La idea de un Dios absoluto, omnipotente, y omnisciente ha consternado a mucho gente religiosa que analiza el desarrollo del mal a lo largo de la historia. Se preguntan, ¿si Dios existe cómo puede permitir el mal y las injustitas? Mucha gente que mostraba una gran fe en Dios la pierde cuando sufren una tragedia personal como la perdida de un ser querido etc.
La respuesta más sencilla es que Dios no lo permite ni lo consiente, pero paradójicamente no puede intervenir. Eso quizás puede chocar con la mentalidad religiosa convencional, que atribuye a Dios las características arriba mencionadas, ¿si Dios es todopoderoso por qué no impide el mal? El punto es entender la esencia de Dios y el ideal por el que nos creó, la relación que Él quiso establecer con el ser humano. Si hubiéramos sido sólo un "experimento científico" de Dios para probarse a si mismo lo inteligente que es, carecíamos de valor y no le preocuparía en absoluto lo que nos pasara.
La esencia de la naturaleza de Dios no es Su poder absoluto, es Su corazón de amor. El corazón es el impulso emocional irresistible que anhela relacionarse con un ser con el que dar y recibir amor, sentir alegría de esa relación y verse complementado y realizado a través de ese ser. Esa fue la motivación que Dios tuvo al crear. Creo que es fácil entender que cualquier artista crea su obra maestra no para sentirse triste ni deprimido sino que es la inversión de todo su ser, su corazón y su tiempo. Lo hace para sentir alegría y sentirse satisfecho. Los padres tenemos hijos por la misma razón, los hijos son básicamente el fruto del amor de los padres.
¿Se puede crear a un ser que responda automáticamente al amor? Dios podría haber optado por crear un autómata que Le respondiera:”Te quiero papa” siempre que le pulsara un botón, como si de un juguete se tratase. Si Dios es todopoderoso lo podría haber hecho. O Dios podría haberse detenido en la creación de las especies animales y tener a muchos seres que relejan el amor instintivamente. Desde luego que se hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza y muchas espinas dolorosas en Su corazón. Pero resulta que los animales, por mucho que tengan vida, no pueden responder plenamente al corazón y al amor de de Dios. El ser humano es la obra maestra de Dios.
Es un ser que tiene el potencial de relejar completamente el corazón y la naturaleza de Dios, si madura y se perfecciona. Dios optó por una relación de amor de tu a tu, de igual a igual, no de superior a inferior. No somos Sus caprichos, somos Sus hijos. La relación de amor exige que ambas partes respondan libre y voluntariamente. Que ambas parten pueden entenderse mutuamente. En ese sentido, originalmente Dios no pudo ser alguien fuera del alcance humano. Dios optó libremente por crearnos por amor, y nosotros debemos optar libremente por responder al amor de Dios. Dios no nos puede obligar a que Le amemos, al igual que ningún padre puede forzar a sus hijos a que le amen.
Por tanto, la libertad fue un factor, un elemento indispensable de la naturaleza humana. No es una libertad para escoger entre el bien y el mal, la libertad fue absolutamente necesaria para que el ser humano pudiese asumir responsabilidad voluntariamente. La libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda. Allí es donde el Dios todopoderoso no puede intervenir. Dios no puede hacer la responsabilidad que le corresponde al ser humano. Si lo hiciera le arrebataría al ser humano Su dignidad. Seriamos hijos “enchufaos” pero no verdaderos de Dios. El ser humano optó por caer en la tentación del ángel abusando y usando mal su libertad. No podemos hacer responsable a Dios por los crímenes que nosotros hacemos, recogemos lo que sembramos.
Que Dios os bendiga
Mario
La respuesta más sencilla es que Dios no lo permite ni lo consiente, pero paradójicamente no puede intervenir. Eso quizás puede chocar con la mentalidad religiosa convencional, que atribuye a Dios las características arriba mencionadas, ¿si Dios es todopoderoso por qué no impide el mal? El punto es entender la esencia de Dios y el ideal por el que nos creó, la relación que Él quiso establecer con el ser humano. Si hubiéramos sido sólo un "experimento científico" de Dios para probarse a si mismo lo inteligente que es, carecíamos de valor y no le preocuparía en absoluto lo que nos pasara.
La esencia de la naturaleza de Dios no es Su poder absoluto, es Su corazón de amor. El corazón es el impulso emocional irresistible que anhela relacionarse con un ser con el que dar y recibir amor, sentir alegría de esa relación y verse complementado y realizado a través de ese ser. Esa fue la motivación que Dios tuvo al crear. Creo que es fácil entender que cualquier artista crea su obra maestra no para sentirse triste ni deprimido sino que es la inversión de todo su ser, su corazón y su tiempo. Lo hace para sentir alegría y sentirse satisfecho. Los padres tenemos hijos por la misma razón, los hijos son básicamente el fruto del amor de los padres.
¿Se puede crear a un ser que responda automáticamente al amor? Dios podría haber optado por crear un autómata que Le respondiera:”Te quiero papa” siempre que le pulsara un botón, como si de un juguete se tratase. Si Dios es todopoderoso lo podría haber hecho. O Dios podría haberse detenido en la creación de las especies animales y tener a muchos seres que relejan el amor instintivamente. Desde luego que se hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza y muchas espinas dolorosas en Su corazón. Pero resulta que los animales, por mucho que tengan vida, no pueden responder plenamente al corazón y al amor de de Dios. El ser humano es la obra maestra de Dios.
Es un ser que tiene el potencial de relejar completamente el corazón y la naturaleza de Dios, si madura y se perfecciona. Dios optó por una relación de amor de tu a tu, de igual a igual, no de superior a inferior. No somos Sus caprichos, somos Sus hijos. La relación de amor exige que ambas partes respondan libre y voluntariamente. Que ambas parten pueden entenderse mutuamente. En ese sentido, originalmente Dios no pudo ser alguien fuera del alcance humano. Dios optó libremente por crearnos por amor, y nosotros debemos optar libremente por responder al amor de Dios. Dios no nos puede obligar a que Le amemos, al igual que ningún padre puede forzar a sus hijos a que le amen.
Por tanto, la libertad fue un factor, un elemento indispensable de la naturaleza humana. No es una libertad para escoger entre el bien y el mal, la libertad fue absolutamente necesaria para que el ser humano pudiese asumir responsabilidad voluntariamente. La libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda. Allí es donde el Dios todopoderoso no puede intervenir. Dios no puede hacer la responsabilidad que le corresponde al ser humano. Si lo hiciera le arrebataría al ser humano Su dignidad. Seriamos hijos “enchufaos” pero no verdaderos de Dios. El ser humano optó por caer en la tentación del ángel abusando y usando mal su libertad. No podemos hacer responsable a Dios por los crímenes que nosotros hacemos, recogemos lo que sembramos.
Que Dios os bendiga
Mario