Más que genocidio es un suicidio cultural.
Son los europeos quienes, al no querer procrear hijos, han visto disminuir sus números en relación con los no europeos musulmanes, porque su población envejece y no se renueva.
Además, como fenómeno complementario, no se establecen criterios y orden en la inmigración.
Una cosa es que abras tu casa como refugio para un desamparado.
Pero otra cosa es que la abras para dos, cuatro, doscientos desamparados.
Una cosa es que, como buen samaritano, lleves al hospital al herido y pagues para que lo cuiden.
Otra cosa es que lleves a TODOS los heridos que te vayas encontrando en el camino, y te quedes permanentemente en el hospital cuidándolos.
El buen cristiano europeo debe trabajar por una inmigración ordenada que permita que tanto los residentes como inmigrantes sean prósperos, y no que unos sufran por causa de los otros.