Lectura de Hoy 5-4-01

tejano

2
5 Octubre 1999
344
0
Lectura del libro del Génesis 17, 3-9

Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:
«Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes.
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios.»
Después, Dios dijo a Abraham: «Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones.»

Palabra de Dios.


SALMO Sal 104, 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda eternamente de su alianza.

¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro;
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca! R.

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos. R.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.



X Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos:
«Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.»
Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: "El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás." ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»
Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios", y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: "No lo conozco", sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?»
Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy.»
Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

Palabra del Señor.

tejano
 
Lectura del libro del Génesis 17, 3-9

Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:
«Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes.
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios.»
Después, Dios dijo a Abraham: «Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones.»

Comentario bíblico Caribe. Biblia del diario vivir.

17.2–8 ¿Por qué Dios repitió su pacto a Abram? Dos veces antes, Dios había mencionado este acuerdo (Génesis 12 y 15). Sin embargo aquí Dios lo estaba retomando y preparando para ser llevado a cabo. Dios reveló a Abram algunas partes específicas de su pacto: (1) Dios le daría a Abram mucha descendencia; (2) muchas naciones saldrían de sus descendientes; (3) Dios mantendría su pacto con los descendientes de Abram; (4) Dios daría a los descendientes de Abram la tierra de Canaán.
17.5 Dios cambió el nombre de Abram por Abraham («padre de muchedumbre de gentes») inmediatamente antes de que el hijo de la promesa fuera concebido. A partir de este punto la Biblia se refiere a él como Abraham.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.
 
SALMO Sal 104, 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda eternamente de su alianza.

¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro;
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca! R.

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos. R.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.


Comentario del Salmo 105 (104 Biblias católicas, hasta el verso 10)

105.1ss Los primeros quince versículos de este salmo también se encuentran en 1 Crónicas 16.8–22 donde se cantan como parte de la celebración de David al llevar el arca del pacto a Jerusalén. Otros tres salmos también son himnos que hablan de la historia de Israel: 78, 106 y 136.

105.4, 5 Si parece que Dios está muy lejos, persista en su búsqueda. Dios recompensa a quienes lo buscan con sinceridad (Hebreos 11.6). Jesús prometió: «Buscad, y hallaréis» (Mateo 7.7). David sugirió un método valioso para encontrar a Dios: familiarizarse con la forma en que Él ha ayudado a su pueblo en el pasado. La Biblia narra la historia del pueblo de Dios. Al buscar en sus páginas descubriremos a un Dios amoroso que espera que lo encontremos.

105.6–11 La nación de Israel, el pueblo que Dios usó para revelar sus leyes a la humanidad, descendía de Abraham. Dios escogió a Abraham y le prometió que sus descendientes vivirían en la tierra de Canaán (ahora llamada Israel) y que serían tan numerosos que no se podrían contar (Génesis 17.6–8). El hijo de Abraham fue Isaac, el hijo de este Jacob. Estos tres hombres se consideran los patriarcas o fundadores de Israel. Dios los bendijo debido a su fe (véase Hebreos 11.8–21).


Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.
 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos:
«Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.»
Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: "El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás." ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»
Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios", y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: "No lo conozco", sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?»
Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy.»
Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

Comentario biblico Caribe. Biblia del diario vivir.

8.51 Guardar la palabra de Jesús significa escuchar sus palabras y obedecerlas. Cuando Jesús dice que el que la guarda no morirá, se refiere a la muerte espiritual, no a la física. Sin embargo, incluso la muerte física al final se vencerá. Los que siguen a Cristo resucitarán para vivir eternamente con Él.

8.56 Dios prometió a Abraham, el padre de la nación judía, que todas las naciones serían benditas por él (Génesis 12.1–7; 15.1–21). Abraham pudo verlo mediante los ojos de la fe. Jesús, un descendiente de Abraham, bendijo a todas las personas a través de su muerte, resurrección y oferta de salvación.

8.58 Esta es una de las declaraciones más poderosas que Jesús expresó. Cuando dijo que existía desde antes del nacimiento de Abraham, sin duda proclamaba su divinidad. No solo dijo que existía desde antes de Abraham, también adoptó el nombre santo de Dios (Yo soy: Éxodo 3.14). Esta declaración exige una respuesta. No puede pasarse por alto. Los líderes judíos trataron de apedrearlo por blasfemia porque declaraba ser igual a Dios. Pero Jesús es Dios. ¿Cómo ha respondido a Jesús, el Hijo de Dios?
8.59 En obediencia a la Ley (Levítico 24.16), los líderes religiosos estaban dispuestos a apedrear a Jesús por declarar que era Dios. Entendían a la perfección lo que Jesús declaraba y, como no creían que fuese Dios, lo acusaron de blasfemia. ¡Lo irónico es que los verdaderos blasfemos eran ellos, ya que maldecían y atacaban al mismo Dios que declaraban servir!


Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.
 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos:
«Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.»
Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: "El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás." ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»
Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios", y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: "No lo conozco", sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?»
Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy.»
Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.


Comentario al Evangelio de un sacerdote católico.
En este Evangelio, Jesús da testimonio de su divinidad; afirma que El ya existía antes de Abraham, cosa que los judíos no podían entender ni aceptar. Jesús se los hecha en cara y les dice que no lo reciben, porque no conocen al Padre y tampoco lo conocen a El, que ha sido enviado por el Padre.
Para guardar la Palabra de Dios, es preciso primero oír y aceptar esa Palabra salvadora. El que es de Dios, oye la Palabra de Dios, se deja guiar por ella, sigue los impulsos de la gracia y las mociones del Espíritu Santo.
San Gregorio decía: “Pregúntese cada uno, si oye en su corazón la Palabra de Dios y sabrá de dónde es. Considere cada cual, si oye esta voz de Dios en su corazón, y conocerá por ello que es de Dios”. Jesucristo nos señala el camino, para conseguir la vida eterna: guardar su Palabra. Para salvarnos de poco nos servirán los bienes materiales o las cualidades que podamos tener. Con la muerte, habremos de dejar todas las cosas de este mundo. A la otra vida sólo llevaremos nuestras obras. Y estás son las que nos merecerán el premio o el castigo eterno.
 
Es decir: Jesús es indudablemente nuestro Redentor y Salvador. La fe en El y el amor a El será lo que nos salve, pero para que esa fe y ese amor sean reales y auténticos exigen de nosotros obras de salvación. Es por eso que todo lo de este mundo tiene una importancia relativa, ya que por mucho que vivamos, es nada comparado con la eternidad. Es una verdadera locura exponer la salvación eterna por alguna cosa de este mundo, por más valiosa que sea.  Este Evangelio nos enseña que debemos reflexionar sobre la importancia decisiva, y la influencia que debe tener la Palabra de Dios en nuestras vidas.
Es la Palabra de Dios la que nos aparta de caer en el error, y la que nos lleva a vivir en la verdad.
Es la Palabra de Dios la que nos aleja del pecado y de la muerte del alma, que es el efecto del pecado. Es la Palabra de Dios la que ilumina nuestras vidas y nos permite conocer la voluntad de Dios en cada circunstancia. Por eso, en este tiempo de Cuaresma, próximos a la Semana Santa, podemos hacernos el propósito de leer y meditar con más frecuencia y interés la Palabra de Dios para poder llevarla a nuestras obras. Para poder hacerla vida de nuestras vidas.