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savetheworld
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Miles de casos de pederastia salpican a Tjs y Adventistas
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10-28-2010 01:22 PM - editado 10-28-2010 01:24 PM
Y eso que el sable-tarapaca,adlan,platico multinicks, no nos trae esto al foro, sinverguenza
Miles de casos de pederastia salpican a los
Testigos de Jehová y a los Adventistas
Ambas sectas han pedido a sus adeptos que no informen a la Policía de los abusos a menores El 50% de las niñas de un campamento adventista sufrió abusos.
Aunque las sectas milenaristas como los Testigos de Jehová o los Adventistas del séptimo día suelen presumir de actuar de acuerdo a una moral más elevada que la de aquellos que no pertenecen a ellas, en los últimos años, los datos aparecidos en relación con los abusos sexuales cometidos en su seno resultan verdaderamente pavorosos. En el caso de los Adventistas, tres de cada diez de sus adeptos han sufrido abusos sexuales en su infancia, provocados muchas veces por sus propios padres. Según los archivos internos de los Testigos de Jehová, hay 23.720 pedófilos en sus filas.
DR. en historia antigua, filósofo y teólogo, don César Vidal, licenciado en derecho. Madrid- En el caso de los adventistas, debe indicarse que desde hace décadas, los escándalos de todo tipo han sido una constante de la vida de la secta. Primero fueron los estudios irrefutables de autores como Rea y Ford relacionados con Ellen White, su profetisa y fundadora, que demostraban que sus escritos, lejos de haber sido inspirados por el Espíritu Santo, constituían una extensa amalgama de plagios procedentes de los libros más diversos. Luego estalló algún escándalo financiero como el famoso y trágico caso Davenport, que benefició extraordinariamente a algunos dirigentes de la secta mientras arruinaba a no pocos de sus más humildes adeptos.
En los últimos tiempos, sin embargo, una buena parte de los escándalos ¬aunque no todos¬ han estado relacionados con los abusos sexuales, hasta el punto de que han terminado creándose ONGs cuya finalidad es ocuparse en exclusiva de atender a aquellos que han sido víctimas de este tipo de tratos en el seno de los Adventistas del Séptimo Día. Ése es precisamente el caso de CEASE (Clergy and Educator Abuse Survivors Empowered) que, fundada por adventistas que fueron objeto de abusos sexuales en el interior de la secta, pretenden ahora evitar que atraviesen ese drama otros adeptos.
3 de cada 10. Lejos de tratarse de hablillas maliciosas o de injurias, lo cierto es que documentos que van desde las actas de los juzgados a informes internos de la secta, dejan de manifiesto un encadenamiento de terribles dramas relacionados con el abuso sexual. Las cifras reconocidas por la misma secta son, sin exagerar, verdaderamente inquietantes. Por ejemplo, según CEASE, que cita un informe procedente de la Conferencia del Sureste de California de los Adventistas del Séptimo Día, y otro del 18 de agosto de 1994, procedente del Departamento de Vida Familiar de la Adventist Review, «el 30 por ciento de sus miembros han sido objeto de abusos físicos en su casa antes de llegar a los 18 años; el 43 por ciento fueron objeto de abusos verbales o emocionales en casa antes de alcanzar la mayoría de edad y el 16 por ciento mantuvo relaciones incestuosas cuando eran menores».
Pero, con todo, en el caso de otras conferencias adventistas, las cifras son aún peores. Por ejemplo, según datos proporcionados también por CEASE, a partir de fuentes de la secta, «el 50 por ciento de las jóvenes que asistieron a uno de los campamentos adventistas de área en Estados Unidos reconoció que había sido objeto de abusos sexuales llevados a cabo por su padre o algún otro pariente».
Como no es difícil entender, esa realidad, reflejada en los mismos documentos de la secta, ha terminado por recalar en repetidas ocasiones en los tribunales de justicia. En febrero del presente año, por ejemplo, el «Mercury News» era uno de los medios que recogía la noticia de cómo cinco hombres denunciaron «haber sido objeto de abusos sexuales en una escuela privada superior dependiente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día por dos maestros durante los años 80». El centro en cuestión era la Monterrey Bay Academy y, según el texto de la demanda interpuesta ante el Tribunal Superior de Justicia de Los Angeles, los demandantes afirmaban que «les habían suministrado alcohol y drogas y fueron sodomizados y violados» por sus profesores adventistas.
No se trata, lamentablemente, del único caso de este tipo. Según informan organismos dedicados a la denuncia de abusos sexuales como «Reformation», James Paul, un maestro adventista, fue condenado hace poco más de un año en Melbourne a siete años de prisión por haber violado durante tres años a un niño de once cuyo silencio intentó comprar infructuosamente la secta. Algo similar, también según los datos de «Reformation», sucedió con Lawrence Joseph, un dirigente de jóvenes adventista que fue condenado a 12 años de cárcel por el Tribunal Supremo de Bunbury por abusar de dos niñas de 14 años. Se trata de trágicos botones de muestra de conductas repetidas vez tras vez y cuyas causas, según el CEASE, son el secreto, la vergüenza y el respeto hacia ministros de culto adventistas.
No mejor es el panorama presentado por los Testigos de Jehová. Conocidos por sus repetidas profecías ¬fallidas siempre¬ sobre el fin del mundo, los Testigos también han sido objeto de denuncias por abusos sexuales realizadas por diversas ONGs. «Silent Lambs», por ejemplo, ha sacado a la luz documentación interna de la secta que indica cómo la política de sus autoridades consiste en arrojar tierra sobre los asuntos, procurando no dar parte a las autoridades. Los casos, desde luego, son abundantísimos. Según «Reformation», Robert Leslie, por ejemplo, fue sentenciado a cinco años de prisión por el tribunal de distrito de Wollongong por distintos casos de abuso sexual contra menores, y en New Hampshire, un testigo de Jehová fue condenado en octubre de 2000 a cincuenta y seis años de prisión por abusar sexualmente de sus hijos. En ambos casos, los superintendentes de su congregación conocían lo sucedido, pero no informaron a la Policía. 2004-03-31 – ESP. L.R.