http://www.icp-e.org/
<CENTER>Lo dicen ellos, callamos nosotros
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El domingo 7 del mes que está corriendo concluyó en Madrid la Asamblea Anual de la “Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII”. Como se puede suponer, se trata de una Asociación católica. Sus miembros, entre los que figuran destacados intelectuales y otras personas de relieve, están algo alejados de los dogmas tradicionales del Vaticano.
El comunicado emitido por la Asociación dice que asistieron unas mil personas, algunas de ellas procedentes de otros países europeos y también de América Latina.
Según el reportaje del diario “A.B.C.” (8-9-2003), el emblemático teólogo Enrique Miret Magdalena dijo en la Asamblea que el Episcopado católico “ha llevado a cabo una inversión de los valores hasta hacer irreconocible el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret”.
El Episcopado es el conjunto de los obispos. Los obispos son nombrados con la aprobación del Vaticano ¿Es el Vaticano el que ha hecho “irreconocible el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret? Desde luego, sin duda alguna.
Lo dicen ellos mismos, los teólogos católicos.
Nosotros, los evangélicos, ya no lo decimos. Como Ezequiel, hemos enmudecido ante los que hasta ayer nos tenían cautivos. Estamos atónitos. Peor aún, nos han entontecido.
Destaco que hablo del Vaticano, no de la Iglesia católica. La Iglesia católica está constituida por millones de personas que en su mayoría adoran a Dios en la sinceridad de sus corazones. El Vaticano es otra cosa. El Vaticano es un centro de poder político, económico, social y un poco religioso.
Nos hemos vuelto tan delicados, tan mirados, tan ecuménicos, que hasta los escritores evangélicos hemos cargado nuestras plumas con agua de perfume, en lugar de hacerlo con tinta de sangre.
Hace años el teólogo evangélico suizo, Réne Pache, publicó un pequeño libro titulado “Las tendencias catolizantes en el seno del protestantismo”.Le siguió otro teólogo de la misma confesión, el francés Federico Hoffet, con una obra llamada “Política romana y dimisión de los protestantes”.
Los dos autores mantienen la tesis de que la política ecuménica del Vaticano, hábilmente introducida en las filas del protestantismo internacional ha silenciado la antigua controversia que mantenían los evangélicos con el Vaticano en el tema de la doctrina cristiana como fondo.
“Estos son otros tiempos”, oigo decir por todas partes. ¿Otros tiempos para qué, para la claudicación, para la cobardía, para el silencio cómplice?
En fin, no todo está perdido. Lo que antes denunciábamos nosotros ahora lo denuncian ellos. Ellos mismos dicen lo que nosotros callamos.
Juan Antonio Monroy
© 2003 Protestante Digital, España.
<CENTER>Lo dicen ellos, callamos nosotros

El domingo 7 del mes que está corriendo concluyó en Madrid la Asamblea Anual de la “Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII”. Como se puede suponer, se trata de una Asociación católica. Sus miembros, entre los que figuran destacados intelectuales y otras personas de relieve, están algo alejados de los dogmas tradicionales del Vaticano.
El comunicado emitido por la Asociación dice que asistieron unas mil personas, algunas de ellas procedentes de otros países europeos y también de América Latina.
Según el reportaje del diario “A.B.C.” (8-9-2003), el emblemático teólogo Enrique Miret Magdalena dijo en la Asamblea que el Episcopado católico “ha llevado a cabo una inversión de los valores hasta hacer irreconocible el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret”.
El Episcopado es el conjunto de los obispos. Los obispos son nombrados con la aprobación del Vaticano ¿Es el Vaticano el que ha hecho “irreconocible el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret? Desde luego, sin duda alguna.
Lo dicen ellos mismos, los teólogos católicos.
Nosotros, los evangélicos, ya no lo decimos. Como Ezequiel, hemos enmudecido ante los que hasta ayer nos tenían cautivos. Estamos atónitos. Peor aún, nos han entontecido.
Destaco que hablo del Vaticano, no de la Iglesia católica. La Iglesia católica está constituida por millones de personas que en su mayoría adoran a Dios en la sinceridad de sus corazones. El Vaticano es otra cosa. El Vaticano es un centro de poder político, económico, social y un poco religioso.
Nos hemos vuelto tan delicados, tan mirados, tan ecuménicos, que hasta los escritores evangélicos hemos cargado nuestras plumas con agua de perfume, en lugar de hacerlo con tinta de sangre.
Hace años el teólogo evangélico suizo, Réne Pache, publicó un pequeño libro titulado “Las tendencias catolizantes en el seno del protestantismo”.Le siguió otro teólogo de la misma confesión, el francés Federico Hoffet, con una obra llamada “Política romana y dimisión de los protestantes”.
Los dos autores mantienen la tesis de que la política ecuménica del Vaticano, hábilmente introducida en las filas del protestantismo internacional ha silenciado la antigua controversia que mantenían los evangélicos con el Vaticano en el tema de la doctrina cristiana como fondo.
“Estos son otros tiempos”, oigo decir por todas partes. ¿Otros tiempos para qué, para la claudicación, para la cobardía, para el silencio cómplice?
En fin, no todo está perdido. Lo que antes denunciábamos nosotros ahora lo denuncian ellos. Ellos mismos dicen lo que nosotros callamos.
Juan Antonio Monroy
© 2003 Protestante Digital, España.