El lenguaje poético.
“Érase de un marinero
que hizo un jardín junto al mar,
y se metió a jardinero.
Estaba el jardín en flor
y el marinero se fue
por esos mares de Dios.”
Antonio Machado.
Existe un lenguaje poético por el cual se cuentan como son las cosas divinas y humanas. Debemos acercarnos a ese lenguaje que nos acerca a la sabiduría. Por medio de silogismos y de conceptos de este mundo, trata de contarnos cosas del “más allá”.
Este lenguaje se aprende solo, no se necesita estudiar. Proviene de la intuición a la que debemos abrirnos para poder abordar la sabiduría y el conocimiento que nos transmite. Las cosas que dice “no son las cosas a las que se refiere”. Eso representa haber despertado en nosotros la chispa divina interior. Sólo esa chispa entiende lo que estas palabras dicen. Es decir, que mi razón, mi lógica y todas las facultades del hombre mortal no sirven, no llegan al verdadero significado de esas palabras.
Por eso el estudio enciclopédico de cualquier conocimiento humano no sirve para llegar al conocimiento superior de las cosas. Se pueden leer, estudiar y aprender infinidad de libros y no saber nada. No porque no queramos hacerlo, sino porque estamos cerrados a lo que ese conocimiento despierta en nuestro interior y que después se filtra hasta nuestro consciente. Por eso, estudiar la Biblia como se estudia un libro de física no sirve de nada. El conocimiento oculto de esas palabras y frases va mucho más allá del significado primero que le encontramos. Es un significado que traspasa nuestro consciente y nuestro subconsciente y penetra en lo más profundo y más elevado de nosotros mismos. Ahí riega como un manantial y le hace recordar a lo más auténtico de nosotros mismos todos los conocimientos que ha olvidado, que no puede decirnos a nosotros porque nuestros mecanismos cerebrales y mentales le cierra la puerta y no puede establecer una comunicación fluida con nosotros.
[]Cedesin>
“Érase de un marinero
que hizo un jardín junto al mar,
y se metió a jardinero.
Estaba el jardín en flor
y el marinero se fue
por esos mares de Dios.”
Antonio Machado.
Existe un lenguaje poético por el cual se cuentan como son las cosas divinas y humanas. Debemos acercarnos a ese lenguaje que nos acerca a la sabiduría. Por medio de silogismos y de conceptos de este mundo, trata de contarnos cosas del “más allá”.
Este lenguaje se aprende solo, no se necesita estudiar. Proviene de la intuición a la que debemos abrirnos para poder abordar la sabiduría y el conocimiento que nos transmite. Las cosas que dice “no son las cosas a las que se refiere”. Eso representa haber despertado en nosotros la chispa divina interior. Sólo esa chispa entiende lo que estas palabras dicen. Es decir, que mi razón, mi lógica y todas las facultades del hombre mortal no sirven, no llegan al verdadero significado de esas palabras.
Por eso el estudio enciclopédico de cualquier conocimiento humano no sirve para llegar al conocimiento superior de las cosas. Se pueden leer, estudiar y aprender infinidad de libros y no saber nada. No porque no queramos hacerlo, sino porque estamos cerrados a lo que ese conocimiento despierta en nuestro interior y que después se filtra hasta nuestro consciente. Por eso, estudiar la Biblia como se estudia un libro de física no sirve de nada. El conocimiento oculto de esas palabras y frases va mucho más allá del significado primero que le encontramos. Es un significado que traspasa nuestro consciente y nuestro subconsciente y penetra en lo más profundo y más elevado de nosotros mismos. Ahí riega como un manantial y le hace recordar a lo más auténtico de nosotros mismos todos los conocimientos que ha olvidado, que no puede decirnos a nosotros porque nuestros mecanismos cerebrales y mentales le cierra la puerta y no puede establecer una comunicación fluida con nosotros.
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