LOS TRES ASPECTOS DEL PECADO
EL EVANGELIO DE DIOS
Continuación…
Tal vez usted no ha visto la acción de la conciencia todavía. A menudo he visto personas que tienen problemas con su conciencia. Cuando la luz de Dios viene, su conciencia se pone inquieta. Una persona en tal condición se metería en un agujero en el suelo, si hubiera uno. El haría cualquier cosa para apaciguar su conciencia. Incluso negaría su vida a fin de redimirse del pecado. ¿Por qué Judas se ahorcó? Porque su conciencia no lo dejaba en paz. El había traicionado a Jesús, y su conciencia no lo dejaba tranquilo.
¿Por qué no es necesario que Dios mande muchos ángeles para lanzar a los hombres en el lago de fuego como si fuesen piedras? ¿Por qué Dios no necesita que los ángeles guarden el lago de fuego? ¿Dios no teme acaso una revolución en el infierno? Estoy seguro que para un hombre que ha pecado el infierno será una bendición en vez de una maldición. Cuando la conciencia se levanta para condenar al hombre, demanda que éste sea castigado. El castigo no sólo es una demanda de Dios, también es una demanda del hombre. Antes de que usted vea lo que el pecado es, tiene miedo del castigo. Pero después de ver lo que el pecado es, tomará el castigo como una bendición. ¿Ha visto alguna vez a criminales o asesinos cuando están por ser ejecutados? Antes de que el hombre ve su pecado, tal vez se regocije en el crimen. Pero después de que ve su pecado, él se alegrará de su propia ejecución. Esto quiere decir que el infierno no es sólo un lugar de castigo. Es también un lugar de escape. El pecado en la conciencia causa dolor en el presente y clama por castigo en la próxima era. Entonces, para que Dios nos salve, El debe tratar con nuestros pecados ante El, y también debe tratar con los pecados en nuestra conciencia.
Hay un tercer aspecto del pecado. El pecado no sólo está delante de Dios y en la conciencia del hombre; también está en la carne del hombre. Esto es lo que Romanos 7 y 8 nos dicen. ¿Cuál es el pecado de la carne? Ya hemos visto que, por un lado, existe el registro de los pecados ante Dios y por otro, hay una condenación de pecados en la conciencia del hombre. Ahora vemos el tercer aspecto: el poder del pecado y las actividades del pecado en la carne del hombre. El pecado tiene su posición. El pecado preside. El pecado está en la carne del hombre como el director. Por favor recuerde que el pecado es el director que preside en la carne.
¿Qué quiero decir con esto? Los pecados ante Dios y en la conciencia del hombre son objetivos. Para mí el registro de los pecados ante Dios y la condenación de los pecados en mi conciencia están relacionadas a mi sentimiento con respecto al pecado. Pero el pecado en la carne es subjetiva. Esto significa que el pecado que mora en mí tiene el poder para forzarme a pecar; tiene el poder para incitarme a pecar. Esto es lo que la Biblia llama el pecado en la carne.
Por ejemplo, puede haber un hermano que gana cien dólares al mes, pero gasta ciento cincuenta dólares al mes. A él le gusta pedir dinero prestado. Es parte de su disposición. Si él no pide prestado, sus manos le picarán; incluso su cabeza y su cuerpo le picarán. Después de usar todo su salario, él tiene que pedir prestado algo y gastarlo para sentirse cómodo. En él podemos ver los tres aspectos. Primero, él tiene muchos acreedores, que tienen el registro de sus deudas. Segundo, a menos que no tenga conocimiento de la consecuencia de pedir prestado, en cuyo caso puede seguir en paz pidiendo prestado, él se da cuenta de que está en peligro y así siente la carga no sólo por el registro de la deuda ante sus acreedores, sino también con la exposición de su conciencia. Además, está el pecado en su carne. El sabe que está mal pedir prestado, sin embargo no descansa hasta pedir prestado. Hay algo que lo impulsa, diciéndole que no ha pedido prestado por meses y que debe hacerlo una vez más. ¿Qué es esto? Esto es el pecado en su carne. Por un lado, el pecado es un hecho, que resulta en un registro de pecado ante Dios y en su conciencia. Por el otro, el pecado es un poder en su carne que lo incita y lo obliga, aun lo arrastra y lo tira, a pecar.
Si usted nunca ha resistido al pecado, nunca ha sentido su poder. Pero si trata de resistirlo, sentirá su poder. Cuando el agua está fluyendo, usted no siente su poder si fluye con él. Pero si usted trata de ir contra la corriente, sentirá su poder. La mayoría de los ríos en China fluyen de oeste a este; así que si usted trata de viajar desde el este al oeste, sentirá el poderío de los ríos de China. Aquellos que mejor conocen el poder del pecado son los más santos, pues son los que tratan de oponerse y enfrentarse contra el pecado. Si usted está ligado al pecado y va con el pecado, seguramente no conocerá su poder. El pecado en su carne está todo el tiempo levantándose y obligándolo a pecar, pero sólo cuando usted se despierte para tratar con el pecado se dará cuenta de que usted es un pecador perdido. Sólo así usted sabrá que es impotente y que no puede solucionar el problema del pecado en su carne, sin mencionar la presencia de los pecados en su conciencia y el registro de los pecados ante Dios.
Por lo tanto, debemos ver que cuando Dios nos salva, El trata con los tres aspectos. El pecado interior es tratado por la cruz y la crucifixión del viejo hombre. Ya hemos mencionado esto muchas veces, así que no lo vamos a repetir ahora. Esta vez nuestro estudio bíblico abarca la manera en que Dios trata con nuestros pecados ante El y la condenación de los pecados en nuestra conciencia. Al principio mencioné el problema del pecado y de los pecados. Los pecados se refieren a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Cada vez que la Biblia habla de los pecados, se refiere a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Pero cada vez que la Biblia menciona al pecado en la carne, usa la palabra pecado, no pecados. Si usted recuerda esto, no tendrá problemas más tarde.
Agradecemos a Dios porque su salvación es completa. El ha tratado con nuestros pecados ante El. El también ha juzgado nuestros pecados en la persona del Señor Jesús. Además, el Espíritu Santo ha aplicado la obra de Cristo a nosotros, para que podamos recibir al Señor Jesús y tengamos paz en nuestra conciencia. Una vez que la conciencia es limpiada, no hay más conciencia de pecado. Muchas veces he escuchado a cristianos decir que la sangre del Señor Jesús quita sus pecados. Cuando les pregunto si se sienten llenos de paz y contentos, ellos dicen que a veces sienten la presencia de sus pecados. Esto es inconcebible. Yo estoy contento, pues cuando la conciencia está limpia, no hay más conciencia de pecados. Nuestra conciencia está enterada de los pecados porque hay un registro de pecados ante Dios. Pero si los pecados ya no existen delante de Dios, ¿cómo es que aún somos conscientes de ellos? Puesto que el problema de los pecados ante Dios ha sido resuelto, el de los pecados en nuestra conciencia también debe ser resuelto. Así que, ya no debemos de tener la conciencia de pecados.
Watchman Nee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
EL EVANGELIO DE DIOS
Continuación…
Tal vez usted no ha visto la acción de la conciencia todavía. A menudo he visto personas que tienen problemas con su conciencia. Cuando la luz de Dios viene, su conciencia se pone inquieta. Una persona en tal condición se metería en un agujero en el suelo, si hubiera uno. El haría cualquier cosa para apaciguar su conciencia. Incluso negaría su vida a fin de redimirse del pecado. ¿Por qué Judas se ahorcó? Porque su conciencia no lo dejaba en paz. El había traicionado a Jesús, y su conciencia no lo dejaba tranquilo.
¿Por qué no es necesario que Dios mande muchos ángeles para lanzar a los hombres en el lago de fuego como si fuesen piedras? ¿Por qué Dios no necesita que los ángeles guarden el lago de fuego? ¿Dios no teme acaso una revolución en el infierno? Estoy seguro que para un hombre que ha pecado el infierno será una bendición en vez de una maldición. Cuando la conciencia se levanta para condenar al hombre, demanda que éste sea castigado. El castigo no sólo es una demanda de Dios, también es una demanda del hombre. Antes de que usted vea lo que el pecado es, tiene miedo del castigo. Pero después de ver lo que el pecado es, tomará el castigo como una bendición. ¿Ha visto alguna vez a criminales o asesinos cuando están por ser ejecutados? Antes de que el hombre ve su pecado, tal vez se regocije en el crimen. Pero después de que ve su pecado, él se alegrará de su propia ejecución. Esto quiere decir que el infierno no es sólo un lugar de castigo. Es también un lugar de escape. El pecado en la conciencia causa dolor en el presente y clama por castigo en la próxima era. Entonces, para que Dios nos salve, El debe tratar con nuestros pecados ante El, y también debe tratar con los pecados en nuestra conciencia.
Hay un tercer aspecto del pecado. El pecado no sólo está delante de Dios y en la conciencia del hombre; también está en la carne del hombre. Esto es lo que Romanos 7 y 8 nos dicen. ¿Cuál es el pecado de la carne? Ya hemos visto que, por un lado, existe el registro de los pecados ante Dios y por otro, hay una condenación de pecados en la conciencia del hombre. Ahora vemos el tercer aspecto: el poder del pecado y las actividades del pecado en la carne del hombre. El pecado tiene su posición. El pecado preside. El pecado está en la carne del hombre como el director. Por favor recuerde que el pecado es el director que preside en la carne.
¿Qué quiero decir con esto? Los pecados ante Dios y en la conciencia del hombre son objetivos. Para mí el registro de los pecados ante Dios y la condenación de los pecados en mi conciencia están relacionadas a mi sentimiento con respecto al pecado. Pero el pecado en la carne es subjetiva. Esto significa que el pecado que mora en mí tiene el poder para forzarme a pecar; tiene el poder para incitarme a pecar. Esto es lo que la Biblia llama el pecado en la carne.
Por ejemplo, puede haber un hermano que gana cien dólares al mes, pero gasta ciento cincuenta dólares al mes. A él le gusta pedir dinero prestado. Es parte de su disposición. Si él no pide prestado, sus manos le picarán; incluso su cabeza y su cuerpo le picarán. Después de usar todo su salario, él tiene que pedir prestado algo y gastarlo para sentirse cómodo. En él podemos ver los tres aspectos. Primero, él tiene muchos acreedores, que tienen el registro de sus deudas. Segundo, a menos que no tenga conocimiento de la consecuencia de pedir prestado, en cuyo caso puede seguir en paz pidiendo prestado, él se da cuenta de que está en peligro y así siente la carga no sólo por el registro de la deuda ante sus acreedores, sino también con la exposición de su conciencia. Además, está el pecado en su carne. El sabe que está mal pedir prestado, sin embargo no descansa hasta pedir prestado. Hay algo que lo impulsa, diciéndole que no ha pedido prestado por meses y que debe hacerlo una vez más. ¿Qué es esto? Esto es el pecado en su carne. Por un lado, el pecado es un hecho, que resulta en un registro de pecado ante Dios y en su conciencia. Por el otro, el pecado es un poder en su carne que lo incita y lo obliga, aun lo arrastra y lo tira, a pecar.
Si usted nunca ha resistido al pecado, nunca ha sentido su poder. Pero si trata de resistirlo, sentirá su poder. Cuando el agua está fluyendo, usted no siente su poder si fluye con él. Pero si usted trata de ir contra la corriente, sentirá su poder. La mayoría de los ríos en China fluyen de oeste a este; así que si usted trata de viajar desde el este al oeste, sentirá el poderío de los ríos de China. Aquellos que mejor conocen el poder del pecado son los más santos, pues son los que tratan de oponerse y enfrentarse contra el pecado. Si usted está ligado al pecado y va con el pecado, seguramente no conocerá su poder. El pecado en su carne está todo el tiempo levantándose y obligándolo a pecar, pero sólo cuando usted se despierte para tratar con el pecado se dará cuenta de que usted es un pecador perdido. Sólo así usted sabrá que es impotente y que no puede solucionar el problema del pecado en su carne, sin mencionar la presencia de los pecados en su conciencia y el registro de los pecados ante Dios.
Por lo tanto, debemos ver que cuando Dios nos salva, El trata con los tres aspectos. El pecado interior es tratado por la cruz y la crucifixión del viejo hombre. Ya hemos mencionado esto muchas veces, así que no lo vamos a repetir ahora. Esta vez nuestro estudio bíblico abarca la manera en que Dios trata con nuestros pecados ante El y la condenación de los pecados en nuestra conciencia. Al principio mencioné el problema del pecado y de los pecados. Los pecados se refieren a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Cada vez que la Biblia habla de los pecados, se refiere a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Pero cada vez que la Biblia menciona al pecado en la carne, usa la palabra pecado, no pecados. Si usted recuerda esto, no tendrá problemas más tarde.
Agradecemos a Dios porque su salvación es completa. El ha tratado con nuestros pecados ante El. El también ha juzgado nuestros pecados en la persona del Señor Jesús. Además, el Espíritu Santo ha aplicado la obra de Cristo a nosotros, para que podamos recibir al Señor Jesús y tengamos paz en nuestra conciencia. Una vez que la conciencia es limpiada, no hay más conciencia de pecado. Muchas veces he escuchado a cristianos decir que la sangre del Señor Jesús quita sus pecados. Cuando les pregunto si se sienten llenos de paz y contentos, ellos dicen que a veces sienten la presencia de sus pecados. Esto es inconcebible. Yo estoy contento, pues cuando la conciencia está limpia, no hay más conciencia de pecados. Nuestra conciencia está enterada de los pecados porque hay un registro de pecados ante Dios. Pero si los pecados ya no existen delante de Dios, ¿cómo es que aún somos conscientes de ellos? Puesto que el problema de los pecados ante Dios ha sido resuelto, el de los pecados en nuestra conciencia también debe ser resuelto. Así que, ya no debemos de tener la conciencia de pecados.
Watchman Nee
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¡Jesús es el Señor!