
qué puede hacer la gente honrada!
Pero Dios está en su santo templo;
desde su palacio celestial
vigila a la humanidad entera.
Dios pone a prueba a los justos;
él mismo los examina,
pero odia con toda su alma
a los malvados y a los violentos.
Sobre ellos dejará caer una lluvia
de brasas de fuego y de azufre encendido.
¡Un viento caliente los acabará!
Dios es justo de verdad,
y ama la justicia;
¡por eso la gente honrada
habrá de verlo cara a cara!»
Salmos 11:1-7 TLAI