OTRO EXCELENTE LIBRO: LAS RAÍCES TORCIDAS DE AMÉRICA LATINA
PROLOGO:
Un polémico y agudo ensayo sobre las causas históricas y culturales que han llevado a
América Latina a convertirse en un continente subdesarrollado y sumido en un endémico
atraso económico que no se corresponde con las riquezas naturales de que dispone. El
autor atribuye gran parte de la responsabilidad al modelo de colonización español y a la
rígida influencia que ejerció la Iglesia católica.
DOS PALABRAS
Digámoslo rápidamente: la dolorosa hipótesis que propone este libro consiste en que el patente
fracaso de América Latina en el terreno económico, su falta de estabilidad política y el pobre
desempeño científico que exhibe, en gran medida son consecuencias de nuestra particular historia.
Una historia que, desde sus inicios, fue percibida como ilegítima e injusta por todos sus actores
principales: españoles, criollos, indios y negros, cada uno desde su particular repertorio de quejas
y agravios, y todos con una parte de razón. Una historia que unió el machismo de los
conquistadores al de los conquistados, perjudicando brutalmente con ello y hasta hoy a las
mujeres, la mitad más débil de la población latinoamericana. Una historia en la que la sociedad
que se fue forjando, hecha de estos retazos étnicos escasamente integrados, no consiguió segregar
un Estado en el que los intereses y los valores de la inmensa mayoría se vieran reflejados. Una
historia que generó ciertas costumbres, actitudes, y una particular visión económica, reñidas con
la creación y la conservación de las riquezas. Una historia —en suma— muy poco conducente a la
originalidad científica o la innovación técnica, acaso porque nuestra cultura se asentaba sobre un
sustrato escolástico y unos mecanismos represivos generadores de cierta mentalidad social
refractaria al progreso que nunca pudimos superar del todo.
La génesis de este libro está en un curso universitario «abierto». Los siete primeros capítulos
que lo componen formaron parte de un ciclo de conferencias sobre la identidad latinoamericana
que en 1997 dicté en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, dirigida por el jurista
Fernando Monterroso, y luego de revisarlos y modificarlos repetí en la Universidad de Miami en
el verano del año 2000 dentro de un programa especial que coordina el historiador y politólogo
Jaime Suchliki. Mi única condición fue que las charlas estuvieran abiertas al público, porque mi
intención era plasmar una visión histórica de América Latina que pudiera serle útil no sólo a los
estudiantes, sino a cualquier persona inteligente o simplemente curiosa que alguna vez se hubiera
planteado esa inquietante pregunta que ha hecho correr ríos de tinta (o de sangre) y ha estimulado
numerosas polémicas: ¿por qué América Latina es el segmento más pobre y subdesarrollado de
Occidente?
El octavo capítulo —o una versión adaptada—, La salida del laberinto, fue la última de las
conferencias dictadas en Lima durante el verano de 1999 en la Universidad Peruana de Ciencias
Aplicadas, invitado por el rector Luis Bustamante Belaúnde, ex senador y figura clave en la
defensa de las libertades en su país, papeles que pusieron punto final a una serie titulada Historia
diferente de América Latina. El propósito de este texto —lógico colofón de la obra— era
responder a la angustiosa pregunta que inevitablemente se desprendía de la argumentación previa:
si la premisa era cierta y nuestras raíces históricas se encuentran torcidas, ¿estamos
permanentemente condenados al subdesarrollo, a la tiranía y al atraso cultural, o es posible que
alguna vez América Latina pase a formar parte del pelotón de avanzada de Occidente?
Afortunadamente, la respuesta es optimista: si alguna lección nos ha dejado el siglo XX —
especialmente tras la Segunda Guerra Mundial— es que el desarrollo económico y el fin del
atraso y la pobreza son perfectamente alcanzables. Casos como los de España, Portugal, Corea del
Sur, Singapur o Taiwan así lo demuestran. Incluso, cuanto hoy acontece en Chile apunta en esa
prometedora dirección.
Vaya mi gratitud a estas instituciones y a quienes las dirigen, pues el intenso intercambio
intelectual que surgió de esos ejercicios académicos me permitió mejorar los textos originales,
eliminar algunos excesos y añadir nuevas reflexiones. Incluso, lo que originalmente se concibió
como un extenso libro terminó por convertirse en dos obras distintas, más breves, siendo ésta la
primera que aparece publicada. La otra —Historia diferente de América Latina—, dedicada a los
fundamentos de la cultura iberoamericana, no tardará en aparecer.
Naturalmente, ninguna de las afirmaciones que aquí se hacen son responsabilidad de estas
generosas universidades, tolerantes y abiertas a todas las opiniones, que tuvieron la cortesía de
franquearme sus puertas. La responsabilidad es enteramente mía. Ellas se limitaron a poner la
mesa y a invitar a los comensales. La cocina quedó libre y totalmente a cargo del autor.
Asimismo, debo agradecerles a los profesores Beatriz Bernal, Gastón Fernández de la Torriente,
Laura Ymayo y Leonardo Fernández-Marcané la atenta lectura del manuscrito, los gazapos e
imprecisiones descubiertos y las valiosas sugerencias que me transmitieron. También a mi
asistente Ana Grille, que tuvo la bondad y la paciencia de organizar el índice general, y a Linda
Montaner, mi mujer, que no dejó de hacerme inteligentes observaciones a lo largo de la redacción
de la obra.
CARLOS ALBERTO MONTANER
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Excelente libro abre ojos que algunas mentes no podrán comprender.
Los que estén interesados puedo enviarles este libro en archivo PDF.