Lecturas del 22/11/2003
Lecturas del 22/11/2003
Primera lectura 1 Mac. 6, 1-13:
Cuando el rey Antíoco atravesaba las regiones altas de Persia, tuvo
noticias de Elimaida, ciudad célebre por su riqueza de plata y oro. Había en ella un templo extraordinariamente rico, en el cual se guardaban armaduras de oro, corazas y armas, que allí había dejado el rey macedonio Alejandro, hijo de Filipo, el primer soberano de los griegos. Fue allá e intentó apoderarse de la ciudad, pero no lo consiguió, porque los habitantes conocieron su intención y salieron armados contra él. Tuvo que huir, y se alejó muy amargado para volver a Babilonia. Estando todavía en Persia, le comunicaron las derrotas de los ejércitos enviados a Judea. Le dijeron que Lisias, aunque había ido con un ejército poderoso, tuvo que huir ante los judíos, los cuales se habían fortalecido con las armas y el abundante botín tomado a los ejércitos vecinos. Supo que los judíos habían destruido el abominable ídolo erigido por él sobre el altar de Jerusalén y habían levantado nuevamente las murallas del Templo a la misma altura que las anteriores; además habían fortificado la ciudad de Betsur.
Cuando recibió estas noticias, quedó aterrado, y se conmovió profundamente. Enfermó y quedó muy deprimido porque las cosas no le habían salido como él esperaba. Así estuvo muchos días sin que pudiera superar esta profunda angustia. Creyendo que iba a morir, llamó a sus amigos y les dijo: «Ha huido el sueño de mis ojos y me siento muy quebrantado por mis inquietudes. Y me pregunto: ¿Por qué me han venido encima tantas penas y me siento tan desanimado, yo que era generoso y amado mientras ejercía el poder? Ahora recuerdo los males que cometí en Jerusalén, los objetos de oro y plata que robé, los habitantes de Judea que mandé matar sin motivo.Reconozco ahora que por esto me han venido estas desgracias y me muero de
pena en tierra extraña.»
Salmo Sal. 9, 2-19:
El malvado se impone y aplasta al humilde:
que quede atrapado en las trampas que maquina..
El malvado se jacta de la avidez de su alma,
el aprovechador maldice y desprecia al Señor.
Enrisca la nariz y no se preocupa:
"¡No hay Dios", dice; eso es todo lo que piensa.
En todas sus empresas le va bien,
tus sentencias son muy altas para él,
barre de un soplo a todos sus rivales.
Dice en su corazón: "Soy inquebrantable,
la desgracia jamás me alcanzará".
Su boca está llena de perfidia,
de fraude y amenazas;
sus palabras inspiran injusticia y maldad.
Se pone al acecho en el cañaveral,
a escondidas mata al inocente;
sus ojos espían al indigente,
acecha como león en la espesura,
listo para atrapar al desdichado,
lo atrapa y luego lo arrastra con su red.
Se detiene, se encoge,
y cae en su poder el indigente.
Dice en su corazón: "Dios lo ha olvidado,
tiene su cara tapada, no ve nada".
¡Levántate, Señor, alza tu mano!
¡No te olvides de los desdichados!
¿Por qué el impío menosprecia a Dios
y dice para sí: "No me pedirá cuentas"?
Pero tú has visto la pena y el dolor,
los miras y los recoges en tus manos.
A ti el desamparado se encomienda,
a ti que al huérfano socorres.
Quiebra el poder del impío y del malvado,
haz que de su maldad te rinda cuentas
y que no se vea más.
El Señor es rey ahora y para siempre,
los paganos ya no se ven en su tierra.
Tú escuchas, Señor, el ruego de los humildes,
reconfortas su corazón
y están atentos tus oídos
para defender al huérfano y al oprimido
y así los hombres de barro
no puedan oprimirlos.
Evangelio Lc. 20, 27-40:
Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Esta gente niega que haya
resurrección, y por eso le plantearon esta cuestión: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si un hombre tiene esposa y muere sin dejar hijos, el hermano del difunto debe tomar a la viuda para darle un hijo, que tomará la sucesión del difunto. Había, pues, siete hermanos. Se casó el primero y murió sin tener hijos. El segundo y el tercero se casaron después con la viuda. Y así los siete, pues todos murieron sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Si hay resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, puesto que los siete la tuvieron?» Jesús les respondió: «Los de este mundo se casan, hombres y mujeres, pero
los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de Dios, por haber nacido de la resurrección En cuanto a saber si los muertos resucitan, el mismo Moisés lo dio a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.
El no es Dios de muertos, sino de vivos, y todos viven por él.» Intervinieron algunos maestros de la Ley, y le dijeron: «Maestro, has hablado bien.» Pero en adelante no se atrevieron a hacerle más preguntas.
***
***
***
Otras Lecturas de Inés
La Verdadera Vida en Dios
6 de octubre de 1992
¿Recuerdas cómo estaba en Tu Presencia, sin ley y desnuda?, y en vez de decretar un desastre según merecía mi espantoso y despreciable comportamiento, Tu decisión atravesó esas capas de espesas y negras nubes y, como un rey que conquista una ciudad, me conquistaste a mí, instalando en mí Tu Trono Glorioso. En los lugares resecos de mi desierto derramaste Tu Fuente de Agua Viva, mostrándome Tu favor, y desde entonces me será permitido ir acompañada de YO SOY.
-Sí, hija. Yo nunca te mandé pecar. ¡Date cuenta quién es el que te está hablando y en cuya presencia estás! Yo te he mostrado Mi Corazón a ti y a todos vosotros. Vengo a arrancar lo que el mundo sembró: engaño tras engaño, ¡una cosecha de Falsedad! La muerte se está deslizando bajo vuestras puertas y camina en silencio hasta penetrar en vuestra habitación 1 , convirtiendo en cadáveres a aquellos amados entrañablemente por Mí, aventados como gavillas abandonadas por el segador, sin que nadie las reúna.
Mi Cuerpo es latigado diariamente por los pecados del mundo y, Mi pequeña mensajera, tu Señor, que ahora te está hablando, te dice: Estoy sediento de amor. ¡Ámame y consuela este Corazón tan desamado y tan completamente incomprendido! Reza por los pecadores...
-Señor, Pastor nuestro, ven y reúne a Tus corderos en Tus Brazos, uno a uno, reteniéndolos cerca de Tu Sagrado Corazón. Toda carne es débil, mi Señor, y Tú lo sabes, pero entre ellos hay una lista de hombres buenos...
-Vassula, ningún hombre es bueno sino sólo Dios.
-Entonces hay una lista de almas generosas cuyo buen hacer no debería ser olvidado. Ya sé que nadie puede glorificarte como mereces, pero dentro de nuestra debilidad y en atención a Tu Amor, ¿no querrías Adelantar Tu Retorno, oh Grandísimo Señor, y renovar los muros de Tu Santuario?
-¡Vosotros seréis reedificados! 2 . Hija Mía tan favorecida por Mí, Yo te he convertido en una amenaza para Mis enemigos. Esos plantadores han hecho su plantación y van a reunirse y comer sus propios frutos... 3 ¡Habla!
-Ah, Señor, Tú has hecho los cielos y la tierra con satisfacción y con un gran poder. Nos has creado con alegría y nos amaste con un amor eterno. Haz que aun Tus enemigos añoren Tu Ternura. Brilla en cada corazón y convierte a Ti cada corazón de piedra.
-También sobre ellos derramaré Mi Espíritu, Mi Vassula. El rebelde se convertirá en un devoto servidor, deseoso de servirme y de adorarme. Yo esparciré Mi Santidad en cada corazón y los alimentaré con Mi dulce Maná.
Ven, vive santamente, pues Yo soy Santo. ¿Nosotros?
-Sí, mi Señor. Nosotros. "
