Más vale tarde, que nunca
Más vale tarde, que nunca
Hola Pablo:
Disculpadme mi tardanza en responder, en mi situación actual se me hace muy difícil el conectarme a Internet.
No solo la primera parte, sino también la segunda parte del estudio me ha gustado, pero en lo que no estoy de acuerdo, es en las conclusiones finales, que has incluido al principio de la segunda parte y que comentaré al final.
Dices:
Estoy totalmente de acuerdo.
Sigues:
¡Bueno! Aquí llego incluso a aplaudir.
He subrayado lo de “en obediencia a Cristo” que más tarde volveré a hacer referencia a ella.
Yo a ciertas creencias no lo consideraría como tener una “doctrina correcta” como ya sabréis, pero como no es el tema de discusión, mejor dejarlo aparte.
Más o menos, tu respuesta en los dos casos es la misma.
Yo no sabría decir cuantas oportunidades nos puede dar Dios, si una, siete, siete veces siete, o hasta setenta y siete, pero no me cabe duda de que para volver a disponer de otra oportunidad, lo que hace falta es nuestro sincero arrepentimiento, pues en caso contrario no la habrá. Pero mientras hay vida, hay esperanza.
(Hechos 12:11)
11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Mi cuerpo no desea la disciplina, pero mucho más miedo me causa lo que muchos llaman “Bendición de Dios”. Prefiero el castigo que recibo por amor, que el presunto “premio” que en algunas ocasiones, mucho me recuerda a la última voluntad de los condenados a muerte. Sobre todo, si esta supuesta bendición, incluye muchos bienes materiales.
Pero no nos engañemos, tú mismo ya has definido bien a estas personas.
Nunca pongo “monitos” como alguien los llamó, pues no me parecen serios para los temas que tratamos, pero si alguna vez he deseado poner alguno, sin duda es hoy. Un “monito” saltador haría una buena compañía a mis nuevos aplausos.
Por cierto ¿Cuándo yo hablo de “obras”, de que tipo de obras creéis que estoy hablando yo?
(Romanos 10:9)
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Por tus propias palabras, podemos deducir que no es suficiente el “confesar con tu boca que Jesús es el Señor” para ser salvo, y como se dice en Romanos, también es necesario el creerlo firmemente, pero tú, también hablas de “creencias”.
Los demonios, no solo “creen”, sino que además saben perfectamente que Jesús es el Señor y Salvador, pero por mucho que lo confiesen con su boca y lo crean firmemente, no pueden ser salvos. Entonces la cita de Romanos es incompleta, falta algo más, y ese algo más, también lo has incluido en el estudio.
Esto si que es un resumen completo, pues a bien seguro quien nace de nuevo, también a su debido tiempo ha creído, y confesado con su boca que Jesús es el Señor.
(Juan 3:5)
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Muchos interpretarán que Jesús está citando el bautismo, como el medio de nacer de nuevo, y eso yo lo encuentro una interpretación incorrecta. El Bautismo con agua, solo es un ritual simbólico de lo que realmente es el nacer de nuevo.
Cuando uno acude a bautizarse primeramente a de estar libre y sinceramente arrepentido de sus pecados. A Juan el Bautista no le gustó nada que saduceos y fariseos acudieran a bautizarse, pues sus “frutos” (obras) seguían siendo las mismas de siempre.
Al ser sumergidos en el agua como un muerto en su sepultura, simboliza la muerte de nuestra antigua personalidad y faltas, donde nuestros pecados son lavados con el agua, símbolo del perdón de nuestros pecados, para después volvernos a levantar como nacidos de nuevo del espíritu, pues nuestra “carne” se ha quedado sepultada en el agua. Pero todo eso es simbólico, y el bautismo con agua no tiene ningún poder de regeneración.
Pero en la práctica, entre el arrepentimiento de los pecados, momento en el cual ya se puede creer y decir que Jesús es el Señor y ser bautizado, hasta que la persona llega a renacer de nuevo del espíritu, pueden pasar múltiples años, incluso no llegar a conseguirlo nunca.
Para incluir un ejemplo a modo de ilustración, podría comparar el proceso del renacimiento Cristiano, con la obtención de una carrera universitaria.
Cierta persona decidió hacerse arquitecto, (uno se reconoce como pecador) acude a la universidad y se matricula para el primer curso, (reconoce a Jesús como Señor, y se bautiza) después de eso, tiene varios años de estudio y esfuerzo personal, (luchar contra nuestras tentaciones, cambiar y pulir nuestra propia personalidad)
(Mateo 7:14)
14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
En el primer curso fueron muchísimos los matriculados, pero en el último curso son muy pocos los que continúan.
(Mateo 22:14)
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Por fin ciertas personas llegan a obtener el deseado título, unos habrán tardado pocos años, otros pueden haber invertido unos años más, pero al fin lo han conseguido. (el Cristiano ha renacido de nuevo del espíritu, y ya no puede pecar más)
(1 Juan 3:9)
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Aquel que ha renacido de nuevo, ya no peca, ya lo sabe todo, tiene la verdad y la verdad le hace libre, ya no tiene dudas, ya es hijo de Dios.
Eso me recuerda que en alguna ocasión he declarado que soy hijo de Dios, y que tengo a Jesús por Hermano. Que Dios me perdone por tanta osadía y vanidad, cierto es que tengo a Dios por mi verdadero padre, y así lo quiero, pero yo todavía no he demostrado ser un digno hijo suyo como para que Dios me conceda ese título, todavía no he renacido de nuevo y solo soy un discípulo de Cristo de segundo curso. Al mismo tiempo, perdonadme vosotros también.
Esto que he resaltado de tus palabras, es una buena prueba, como mínimo, es una buena indicación de que se está marchando por el camino correcto. Mucha es la responsabilidad del predicador ante Dios y ante los hombres, y la hipocresía de los que enseñan, pueden hacer perder la fe a los creyentes, pues ya podéis imaginar cual puede ser el efecto producido en los ateos o no creyentes en general.
(Romanos 2:21-24)
21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
Podríamos añadir muchas cosas más, como por ejemplo: “Tú que predicas la humildad, ¿te muestras arrogante? Tú que predicas el amor, ¿demuestras odio? Tú que predicas moderar la lengua ¿Tienes una lengua viperina?, etc., etc.
Cuando yo contaba con pocos años, dejé de creer en Dios, a causa de personas como estas, pues ni los que enseñaban en las escuelas, demostraban creerse lo que nos hacían estudiar, así que llegar a la conclusión de que si lo que ellos predicaban, no se lo creían ni ellos, debía de ser falso lo que predicaban, y si decían que Dios existía, entonces eso también debía de ser falso. Si unimos mi aborrecimiento por la mentira, a las clases de ciencias, y la teoría de la evolución que estaba apoyada por científicos que yo consideraba como intachables, se produjo el resultado de que apenas contando con catorce años, me declaré ateo, y lo seguí siendo durante muchos años. ¿Otros en las mismas circunstancias, puede haberse perdido para siempre?
(Santiago 3:1-2)
1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
En otro de tus textos, a pesar de no formar parte del estudio, también hablas de esto:
¡SIII!, claro que es posible, pero requiere tiempo y esfuerzo, por eso no estoy de acuerdo con lo siguiente:
Yo no voy a discutir ni contigo, ni con nadie, sobre de quien es el mérito de alcanzarlo, si de Dios o del hombre, pues no tengo nada claro de quien sea ese mérito.
(1 Corintios 10:13)
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
De estas palabras, he de deducir que toda tentación ha de poder ser vencida humanamente, pero también soy consciente de haber recibido ayuda, para vencer ciertas tentaciones, así que ante la duda, démosle todo el mérito a Dios, y no pequemos de vanidosos. Pero lo que si que tengo muy claro, es que quien no se esfuerza en conseguirlo, no puede alcanzarlo, y quien no demuestra ningún interés y esfuerzo en conseguirlo, Dios tampoco lo ayuda. (Bueno, eso es lo que creo yo)
Otra cosa que me ha gustado mucho de ese sermón es lo siguiente:
No me cabe la menor duda sobre eso, y además del amor al prójimo, también está el amor al Padre, y el amor al Maestro de quien somos discípulos.
(Juan 14:21)
21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Quien ama a Dios deseará cumplir con sus mandamientos, y quien ama a Jesús, también deseará cumplir con los suyos, eso me recuerda que tengo que predicar el Sermón del Monte, el capítulo 5 de Mateo, pues como tú dices:
Así que en cuanto al amor a Dios y nuestro deseo de cumplir con sus mandamientos, ya sabemos todos que estos se encuentran en el capítulo 20 de Éxodo y en el 5 de Deuteronomio, y naturalmente los incluyo todos sin excepción.
Los mandamientos de Jesús están el capítulo 5 de Mateo donde entre otras cosas dice:
(Mateo 5:19-20)
19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
A estos mandamientos habría que añadir el de:
(Juan 13:34-35)
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Ya sé que muchos de vosotros no creen en la necesidad de cumplir con los mandamientos de Jesús, pero como dice el propio Jesús, quien le ama, los cumplirá. Y me parecería muy extraño, que alguien pueda nacer de nuevo, sin cumplir con todos ellos.
Aquí vuelvo a insertar un comentario anterior, pues es el momento de retomar el tema que has escrito.
Yo considero mucho más correcto el cumplir con los mandamientos de Jesús, por amor que por obediencia, pero si no se puede tener el amor suficiente para desear cumplirlos, al menos se tendrían que cumplir por obediencia a Cristo.
Actualmente pensar que para muchos, el cumplir con el Sermón del Monte les parece una tarea imposible, me hace sonreír, pues me acuerdo de las veces que lo había leído yo mismo, y también me parecía imposible, o más bien, como si esas palabras fueran dirigidas a otras personas y no a mi, pero eso ya no es así, y vuelvo a incluir lo que antes decíamos sobre vencer al pecado.
Para el Cristiano, nada es imposible, todo depende de la FE que se tenga.
(Mateo 17:20)
20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
A mi concretamente, me parece mucho más fácil cumplir con el Sermón del Monte, que mover montañas o caminar sobre el agua.
Tú también dices:
Mucho me temo que tengas razón, varias veces he leído cosas como que los Cristianos ya no tienen que hacer nada, pues ya Cristo lo hizo todo, o cosas similares, se trata de deshacerse de cualquier responsabilidad, u obligación, a cualquier precio.
No entiendo muy bien que relación tiene el versículo citado con el tema tratado, pero como es el versículo que yo más cito, también me ha gustado verlo en tu escrito, y de paso no me privo de volverlo a incluir yo también. De paso quiero hacer una matización, y hacer constar que cuando Cristo dice “que te conozcan a ti, el único Dios verdadero”, está haciendo referencia a una sola persona, su Padre.
Jesús nos anuncia muchas dificultades para obtener la salvación, cuando nos anuncia que estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, además nos dice que muchos son los llamados y pocos los escogidos.
Sin embargo yo si que he leído muchas veces en estos foros, que el único requisito para ser salvo, es el confesar con la boca que Jesús es el Señor y Salvador, si a esa formula, le añadimos la otra de una vez salvo, siempre salvo. Entonces el camino hacia la vida se convierte en una gran autopista muy recta y de muchos carriles, con grandes indicadores luminosos, y con vehículos de repuesto por si alguien tiene una avería.
Tú has demostrado que decir no es suficiente, que creer tampoco es suficiente, que solo puede ser salvo quien nace de nuevo, y el que nace de nuevo, ya no puede pecar.
(1 Juan 3:9)
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
No abras puertas de escape, no las hay. El que ha nacido de nuevo NO PUEDE PECAR, ni de forma habitual, ni esporádicamente tampoco, sería como decir que Jesús de forma excepcional también podía haber pecado.
Por eso podemos saber a ciencia cierta, que si una persona peca, es señal inequívoca de que no ha renacido de nuevo, si no ha renacido de nuevo, no puede ser salva, ni en ese momento ni en toda su vida anterior.
Yo con eso tampoco estoy condenando a nadie, sino que la gran mayoría de personas Cristianas que no conseguirán renacer de nuevo, tendrán que enfrentarse al juicio.
Hago constar que yo creo en dos formas de salvación distintas, una es la de renacer de nuevo, y morir por Cristo. Estos son los que formarán parte de la primera resurrección, los que en Apocalipsis son los 144.000 y no habrán de enfrentarse a juicio, además son los que entrarán en el reino de Dios y gobernarán junto con Cristo a todos los demás.
Pero la gran mayoría de personas, que no lograrán ese nivel de perfección, tendrán que pasar por el juicio, y muchos serán declarados inocentes, o serán perdonados de sus faltas, consiguiendo también la vida, y formarán la gran muchedumbre que nadie puede contar, pero sin entrar a formar parte del reino de Dios, y solo, los que tras el milenio sigan siendo fieles, conseguirán la vida eterna.
Si, yo también estoy de acuerdo, las “obras” de Pablo, nada tienen que ver con las “obras” de Santiago. Las obras de Pablo se tratan de ritos y sacrificios indicados en la ley, obras que la gente hacía, bien por estar obligados, o bien por creer que haciéndolas obtendrían la salvación, son obras forzadas o interesadas, pero no sentidas, ese tipo de obras no salvan a nadie.
Pero no todos los judíos eran o son iguales, pues Dios siempre a tenido seguidores fieles en todas las épocas, si estos, sus obras no fueran forzadas, ni motivadas por su propio interés, sino que fueran realizadas por amor a Dios y por obediencia a Él, (según sus creencias) entonces puede que estén equivocados, pero yo no temo por sus vidas futuras.
Santiago por el contrario, a quien combate es a los “supuestos” cristianos, aquellos que dicen que ya Cristo lo hizo todo por ellos, y ellos no tienen nada que hacer, se olvidan incluso que han de renacer de nuevo, estos nuevos “cristianos” que no tienen obras, son todavía peores que los que trataban de comprar la salvación con obras, pues estos últimos estaban todavía dispuestos a poner algo de su parte, mientras que los “cristianos” la quieren obtener gratis, solo con palabras, y prefieren olvidar que la salvación es un don de Dios, y que Dios no está obligado a dar la vida eterna a nadie, que aplicar una formula como el reconocer que Jesús es Señor y Salvador, o un rito como el del bautismo, no pueden forzar a Dios a concederles la salvación.
Si, la salvación si es genuina, producirá buenas obras, por eso, si no hay buenas obras, no se puede ser salvo.
La obras de Abraham fueron la absoluta confianza en Dios, y la total obediencia hacia Él, no era perfecto en otras cosas, ni falta que hacía, pues en su tiempo ni Cristo había predicado, ni Dios había declarado sus mandamientos todavía, entonces Abraham no sabía que sus otros actos no eran del agrado de Dios, y Dios tampoco se los recrimina, ni se los tiene en cuenta, pues Él no le ha declarado su voluntad sobre ellos. (“a quien más sabe, más se le exigirá”)
Por el contrario, Dios, ante la evidencia de la FE de Abraham con sus OBRAS, tiene la absoluta certeza de que si Abraham hubiera conocido su voluntad sobre las otras cosas, Abraham hubiera actuado correctamente siempre. ¿Vosotros podéis dudar de esto?
Pero cuando las obras son: Pecados, iras, mentiras, envidias, egoísmo, insultos, desprecios, vanidades, etc. Entonces estas obras son prueba y evidencia de que no se ha renacido de nuevo, y de que no se es salvo de ninguna forma.
Como había indicado al principio, todo el estudio me ha gustado mucho en general, salvo algunos detalles o matices, pero al principio de la segunda parte del estudio, se encuentra algo, que yo creo que ha sido puesto como conclusión del estudio a pesar de no estar al final del mismo.
Esto no tiene ninguna relación con todo el estudio, es más, es totalmente contrario a el, y añadiría que es contrario a Cristo y contrario a Dios.
El Pecador siempre está bajo condenación, pues el precio del pecado es la muerte.
Jamás un pecador puede unirse a Cristo No tiene nada que ver la luz con las tinieblas.
Jamás un pecador puede ser uno con Cristo Que sería como decir que cuando el pecador peca, quien peca es Cristo, pues uno son. Es el colmo de los que huyen de cualquier responsabilidad, es el colmo de los que quieren comprar la salvación al mínimo precio.
El Cristiano puede llegar a unirse a Cristo, puede llegar a poder decir que es uno con Cristo, pero solo podrá, si ha renacido de nuevo, en caso contrario nunca.
El renacer de nuevo, no se consigue en un momento, es un proceso que puede tardar largos años, y solo cuando se consiga, entonces los pecados anteriores son perdonados, es entonces cuando Dios lo puede declarar inocente, pero nunca antes, y después de nacer de nuevo, como hemos visto en el estudio, el Cristiano ya no puede pecar, es entonces y solo a partir de ese momento cuando está unido a Cristo o es uno con Cristo, pero nunca antes.
La meta de todo Cristiano ha de ser esa, pero yo por el momento, no conozco a nadie que lo haya conseguido.
Y precisamente por que nadie (que yo conozca) lo ha conseguido, el que la gente diga de si mismos que es salva, me parece incorrecto.
(Proverbios 27:2)
2 Alábete el extraño, y no tu propia boca;
El ajeno, y no los labios tuyos.
(Job 9:20)
20 Si yo me justificare, me condenaría mi boca;
Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
También en la iglesia de Sardis deben decir que son salvos, sin embargo hay más muertos que vivos en su interior, como Cristo nos dice en Apocalipsis.
(Apocalipsis 3:1)
1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Antes comentaba lo fácil y cómodo que resultaría el ser salvo, si solo hiciera falta confesar con la boca que Jesús es el Señor y Salvador, en unos pocos segundos pasamos de ser condenados a ser salvos, y añadiendo a eso que una vez salvo, siempre salvo, entonces no hay ni la menor posibilidad de que te pierdas por el camino. Después de eso, se cometan los pecados que se cometan, se sigue siendo salvo, es como un seguro a todo riesgo. Antes lo comparaba a una autopista muy recta y muy ancha hacia el cielo, donde no hay siquiera, salidas laterales por donde se pueda uno perder.
(Mateo 7:13-14)
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Los demás podrán creer lo que quieran, si no puedo demostrarles la verdad de lo que estoy diciendo, lo lamento, pero como Cristiano, seguiré el consejo del propio Cristo, y a pesar de que me pueda perder con las sendas que cruzan el camino, y el cual ni es cómodo, ni fácil, pero prefiero mil veces este, por mucho que sea mucho más penoso que la gran autopista.
Como decía mi abuela: “Dios mío, vísteme despacio que tengo prisa”.
Más vale tarde, que nunca
Hola Pablo:
Disculpadme mi tardanza en responder, en mi situación actual se me hace muy difícil el conectarme a Internet.
No solo la primera parte, sino también la segunda parte del estudio me ha gustado, pero en lo que no estoy de acuerdo, es en las conclusiones finales, que has incluido al principio de la segunda parte y que comentaré al final.
Dices:
Estoy totalmente de acuerdo.
Sigues:
¡Bueno! Aquí llego incluso a aplaudir.
He subrayado lo de “en obediencia a Cristo” que más tarde volveré a hacer referencia a ella.
Yo a ciertas creencias no lo consideraría como tener una “doctrina correcta” como ya sabréis, pero como no es el tema de discusión, mejor dejarlo aparte.
Más o menos, tu respuesta en los dos casos es la misma.
Yo no sabría decir cuantas oportunidades nos puede dar Dios, si una, siete, siete veces siete, o hasta setenta y siete, pero no me cabe duda de que para volver a disponer de otra oportunidad, lo que hace falta es nuestro sincero arrepentimiento, pues en caso contrario no la habrá. Pero mientras hay vida, hay esperanza.
(Hechos 12:11)
11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Mi cuerpo no desea la disciplina, pero mucho más miedo me causa lo que muchos llaman “Bendición de Dios”. Prefiero el castigo que recibo por amor, que el presunto “premio” que en algunas ocasiones, mucho me recuerda a la última voluntad de los condenados a muerte. Sobre todo, si esta supuesta bendición, incluye muchos bienes materiales.
Pero no nos engañemos, tú mismo ya has definido bien a estas personas.
Nunca pongo “monitos” como alguien los llamó, pues no me parecen serios para los temas que tratamos, pero si alguna vez he deseado poner alguno, sin duda es hoy. Un “monito” saltador haría una buena compañía a mis nuevos aplausos.
Por cierto ¿Cuándo yo hablo de “obras”, de que tipo de obras creéis que estoy hablando yo?
(Romanos 10:9)
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Por tus propias palabras, podemos deducir que no es suficiente el “confesar con tu boca que Jesús es el Señor” para ser salvo, y como se dice en Romanos, también es necesario el creerlo firmemente, pero tú, también hablas de “creencias”.
Los demonios, no solo “creen”, sino que además saben perfectamente que Jesús es el Señor y Salvador, pero por mucho que lo confiesen con su boca y lo crean firmemente, no pueden ser salvos. Entonces la cita de Romanos es incompleta, falta algo más, y ese algo más, también lo has incluido en el estudio.
Esto si que es un resumen completo, pues a bien seguro quien nace de nuevo, también a su debido tiempo ha creído, y confesado con su boca que Jesús es el Señor.
(Juan 3:5)
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Muchos interpretarán que Jesús está citando el bautismo, como el medio de nacer de nuevo, y eso yo lo encuentro una interpretación incorrecta. El Bautismo con agua, solo es un ritual simbólico de lo que realmente es el nacer de nuevo.
Cuando uno acude a bautizarse primeramente a de estar libre y sinceramente arrepentido de sus pecados. A Juan el Bautista no le gustó nada que saduceos y fariseos acudieran a bautizarse, pues sus “frutos” (obras) seguían siendo las mismas de siempre.
Al ser sumergidos en el agua como un muerto en su sepultura, simboliza la muerte de nuestra antigua personalidad y faltas, donde nuestros pecados son lavados con el agua, símbolo del perdón de nuestros pecados, para después volvernos a levantar como nacidos de nuevo del espíritu, pues nuestra “carne” se ha quedado sepultada en el agua. Pero todo eso es simbólico, y el bautismo con agua no tiene ningún poder de regeneración.
Pero en la práctica, entre el arrepentimiento de los pecados, momento en el cual ya se puede creer y decir que Jesús es el Señor y ser bautizado, hasta que la persona llega a renacer de nuevo del espíritu, pueden pasar múltiples años, incluso no llegar a conseguirlo nunca.
Para incluir un ejemplo a modo de ilustración, podría comparar el proceso del renacimiento Cristiano, con la obtención de una carrera universitaria.
Cierta persona decidió hacerse arquitecto, (uno se reconoce como pecador) acude a la universidad y se matricula para el primer curso, (reconoce a Jesús como Señor, y se bautiza) después de eso, tiene varios años de estudio y esfuerzo personal, (luchar contra nuestras tentaciones, cambiar y pulir nuestra propia personalidad)
(Mateo 7:14)
14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
En el primer curso fueron muchísimos los matriculados, pero en el último curso son muy pocos los que continúan.
(Mateo 22:14)
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Por fin ciertas personas llegan a obtener el deseado título, unos habrán tardado pocos años, otros pueden haber invertido unos años más, pero al fin lo han conseguido. (el Cristiano ha renacido de nuevo del espíritu, y ya no puede pecar más)
(1 Juan 3:9)
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Aquel que ha renacido de nuevo, ya no peca, ya lo sabe todo, tiene la verdad y la verdad le hace libre, ya no tiene dudas, ya es hijo de Dios.
Eso me recuerda que en alguna ocasión he declarado que soy hijo de Dios, y que tengo a Jesús por Hermano. Que Dios me perdone por tanta osadía y vanidad, cierto es que tengo a Dios por mi verdadero padre, y así lo quiero, pero yo todavía no he demostrado ser un digno hijo suyo como para que Dios me conceda ese título, todavía no he renacido de nuevo y solo soy un discípulo de Cristo de segundo curso. Al mismo tiempo, perdonadme vosotros también.
Esto que he resaltado de tus palabras, es una buena prueba, como mínimo, es una buena indicación de que se está marchando por el camino correcto. Mucha es la responsabilidad del predicador ante Dios y ante los hombres, y la hipocresía de los que enseñan, pueden hacer perder la fe a los creyentes, pues ya podéis imaginar cual puede ser el efecto producido en los ateos o no creyentes en general.
(Romanos 2:21-24)
21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
Podríamos añadir muchas cosas más, como por ejemplo: “Tú que predicas la humildad, ¿te muestras arrogante? Tú que predicas el amor, ¿demuestras odio? Tú que predicas moderar la lengua ¿Tienes una lengua viperina?, etc., etc.
Cuando yo contaba con pocos años, dejé de creer en Dios, a causa de personas como estas, pues ni los que enseñaban en las escuelas, demostraban creerse lo que nos hacían estudiar, así que llegar a la conclusión de que si lo que ellos predicaban, no se lo creían ni ellos, debía de ser falso lo que predicaban, y si decían que Dios existía, entonces eso también debía de ser falso. Si unimos mi aborrecimiento por la mentira, a las clases de ciencias, y la teoría de la evolución que estaba apoyada por científicos que yo consideraba como intachables, se produjo el resultado de que apenas contando con catorce años, me declaré ateo, y lo seguí siendo durante muchos años. ¿Otros en las mismas circunstancias, puede haberse perdido para siempre?
(Santiago 3:1-2)
1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
En otro de tus textos, a pesar de no formar parte del estudio, también hablas de esto:
¡SIII!, claro que es posible, pero requiere tiempo y esfuerzo, por eso no estoy de acuerdo con lo siguiente:
Yo no voy a discutir ni contigo, ni con nadie, sobre de quien es el mérito de alcanzarlo, si de Dios o del hombre, pues no tengo nada claro de quien sea ese mérito.
(1 Corintios 10:13)
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
De estas palabras, he de deducir que toda tentación ha de poder ser vencida humanamente, pero también soy consciente de haber recibido ayuda, para vencer ciertas tentaciones, así que ante la duda, démosle todo el mérito a Dios, y no pequemos de vanidosos. Pero lo que si que tengo muy claro, es que quien no se esfuerza en conseguirlo, no puede alcanzarlo, y quien no demuestra ningún interés y esfuerzo en conseguirlo, Dios tampoco lo ayuda. (Bueno, eso es lo que creo yo)
Otra cosa que me ha gustado mucho de ese sermón es lo siguiente:
No me cabe la menor duda sobre eso, y además del amor al prójimo, también está el amor al Padre, y el amor al Maestro de quien somos discípulos.
(Juan 14:21)
21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Quien ama a Dios deseará cumplir con sus mandamientos, y quien ama a Jesús, también deseará cumplir con los suyos, eso me recuerda que tengo que predicar el Sermón del Monte, el capítulo 5 de Mateo, pues como tú dices:
Así que en cuanto al amor a Dios y nuestro deseo de cumplir con sus mandamientos, ya sabemos todos que estos se encuentran en el capítulo 20 de Éxodo y en el 5 de Deuteronomio, y naturalmente los incluyo todos sin excepción.
Los mandamientos de Jesús están el capítulo 5 de Mateo donde entre otras cosas dice:
(Mateo 5:19-20)
19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
A estos mandamientos habría que añadir el de:
(Juan 13:34-35)
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Ya sé que muchos de vosotros no creen en la necesidad de cumplir con los mandamientos de Jesús, pero como dice el propio Jesús, quien le ama, los cumplirá. Y me parecería muy extraño, que alguien pueda nacer de nuevo, sin cumplir con todos ellos.
Aquí vuelvo a insertar un comentario anterior, pues es el momento de retomar el tema que has escrito.
Yo considero mucho más correcto el cumplir con los mandamientos de Jesús, por amor que por obediencia, pero si no se puede tener el amor suficiente para desear cumplirlos, al menos se tendrían que cumplir por obediencia a Cristo.
Actualmente pensar que para muchos, el cumplir con el Sermón del Monte les parece una tarea imposible, me hace sonreír, pues me acuerdo de las veces que lo había leído yo mismo, y también me parecía imposible, o más bien, como si esas palabras fueran dirigidas a otras personas y no a mi, pero eso ya no es así, y vuelvo a incluir lo que antes decíamos sobre vencer al pecado.
Para el Cristiano, nada es imposible, todo depende de la FE que se tenga.
(Mateo 17:20)
20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
A mi concretamente, me parece mucho más fácil cumplir con el Sermón del Monte, que mover montañas o caminar sobre el agua.
Tú también dices:
Mucho me temo que tengas razón, varias veces he leído cosas como que los Cristianos ya no tienen que hacer nada, pues ya Cristo lo hizo todo, o cosas similares, se trata de deshacerse de cualquier responsabilidad, u obligación, a cualquier precio.
No entiendo muy bien que relación tiene el versículo citado con el tema tratado, pero como es el versículo que yo más cito, también me ha gustado verlo en tu escrito, y de paso no me privo de volverlo a incluir yo también. De paso quiero hacer una matización, y hacer constar que cuando Cristo dice “que te conozcan a ti, el único Dios verdadero”, está haciendo referencia a una sola persona, su Padre.
Jesús nos anuncia muchas dificultades para obtener la salvación, cuando nos anuncia que estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, además nos dice que muchos son los llamados y pocos los escogidos.
Sin embargo yo si que he leído muchas veces en estos foros, que el único requisito para ser salvo, es el confesar con la boca que Jesús es el Señor y Salvador, si a esa formula, le añadimos la otra de una vez salvo, siempre salvo. Entonces el camino hacia la vida se convierte en una gran autopista muy recta y de muchos carriles, con grandes indicadores luminosos, y con vehículos de repuesto por si alguien tiene una avería.
Tú has demostrado que decir no es suficiente, que creer tampoco es suficiente, que solo puede ser salvo quien nace de nuevo, y el que nace de nuevo, ya no puede pecar.
(1 Juan 3:9)
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
No abras puertas de escape, no las hay. El que ha nacido de nuevo NO PUEDE PECAR, ni de forma habitual, ni esporádicamente tampoco, sería como decir que Jesús de forma excepcional también podía haber pecado.
Por eso podemos saber a ciencia cierta, que si una persona peca, es señal inequívoca de que no ha renacido de nuevo, si no ha renacido de nuevo, no puede ser salva, ni en ese momento ni en toda su vida anterior.
Yo con eso tampoco estoy condenando a nadie, sino que la gran mayoría de personas Cristianas que no conseguirán renacer de nuevo, tendrán que enfrentarse al juicio.
Hago constar que yo creo en dos formas de salvación distintas, una es la de renacer de nuevo, y morir por Cristo. Estos son los que formarán parte de la primera resurrección, los que en Apocalipsis son los 144.000 y no habrán de enfrentarse a juicio, además son los que entrarán en el reino de Dios y gobernarán junto con Cristo a todos los demás.
Pero la gran mayoría de personas, que no lograrán ese nivel de perfección, tendrán que pasar por el juicio, y muchos serán declarados inocentes, o serán perdonados de sus faltas, consiguiendo también la vida, y formarán la gran muchedumbre que nadie puede contar, pero sin entrar a formar parte del reino de Dios, y solo, los que tras el milenio sigan siendo fieles, conseguirán la vida eterna.
Si, yo también estoy de acuerdo, las “obras” de Pablo, nada tienen que ver con las “obras” de Santiago. Las obras de Pablo se tratan de ritos y sacrificios indicados en la ley, obras que la gente hacía, bien por estar obligados, o bien por creer que haciéndolas obtendrían la salvación, son obras forzadas o interesadas, pero no sentidas, ese tipo de obras no salvan a nadie.
Pero no todos los judíos eran o son iguales, pues Dios siempre a tenido seguidores fieles en todas las épocas, si estos, sus obras no fueran forzadas, ni motivadas por su propio interés, sino que fueran realizadas por amor a Dios y por obediencia a Él, (según sus creencias) entonces puede que estén equivocados, pero yo no temo por sus vidas futuras.
Santiago por el contrario, a quien combate es a los “supuestos” cristianos, aquellos que dicen que ya Cristo lo hizo todo por ellos, y ellos no tienen nada que hacer, se olvidan incluso que han de renacer de nuevo, estos nuevos “cristianos” que no tienen obras, son todavía peores que los que trataban de comprar la salvación con obras, pues estos últimos estaban todavía dispuestos a poner algo de su parte, mientras que los “cristianos” la quieren obtener gratis, solo con palabras, y prefieren olvidar que la salvación es un don de Dios, y que Dios no está obligado a dar la vida eterna a nadie, que aplicar una formula como el reconocer que Jesús es Señor y Salvador, o un rito como el del bautismo, no pueden forzar a Dios a concederles la salvación.
Si, la salvación si es genuina, producirá buenas obras, por eso, si no hay buenas obras, no se puede ser salvo.
La obras de Abraham fueron la absoluta confianza en Dios, y la total obediencia hacia Él, no era perfecto en otras cosas, ni falta que hacía, pues en su tiempo ni Cristo había predicado, ni Dios había declarado sus mandamientos todavía, entonces Abraham no sabía que sus otros actos no eran del agrado de Dios, y Dios tampoco se los recrimina, ni se los tiene en cuenta, pues Él no le ha declarado su voluntad sobre ellos. (“a quien más sabe, más se le exigirá”)
Por el contrario, Dios, ante la evidencia de la FE de Abraham con sus OBRAS, tiene la absoluta certeza de que si Abraham hubiera conocido su voluntad sobre las otras cosas, Abraham hubiera actuado correctamente siempre. ¿Vosotros podéis dudar de esto?
Pero cuando las obras son: Pecados, iras, mentiras, envidias, egoísmo, insultos, desprecios, vanidades, etc. Entonces estas obras son prueba y evidencia de que no se ha renacido de nuevo, y de que no se es salvo de ninguna forma.
Como había indicado al principio, todo el estudio me ha gustado mucho en general, salvo algunos detalles o matices, pero al principio de la segunda parte del estudio, se encuentra algo, que yo creo que ha sido puesto como conclusión del estudio a pesar de no estar al final del mismo.
Esto no tiene ninguna relación con todo el estudio, es más, es totalmente contrario a el, y añadiría que es contrario a Cristo y contrario a Dios.
El Pecador siempre está bajo condenación, pues el precio del pecado es la muerte.
Jamás un pecador puede unirse a Cristo No tiene nada que ver la luz con las tinieblas.
Jamás un pecador puede ser uno con Cristo Que sería como decir que cuando el pecador peca, quien peca es Cristo, pues uno son. Es el colmo de los que huyen de cualquier responsabilidad, es el colmo de los que quieren comprar la salvación al mínimo precio.
El Cristiano puede llegar a unirse a Cristo, puede llegar a poder decir que es uno con Cristo, pero solo podrá, si ha renacido de nuevo, en caso contrario nunca.
El renacer de nuevo, no se consigue en un momento, es un proceso que puede tardar largos años, y solo cuando se consiga, entonces los pecados anteriores son perdonados, es entonces cuando Dios lo puede declarar inocente, pero nunca antes, y después de nacer de nuevo, como hemos visto en el estudio, el Cristiano ya no puede pecar, es entonces y solo a partir de ese momento cuando está unido a Cristo o es uno con Cristo, pero nunca antes.
La meta de todo Cristiano ha de ser esa, pero yo por el momento, no conozco a nadie que lo haya conseguido.
Y precisamente por que nadie (que yo conozca) lo ha conseguido, el que la gente diga de si mismos que es salva, me parece incorrecto.
(Proverbios 27:2)
2 Alábete el extraño, y no tu propia boca;
El ajeno, y no los labios tuyos.
(Job 9:20)
20 Si yo me justificare, me condenaría mi boca;
Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
También en la iglesia de Sardis deben decir que son salvos, sin embargo hay más muertos que vivos en su interior, como Cristo nos dice en Apocalipsis.
(Apocalipsis 3:1)
1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Antes comentaba lo fácil y cómodo que resultaría el ser salvo, si solo hiciera falta confesar con la boca que Jesús es el Señor y Salvador, en unos pocos segundos pasamos de ser condenados a ser salvos, y añadiendo a eso que una vez salvo, siempre salvo, entonces no hay ni la menor posibilidad de que te pierdas por el camino. Después de eso, se cometan los pecados que se cometan, se sigue siendo salvo, es como un seguro a todo riesgo. Antes lo comparaba a una autopista muy recta y muy ancha hacia el cielo, donde no hay siquiera, salidas laterales por donde se pueda uno perder.
(Mateo 7:13-14)
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Los demás podrán creer lo que quieran, si no puedo demostrarles la verdad de lo que estoy diciendo, lo lamento, pero como Cristiano, seguiré el consejo del propio Cristo, y a pesar de que me pueda perder con las sendas que cruzan el camino, y el cual ni es cómodo, ni fácil, pero prefiero mil veces este, por mucho que sea mucho más penoso que la gran autopista.
Como decía mi abuela: “Dios mío, vísteme despacio que tengo prisa”.