Re: Los adventistas de séptimo día creen que...
Estimado aitor. Saludos cordiales.
Tú dices:
como bien te ha explicado gabriel no puede haber contradicción porque tu no has contado con la ingesta de las espinacas de Popeye que da una fuerza extraordinaria
jua jua jua jua
Respondo: No es dificil de pensar que opines lo mismo que manuel5.
¿Cómo es posible que Jacob en su lucha con el Ángel, lo venciera?
Nuestro Señor revela la manera en que Dios nos facilita el trabajo de obtener la victoria.
Debemos caer en la Roca (Cristo), quién quebrantará nuestro corazón y podrá habitar en nosotros:
"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." Apocalipsis 3:20.
"Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo?
Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará" (Lucas 20:17, 18).
Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmos 51:17.
“Cercano está el SEÑOR a
los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu.” Salmos 24:18.
“sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas.” Salmos 147:3.
“Porque
se enterneció tu corazón y te humillaste delante del SEÑOR cuando oíste lo que hablé contra este lugar y contra sus habitantes, que vendrían a ser desolación y maldición, y has rasgado tus vestidos y has llorado delante de mí, ciertamente te he oído'--declara el SEÑOR.” 2 Reyes 22:19.
Para todos los que creen, Cristo es el fundamento seguro. Estos son los que caen sobre la Roca y son quebrantados. Así se representan
la sumisión a Cristo y la fe en él.
Caer sobre la Roca y ser quebrantado es abandonar nuestra justicia propia e ir a Cristo con la humildad de un niño, arrepentidos de nuestras transgresiones y creyendo en su amor perdonador. Y es asimismo por la fe y la obediencia cómo edificamos sobre Cristo como nuestro fundamento.
Todos pueden edificar por igual sobre esta piedra viviente. Es el único fundamento sobre el cual podemos edificar con seguridad. Es bastante ancho para todos y bastante fuerte para soportar el peso y la carga del mundo entero. Y por la comunión con Cristo, la piedra viviente, todos los que edifican sobre este fundamento llegan a ser piedras vivas.
A aquellos "que tropiezan en la palabra, siendo desobedientes" Cristo es una roca de escándalo. Pero "la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo". Como una piedra rechazada, Cristo soportó en su misión terrenal el desdén y el ultraje.
Fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto… fue menospreciado, y no lo estimamos" (Isaía 53: 3). Pero, por su resurrección, había de ser "declarado Hijo de Dios con poder" (Rom. 1: 4).
"Sobre quien ella cayere, le desmenuzará". El pueblo que rechazó a Cristo, iba a ver pronto su ciudad y su nación destruidas. Su gloria había de ser deshecha y disipada como el polvo delante del viento. ¿Y qué destruyó a los judíos? Fue la roca que hubiera constituido su seguridad si hubiesen edificado sobre ella. Fue la bondad de Dios que habían despreciado, la justicia que habían menospreciado, la misericordia que habían descuidado. Los hombres se opusieron resueltamente a Dios, y todo lo que hubiera sido su salvación fue su ruina. Todo lo que Dios ordenó para que vivieran, les resultó causa de muerte. En la crucifixión de Cristo por los judíos, estaba envuelta la destrucción de Jerusalén. La sangre vertida en el Calvario fue el peso que los hundió en la ruina para este mundo y el venidero.
Así será en el gran día final, cuando se pronuncie sentencia sobre los que rechazan la gracia de Dios. Cristo, su roca de escándalo, les parecerá entonces una montaña vengadora. La gloria de su rostro, que es vida para los justos, será fuego consumidor para los impíos. Por causa del amor rechazado, la gracia menospreciada, el pecador será destruido.
Jacob al luchar con el ángel, se humilló ante él y le pidió su bendición; de esta manera venció.