Si usted ha accesado por casualidad páginas de los ex-testigos que por despecho de haber sido expulsado de la congregación cristiana Testigos de Jehová habrá leído las siguientes alegaciones que sacan de las publicaciones antiguas de la Sociedad Atalaya específicamente la revista para el publico general The Golden Age:
1. ''Las vacunas son inútiles''-The Golden Age, 2 de abril de 1924, página 294, versión inglés.
2. ''Las vacunas causan demonismo''-The Golden Age, 2 de abril de 1931, página 293, versión en inglés.
3. ''La vacunas una burla cruel''-The Golden Age, 31 de mayo de 1931, página 3, versión inglés
Ahora bien, hay tres cosas que los ex-testigos no le dicen a usted, sea por ignorancia o por omisión deliberada.
La primera, que la los artículos publicados en The Golden Age eran contribuciones hechas por personas y especialistas en la materia ajenos a la Sociedad Atalaya y a la congregación cristiana Estudiantes de la Biblia como se le conocía a los testigos de Jehová para esa época.
La segunda, en la revista The Golden Age de esos años habían artículos a favor y en contra de la vacunación hechas por doctores y especialistas en el campo de la medicina, y otras personas relatando sus experiencias en contra las vacunas como J.J. Wentzel bajo el título, ''Un Muerto Viviente''. Aparecen artículos en contra como ''La Infamia de la Vacunación'' por el doctor. A.M. Wilton; ''El Fraude de la Vacunación'' por el doctora Mrs. Andrew J. Holmes; ''Hechos y Datos en la Ignorancia Médica'' por el doctor Isaac L. Peebles; ''Contra la vacunación'' por W.M. Pugh; ''La vacunación un Fracaso'' por Mrs. R. Walter Maygrove. Aparecen artículos a favor como ''La Efectividad de la Vacunación'' por A. Rutschou, D.C.; ''La Ciencia por el Anticientífico'' por el doctor L. W. Putman. Experiencia a favor bajo el título ''Curado por los Sueros'' por Mrs. Mary E. Burnet; ''La Terapia por la Vacunación es un Éxito'' por el doctor A. Murray.
El tercero, para esa época había una gran oposición a la vacunación. La Enciclopedia de Medicina Práctica, que tenía en ese momento la ''última palabra'' en cuanto a la vacunación, había publicado unas estadísticas de Inglaterra desde que la vacunación fue decretada compulsoria en ese país donde decía que las muertes por viruela en los primera década de la puesta en vigor de la ley fue de 83,515 y que los muertos por la viruela en la segunda década fue de 70,458 un aumento en la incidencia de la viruela de 120%. El periódico The London Lancet comentó: ''En vista de los hechos la oposición a la vacunación no sorprende'' En sus columnas se reportaba de año en año información detallada de varios casos entre los vacunados y fue en esta publicación autoritativa del 15 de julio de 1874 que se registraron 122,000 vacunados atacados por una epidemia que produjo 10,000 muertes en Inglaterra y Gales.
El doctor Isaac L. Peebles comentó en 1924 que la primera vez que fue testigo en la administración de un suero ''mató a un niño en cerca de 15 minutos después que se le administró’’, y concluyó: ''Donde la vacunación ha sido compulsoria la tasa de mortalidad de la viruela ha aumentado de 10, 14 y 18 por ciento a 65 y 85 por ciento.''
En la página 105 de su libro Drug Action el doctor Sallmann de la universidad de Cleveland, Ohio, dijo que ''las vacunas o las toxinas podrían destruir las células’’. El doctor Millard, un vacunador, en su libro ''The Vaccination Question'', página 52, publicado en 1914 comentó sobre Japón: ’’A pesar de la vacunación, la revacunación y la vacunación extraordinaria 80,000 personas contrajo viruela y 23,000 murieron desde 1896 hasta 1910. A pesar de la vacunación y revacunación en la Filipinas desde 1898 hasta 1919 la viruela afectó a 107,981, y 59,741 murieron solamente en 1918 y 1919''.
Una revista de Salud de la Asociación Médica Americana, ''The Hygeia'', en su número de noviembre de 1923 declaró que Japón, una nación bien vacunada y revacunada, ''ha habido epidemia desde que la vacunación comenzó''
Con todos estos datos podemos concluir que la objeción a la vacunas por parte de los especialistas que contribuyeron en los artículos en la revista The Golden Age para los años 20 y 30 no fue una objeción ridícula como lo pretender hacer ver los ex-testigos, sino mas bien era el retrato de lo que se vivía en la época.
En resumen notamos que los ex-testigos sacan la información de las publicaciones de una forma parcial y fuera de su contexto histórico. Por lo tanto, una persona seria, bien intencionada y temerosa de Dios no daría credibilidad alguna a la falsas acusaciones de los detractores de la Sociedad Atalaya aunque no comparta sus creencias religiosas.
1. ''Las vacunas son inútiles''-The Golden Age, 2 de abril de 1924, página 294, versión inglés.
2. ''Las vacunas causan demonismo''-The Golden Age, 2 de abril de 1931, página 293, versión en inglés.
3. ''La vacunas una burla cruel''-The Golden Age, 31 de mayo de 1931, página 3, versión inglés
Ahora bien, hay tres cosas que los ex-testigos no le dicen a usted, sea por ignorancia o por omisión deliberada.
La primera, que la los artículos publicados en The Golden Age eran contribuciones hechas por personas y especialistas en la materia ajenos a la Sociedad Atalaya y a la congregación cristiana Estudiantes de la Biblia como se le conocía a los testigos de Jehová para esa época.
La segunda, en la revista The Golden Age de esos años habían artículos a favor y en contra de la vacunación hechas por doctores y especialistas en el campo de la medicina, y otras personas relatando sus experiencias en contra las vacunas como J.J. Wentzel bajo el título, ''Un Muerto Viviente''. Aparecen artículos en contra como ''La Infamia de la Vacunación'' por el doctor. A.M. Wilton; ''El Fraude de la Vacunación'' por el doctora Mrs. Andrew J. Holmes; ''Hechos y Datos en la Ignorancia Médica'' por el doctor Isaac L. Peebles; ''Contra la vacunación'' por W.M. Pugh; ''La vacunación un Fracaso'' por Mrs. R. Walter Maygrove. Aparecen artículos a favor como ''La Efectividad de la Vacunación'' por A. Rutschou, D.C.; ''La Ciencia por el Anticientífico'' por el doctor L. W. Putman. Experiencia a favor bajo el título ''Curado por los Sueros'' por Mrs. Mary E. Burnet; ''La Terapia por la Vacunación es un Éxito'' por el doctor A. Murray.
El tercero, para esa época había una gran oposición a la vacunación. La Enciclopedia de Medicina Práctica, que tenía en ese momento la ''última palabra'' en cuanto a la vacunación, había publicado unas estadísticas de Inglaterra desde que la vacunación fue decretada compulsoria en ese país donde decía que las muertes por viruela en los primera década de la puesta en vigor de la ley fue de 83,515 y que los muertos por la viruela en la segunda década fue de 70,458 un aumento en la incidencia de la viruela de 120%. El periódico The London Lancet comentó: ''En vista de los hechos la oposición a la vacunación no sorprende'' En sus columnas se reportaba de año en año información detallada de varios casos entre los vacunados y fue en esta publicación autoritativa del 15 de julio de 1874 que se registraron 122,000 vacunados atacados por una epidemia que produjo 10,000 muertes en Inglaterra y Gales.
El doctor Isaac L. Peebles comentó en 1924 que la primera vez que fue testigo en la administración de un suero ''mató a un niño en cerca de 15 minutos después que se le administró’’, y concluyó: ''Donde la vacunación ha sido compulsoria la tasa de mortalidad de la viruela ha aumentado de 10, 14 y 18 por ciento a 65 y 85 por ciento.''
En la página 105 de su libro Drug Action el doctor Sallmann de la universidad de Cleveland, Ohio, dijo que ''las vacunas o las toxinas podrían destruir las células’’. El doctor Millard, un vacunador, en su libro ''The Vaccination Question'', página 52, publicado en 1914 comentó sobre Japón: ’’A pesar de la vacunación, la revacunación y la vacunación extraordinaria 80,000 personas contrajo viruela y 23,000 murieron desde 1896 hasta 1910. A pesar de la vacunación y revacunación en la Filipinas desde 1898 hasta 1919 la viruela afectó a 107,981, y 59,741 murieron solamente en 1918 y 1919''.
Una revista de Salud de la Asociación Médica Americana, ''The Hygeia'', en su número de noviembre de 1923 declaró que Japón, una nación bien vacunada y revacunada, ''ha habido epidemia desde que la vacunación comenzó''
Con todos estos datos podemos concluir que la objeción a la vacunas por parte de los especialistas que contribuyeron en los artículos en la revista The Golden Age para los años 20 y 30 no fue una objeción ridícula como lo pretender hacer ver los ex-testigos, sino mas bien era el retrato de lo que se vivía en la época.
En resumen notamos que los ex-testigos sacan la información de las publicaciones de una forma parcial y fuera de su contexto histórico. Por lo tanto, una persona seria, bien intencionada y temerosa de Dios no daría credibilidad alguna a la falsas acusaciones de los detractores de la Sociedad Atalaya aunque no comparta sus creencias religiosas.