¿Los judíos creen en el infierno?

ricardo perales

Lo importante es la salvación de las almas.
23 Abril 2020
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¿Los judíos creen en el infierno?

LOS MÍSTICOS DEL JUDAÍSMO DESCRIBEN UN LUGAR ESPIRITUAL DENOMINADO EL “GUEINOM”

Por Aron Moss


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Estimado rabino:
¿Los judíos creen en el infierno? No es que esté planeando algún viaje a ese lugar, pero he escuchado opiniones diversas acerca de su existencia.
Respuesta:
Los judíos creen en un tipo de infierno, pero no es aquel que se encuentra en los dibujos animados o en las historietas. El infierno no es un castigo en el sentido convencional, sino, por el contrario, una expresión de gran bondad.
Los místicos del judaísmo describen un lugar espiritual denominado el “Gueinom”, cuya traducción más común es “Infierno”. Pero resultaría más preciso traducir este término como la “Suprema Lavadora”, porque así es como funciona. La forma en la que nuestra alma se limpia en el Gueinom es similar a como lavamos nuestras ropas en una lavadora.
Si nos detuviéramos a pensar por un instante y pudiéramos ponernos en el lugar de nuestras medias, por ejemplo, claramente no nos resultaría grato ser arrojados al agua hirviendo y dar vueltas a lo loco durante media hora. Creeríamos que sin dudas alguien no nos quiere en absoluto. Sin embargo, solo luego de haber lavado bien las medias es que podemos volver a usarlas.
No arrojamos nuestra ropa a la lavadora a modo de castigo. La sometemos a algo que parece duro y doloroso para que vuelva a estar limpia y así poder usarla nuevamente. El calor intenso del agua afloja la suciedad y la fuerza centrífuga hace que se desprenda de la ropa por completo. Lejos de dañarlas, les estamos haciendo un favor al someterlas a este proceso.
Lo mismo ocurre con nuestra alma. Cada acto que realizamos en esta vida deja marcas en ella. Las cosas buenas la resaltan y elevan, mientras que las malas acciones dejan manchas que deben ser removidas. Si, al final de nuestros días, dejamos este mundo sin haber enmendado las malas acciones que cometimos, nuestra alma no pude acceder a su lugar de descanso en las alturas. Debemos pasar por el ciclo de lavado primero. Nuestra alma es sometida a un calor espiritual intenso para quitarle todo posible residuo y prepararla así para entrar al Cielo.
Por supuesto, este proceso puede evitarse. Si verdaderamente lamentamos los errores que cometimos y los enmendamos con aquellos a los que hemos lastimado, podremos irnos de este mundo “con la ropa limpia”.
Es por ello que nuestros sabios dicen: “arrepiéntete hasta un día antes de partir de este mundo”. Y ¿qué hacemos si no tenemos la certeza de cuándo será nuestro último día en este mundo? Entonces, debemos arrepentirnos hoy mismo.






Por Aron Moss
El
rabino Aron Moss enseña Cábala, Talmud y Judaísmo en general en Sydney, Australia.
 
Se asemeja mucho al concepto católico del purgatorio...ya había escuchado eso antes. No me extraña entonces que los judíos no le dieran crédito al cristianismo.
 
Hay muchos infiernos y la condena eterna.

En el momento de la muerte el alma separada iluminada internamente en cuanto a su propia culpa o inocencia y por su propia iniciativa toma su curso ya sea al infierno, al purgatorio o al cielo (Summa Theologica, Supp. 69:2, 88:2). En confirmación de esta opinión el texto de San Pablo citado: "como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza…

La Escritura nos enseña que con la muerte termina definitivamente solo el tiempo de merecer o de desmerecer. La situación de los que mueren es ya definitiva: ellos han llegado al fin de sus carreras. Y esto es así por la naturaleza misma del ser humano: mientras vivimos en el cuerpo, podemos elegir, arrepentirnos, volver atrás. No así cuando el espíritu se separa del cuerpo, ya que entonces el espíritu se decide de modo irreversible a favor o en contra de Dios (esto es el Juicio Particular de Dios en su humanidad, Jesucristo, Hebreo 9:27) ya sea para la condena eterna, o el cielo (no sin antes pasar por fuego purificador). El espíritu humano continúa usando de su libertad, pero la nueva condición le permite que sus decisiones sean irrevocablemente perdurables, de modo similar como sucede con los ángeles: ellos "decidieron" por Dios o contra Dios (estos últimos se convirtieron en demonios) y esta decisión, tanto para unos como para otros, es irreversible, aunque mantengan ambos su libre voluntad. Jesucristo no deja nada al azar.

A esta sana enseñanza católica y ortodoxa se oponen igualmente los sostenedores de la doctrina y herejias de la reencarnación (o metempsicosis) y de la doctrina de la apocatástasis de Origenes y Clemente de Alejandria (conversión final de todos los demonios y condenados) o la eternidad del Limbo para infantes no bautizados o avortados (Santo Tomás de Aquino).
 
Primeramente, el bautismo trinitario es la marca de la Bestia y es doctrina anti-Cristo.

Los primeros apóstoles y su lider Pedro se bautizaban siempre en el nombre de Jesucristo, pero la Gran Ramera cambio la fórmula así como muchas cosas pretendiendo ser de Pedro, pero sus hijas protestantes y denominacionales en lugar de recapacitar y volver a la Iglesia verdadera decidieron terminar igual que ella, serán destruidos con el soplo de la 2nda venida y ni siquiera se lo imaginan.