Lectura de Hoy 02-04-01

tejano

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5 Octubre 1999
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DLB a todos: "Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo."

Para el provecho de todos y para volver a maravillarnos del Poder y misericordia de Dios.

tejano

Lectura de la profecía de Daniel 13, 41c-62

Susana fue condenada a muerte.
Pero ella clamó en alta voz: «Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí.»
El Señor escuchó su voz: cuando la llevaban a la muerte, suscitó el santo espíritu de un joven llamado Daniel, que se puso a gritar: «¡Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!»
Todos se volvieron hacia él y le preguntaron: «¿Qué has querido decir con esto?»
De pie, en medio de la asamblea, él respondió: «¿Son ustedes tan necios, israelitas? ¡Sin averiguar y sin tener evidencia ustedes han condenado a una hija de Israel! Vuelvan al lugar del juicio, porque estos hombres han levantado un falso testimonio contra ella.»
Todo el pueblo se apresuró a volver, y los ancianos dijeron a Daniel: «Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos qué piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano.»
Daniel les dijo: «Sepárenlos bien a uno del otro y yo los interrogaré.»
Cuando estuvieron separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: «¡Hombre envejecido en el mal! Ahora han llegado al colmo los pecados que cometías anteriormente cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo." Si es verdad que tú la viste, dinos bajo qué árbol los has visto juntos.»
El respondió: «Bajo una acacia.»
Daniel le dijo entonces: «Has mentido a costa de tu cabeza: el Angel de Dios ya ha recibido de él tu sentencia y viene a partirte por el medio.»
Después que lo hizo salir, mandó venir al otro y le dijo: «¡Raza de Canaán y no de Judá, la belleza te ha descarriado, el deseo ha pervertido tu corazón! Así obraban ustedes con las hijas de Israel, y el miedo hacía que ellas se les entregaran. ¡Pero una hija de Judá no ha podido soportar la iniquidad de ustedes! Dime ahora, ¿bajo qué árbol los sorprendiste juntos?»
El respondió: «Bajo un ciprés.»
Daniel le dijo entonces: «Tú también has mentido a costa de tu cabeza: el Angel de Dios te espera con la espada en la mano, para partirte por el medio. Así acabará con ustedes.»
Entonces toda la asamblea clamó en alta voz, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. Luego, todos se levantaron contra los dos ancianos, a los que Daniel por su propia boca había convencido de falso testimonio, y se les aplicó la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo. Para cumplir la Ley de Moisés, se los condenó a muerte, y ese día se salvó la vida de una inocente.

Palabra de Dios.



Salmo Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 4ab)

R. Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.



X X Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 12-20

Jesús dirigió una vez más la palabra a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida.»
Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale.»
Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.
Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?»
Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.»
El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.

Palabra del Señor.
 
Comentario bíblico de ed Caribe, Biblia del diario vivir. Salmo 23 (22 en biblias católicas)

Capítulo 23

23.1 Al describir a Dios como pastor, David escribía acerca de su propia experiencia, ya que pasó sus primeros años cuidando ovejas (1 Samuel 16.10, 11). Las ovejas dependen completamente de su pastor en cuanto a alimentación, guía y protección. El Nuevo Testamento llama a Jesús el buen pastor (Juan 10.11), el gran pastor (Hebreos 13.20) y el Príncipe de los pastores (1 Pedro 5.4). De la misma manera que el Señor es el buen pastor, nosotros somos sus ovejas. No somos animales atemorizados y pasivos, sino seguidores obedientes y sabios que siguen al Único que puede guiarnos a los mejores lugares y por caminos seguros. Este salmo no pone énfasis en las cualidades de las ovejas como animales, sino en las cualidades como discípulos de los que siguen a un líder. Cuando usted reconozca al buen pastor, ¡sígalo!

23.2,3 Cuando permitimos que Dios nuestro pastor nos guíe, tenemos contentamiento. Cuando decidimos pecar, sin embargo, estamos decidiendo ir por nuestro propio camino y no podemos culpar a Dios por el entorno que nosotros mismos hemos creado. Nuestro pastor conoce los «delicados pastos» y las «aguas de reposo» que nos restaurarán. Llegaremos a esos lugares únicamente cuando lo sigamos en obediencia. Al rebelarnos contra la dirección del buen pastor en realidad nos rebelamos contra lo que nos conviene. Debemos recordar esto la próxima vez que nos veamos tentados a ir por nuestra cuenta y no por el camino del pastor.

23.4 La muerte proyecta una sombra aterradora sobre nuestra vida porque estamos completamente indefensos cuando llega. Podemos luchar con muchos otros enemigos —dolor, sufrimiento, enfermedad, daños— pero la fortaleza y el ánimo no pueden vencer a la muerte. Esta tiene la palabra final. Solo una persona puede caminar con nosotros a lo largo del valle sombrío de la muerte y hacernos pasar hasta el otro lado a salvo: el Dios de la vida, nuestro pastor. La vida es incierta, y por eso debemos seguir a este pastor que nos ofrece eterno solaz.


23.5,6 En la antigua cultura del Cercano Oriente, era costumbre ungir a una persona en un banquete con aceite fragante, como con una loción. Los anfitriones debían proteger a sus invitados a toda costa. Dios ofrece la protección de un anfitrión aun cuando estemos en medio de los enemigos. En la escena final de este salmo, vemos que los creyentes morarán con Dios. Dios, el perfecto pastor y anfitrión, promete guiarnos y protegernos a lo largo de la vida para llevarnos a morar para siempre en su casa.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

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X X Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 12-20

Jesús dirigió una vez más la palabra a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida.»
Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale.»
Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.
Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?»
Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.»
El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.

Comentario biblico, Ed Caribe, Biblia del diario vivir.

8.12 Para comprender lo que quiso decir Jesús con la luz del mundo, véase la nota a 1.4, 5.

[1.4,5 «Las tinieblas no prevalecieron contra ella» significa que las tinieblas de maldad nunca han triunfado ni triunfarán ni apagarán la luz de Dios. Jesucristo es el creador de la vida y su vida ofrece luz a la humanidad. En su luz, nos vemos tal como somos: pecadores en necesidad de un Salvador. Cuando seguimos a Jesús, la luz verdadera, evitamos andar como ciegos y caer en el pecado. Él ilumina la senda que tenemos delante a fin de que sepamos cómo vivir. Él disipa la oscuridad del pecado de nuestras vidas. ¿Ha permitido que la luz de Cristo brille en su vida? Permita que Cristo guíe su vida y nunca tropezará en la oscuridad.]


8.12 Jesús hablaba en el lugar del templo donde se ponían las ofrendas (8.20), donde se encendían lámparas que simbolizaban la columna de fuego que guió al pueblo de Israel por el desierto (Éxodo 13.21, 22). En este contexto, Jesús dijo ser la luz del mundo. La columna de fuego representaba la presencia, la protección y la dirección de Dios. Jesús trae la presencia, la protección y la guía de Dios. ¿Es Él la luz de su mundo?

8.12 ¿Qué significa seguir a Cristo? Así como un soldado sigue a su capitán, nosotros debemos seguir a Cristo, nuestro Capitán. Como un esclavo sigue a su amo, nosotros debemos seguir a Cristo, nuestro Señor. De la misma manera que seguimos la sugerencia de un consejero de confianza, debemos seguir los mandatos que nos da Jesús en las Escrituras. Del mismo modo que obedecemos las leyes de nuestra nación, debemos obedecer las leyes del reino de los cielos.

8.13,14 Los fariseos pensaban que Jesús era un lunático o un mentiroso. Jesús les ofreció una tercera alternativa: que les decía la verdad. Como la mayoría de los fariseos se negó a considerar la tercera alternativa, nunca lo reconocieron como Mesías y Señor. Si usted busca saber quién es Jesús, no cierre ninguna puerta antes de mirar sinceramente lo que hay detrás de ella. Únicamente con una mente abierta podrá conocer la verdad de que Él es Mesías y Señor.

8.13–18 Los fariseos argumentaban que lo que declaraba Jesús no tenía validez legal porque no contaba con otros testigos. Jesús respondió que el testigo que lo confirmaba era Dios mismo. Jesús y el Padre sumaban dos testigos, el número requerido por la Ley (Deuteronomio 19.15).
8.20 El tesoro del templo se ubicaba en el atrio de las mujeres. Allí se colocaban trece arcas o urnas para recibir el dinero de las ofrendas. Siete de ellas eran para el impuesto del templo; las otras seis eran para ofrendas voluntarias. En otra ocasión, una viuda colocó su dinero en una de estas arcas y Jesús enseñó una profunda lección a partir de esa acción (Lucas 21.1–4).

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.


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Gracias tejano por tu aportación, lamentablemente de la historia apócrifa de Susana no tengo comentario. ;)


Maripaz