Los hechos del Espiritu

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 4--- El día de Pentecostés
Miércoles --- Leer con oración: Hch 1:6, 12-14, 21-26; Mt 25:1-13
"Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas" (Mt 25:4)
LOS HECHOS DEL ESPÍRITU
Al ser regenerado, el hombre recibió el Espíritu interiormente y, de esa manera, el Espíritu de Dios y el espíritu humano se mezclaron, es decir, se hicieron un solo espíritu, y esto capacita al hombre para vivir a Cristo por el Espíritu (1 Co 6:17). El libro de Hechos es llamado comúnmente de los Hechos de los Apóstoles, pero en verdad, podemos decir que son los Hechos del Espíritu. El Espíritu, por un lado, entró en los apóstoles esencialmente para regenerarlos; por otro, fue derramado sobre ellos para ser el Espíritu de poder. Tanto en el aspecto de vida como en el aspecto de la obra, ellos estaban bajo el guiar del mismo Espíritu y fue de esa manera que pudieron salir para hacer la obra de expansión. Quien hacía la expansión no eran los apóstoles, sino el Espíritu Santo en ellos y a través de ellos, pues interiormente Él era la vida, y exteriormente era el poder. Fue de esa manera que ellos se expandieron a tantos lugares.
En los cuarenta días en que el Señor permaneció con los discípulos, después de Su muerte y resurrección, Él ciertamente habló con muchos detalles, y ellos debieron haber entendido. Pero en Hechos 1:6, leemos: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”. Después que el Señor Jesús ya les había hablado del reino de Dios, ellos aún mencionaban el reino de Israel. En el Antiguo Testamento el reino de Israel debió haber sido la expresión del gobierno de Dios en la tierra, pero Israel fracasó y el reino terminó. Los judíos naturalmente se preocuparon con la restauración del reino de Israel; pero el Señor estaba entrenando a los discípulos a preocuparse con el reino de Dios.
No podemos criticar a los apóstoles por eso, pues nosotros mismos muchas veces somos así. Hay entre nosotros algunos hermanos que comenzaron en el recobro del Señor aquí en el Brasil desde 1975 y todavía, después de treinta años, están con nosotros hasta el día de hoy. La orientación del Señor siempre ha sido la de estar en el Espíritu y especialmente ser conducidos por el Espíritu interior de vida, para que Él se expanda hasta nuestra alma. Algunos hermanos, sin embargo, no han permitido que el Espíritu trabaje en ellos, razón por la cual sus almas no han sido muy saturadas del Espíritu.
Debemos ser como las cinco vírgenes prudentes de Mateo 25, que tenían aceite en sus lámparas y también en sus vasijas (vs. 3-4). La lámpara representa a nuestro espíritu, la vasija representa a nuestra alma y el aceite prefigura al Espíritu. Las vírgenes prudentes representan a aquellos de entre nosotros que permitimos que el Espíritu se expanda del espíritu humano hacia el alma (vs. 5-7). Las vírgenes insensatas, después de tantos años bajo la orientación y dirección del Señor, y después de haber oído tantas palabras con respecto al Espíritu y a la vida, no tenían aceite en sus vasijas, es decir, el Espíritu no saturó su alma (vs. 8-13). Esto nos muestra cuánto debemos temer vivir por nuestra alma natural no transformada ni saturada por el Espíritu.
Antes de ascender a los cielos, el Señor Jesús les mandó a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén (Hch 1:1-4). Diez días después, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo sería derramado sobre ellos. Éstos fueron obedientes y en unanimidad permanecieron en el aposento alto de una casa y allí esperaron por diez días la promesa del Padre (vs. 12-14; 2:1-4).
Puesto que los doce apóstoles ocupan una posición destacada en el Nuevo Testamento, y Judas ya no estaba entre ellos, faltaba uno en el ministerio del Señor, ya que ahora había sólo once apóstoles. Ellos entonces oraron y echaron suertes para escoger a alguien que tomase el lugar de Judas y asumiese su parte en el ministerio, y la suerte cayó sobre Matías (1:21-26). Esto nos muestra cuanto el Señor valoraba a los doce apóstoles; pues de entre ellos no podía faltar ninguno.
Punto Clave: Ser guiado por el Espíritu
Pregunta: ¿Qué lección podemos aprender en Hechos 1:6?
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!