Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
- ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
- ¿Por qué también vosotros -respondió Cristo- quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: "Honra a tu padre y a tu madre" (Exodo 20:12, Deuteronomio 5:16); y: "El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente" (Exodo 21:17, Levitico 20:9). Pero vosotros decís: "Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte", ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Más su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres (Isaias 29:13).
Y llamando a sí a la multitud, les dijo:
- Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron:
- ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
- Toda planta -respondió Cristo- que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (Lucas 6:39).
Respondiendo Pedro, le dijo:
- Explícanos esta parábola.
- ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale (Mateo 12:34) y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.