<CENTER>El perdón es...</CENTER>
El perdón es. . . aceptar la soberanía de Dios
en la dirección de personas y situaciones
para despojarnos a nosotros mismos de toda importancia,
y humillar nuestro amor propio.
El perdón es. . . la fe en que Dios está
Permitiendo y Controlando
Reconociendo Todas las Cosas Buenas
derramadas sobre tu humilde ser
.
El perdón es. . . la esperanza de que encontrarás
sólo Misericordia Divina para ti.
El perdón es. . . amor por el Gran Redentor
y obedecerle simplemente por este motivo.
El perdón es ir. . . a Dios.
Entregándole tus sueños a Él para que los cumpla,
y. . . tú mismo a Su protección exclusivamente.
¡Perdonando estas permitiendo a Dios ser Dios!
y haces lo que sea por agradarle. . .
o no.
El perdón no es. . .
una tolerancia pusilánime del mal.
El perdón no es. . . .
siendo “bueno” porque eso es lo ordenado.
El perdón no es. . . . excusar el mal por piedad.
Las ofensas son pecados. Frecuentes.
El pecado no es un “¡UPS!, no quise decir eso.”
El pecado es deliberado,
siempre una opción muy calculada,
aun cuando sea muy secreto.
El perdón no es. . . explicar por qué.
No hay ningún ‘por qué’ para ninguno.
Todos estamos “sin excusas.”
El perdón no es. . . tragarse el dolor y
engañarse a sí mismo sobre su existencia.
Tal “perdón falso” vuelve a cegarnos-de-rencor...
enterrado y enconándose en lo profundo
inconscientemente enferma el alma.
Es profundamente peligroso porque
llega a ser una enfermedad contagiosa,
escondido bajo las mantas de la auto disculpa.
Un mal, que se extiende siempre a través de,
las palabras y hechos que lo encubren y esconden.
No perdonar: sin saberlo, sin confesarlo,
es fatal para ti
y muy peligroso para otros.
Copyright © 1999 Martha Blaney Kilpatrick
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