Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

28 Febrero 1999
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No, no me refiero a Demas, sino a “los demás”.
1Co. 14:29: “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen lo que ellos dicen”.
Es paradójico que en una época en que proliferando por todas partes los “profetas” (pastores ascendidos) designados por los “apóstoles” (nombrados por los heresiarcas de los movimientos en boga), escaseen al grado de brillar por su ausencia esta otra suerte de profetas, imprescindibles en cualquier congregación cristiana fiel a la sana doctrina.
A diferencia de los pseudo profetas que buscan hacerse su propio cartel que les permita escalar la pirámide del éxito, estos otros “son del montón”; ilustres desconocidos no necesariamente egresados de Seminario o Instituto Bíblico alguno, ni ordenados humanamente ni distinguidos con títulos o diplomas que avalen su profesionalidad ministerial.
En el contexto mayor de los capítulos 12 al 14 de esta primera epístola a los corintios, advertimos que si bien Pablo desalienta cualquier pretensión de poseer todos los dones o elegir entre ellos como si fuese algo opcional y no otorgado según el propio querer del Espíritu (12:11), destaca la profecía frente a la espectacularidad de las lenguas, que venían haciendo de los corintios glosolaliadictos. Les estaba resultando más fácil y atrayente llamar la atención de los demás hacia sí mismos, que procurar el beneficio espiritual de toda la iglesia, consolando, exhortando y edificando a todos los demás (14:3,4). En vez de presentar la profecía como un don muy raro y difícil de recibir, Pablo suele utilizar el “todos” en el ejercicio del profetizar. Aunque en el v.24 parece emplearse en el sentido más general de todos los hermanos, en el 31 probablemente se refiera a los profetas en la iglesia, de los que viene hablando desde el v. 29 y seguirá hablando en el 32 y el 37. El énfasis que desde hace un siglo se le viene dando a la última parte del v.39 (“no impidáis el hablar en lenguas”) como que ha soslayado el extensivo mandato apostólico precedente: “Así que, hermanos, procurad profetizar”. Esta no era una prerrogativa especial de quien o quienes pudieran atribuírsela en exclusividad, sino el derecho y deber de cuantos fuesen guiados por el Espíritu a compartir lo que les fue mostrado (v.30). Pero también es cierto que algunos hermanos fueron dados ellos mismos como dones de Cristo a su iglesia, y así leemos en Hechos 13:1: “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros…”.
Quienes así servían a sus hermanos en la iglesia que estaba en Corinto, podían ser tantos, que asistiéndoles a todos igual derecho, no podían sobrecargar la capacidad de los asistentes para oírles con atención y provecho, por lo que recomienda Pablo que no sean más de dos o tres, turnándose en el uso de la palabra. Pero “los demás” profetas que estaban sentados mientras otro de ellos hablaba, no debían aprovechar a echarse su siesta, sino estar muy atentos a lo que el que llevaba la palabra decía; pues si bien cualquier humana equivocación puede ser excusable y obviada, el error doctrinal debía ser corregido antes que su difusión provocara confusión, cismas o herejías.
Aunque nunca la Escritura presenta al matrimonio de Priscila y Aquila como profetas, sin embargo ellos ejercieron eficazmente este ministerio de “los demás”, cuando después de escucharle, le explicaron con más exactitud el camino de Dios (Hch.18:26).
El falso concepto de la ética de que por no provocar escándalo mejor es no proceder nunca a la corrección – pública o privada, según cuadre -, precisamente fomenta lo mismo que con el cómplice silencio se procura evitar: tropiezo o escándalo.
¡Cuántos males podrían evitarse si en vez de seguir los programas pre-establecidos de una reunión el Espíritu Santo volviera a tener el control de la misma!
De esta manera, podría ser corregida tanto una actitud segregacionista como la de Pedro (Gl.2:11-14), como acordar una solución en armonía y unanimidad (Hch.15), como corregir lo errado con la verdad, discerniendo siempre, como se implica aquí en nuestro texto “los demás juzguen lo que ellos dicen”. De esta manera se garantizaría el que la iglesia fuese – no sólo en el papel sino también en la práctica – columna y baluarte de la verdad. El sistema tradicional, en cambio, fomenta el escepticismo, al no estar nunca seguros los hermanos si lo que se está enseñando es conforme a verdad.
¡Que Dios levante a muchos siervos suyos y de sus hermanos aunque tales ministros reciban un calificativo tan pobre como “los demás”!
Ricardo.
 
Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Estimado Ricardo

Estoy de acuerdo en “casi” todo tu aporte. (si lo he entendido mal, discúlpame) Es muy cierta la necesidad que existe de poder conservar la sana doctrina en las iglesias. Cierto es que los errores doctrinales pueden llegar a causar estragos, tanto en la vida espiritual de los creyentes, como en las estructura espiritual de una iglesia. Así como se fue perdiendo la estructura espiritual de la iglesia de los apóstoles; …así también se pierde la de aquellas iglesias que comenzaron muy bien; pero al pasar de los años; si pudiéramos tomar una foto de la iglesia y compararla luego, se verían tremendas diferencias doctrinales.

La necesidad de que las nuevas generaciones de creyentes y nuestros actuales hijos o jóvenes de nuestras iglesias, puedan enfrentar con éxito el tiempo futuro de la iglesia, … es cierta, ...es una realidad; y nos corresponde a nosotros preocuparnos de traspasar, con la mayor fidelidad que podamos, la doctrina de la Palabra de Dios, …o mejor dicho…la sana doctrina.

¿Qué mundo tendrán que enfrentar estos jóvenes de hoy el día de mañana?... En un mundo donde toma cuerpo cada vez más la liberalidad, que incluso a llegado a tocar los cimientos de muchas iglesias…. en un mundo donde se casan hombres con hombres…se aborta legalmente, se divorcian libremente, y se aceptan como lícitas muchas perversiones… nuestros jóvenes, ..tendrán que estar muy bien preparados y especialmente siendo portadores de la sana doctrina. Es nuestra responsabilidad.

Que hay iglesias hoy en día en que se ha perdido la sana doctrina, …otras que nunca la han tenido… y otras que no saben distinguir entre lo malo y lo bueno;… es una realidad… Pero….

¿Qué dice realmente su palabra?... “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen” (1 Cor. 14:29) Esto quiere decir, que cuando somos enseñados, “los demás”, profetas o no,… ministros o laicos etc. …debemos juzgar, examinar; … no dice… corregir, rebatir, o enfrentar públicamente. Provocar escándalos dentro de las iglesias, con justicia o no… no es bueno, …nunca será saludable para nadie…. Ni tampoco debe ser una excusa para no manifestar los errores; …porque todo tiene su tiempo, momento y lugar adecuado para corregir, rechazar o etc. de acuerdo a la necesidad.

Tu ponías el ejemplo de Priscila y Aquila; …buen ejemplo…y ese mismo ejemplo nos enseña algo muy importante y que por tanto nos sirve de patrón para comportarnos idóneamente y con sabiduría en todas las cosas que competen a la iglesia. “Y comenzó a hablar confiadamente en la sinagoga (Apolos): al cual como oyeron Priscila y Aquila, le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de Dios” (Hechos 18:26) Éste “le tomaron”; …sugiere que Priscila y Aquila, prudentemente le tomaron a un lado y privadamente corrigieron o instruyeron a Apolos.

Esta debe ser la actitud correcta; …si encontramos que hay enseñanzas incorrectas, doctrinas erróneas… se debe actuar con mucha prudencia,…por amor a los débiles en la fe;… pero también…con tanta firmeza como la ocasión y el error lo requieran.

Saludos y bendiciones Ricardo… un verdadero gusto leerte hermano.

Dagoberto
 
Apreciado Dagoberto:

Apreciado Dagoberto:

Como muy bien apuntas, el consejo de Pablo es a que los demàs disciernan, y no, obviamente, a que hagan sonar todas las sirenas de bomberos como para que presa del pànico toda la congregaciòn huya del lugar en estampida.
Caso habrà que a posteriori (como hicieron Priscila y Aquila) privadamente se podrà ayudar al predicador que en algùn punto pudiera haber estado desacertado.
En otros, la magnitud e impacto pùblico del error expuesto comprometerà a los hermanos responsables en la iglesia, a que la verdad sea restaurada de inmediato, sin necesidad de humillar ni condenar a quien hubiera incurrido en tal grueso desacierto.
Sin duda que el "discernir" incluye tambièn al procedimiento a adoptar por "los demàs" que se han dado cuenta del problema planteado.
Saludos fraternales.
Ricardo.
 
Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Ricardo

Apreciado hermano. Estos son los temas que enriquecen; que nos permiten instruirnos y ver aquellas cosas que nos permitan estar alertas y ser realmente instrumentos útiles en la extensión del reino de Dios y en la conservación de la sana doctrina; ...sin embargo...a muchos les atrae más la contienda, ...el debate y como consecuencia...la enemistad; ...que los temas que nos unen y edifican.


Igualmente Dios te bendiga ricamente.
 
Apreciado Dagoberto:

Apreciado Dagoberto:

Apreciado Dagoberto:
Gracias por tu comprensión.
Me he quedado recapacitando sobre este asunto de la corrección del error serio en la congregación.
Antes que nada, creo que debemos distinguir la simple equivocación de lo que constituye un error que afecta seriamente la doctrina bíblica y cristiana.
Por ejemplo, en la rapidez de lo locución, es posible que un predicador exprese lo siguiente:
- Y de la misma manera que el Señor Jesús nació en Jerusalem y fue crucificado en las afueras de Belén…”.
Los oyentes se percatan de inmediato que el predicador inconscientemente traspuso las ciudades, y en su propia mente cada cual hace la corrección. La teología o sana doctrina no se ha visto afectada, y nadie supondría que el predicador estuviera convencido de ser ese el orden cierto de los sucesos y las ciudades. Generalmente es la esposa del predicador la que luego en casa le hace nota el desliz, nada más para que se habitúe a pensar primero y hablar después. Esa misma rapidez de la prédica frecuentemente provoca que se le atribuya a Pablo una cita de Pedro. Tal falta no puede tener consecuencias y no supone ignorancia en el predicador, sino que es un inocente traspié producto de la precipitación.
En una reunión en mi congregación, el predicador tras citar Filipenses 2:7 enseñó que Cristo Jesús al tomar forma de siervo conforme a la semejanza humana, se despojó de algunos de sus atributos divinos como ser: Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia. Así que alcé mi mano y cuando me dio la palabra, dije:
- Esa es la antigua herejía de la kenosis. El Señor Jesús dejó la gloria del Padre que tuvo desde antes que el mundo existiera. En su encarnación, como Hijo del Padre, no fue menos Dios de lo que siempre fue, y en nada su deidad fue disminuida. Pero en próxima reunión podemos estudiar todos juntos en mejor forma este asunto.
Y así lo hicimos.
En mi conciencia, aquello constituía un error serio, que expresado públicamente, públicamente debía ser corregido. En caso que fuese yo el equivocado, el predicador contaba con toda la libertad, garantías y recursos para sostener su posición. No hubo violencia ni escándalo. Pero si se hubiera dejado pasar sin decir nada, probablemente algunos hermanos después de la reunión vendrían a nosotros para inquirir nuestra opinión sobre lo que escucharon. Sería tema de conversación de otras familias de regreso a casa. El predicador podría ser puesto en entredicho en la conciencia de más de uno, y sufrir desprestigio. Quienes mejor simpatizaran con el predicador, buscarían conseguirle alguna explicación al asunto, procurando el apoyo de otros hermanos entendidos en las Escrituras. A poco, podríamos estar enfrentados a un serio problema interno.
Si el ministerio de “los demás” estuviese vigente y activo en las asambleas, entonces los que enseñan o predican serían más cuidadosos pues sabrían que de pifiar feo podrían ser corregidos de inmediato y públicamente. No tendrían necesidad de inculcar a su congregación la falsa idea que sacan de 1Cr.16:22: “No toquéis a mis ungidos ni hagáis mal a mis profetas”.
Y por otra parte, toda la congregación sabría que allí no existe impunidad para nadie, por famoso, erudito y elocuente que fuese el predicador, sino que el Señor Jesús es cabeza de la iglesia, el Espíritu Santo quien dirige, y la Sagrada Escritura autoridad primera y final en cualquier asunto que se preste a controversia.
Pero alcanzar un modelo ideal aquí y ahora, excede la posibilidad de los hermanos mejor intencionados.
Bendiciones.
Ricardo.
 
Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Estimado Ricardo

Creo sinceramente que tienes una concepción justa de la doctrina y limpieza y justicia para examinar. Eso se llama resumidamente “sabiduría”; … pues la sabiduría (que no inteligencia o ciencia espiritual) es la que nos permite actuar en determinado momento de la forma más idónea posible y considerar, con la rapidez y el discernimiento que se requiera, qué forma de actuar, nos reportará mejores “dividendos espirituales”; …me explico… hay actitudes que pueden ser de bendición para muchos hermanos sólidos, y de menor bendición para aquellos hermanos nuevos, simples, o débiles en la fe. Pero… así y todo, la sabiduría debería llevarnos a “preferir”, que aunque menos, pero la bendición se la lleven los débiles, simples o nuevos… que obviamente la necesitan más que los hermanos más firmes. Eso, entiendo, es aplicar sabiduría.

Por lo que a pesar de reconocer tu discernimiento de las situaciones que en el plano espiritual se dan en muchas iglesias…, no puedo estar de acuerdo en que una corrección se haga públicamente, …por las consecuencias que eso puede traer; …su palabra nos pone las prioridades u orden en nuestro obrar, específicamente en cuanto a la corrección: primero, se debe corregir “entre tu y él solo” (Mate.18:15) si no te oyere “toma contigo uno o dos testigos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (vers.16) “si no oyere a ellos, dilo a la iglesia” (vers. 17) …”y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano” (vers. 17)

Es decir, tres pasos:

1.- Solos
2.- Con dos o tres testigos
3.- En medio de la iglesia(públicamente)

Ya tu mencionabas que hay situaciones que no necesitan corrección, pues son más bien errores de dicción o “lapsus” por la rapidez o el “arrobamiento” de la misma predicación. También se ha de considerar estimado Ricardo que entre “los demás”, no todos tengan un “limpio entendimiento” y por lo tanto no toda corrección sea justa o verdaderamente correcta; por ejemplo, ¿Qué tal si un hermano, reconocido como “querelloso, quejumbroso, o conflictivo” se levanta a hacer una corrección a uno que de echo está hablando verdad; pero que esa verdad no está de acuerdo a la concepción de ese “conflictivo”?

Tu mencionabas tu propia experiencia en un caso en tu iglesia; … creo sinceramente que tenías razón y justicia para corregir (por lo que conozco de ti) es decir, el error, seguramente era manifiesto; la corrección justa… pero seguramente que el momento y el lugar no eran los adecuados (para mi) ¿Porqué? … se estaría sentando un precedente que puede dar lugar a situaciones que pueden llegar a ser realmente destructivas. No dudo de tu limpieza y celo al corregir lo que corregiste; … Pero… ¿todos tienen esa misma limpieza o sana intención? … ¿todos “los demás” en la iglesia, están capacitados doctrinal, espiritual o sabiamente, para corregir?

Estimado Ricardo, en la iglesia no hay lugar a la “democracia”; la iglesia está regida por el gobierno de Dios… la democracia en la iglesia es un peligro demasiado latente y que puede traer funestas consecuencias… por lo tanto…actitudes como la que tu mencionas… pueden generar: confusión, mal ejemplo, confrontación y lo peor…división… No podemos ignorar las artimañas o maquinaciones del diablo; quien no se duerme, si no que “anda buscando a quien devorar”, y éste farsante no necesita que le abramos las puertas, si no tan solo que la dejemos entreabierta, para meterse y destruir.

Una persona que se levante, ya decía, sentará precedente para que cualquiera que no esté de acuerdo con esto u lo otro, lo haga también;…para levantarse descomedidamente y generar conflictos… confusiones, escándalo en algunos, y ya decía, división…que sería lo peor que pudiera pasar… Si uno se levanta, siempre, …siempre… estará latente la posibilidad que algún o algunos otros se sientan con el derecho de apoyarle, para luego formarse bandos, y…división… por último…todos se sentirán con el mismo derecho de levantarse y “corregir” lo que para ellos esté malo; …es decir… se estará estableciendo la famosa democracia y dejando a un lado la Teocracia, que es la que debe regir en la iglesia de Cristo. La democracia puede funcionar perfectamente bien en el mundo, pero no en la iglesia de Cristo.


Espero me entiendas estimado hermano.
 
LOS DEMÁS, PERSONAS NON GRATAS

LOS DEMÁS, PERSONAS NON GRATAS

Mi apreciado Dagoberto:

Acabode copiar tu ùltimo mensaje, el que luego leerè y responderè con todo gusto. Por ahora voy dejando estas otras reflexiones complementarias a lo ya dicho.

Bueno, es lógico que en un esquema de iglesia tradicional con un pastor al frente de la misma que actúa como un cura párroco evangélico (bautiza, casa, administra la Cena del Señor, da el sermón dominical y el responso final de difuntos), estos “los demás” de 1Co.14: 29, de haberlos en la iglesia, serían declarados personas indeseables.
¿A cual pastor profesional le gustaría tener sentados en el primer banco a cuatro o cinco de estos “apuntadores” prestos a saltar al púlpito y puestos a su lado, manoseando su misma Biblia, restableciendo la verdad de la doctrina ante la novedad impactante con que el pastor se acaba de despachar?
Tampoco le serviría si de mutuo acuerdo convinieran “los demás” con él para no interrumpirle durante el sermón, pero que no bien bajara del púlpito le cayeran encima y de Biblia abierta pugnaran con él para convencerle del error predicado.
Tampoco le sería nada gratificante que llegado a su casa y echado sobre el sofá, presto a desconectarse de toda la tensión eclesial padecida, con una buena película en la TV, se le apareciera esta pandilla de “consoladores molestos” con el pretexto de compartirle una “crítica constructiva”.
Pero en una iglesia de gobierno y ministerio pluralista tampoco la cosa sería distinta. Los ancianos o presbíteros se verían desautorizados si otros hermanos percibieran los gruesos errores que ellos por estar cabeceando ni se dieron cuenta, y tomarían a mal que estos perspicaces todavía se atrevieran a corregir al predicador públicamente, por grave y grosero que fuese el disparate en cuestión.
Así que estos “los demás” han pasado a ser actualmente los contribuyentes a un foro cristiano como este.
Caso que algo insólito o absurdo sea hoy día proclamado desde el púlpito, el oyente atento llegado a su casa o pasando por un Cyber puede plantear la pregunta o proponer un debate sobre el punto en cuestión, recibiendo en cuestión de horas opiniones que aun en su diversidad le aportarán seguramente una oportuna ayuda.
Siendo uno de los más veteranos integrantes de este Foro puedo atestiguar que desde los comienzos ha sido así.
Bueno, por ahora dejo por aquí.
Ricardo.
 
Mi estimado Dagoberto:

Mi estimado Dagoberto:

Gracias por tus conceptos que me dispensas, que de veras retribuyo en justa reciprocidad, tal es la impresión que tus juiciosos comentarios me producen.
Mutuamente también nos contenta la coincidencia que acostumbramos tener en diversos tópicos, lo cual es un buen síntoma de la sintonía en que andamos; procurando basar nuestra comunión fraternal en la individual con Cristo como nuestro Señor y Cabeza, el Espíritu que nos guía y la Sagrada Escritura que nos instruye e ilumina.
Que de vez en cuando aparezcan entre nosotros alguna que otra diferencia, es motivo también de alegrarnos, pues con ello tenemos ocasión de ejercitar nuestros sentidos espirituales en el discernimiento de la verdad, pues ninguno de nosotros tiene el conocimiento pleno de la misma, pero podemos ayudarnos unos a otros compartiendo con cuantos se muestren receptivos lo que el Señor por gracia nos ha dado.
Dado que el Señor Jesús “es el que da la salud al cuerpo” (Ef.5:23 – RVR1909), es saludable que recibamos el beneficio vital que otras miembros del Cuerpo tienen para compartirnos, al tiempo que nosotros también damos de lo que hemos recibido. Cuando esta bendita expectativa se cambia por recibir toda la edificación espiritual posible de un solo profesional de la religión que ha estudiado precisamente para ello, indudablemente que ya no es lo mismo, aunque sea mejor que nada.
Acepto que debemos siempre ser muy cuidadosos con los hermanos nuevos, simples, o débiles en la fe, como bien señalas. Pero si te fijas bien en el contexto de lo que Pablo al respecto nos instruye en el capítulo 14 de Romanos y comienzos del 15, verás que allí no se refiere al contender “eficazmente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” o la sana doctrina que habían aprendido, sino en cuanto a opiniones particulares respecto a los alimentos o la observancia de determinados días. Una cosas es cuidarnos de no ofender a los débiles con actitudes que aunque legítimas para nosotros mismos pueden ser de tropiezo a los que aún no alcanzaron madurez, y otra muy distinta discriminarlos por esa misma inmadurez en lo que tenga que ver con la exposición de las Escrituras, la defensa de la verdad del evangelio y el cuidado de la doctrina. Usando Pablo de un estilo bastante severo instruye a Timoteo a abstenerse de prejuicios o de actuar con parcialidad (1Ti.5:21). En las sectas suelen haber grados que los iniciados deben comenzar a escalar, asumiendo crecientes niveles de comprensión. En la iglesia de Cristo nunca ha sido así, pues en cuanto el Espíritu Santo regenera a una persona, ya comienza a estar activo el Espíritu de Verdad que guía a toda verdad y el Maestro abre las Escrituras y el entendimiento de sus flamantes discípulos. Por supuesto que los niños en Cristo comienzan bebiendo la leche espiritual de la Palabra, y el manjar sólido es para los que por el uso ya tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Pero este desarrollo y madurez no es algo que se logra con el mero transcurrir del tiempo, sino con el apetito del aprendiz (Prov.1:1-7; 2:1-11, etc.). La defensa de la verdad jamás puede ser postergada ni la manifestación del error tolerada bajo el expediente de no confundir a los neófitos. ¡Al contrario! La complicidad del silencio es la que confunde a los todavía débiles en la fe, pues aunque débiles no son tontos y no comprenden como se dejan pasar cosas que debían ser corregidas de inmediato. Las recomendaciones de Pablo a Timoteo y Tito son tan claras como fuertes: “…para que mandaras a algunos que no enseñen diferente doctrina…A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman…Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad…Apártate de los tales…el siervo del Señor…debe corregir con mansedumbre a los que se oponen…Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina, pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina…que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen…Hay muchos obstinados…A esos es preciso tapar la boca… Por eso, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe … Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie…Al que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo” (1Ti.1:3; 5:20; 6:3, 5, 2Ti. 2:24,25; 4: 2,3; Tito 1:9-11, 13; 2:15; 3:10). Por supuesto que no todas estas exhortaciones, correcciones y reprensiones se harían ante toda la iglesia reunida, pero tampoco necesariamente en forma particular y privada. Tanto la impiedad como la mala doctrina puede ser algo íntimo que no requiere trascender más allá de la persona y quienes traten con él. De haber el mal alcanzado a una familia, el círculo hogareño puede recibir el beneficio de la corrección y/o la disciplina, según el caso. Pero cuando el perjuicio, sea por daño moral o herejía ha adquirido estado público por haberse manifestado en la asamblea reunida, entonces obviar la pública corrección implica comunicar con pecado ajeno, y es síntoma de debilidad y falta de fe entre los hermanos responsables. La propia inseguridad de estos es lo que más frecuentemente los inhibe e inclina por el recurso liberal del “Laissez faire, laissez passer” (Dejar hacer, dejar pasar). En otros casos, el no cuestionar a nadie se vuelve el santo y seña que previene recibir algún fastidioso cuestionamiento. La corrupción y la impunidad eclesiástica requiere no molestar a nadie si no se quiere arrostrar riesgos peores. Muchos grandes escándalos pudieron ser evitados y testimonios verse malogrados, si se hubiese enfrentado al mal desde sus primeras manifestaciones.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en tu exposición de Mt.18:15-17 en el marco que le da el Señor en las palabras con que introduce esta porción: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti…”. O sea, el Señor está enseñando en cuanto al proceso que debe llevar el ofendido en procura de la reconciliación con su hermano ofensor. El caso que planteo de toda la iglesia reunida en un lugar (1Co.14:23) y los dos o tres profetas hablando y “los demás” juzgando o discerniendo, no es para que ellos comiencen a intercambiar miradas de inteligencia, llevarse con horror las manos a la cabeza o pegarle un codazo al de al lado para que se percate del disparate que se está exponiendo. De acuerdo al tenor del orden de la reunión que Pablo allí describe (v.30), bastaría que uno de “los demás” se fuera despaciosamente poniendo de pie y caminara lentamente hacia el que tenía la palabra, para que este redondeara su pensamiento y diera punto final a su locución. Llegando al lado del predicador, quizás se dieran la mano, un abrazo o un ósculo santo. Así, mientras el primero camina reposadamente a sentarse en su sitio, este otro puede restaurar la doctrina verdadera sin necesidad de desautorizar ni avergonzar al otro. La sabiduría de lo alto y la acción soberana del Espíritu puede lograr la rectificación del error sin promover batalla campal alguna. Por supuesto que puede haber imprecisiones sutiles que muy pocos captarán, y en tal caso más valdrá buscar luego una oportunidad para conversar a solas con el predicador. En caso que hubiera obstinación por parte del corregido, probablemente se requiera el concurso de dos o tres más que ayuden a hacerle ver su error, y de persistir todavía, los ancianos y maestros en la iglesia pueden quizás intentar todavía hacerle entrar en razón. Si la porfía permanece, entonces el caso debe ser llevado ante toda la iglesia (recuérdese Hechos 15), y en esa última instancia la contumacia le hará parecer ante todos como un no creyente que a sí mismo se separa de la iglesia.
El caso hipotético que presentas de que alguno de “los demás” sea un individuo con las trazas que describes, por supuesto que lo deja fuera de toda posibilidad de ejercer tan delicado ministerio. El debido ejercicio de los dones espirituales en la iglesia supone un carácter auténticamente cristiano donde coinciden necesariamente el amor por la verdad como el seguir la verdad en amor. El fruto del espíritu debe ir a la par del ejercicio del don. Si lo que está motivando es un obrar en la carne, el don espiritual no está activado, pues el Espíritu se halla contristado si no apagado en tal hermano.
Como seguramente te consta por otras declaraciones mías, tampoco creo en la democracia en la iglesia sino en la teocracia.
Si bien no todos los hermanos en una congregación tendrán el mismo conocimiento y perspicacia que les permita discernir con justo juicio (Jn.7:24), no podemos subestimar al más nuevo, joven, anciano o menos instruido de la iglesia por incapaz de percibir la importancia de una herejía en ciernes o distinguir entre la doctrina de los apóstoles en la que es menester perseverar y todo viento de doctrina extraña que sopla sobre la cristiandad.
El modelo de Dios para su iglesia es coherente y consistente, y no tenemos por qué temer o presuponer que si hacemos las cosas como Dios manda vamos a engolfarnos en mil problemas y terminar fracasando.
Si falsos hermanos, o malos hermanos pretenden abusarse de la libertad en el Espíritu que tenemos en Cristo, el precedente que se sienta con la corrección pública y la disciplina - de ser necesarias -, bastarán para contener los ímpetus carnales de quienes andan fuera de orden.
Todos esos resultados negativos que tu presagias, se vienen dando y seguirán llegando mientras se sigan usando los métodos humanos para edificar un edificio que ya tiene su propio Arquitecto y Constructor.
Pero si en poco o mucho estoy errado dispuesto sigo a considerar atentamente todo planteamiento que se aporte a este epígrafe.
Discúlpame la extensión, pero tu propia exposición ameritaba un tratamiento responsable.
Soy todo oídos.
El Señor sea contigo.
Ricardo.
 
Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

No, no me refiero a Demas, sino a “los demás”.
1Co. 14:29: “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen lo que ellos dicen”.
Es paradójico que en una época en que proliferando por todas partes los “profetas” (pastores ascendidos) designados por los “apóstoles” (nombrados por los heresiarcas de los movimientos en boga), escaseen al grado de brillar por su ausencia esta otra suerte de profetas, imprescindibles en cualquier congregación cristiana fiel a la sana doctrina.
A diferencia de los pseudo profetas que buscan hacerse su propio cartel que les permita escalar la pirámide del éxito, estos otros “son del montón”; ilustres desconocidos no necesariamente egresados de Seminario o Instituto Bíblico alguno, ni ordenados humanamente ni distinguidos con títulos o diplomas que avalen su profesionalidad ministerial.
En el contexto mayor de los capítulos 12 al 14 de esta primera epístola a los corintios, advertimos que si bien Pablo desalienta cualquier pretensión de poseer todos los dones o elegir entre ellos como si fuese algo opcional y no otorgado según el propio querer del Espíritu (12:11), destaca la profecía frente a la espectacularidad de las lenguas, que venían haciendo de los corintios glosolaliadictos. Les estaba resultando más fácil y atrayente llamar la atención de los demás hacia sí mismos, que procurar el beneficio espiritual de toda la iglesia, consolando, exhortando y edificando a todos los demás (14:3,4). En vez de presentar la profecía como un don muy raro y difícil de recibir, Pablo suele utilizar el “todos” en el ejercicio del profetizar. Aunque en el v.24 parece emplearse en el sentido más general de todos los hermanos, en el 31 probablemente se refiera a los profetas en la iglesia, de los que viene hablando desde el v. 29 y seguirá hablando en el 32 y el 37. El énfasis que desde hace un siglo se le viene dando a la última parte del v.39 (“no impidáis el hablar en lenguas”) como que ha soslayado el extensivo mandato apostólico precedente: “Así que, hermanos, procurad profetizar”. Esta no era una prerrogativa especial de quien o quienes pudieran atribuírsela en exclusividad, sino el derecho y deber de cuantos fuesen guiados por el Espíritu a compartir lo que les fue mostrado (v.30). Pero también es cierto que algunos hermanos fueron dados ellos mismos como dones de Cristo a su iglesia, y así leemos en Hechos 13:1: “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros…”.
Quienes así servían a sus hermanos en la iglesia que estaba en Corinto, podían ser tantos, que asistiéndoles a todos igual derecho, no podían sobrecargar la capacidad de los asistentes para oírles con atención y provecho, por lo que recomienda Pablo que no sean más de dos o tres, turnándose en el uso de la palabra. Pero “los demás” profetas que estaban sentados mientras otro de ellos hablaba, no debían aprovechar a echarse su siesta, sino estar muy atentos a lo que el que llevaba la palabra decía; pues si bien cualquier humana equivocación puede ser excusable y obviada, el error doctrinal debía ser corregido antes que su difusión provocara confusión, cismas o herejías.
Aunque nunca la Escritura presenta al matrimonio de Priscila y Aquila como profetas, sin embargo ellos ejercieron eficazmente este ministerio de “los demás”, cuando después de escucharle, le explicaron con más exactitud el camino de Dios (Hch.18:26).
El falso concepto de la ética de que por no provocar escándalo mejor es no proceder nunca a la corrección – pública o privada, según cuadre -, precisamente fomenta lo mismo que con el cómplice silencio se procura evitar: tropiezo o escándalo.
¡Cuántos males podrían evitarse si en vez de seguir los programas pre-establecidos de una reunión el Espíritu Santo volviera a tener el control de la misma!
De esta manera, podría ser corregida tanto una actitud segregacionista como la de Pedro (Gl.2:11-14), como acordar una solución en armonía y unanimidad (Hch.15), como corregir lo errado con la verdad, discerniendo siempre, como se implica aquí en nuestro texto “los demás juzguen lo que ellos dicen”. De esta manera se garantizaría el que la iglesia fuese – no sólo en el papel sino también en la práctica – columna y baluarte de la verdad. El sistema tradicional, en cambio, fomenta el escepticismo, al no estar nunca seguros los hermanos si lo que se está enseñando es conforme a verdad.
¡Que Dios levante a muchos siervos suyos y de sus hermanos aunque tales ministros reciban un calificativo tan pobre como “los demás”!
Ricardo.


Al dar lectura a su comentario me llamo la atención lo siguiente:

A diferencia de los pseudo profetas que buscan hacerse su propio cartel que les permita escalar la pirámide del éxito, estos otros “son del montón”; ilustres desconocidos no necesariamente egresados de Seminario o Instituto Bíblico alguno, ni ordenados humanamente ni distinguidos con títulos o diplomas que avalen su profesionalidad ministerial.

Podría referirse a los no egresados de seminarios o institutos, a los no titulados, a los que no se le han entregado diplomas. Cuyo comentario este basado en las sagradas escrituras para respaldar sus dichos.
 
Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”

Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”

Apreciado Dagoberto:
Gracias por tu comprensión.
Me he quedado recapacitando sobre este asunto de la corrección del error serio en la congregación.
Antes que nada, creo que debemos distinguir la simple equivocación de lo que constituye un error que afecta seriamente la doctrina bíblica y cristiana.
Por ejemplo, en la rapidez de lo locución, es posible que un predicador exprese lo siguiente:
- Y de la misma manera que el Señor Jesús nació en Jerusalem y fue crucificado en las afueras de Belén…”.
Los oyentes se percatan de inmediato que el predicador inconscientemente traspuso las ciudades, y en su propia mente cada cual hace la corrección. La teología o sana doctrina no se ha visto afectada, y nadie supondría que el predicador estuviera convencido de ser ese el orden cierto de los sucesos y las ciudades. Generalmente es la esposa del predicador la que luego en casa le hace nota el desliz, nada más para que se habitúe a pensar primero y hablar después. Esa misma rapidez de la prédica frecuentemente provoca que se le atribuya a Pablo una cita de Pedro. Tal falta no puede tener consecuencias y no supone ignorancia en el predicador, sino que es un inocente traspié producto de la precipitación.
En una reunión en mi congregación, el predicador tras citar Filipenses 2:7 enseñó que Cristo Jesús al tomar forma de siervo conforme a la semejanza humana, se despojó de algunos de sus atributos divinos como ser: Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia. Así que alcé mi mano y cuando me dio la palabra, dije:
- Esa es la antigua herejía de la kenosis. El Señor Jesús dejó la gloria del Padre que tuvo desde antes que el mundo existiera. En su encarnación, como Hijo del Padre, no fue menos Dios de lo que siempre fue, y en nada su deidad fue disminuida. Pero en próxima reunión podemos estudiar todos juntos en mejor forma este asunto.
Y así lo hicimos.
En mi conciencia, aquello constituía un error serio, que expresado públicamente, públicamente debía ser corregido. En caso que fuese yo el equivocado, el predicador contaba con toda la libertad, garantías y recursos para sostener su posición. No hubo violencia ni escándalo. Pero si se hubiera dejado pasar sin decir nada, probablemente algunos hermanos después de la reunión vendrían a nosotros para inquirir nuestra opinión sobre lo que escucharon. Sería tema de conversación de otras familias de regreso a casa. El predicador podría ser puesto en entredicho en la conciencia de más de uno, y sufrir desprestigio. Quienes mejor simpatizaran con el predicador, buscarían conseguirle alguna explicación al asunto, procurando el apoyo de otros hermanos entendidos en las Escrituras. A poco, podríamos estar enfrentados a un serio problema interno.
Si el ministerio de “los demás” estuviese vigente y activo en las asambleas, entonces los que enseñan o predican serían más cuidadosos pues sabrían que de pifiar feo podrían ser corregidos de inmediato y públicamente. No tendrían necesidad de inculcar a su congregación la falsa idea que sacan de 1Cr.16:22: “No toquéis a mis ungidos ni hagáis mal a mis profetas”.
Y por otra parte, toda la congregación sabría que allí no existe impunidad para nadie, por famoso, erudito y elocuente que fuese el predicador, sino que el Señor Jesús es cabeza de la iglesia, el Espíritu Santo quien dirige, y la Sagrada Escritura autoridad primera y final en cualquier asunto que se preste a controversia.
Pero alcanzar un modelo ideal aquí y ahora, excede la posibilidad de los hermanos mejor intencionados.
Bendiciones.
Ricardo.

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En una reunión en mi congregación, el predicador tras citar Filipenses 2:7 enseñó que Cristo Jesús al tomar forma de siervo conforme a la semejanza humana, se despojó de algunos de sus atributos divinos como ser: Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia. Así que alcé mi mano y cuando me dio la palabra, dije:
- Esa es la antigua herejía de la kenosis. El Señor Jesús dejó la gloria del Padre que tuvo desde antes que el mundo existiera. En su encarnación, como Hijo del Padre, no fue menos Dios de lo que siempre fue, y en nada su deidad fue disminuida. Pero en próxima reunión podemos estudiar todos juntos en mejor forma este asunto.

Para no desviar el tema de este epigrafe, he abierto otro con el tema de la Kenosis. Si hicieses el favor de comentarme lo que tu crees sobre este tema lo puedes hacer en este Epigrafe.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Forista Ernesto Torres

Forista Ernesto Torres

Estoy hablando de "los demàs" en el contexto de 1Corintios 14.
No entiendo bien que pudiera haberte llamado la atenciòn de lo que dije, pero es el caso que en el N.T. no existen los laicos (la palabra griega no aparece)
sino que todos los hermanos componen el clero (1Pedro 5). En igual sentido podrìa decirse que todos los miembros de la iglesia son eclesiàsticos, y no ùnicamente quienes les guìan y cuidan.
Ricardo.
 
Re: Forista Ernesto Torres

Re: Forista Ernesto Torres

Estoy hablando de "los demàs" en el contexto de 1Corintios 14.
No entiendo bien que pudiera haberte llamado la atenciòn de lo que dije, pero es el caso que en el N.T. no existen los laicos (la palabra griega no aparece)
sino que todos los hermanos componen el clero (1Pedro 5). En igual sentido podrìa decirse que todos los miembros de la iglesia son eclesiàsticos, y no ùnicamente quienes les guìan y cuidan.
Ricardo.

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Yo soy de las personas que creen en el sacerdocio de todos los creyentes y no creen en profesionales de la religion (aunque creo en los ministerios que Cristo ha dado a su Iglesia), pero el Señor me llamo la atencion sobre el tema de la Kenosis, cuando leia tu aportacion, por eso abri el epigrafe, para no tratarlo aqui, desviando este tema que es tan interesante.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: Forista Ernesto Torres

Re: Forista Ernesto Torres

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Yo soy de las personas que creen en el sacerdocio de todos los creyentes y no creen en profesionales de la religion (aunque creo en los ministerios que Cristo ha dado a su Iglesia), pero el Señor me llamo la atencion sobre el tema de la Kenosis, cuando leia tu aportacion, por eso abri el epigrafe, para no tratarlo aqui, desviando este tema que es tan interesante.

Que Dios les bendiga a todos

Paz

Miniyo, haz recibido bien la pregunta que he hecho, acerca de los profesionales de la religión, de los diplomas obtenidos por ellos, otorgados por hombres y no por nuestro padre.
Como creyentes, debemos creer en los ministerios que Cristo ha dado a su iglesia, los cuales son para edificarla.
 
Re: Forista Ernesto Torres

Re: Forista Ernesto Torres

Miniyo, haz recibido bien la pregunta que he hecho, acerca de los profesionales de la religión, de los diplomas obtenidos por ellos, otorgados por hombres y no por nuestro padre.
Como creyentes, debemos creer en los ministerios que Cristo ha dado a su iglesia, los cuales son para edificarla.

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Solo los ministerios que Cristo da a la iglesia son los que la edifican de verdad. Como hay tan poco ministerio de Cristo por eso hay este desconcierto babilonico en lo que se dice iglesia de Cristo. Y si la Iglesia de Cristo no ha perecido es porque el Señor guarda a su Iglesia como prometio y lo hace a traves del Espiritu Santo que ministra nuestras vidas y a traves de ellas cuando tenemos comunion unos con otros.

El sacerdocio del creyente y el ministerio del Cuerpo debe ser restablecido para que se levante Dios como gigante contra sus enemigos y lo hara a traves del verdadero Cuerpo de Cristo, que no es ninguna denominacion, sino los verdaderos creyentes, de todas las denominaciones, unidos por el Espiritu Santo y con su poder.

Isaías 42:13

Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra
despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre
sus enemigos.


Los verdaderos cristianos debemos dejar de lado el proselitismo y dedicarnos a dar testimonio, solamente, de Cristo que es el unico que salva. Ninguna denominacion a salvado a nadie ni lo salvara.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Re: Los ministros que las iglesias han olvidado: “Los Demás”.

Estimado Ricardo

Me es un placer compartir contigo amado hermano,… cada cierto tiempo es tan refrigerante leer mensajes con verdadero contenido y …leer para ser realmente edificado…

Tu discernimiento me permite escribir con libertad,…entendiendo que aunque hay pequeñas diferencias de concepción, ..no así lo son en sustancia… que es la misma… Dios te bendiga.

Apreciado Ricardo, en atención a lo anterior, permíteme diferir, con el mismo ánimo de edificación y no confrontación, una vez más en relación a tu concepto;…volviendo a 1 Cor. 14:29, en estricto rigor a la verdad, considero que ese versículo nos estaría enseñando, especialmente en relación a los profetas; es… por así decirlo, cual debe ser el comportamiento más adecuado “entre profetas”: “Asimismo LOS PROFETAS hablen dos o tres, y los demás juzguen”.

El apóstol Pablo, aquí no está previniendo de los “falsos profetas”, sino que está instruyendo en cuanto al “orden” o comportamiento de aquellos que han recibido el “don” de profecía; esto, por si mismo nos aleja de la situación que tu nos haces ver. No nos está previniendo de cómo actuar frente a alguno si es que es falso o verdadero o tenga sana doctrina o no la tenga. Pablo está enseñando en el contexto de hermanos que han sido investidos de un don, no cuestionando… es decir, Pablo habla dando por sentado que todos los profetas son de Dios, están siendo guiados por el Espíritu de Dios ( quien da dones) y por tanto solo enseña el “orden” que se debe seguir en una reunión donde pueden haber varios profetas.

Sigo rechazando un comportamiento como el que tu señalas; …paralelamente, señalándote que soy celoso de las enseñanzas, …demasiado celoso diría yo, ….al extremo de llegar a ser demasiado ortodoxo. La enseñanza que tu das es digna de tomar en cuenta, es saludable… pero el enfoque…lo considero no ajustado a la realidad del versículo en cuestión ni a la realidad que se vive en la iglesia de Dios. Para que entiendas mi postura, debo señalarte que tu enfoque da la impresión que estamos en una situación en que todos los ministros o predicadores que se paran frente a un púlpito, están equivocados o están enseñando una falsa doctrina o caen permanentemente en errores doctrinales. Cuando su palabra nos enseña a “examinar” los espíritus si son de Dios; nos debe bastar un examen acucioso, con mucho discernimiento, … pero también por algún par de veces y eso sería todo; … me explico yo examino a Ricardo, que espíritu es que le mueve; me bastan un par de aportes para saber quien es Ricardo y quien está detrás de él. No me pasaré toda la vida examinando si hoy es el Espíritu de Dios quien le mueva y mañana es otro espíritu.

La verdad estimado Ricardo (no se si eres pastor)… el valor de un alma lo conoce mejor que nadie nuestro Señor Jesucristo,… sin embargo también los ministros tienen una medida más ajustada a la realidad que cualquiera que no es un ministro, de cuanto vale y cuesta ganar un alma para Cristo… Pablo decía: “hijitos míos, que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros” (Gálatas 4:19) “dolores de parto”, reflejan los sufrimientos que se deben experimentar en aras de engendrar hijos en el evangelio,.. oración…mucha oración, ayunos.. desvelos… vergüenzas… deshonra…y la solicitud permanente porque aquellos que el Señor pueda traer al redil, alcancen, más temprano que tarde, una solidez, …firmeza dentro del evangelio, …que queden definitivamente plantados en los atrios de Jehová; …un cuidado que se extiende a lo largo de toda la carrera cristiana… de otro modo… aquellos que parecían ser algo…luego se desvanecen y quedan en la nada, ayunos…desvelos…oraciones…y etc. etc.

Dios ha dado una responsabilidad que recae sobre el ministro o pastor y sobre ningún otro: “Considera atentamente el aspecto de tus ovejas; pon tu corazón a tus rebaños.” (Prov. 27:23) El cuidado de las ovejas es dado a los ministros del evangelio (pastores) él es quien debe cuidar celosamente por ellas, por cuanto tendrá que dar cuenta de ese rebaño ante el Príncipe de los pastores… de cuidar de la grey del Señor con todo el esmero posible,… teniendo cuidado de ellas no por ganancia deshonesta; sino del mejor ánimo y solicitud posible.

Jacob por el cuidado de las ovejas, tuvo que renunciar a sus propios derechos, y decía: “de día me consumía el calor y de noche la helada; y el sueño se huía de mis ojos” (Gen. 31:40)
Pablo decía: "Empero yo de muy buena gana me gastaré y seré desgastado por vuestras almas. (2 Cor. 12:15) ¿Quién está dispuesto a gastarse a si mismo cada día, a renunciar a los derechos que tiene como cualquier ser humano, …al desvelo…a la incesante oración… al gemido por el cuidado de las ovejas del redil del Señor,… para que después…alguien falto de prudencia venga y escandalice a aquellos por los que se ha pagado un costo tan alto,… primeramente de Cristo u luego de sus ministros?

Aquellos que nada han dado por las ovejas,… sobre las cuales no tienen responsabilidad alguna, aquellos que no saben realmente cuanto cuesta un alma… tampoco tendrán miramiento para que alguna de ellas… se vaya a causa o del escándalo o de la duda generada en contra de aquellos que les guían; … todo tiene su tiempo estimado Ricardo,..el tiempo justo, el momento apropiado y el lugar adecuado para decir lo que sea necesario para corregir lo que realmente sea necesario corregir.

En el redil del Señor, ninguna oveja sobra… aún hasta aquella que parece la menos codiciada; la más inservible… es demasiado importante…para correr el riesgo de que por una situación descomedida, se pierda;…
Para un ministro, aún la oveja menos agraciada…debe parecerle como la única que está en su rebaño… así como nos cuida Dios… nuestro Señor Jesucristo,… nos cuida como si fuésemos la única que tiene.

No amado Ricardo no puedo estar de acuerdo en actitudes de ese tipo… en nuestra iglesia, tenemos pastores, presbíteros, Superintendente, y también un cuerpo de directores, todas estas son instancias donde se puede llevar a examinar lo que nos parece reprobable.. pero en la asamblea…no todos tienen el mismo discernimiento… y ese …es un peligro latente…

Espero como siempre.. que me entiendas…

Tuyo en Cristo… …..Dagoberto


PD así y todo, estoy siempre interesado en tus aportes, de los cuales aprendo mucho… Dios te bendiga.
 
Apreciado Dagoberto:

Apreciado Dagoberto:

Ahora es mi turno para agradecer tu paciencia y comedimiento.
Como verás, nuestras diferencias no están motivadas tanto por una distinta lectura de las Escrituras sino de la realidad circundante.
Tienes toda la razón en que 1Co.14:29 está señalando a aquellos hermanos que para Pablo y la iglesia en Corinto, son los que sirven localmente allí en su don de profetas, y no se refiere explícitamente el texto a los falsos profetas y a la necesidad de que sean detectados por “los demás”.
Pero como sabemos, Corinto era una gran ciudad cosmopolita abierta a dos puertos, uno frente al Adriático y otro frente al Egeo, por donde se realizaba un intenso tráfico de viajeros, peregrinos y comerciantes de distantes regiones del mundo antiguo. Esto permitía que la iglesia allí fuese visitada de paso por hermanos de distintas nacionalidades, que queriendo compartir algo del Señor con sus hermanos corintios, pero no hablando griego, requerían del auxilio de traductores o que a ellos mismos les fuese dado el don de interpretación, como sin duda ocurrió. De llegar – por ejemplo -, un italiano que en su iglesia servía con su don de profeta, pero que sólo hablaba latín, de querer edificar a la asamblea alguien debía traducirle, como hemos nosotros estado habituados con hermanos británicos y norteamericanos. Así, en Hechos 15:30-32 se nos cuenta que habiendo llegado a Antioquía, reunida la congregación, “Judas y Silas, que también eran profetas, consolaron y animaron a los hermanos con abundancia de palabras”. ¡Bendita visita y estadía de estos hermanos profetas! Así también el apóstol Juan aprueba a Gayo por la recepción que daba a los predicadores itinerantes, en contraste con Diótrefes, quien curándose en salud desconfiaba de los extraños, y fuese por celos o exceso de cuidados, o por arrogarse una arbitraria autoridad, los quería fuera y lejos de allí (3Jn.). Ahora bien, a todos los problemas internos que Pablo contesta y corrige en su primera carta a los corintios, en la segunda los confronta con la ingenua recepción que estaban dando a quienes venían a ellos con motivaciones nada sanas ni santas, como fácilmente se percibe en todo el capítulo 11. Allí los describe como “falsos apóstoles, obreros fraudulentos” (v.13) y les dice con total franqueza: “si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (v.4). Entre aquel “si viene alguno” inicial y el “bien lo toleráis” final, tenemos que colegir que no funcionó muy bien el discernimiento de “los demás” a la hora de juzgar a estos habladores mientras hacían gala de su elocuencia para halagar los oídos de la iglesia.
O sea, al menos yo veo que está implícito en las instrucciones de Pablo a los corintios, que los falsos apóstoles, profetas o maestros debían ser puestos en vereda por los verdaderos siervos de Dios como dones genuinos de Cristo a su iglesia.
Pero volviendo a 1Co.14:29 coincido contigo que allí precisamente están siendo contemplados en su accionar los profetas auténticos; que así y con todo la pueden pifiar como el mejor, y requerir la pública corrección de los demás, si la gravedad del caso así lo exigiera.
Es de reparar que en Corinto se estaba dando el caso no de juzgar en exceso, sino contrariamente, el de no juzgar, siquiera en asuntos menores (1Co.6:1-5).
Yo pienso que la actitud de todos los hermanos en la iglesia, sean o no profetas, tengan o no dones de discernimiento, palabra de sabiduría o de conocimiento, siempre ha de ser positiva, intercediendo en silencio por el hermano que está ministrando la Palabra, y con la única expectativa de aprender y ser edificados en la fe. No puedo siquiera imaginarlos como una cohorte de inquisidores a la pesca de escuchar algún error, para manotearlo en el aire como molesto mosquito.
Pero los buenos oyentes en la reunión deben siempre escuchar con la debida atención, con el espíritu, corazón y mente en sintonía, de modo que aunque esperando siempre lo mejor, de darse la ingrata sorpresa que el predicador se descuelgue con algún dislate, también sea registrado para proceder mediata o inmediatamente en consecuencia. No sería de esperar una iniciativa solitaria para la oportuna corrección sino comprobar primero que hay consenso entre “los demás”. Estos no son infalibles, y uno solo de ellos pudo haber oído o entendido mal.
Hemos de entender que si el Espíritu Santo está usando a un hermano con su don para la edificación de la iglesia, éste tiene que estar necesariamente trazando bien la palabra de verdad (2Ti.2:15). Si comienza a irse por las ramas, se pierde en el bosque de su vasto conocimiento, se remonta hasta las más altas nubes de su volátil imaginación; pues el Espíritu ya le ha soltado y caerá abriendo un cráter tan grande y hondo como su error. Aunque inconscientemente, todo predicador desde que comienza a hablar lo hace humildemente y dependiendo enteramente de la gracia que le sea suministrada para que Dios sea el único glorificado y sus hermanos bendecidos a través de su ministerio. Pasaremos la mayor de las vergüenzas toda vez que dependamos de nuestro estudio previo, la claridad del bosquejo, los destellos de nuestra elocuencia, las lágrimas que provoque nuestra dramática anécdota tan bien ubicada en el sermón o las risas del último “chiste cristiano” bajado por Internet. ¡Cuán fácilmente la homilética olvida estos pequeños grandes detalles!
Apreciado Dagoberto, puedo testificarte que tras medio siglo de experiencia eclesiástica, no puedo recordar siquiera un solo caso de una oveja que se haya salido del rebaño del Señor, nada más que por ser testigo de una pública corrección en la reunión, del susto huyese de allí alarmada y confundida para nunca más volver.
Pero sí podría testificarte de unos cuantos casos cuando el mismo efecto sí se consiguió cuando los hermanos responsables en la iglesia miraron para otro lado haciéndose como que no escucharon nada.
Pero si tú sí conoces haber acontecido alguna vez contrario a lo que digo, da testimonio de ello.
Lamentablemente, en nuestra experiencia ovejuna el cuidado pastoral no siempre parece reflejado en los dichos que apuntas de Salomón, Jacob y Pablo, sino que con lamentable frecuencia se enmarca mejor en Ezequiel 34.
Te puedo garantizar que de aquella manada pequeña que constituye un solo rebaño congregado alrededor de su Pastor, ninguna oveja se aparta nada más que porque algún golpe de su vara o su cayado caiga sobre algún lomo.
El escándalo y la confusión nunca vienen por acatar y seguir las divinas instrucciones aunque nos parezcan severas, sino por aplicar las humanas mejoradas por un trato de apariencia benigno y más acorde con nuestra propia idea del amor, la gracia y la misericordia.
Podrá apartarse quien pareciendo sumisa oveja tras un hecho fuerte se encabrite y huya; pero con ello revelerá que era cabra, que no oveja (1Jn.2:19).
El Señor Jesús, aun amando al joven rico no corrió tras el para convencerle y hacer volver tras la oferta de una demanda más accesible.
Cuando muchos de sus discípulos que le seguían se quejaban y murmuraban por la dureza de sus palabras, los desafió diciéndoles: - ¿Esto os escandaliza? “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él”.
El hermano por el cual Cristo murió podrá malograrse por una actitud desconsiderada falta de amor; mas no porque tras un parco hablar de Pedro, Ananías primero y Safira después, de muerte súbita caigan inertes al suelo.
Si las ovejas han costado la misma sangre de su Buen Pastor, y tantos esfuerzo, ruegos y lágrimas a sus pastores, se merecen lo mejor: que en este mundo donde reina tanta maldad, mentira e injusticia, en el oasis espiritual en que pacen, vean siempre desplegar ante sus ojos todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo. Y si se dieran manifestaciones opuestas a esto, agonizarán de dolor y angustia si vieran que con los paños tibios de la política y la diplomacia se procura zafar de un trance incómodo.
Cuando Pedro asumió en Antioquía aquella actitud contradictoria con sus propias convicciones, en vez de hacerle pasar la vergüenza de la pública reprensión – con la pérdida de autoridad y prestigio que tal gesto implicaba -, ¿no podría Pablo haber ido a sentarse con él un rato, entre los judíos, y con buenos modos invitarle a pasar seguidamente juntos otro rato entre los cristianos gentiles? (Gl. 2:11-14). Sí, a mi me parece que pudo. Pero tal parece que Dios no quiso que lo hiciera tal como yo preferiría.
Para resolver el problema planteado en Antioquía por los judaizantes, que tanta contienda y discusión había encendido entre ellos, la iglesia allí “dispuso que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión”. Y así lo hicieron. (Hch. 15: 6). Suficiente. A mi, y seguramente a ti también, nos parece que reunida la plana mayor de los hermanos en la primera iglesia, bastaba al grupo venido de Antioquía para plantear, discutir y acordar la solución final al problema. Podrían encabezar luego las cartas con el rimbombante título: SOLUCIÓN APOSTÓLICA Y PRESBITERIANA JERUSALEMITANA. Sin embargo, por más que tal idea nos entusiasme a ambos, dos cosas muy importantes todavía estarían faltando: la iglesia y el Espíritu Santo. Por ello comienza el v.12 diciendo: “Entonces toda la multitud calló…”; sigue el 22: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia…”; luego el 23: “Los apóstoles, los ancianos y los hermanos…” y finalmente el 28: “pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros…”. Si hubo alguna vez una oportunidad para que por el candente clima de la discusión se suscitara un gran desparramo de ovejas, fue precisamente allí. Sin embargo, hubo unanimidad. ¡El escandaloso método de Dios funciona donde las pacíficas y urbanas maneras humanas fallarían estrepitosamente!
Sí, como siempre, te entiendo: tu propia opinión está determinada no solamente por lo que la Sagrada Escritura diga, sino también por tu realidad eclesiástica que de algún modo condiciona y regula el Sola Scriptura. El elemento de la tradición protestante también juega su rol, y no solamente el católico romano.
A mí, en cambio, me basta con la Escritura, y no la reinterpreto a ella a la sombra de la realidad que me rodea, sino que juzgo esa realidad a la luz de la Escritura.
Y ahora, haz tu último esfuerzo y ve si te es posible entenderme.
El Señor te bendiga.
Ricardo.
 
Re: Apreciado Dagoberto:

Re: Apreciado Dagoberto:

Sí, como siempre, te entiendo: tu propia opinión está determinada no solamente por lo que la Sagrada Escritura diga, sino también por tu realidad eclesiástica que de algún modo condiciona y regula el Sola Scriptura. El elemento de la tradición protestante también juega su rol, y no solamente el católico romano.
A mí, en cambio, me basta con la Escritura, y no la reinterpreto a ella a la sombra de la realidad que me rodea, sino que juzgo esa realidad a la luz de la Escritura.

Dices una cosa cierta: la tradición está muy presente en el protestantismo. Más de lo que la inmensa mayoría de los protestantes querrían reconocer.

Dices que a ti te basta con la Escritura. Pero lo que en realidad te basta es tu propia interpretación personal de la Escritura, que no es precisamente la Escritura misma. De hecho, tu interpretación personal no es coincidente con la de otros que hacen exactamente lo mismo que tú: juzgar la realidad a la luz de su forma privada de interpretar la Escritura.
Eso es el protestantismo. Eso es el germen de toda herejía que pretende basarse en la Escritura.
 
Re: Apreciado Dagoberto:

Re: Apreciado Dagoberto:

Dices una cosa cierta: la tradición está muy presente en el protestantismo. Más de lo que la inmensa mayoría de los protestantes querrían reconocer.

Dices que a ti te basta con la Escritura. Pero lo que en realidad te basta es tu propia interpretación personal de la Escritura, que no es precisamente la Escritura misma. De hecho, tu interpretación personal no es coincidente con la de otros que hacen exactamente lo mismo que tú: juzgar la realidad a la luz de su forma privada de interpretar la Escritura.
Eso es el protestantismo. Eso es el germen de toda herejía que pretende basarse en la Escritura.

Estimado Luis

¡No sabes cuanto me edifico con Ricardo! …no coincidir en la forma de aplicar la corrección o de enfrentar errores doctrinales,…seguramente es el ingrediente que nos permite edificarnos tremendamente,… me gozo de no coincidir con Ricardo; porque eso me permite compartir con él y crecer espiritualmente; …ojalá hubieran muchos Ricardos en éste foro…

Estimado Luis… el día en que te saques la camiseta de católico, podrás edificarte con estos temas, como nos podemos edificar todos aquellos que estamos abiertos a la Palabra de Dios y a la amplia visión por donde nos permite transitar el mismo Dios, sin que por ello tengamos que enfrentarnos poniendo en juego nuestros fraternales sentimientos, ni enfrentarnos para terminar siendo enemigos.

Lamento tu sectarismo,… seguramente mucho tienes para dar, pero eso dependerá de cuanto te has propuesto en dejar de lado la punzante obsesión de la religión. Pues te invito a que compartas “sin camiseta” y verás cuanto podemos aprender uno del otro.

La sola Escritura no nos convierte en autómatas ni títeres de Dios ni su Espíritu; ni de una religión,… el estilo, la visión, el carácter de cada escritor inspirado se refleja claramente en los libros escritos, en las epístolas en las enseñanzas de cada uno de ellos… y hoy, también Dios nos permite conservar nuestro propio estilo, visión, carácter… sin que por ellos dejemos de ser hijos de Dios y hermanos en Cristo. La sola Escritura nos da la más amplia libertad de expresión, visión y discernimiento; ….cuando está sola Escritura la trae el Espíritu de Dios,.. pues donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad,…y de la más amplia libertad… Las religiones regidas por magisterios, “padres” y etc. sí forman autómatas, y clones religiosos.
No te obsesiones en encontrar en cada aporte de “protestantes”, qué criticar o qué desenmascarar.

Si tu capacidad de entendimiento no percibe la luz de este tema,… y si esta luz te a herido los ojos… es solo porque has mirado en ésta dirección… pero esta misma luz que hiere tus ojos…puede iluminar tu corazón; … y ya no destilarás ni odio, ni resentimiento, ni sectarismo…

Sería tremendamente importante que aportaras aquí en este tema,… aunque sea para clarificar un poco más, …términos tales como: “eso es el protestantismo”,… “forma privada de interpretación”, “germen de toda herejía”….

Y…Sí… sí entiendo perfectamente a Ricardo….

Dios te bendiga
 
Mi apreciado Luis Fernando:

Mi apreciado Luis Fernando:

La libertad de que usamos los protestantes por supuesto que en una interpretaciòn particular arriesga iniciar y esparcir el germen de una nueva herejìa.
Pero siempre serà preferible penar por una herejìa propia que por una ajena, como acontece a quienes siguen los dictados del Papa o el Magisterio de la Iglesia Catòlica y sus Concilios.
Muy afectuosamente.
Ricardo.
 
Re: Mi apreciado Luis Fernando:

Re: Mi apreciado Luis Fernando:

La libertad de que usamos los protestantes por supuesto que en una interpretaciòn particular arriesga iniciar y esparcir el germen de una nueva herejìa.
Pero siempre serà preferible penar por una herejìa propia que por una ajena, como acontece a quienes siguen los dictados del Papa o el Magisterio de la Iglesia Catòlica y sus Concilios.
Muy afectuosamente.
Ricardo.

A menos que niegues la Palabra de Dios cuando afirma que la Iglesia de Cristo es columna y baluarte de la verdad no podrás decir que del magisterio de la misma puede salir como dogma de fe una verdadera herejía. O la Escritura miente o la Iglesia es infalible en materia de fe.
Del libre examen SÓLO pueden salir herejías continuamente. Así lleva siendo desde que la Reforma protestante apareció en el siglo XVI. No era nuevo aquello. Arrio también partía del libre examen de la Escritura (el suyo) en contra del parecer de la Iglesia reunida en concilio.