Los hechos dell Espiritu y alimento matutino

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 13 --- El llamado de Macedonia
Sábado --- Leer con oración: Hch 16:7-9
“Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos” (Hch 16:9)
LOS HECHOS DEL ESPÍRITU
En Hechos 16:7 leemos: “y cuando llegaron a Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió”. El “Espíritu de Jesús” no es otro Espíritu, sino que se refiere a la humanidad de Jesús, que pasó por sufrimientos en la tierra. Probablemente, debido a que Pablo y los demás apóstoles que estaban con él, pasaban por sufrimientos, fue citado el término el “Espíritu de Jesús”. En esa situación, los apóstoles tuvieron que negarse nuevamente a sí mismos, perder la vida del alma, tomar la cruz y seguir al Señor. El Señor quería que ellos fuesen a la obra en la región de Macedonia, para que después de aprender las lecciones, pudiesen retornar. El Espíritu, como la manifestación final y máxima del Dios Triuno, estaba operando en los apóstoles, y fue por eso que el Espíritu de Jesús no les permitió que entraran en Bitinia, y ellos se sometieron. Entonces, vemos que no sólo debemos ser llenos del Espíritu, también debemos ser guiados por el Espíritu, lo cual muchas veces nos impide hacer lo que planeamos.
En el versículo 9 leemos: “Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos”. Esa visión vino a Pablo porque estaba en el espíritu, aunque su deseo fuese que después de Galacia ir a Asia, y después a Bitinia. Pero el Espíritu no pensaba así y les impidió ir a Asia, y el Espíritu de Jesús no le permitió que fuesen para Bitinia. Por tanto, vemos que todo el libro de Hechos, no solamente se refiere a los hechos de los apóstoles, sino también a los hechos del Espíritu.
El evangelio fue prevaleciente en Macedonia, pues la obra fue iniciada por el Espíritu. De todas las iglesias en la tierra en aquella ocasión, dos iglesias de Macedonia eran extremadamente saludables y normales: Filipos y Tesalónica. Los apóstoles tuvieron una visión por el Espíritu y todo fue iniciado por el Espíritu y esta también debe ser nuestra experiencia hoy. Fue también por el guiar del Espíritu, por la coordinación con otros hermanos y por la confirmación del hermano Lee que aun estando en Taiwán, decidimos ir a Brasil. A partir de allí, poco a poco, las iglesias surgieron, pero al principio solamente eran iglesias de lengua china, y el Espíritu no estaba satisfecho. En cierta ocasión los hermanos de Bello Horizonte me llamaron: “Hermano Dong, venga a dar una conferencia aquí”. Esto fue como el llamamiento de Macedonia. Sin embargo, yo no tenía elocuencia ¿Cómo podría dar una conferencia de cuatro días? Había un colaborador que podría hacerlo, pero que ya estaba programado para ir a Joao Pessoa, otra ciudad de Brasil, para esta misma fecha, y expliqué a los hermanos que el hermano Fulano no estaría disponible. Entonces ellos dijeron: “en esta oportunidad, queremos que venga usted”. Creo que eso fue el hablar del Espíritu. Yo oré y el Señor me dijo: “Llama al hermano Má”.Cuando lo llamé, me dijo: “Si el Espíritu está guiándolo así, entonces vaya”. Le repliqué: “Pero, no sé hablar”, y me preguntó: “¿Usted sabe orar?”. Respondí que sí y me alentó: “Voy a orar junto contigo”. ¡Alabado sea el Señor! Fuimos y aprovechamos cada momento disponible que teníamos para orar. Gracias al Señor, porque esta conferencia de cuatro días se realizó.
En esta conferencia, cantamos mucho un himno con esta letra: Agua viva a fluir, llena de vida para ministrar, hasta ganarnos, Su imagen obtener, la imagen de Dios para que juntos se alegren el hombre y Dios. ¡Aleluya! Todo comenzó por el Espíritu y toda la obra que hemos hecho tiene su inicio en el Espíritu, así como “El llamado de Macedonia”.
Punto Clave: Comenzar en el Espíritu
Pregunta: ¿Por qué en el registro de Hechos 16:7 el autor usó la expresión “Espíritu de Jesús” y no simplemente “Espíritu”?
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SEMANA 4 — DÍA 6 72
Alimento matutino
Col. 1:28 A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre.
Lv. 10:17 …Pues [la ofrenda por el pecado] es cosa santísima, y os ha sido dada para que llevéis vosotros la iniquidad de la congregación, para hacer expiación por ellos delante de Jehová (heb.).
Los ancianos, al tener contacto con las personas, deben ministrarles a Cristo a fin de satisfacer sus necesidades (Ef. 3:8; Col. 1:28). Ellos deben ministrar a Cristo a todos los santos: tanto a los fuertes como a los más débiles, tanto a los que son victoriosos como a los que continuamente sufren derrotas, tanto a los que recibieron una buena formación como a los que tienen un pasado negativo.
Debemos tratarlos a todos por igual. Por lo general nos es fácil ministrar vida a un hermano que tenemos en alta estima, pero quizás nos portemos fríos e indiferentes hacia otra clase de hermanos. Al conducirnos de esta manera perdemos la oportunidad de ministrar a Cristo a dicha clase de hermanos. Al ministrar a Cristo a los demás, es posible que aun conservemos nuestras propias preferencias y predilecciones. Si bien estaríamos dispuestos a tener contacto con un hermano como Timoteo, no dedicaríamos tiempo para ayudar a un hermano como Demas, quien amó al mundo y abandonó a Pablo (2 Ti. 4:10). Quizás le demos una buena acogida a Timoteo, pero menospreciemos y rechacemos a Demas por su fracaso.
Debemos cambiar con respecto a la manera en que nos relacionamos con la gente; debemos abandonar el hábito de sorprender a las personas en sus errores y criticarlas, y más bien aprender a ministrar a Cristo a toda clase de personas. Con el tiempo, el Señor las ganará a través del contacto que nosotros
hemos tenido con ellas. (Elders’ Training, Book 11:The Eldership and the God-ordained Way (3), págs. 41-43)
Lectura para hoy
Si usted sabe que alguien ha cometido algunos pecados, usted tiene que orar por él y aprender a ministrarle a Cristo como la vida que da fin al pecado, para que así él mismo pueda tomar las medidas necesarias con respecto a sus pecados. La vida de Cristo es una vida que toma las medidas necesarias en contra del pecado. En primer lugar, usted mismo debe someterse al escrutinio del Señor al disfrutar de la vida de Cristo como la vida que da fin al pecado. Después, debe ministrar a otros a tal Cristo como la vida que da fin al pecado. El libro de Levítico nos dice que los sacerdotes debían comer la ofrenda por el pecado en el Lugar Santo a fin de que ellos pudieran llevar “la iniquidad de la congregación, para hacer expiación por ellos delante de Jehová” (10:17,heb.). Al disfrutar a Cristo como la vida que pone fin al pecado, usted debe tener la capacidad de llevar la iniquidad del pueblo de Dios. Usted debe aprender a ministrar a Cristo a los queridos hermanos que están en pecado.
La persona que practica el pecado tiene su corazón endurecido (He. 3:13). Si usted va a ministrarle a Cristo, usted tiene que confiar en el Señor para contar con la gracia y con el Espíritu a fin de poder ablandar su corazón endurecido. Usted tiene que saber cómo enternecer y ablandar su corazón haciéndolo sentir amado. Entonces, Cristo mismo como vida le será ministrado a dicha persona de una manera real, verdadera y rica; y esta vida, la cual es el Espíritu, operará en su ser. No será necesario que usted mencione sus faltas, pues la vida que le ha sido impartida en forma de suministro de vida operará grandemente en dicha persona. Si una persona padece de cierta enfermedad física, no es necesario que usted le mencione su enfermedad. Si usted ministra a este enfermo la medicina adecuada, él mejorará … Esto es… llevar la iniquidad del pueblo de Dios. Ésta es la manera de eliminar los pecados de la vida de algunos santos.
La obra de recobrar a los hermanos que han caído en pecado requiere mucho tiempo. No es una obra que pueda realizarse rápidamente. Uno tiene que ser paciente. Aun si dedicara ocho meses o un año para lograr que uno o dos hermanos pecaminosos fuesen recobrados, ello sería una gran cosa. Gálatas 6:1 dice que cuando un hermano sea vencido por causa de alguna falta, aquellos que son espirituales deberán restaurarlo. Debemos hacer todo lo posible por recobrar a un hermano caído. De cien santos que se reúnan, tal vez
haya dos o tres que vivan en una situación pecaminosa. Ya que usted está disfrutando a Cristo, puede recibir la carga de cuidar de uno de ellos. Tal vez haya otro hermano que haya recibido la misma carga con respecto a dicha persona. Entonces usted y el otro hermano podrían tener comunión acerca de aquel santo y trabajar juntos para ayudarlo. Si ustedes dos pueden trabajar juntos por medio año para lograr que este hermano que cayó en pecado sea recobrado, esto será una gran ayuda para la vida de iglesia. Un ministerio de esta clase es el elemento requerido para que nosotros mantengamos la unidad del Espíritu en la vida de iglesia. (Una palabra oportuna, págs. 14-15)
Lectura adicional: Elders’Training,Book 11:TheEldership and the God-ordainedWay (3), cap. 5;Una palabra oportuna, cap. 1; The Exercise of the Kingdom for the Building of the Church, cap. 7
Witness Lee
¡Jesús es el Señor!