Re: Los Nicolaítas
Hola a todos.
Tengo una duda desde hace muchísimo tiempo. ¿Quiénes eran los Nicolaítas?
Resulta que hice una investigación personal, pero tanto los autores y diccionarios bíblicos no estan seguros de quiénes eran.
La mayoría explica que se trataba de una secta que mezclaba inmoralidad sexual, idolatría y cristianismo, al igual que la doctrina de Balaam. El problema que encuentro es que al referirse a ellos, el Señor se limita a mencionarlos y a distinguirlos de dichas prácticas pues al mencionarlos, dice literalmente así:
"Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolosy a cometer fornicación.
Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco". (Ap. 2:14-15)
Este pasaje distingue claramente la doctrina de Balaam de la de los nicolaítas.
Todas las Biblias, comentarios, y diccionarios los señalan como iguales, excepto la Biblia Scofield, quien es el único que alude a la etimología del término para explicar que se trata de un grupo que pretendía dividir la Iglesia entre una casta especial o sacerdocio o ministerio, y otra ordinaria: los laicos.
En palabras traducidas de la Biblia Anotada de Scofield.
Del griego, "nikao", " conquistar, " y griego, "laos", " a la gente, " "o laicado". No hay ninguna autoridad antigua que afirme la existencia de una secta llamada Nicolaitas. Si la palabra es simbólica, esto se refiere a la forma más temprana de la noción de una orden sacerdotal, "o el clero", que más tarde dividió una hermandad igual (Mat_23:8) en "sacerdotes" "y laicado". Lo que en Efeso era "hechos" (Rev_2:6) se había hecho en Pergamos " una doctrina (Rev_2:15).
Lo que me extraña es la ausencia de otra fuente similar al respecto.
El hecho de que los autores no estén de acuerdo y de que la Biblia no lo mencione, me hace sospechar de una conspiración de silencio para dar validez "legal" a la autoridad tanto de sacerdotes como de 'ministros' (sic) evangélicos de dominar sobre el resto de los creyentes.
Copio este un comentario de Alberto Colunga sober el texto en cuestión, en el expresa que los que mantienen las doctrinas de Balac y los nicolaítas son los mismos, sin embargo admite que no hay certeza en ello.
Carta a la iglesia de Pergamo, 2:12-17.
12 Al ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada, la espada de dos filos, la aguda: 13 Conozco dónde moras, donde está el trono de Satán, y que mantienes mi nombre, y no negaste mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi fiel, que fue muerto entre vosotros, donde Satán habi-ta. 14 Pero tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen la doctrina de Balam, el que enseñaba a Balac a poner tropiezos delante de los hijos de Is-rael, a comer de los sacrificios de los ídolos y fornicar. 15 Así también toleras tú a quienes siguen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. 16 Arrepiénte-te, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca. 17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe.
Pérgamo, otra de las grandes ciudades de Asia Menor, estaba a unos 70 kilómetros al nor-te de Esmirna y a unos 30 del mar. Su grandeza y prosperidad databan del año 282 a. C., en que fue constituido el reino de los Atálidas, que duró hasta el año 133 a. C. En este año, el rey Átalo III se sometió al dominio de Roma. Estaba situada sobre una solitaria colina de unos 300 metros de altura, desde la que dominaba el amplio valle del Caico. Los reyes de Pérgamo habían fundado en ella una gran biblioteca, que competía con la de Alejandría. Esto dio origen al desarrollo de una industria, la del pergamino, que sustituía al papiro para la composición y escritura de los libros. Fue famosa por sus monumentos religiosos, entre los cuales descollaba el santurario de Zeus Soter, en el que los reyes de Pérgamo habían levantado un altar colosal, en uno de cuyos lados estaba representada la Gigantomaquia, o sea la lucha de los gigantes con los dioses. También era notable el cul-to de Esculapio, a cuya sombra nació el cultivo de la medicina. De sus escuelas salió el insigne Galeno. Pérgamo fue la sede de un Augusteum, o templo dedicado al emperador Augusto, y otro dedicado a la diosa Roma48. Sobre los orígenes del cristianismo en Pér-gamo nada sabemos.
Después de la invitación a escribir, común a todas las cartas, Jesucristo se presen-ta empuñando la espada de dos filos (v.12) 49. El contexto de la carta indica claramente que se trata del poder irresistible de la palabra divina 50. La palabra de Cristo es penetran-te como una aguda espada de dos filos. Los que no sean fieles a la doctrina cristiana serán combatidos por el mismo Jesucristo con la espada de su boca (cf. v.16).
Cristo alaba la fe y la fortaleza de la Iglesia de Pérgamo, porque, aun morando donde está el trono de Satán, ha mantenido firme la fe recibida. Pérgamo podía ser llama-da con mucha propiedad trono de Satán (v.13), a causa de sus templos, de los cultos pa-ganos y de su colegio sacerdotal. El templo de Zeus Soter dominaba, desde la acrópolis, los valles que rodeaban la ciudad. Además, era el centro del culto imperial oficial, por lo cual venía como a dominar sobre todos los demás templos de Asia Menor.
El Señor hace el elogio de su constancia por su fidelidad en una ocasión determi-nada, probablemente en una explosión del furor pagano, en que sufrió la muerte el mártir Antipas.Nada sabemos de él fuera de lo que nos dice este pasaje del Apocalipsis, Los Bo-landistas lo colocan en el 11 de abril, y afirman que padeció martirio bajo Domiciano, quemado dentro de un buey de bronce. Antipas tal vez haya sido martirizado por rehusar el culto al emperador de Roma, es decir, por no querer reconocer el título de Kyrios, Se-ñor, al emperador, reservándolo únicamente para Cristo. Los cristianos se opusieron te-nazmente ya desde un principio a dar al César el título de Kyrios (Καίσαρ Κύριος: “César es el Señor”), porque lo consideraban como un título divino, que no era lícito dar a nin-guna persona humana. En el Martirio de San Policarpo se lee que los jueces incitaban a este ilustre santo a pronunciar el César Kyrios como una formalidad cualquiera, con lo cual se libraría de la muerte. Pero el santo rehusó, pues teniendo en cuenta el significado que se le atribuía, constituía una grave blasfemia.
A pesar de la fidelidad demostrada por la Iglesia de Pérgamo, el Señor tiene sus quejas contra ella: tolera en su seno a los que siguen las doctrinas de Balam y de los ni-colaítas (v.14-15). El v.15 parece identificar — según opinión de la mayoría de los intér-pretes — los nicolaítas con los secuaces de Balam. Este famoso adivino fue llamado por Balac, rey de Moab, para que maldijera a los israelitas, que amenazaban su reino. Balac esperaba que la maldición tuviese como efecto la destrucción de Israel. Pero Balam en lugar de maldecir, es obligado por Yahvé a proferir sobre Israel magníficas bendiciones 51. Sin embargo, por Núm 31:16 sabemos que las mujeres moabitas y madianitas induje-ron a los israelitas, por consejo de Balam, a tomar parte en los cultos idolátricos de Baal Fogor. Así lo afirma también un comentario haggádico judío, añadiendo que fue Balam el que dio este perverso consejo al rey de Moab, A esta interpretación parece aludir nues-tro pasaje. Balam quedó en la literatura judaica como el prototipo del inductor al mal.
A semejanza de Balam, hay en la Iglesia de Pérgamo falsos doctores que con sus doctrinas erróneas inducen a los fieles al mal. Es probable que San Juan mire aquí a algún falso doctor que no tenía reparo en enseñar ser lícito tomar parte en los banquetes de los ídolos, en los sacrificios paganos o también dejarse llevar del desenfreno moral. El pro-blema de los idolotitos preocupó ya desde un principio a los apóstoles. San Pablo había tenido que intervenir en este asunto para dar normas concretas a las cuales debían atener-se los fieles52. Según esto, la fornicación de que nos habla el v.14 hay que entenderla de la connivencia con la idolatría. Es muy frecuente en los profetas del Antiguo Testamento el considerar la idolatría como una fornicación 53. La razón de esto está sin duda en el he-cho de que Israel era considerado por esos mismos profetas como la esposa de Yahvé. Al darse a la idolatría venía como a prostituirse a un extraño, faltando así a la fidelidad debi-da a su esposo Yahvé. Sin embargo, es también posible que haya que tomar la expresión fornicar de nuestro texto en sentido propio, pues las fiestas religiosas de Pérgamo, en las cuales tal vez participaban algunos cristianos, solían llevar consigo desórdenes morales.
Cristo exhorta a la Iglesia al arrepentimiento y a la corrección. De lo contrario vendrá pronto a ella y peleará contra los corruptores con la espada de su boca (v.16). Es-ta espada no designa otra cosa que el fallo de su justicia pronunciado por su boca. Cristo, en cuanto juez, condenará con terrible castigo a los falsos doctores que se esfuerzan por seducir a los fieles de Pérgamo.
Al vencedor en los combates de la fe le promete, en cambio, dos cosas: el mana escondido y una piedrecita blanca (v.11). En el maná hay una clara alusión al Éxodo, du-rante el cual Dios alimentó a su pueblo con este alimento caído del cielo 54. Por el libro del Éxodo 55 también sabemos que una muestra del maná se conservó escondida en el ar-ca de la alianza. La tradición rabínica también consideraba como algo característico de la era mesiánica la reaparición del maná, escondido en el tercer cielo 56. La mención del maná en este pasaje tal vez haya sido sugerida por la alusión a Balam y a los recuerdos del Éxodo, o bien por contraposición a los idolotitos de los que ha hablado en el v.14. El maná, junto con el árbol de la vida 57 y el agua de la vida58, vendrán como a formar el alimento de inmortalidad para los elegidos. En el cuarto evangelio, el maná es símbolo de la Eucaristía 59. También aquí San Juan parece referirse al alimento espiritual que es la Eucaristía, como reconocen casi todos los intérpretes. La Eucaristía es el alimento que da la verdadera vida, y se opone a los idolotitos que dan la muerte 60. Hay algunos autores, sin embargo, que piensan que la Eucaristía no es el premio aludido, porque los fieles de Pérgamo ya la poseían. El premio prometido al vencedor sería más bien de tipo escatoló-gico. Se referiría a la visión beatífica, que sacia totalmente las ansias y deseos del bien-aventurado. En este sentido hablaría el arcángel Rafael cuando decía a Tobías: los ángeles “se sustentan de un manjar invisible y de una bebida que los hombres no pueden ver.”61
La piedrecita blanca — el blanco es color de victoria y de alegría — es una ima-gen tomada probablemente de los billetes de entrada — tessera — a los teatros, a los banquetes, o bien de los talismanes protectores, que solían llevar un nombre mágico gra-bado. Esta piedrecita blanca dada a los cristianos fieles simboliza el billete para entrar y tomar parte en el banquete celestial, en el reino de los cielos. La literatura rabínica tam-bién refiere que con el maná cayeron del cielo piedras preciosas 62. No es del todo impro-bable que el autor del Apocalipsis haga referencia a esta opinión rabínica. Otra hipótesis muy sugestiva es la que identifica la piedrecita blanca del Apocalipsis con el símbolo (σύνθημα) que Arístides de Esmirna recibió de Esculapio de Pérgamo como consolador auxilio moral63. El nombre nuevo, que va escrito sobre la piedrecilla, alude probablemen-te a un nombre de Cristo 64. Solamente el que posee ese nombre conoce su sentido, y úni-camente será gustado por los fieles que han triunfado.
Con esto se quiere poner más de realce, posiblemente, un lazo mucho más íntimo entre Cristo y el alma del cristiano. Sería la experiencia íntima y personal que el cristiano tenga de Jesucristo. Sólo aquel que la sienta podrá darse cuenta de ella: es un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe (v.17). También podría interpretarse el nombre nuevo como equivalente a santo y seña, con el que se facilitaría al agraciado la entrada al banquete celeste65.
Saludos