Las apariciones del Tepeyac: ¿Mito o realidad?

28 Junio 2006
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Sin duda estos meses son de Guerra Espiritual, ahora se acerca el 12 de diciembre, otra abominación contra Jesucristo el Hijo de Dios, como verdaderos Cristianos debemos de proclamar el Nombre de Jesucristo no el de otros dioses.
Espero este articulo les sea de Bendición

Paz


Por: Min. Isaac Uribe V.

Gran revuelo causó en nuestro país la visita del Papa Juan Pablo II para «canonizar» a Juan Diego haciéndolo el primer santo indígena de América, un ser milagroso a quien se puede adorar, rezar, pedir una gracia, favor o milagro. Juan Diego logró esa posición por su «papel protagónico» en las apariciones de la Virgen de Guadalupe, la virgen morena del Tepeyac, quien, según se le apareció el 12 de Diciembre de 1531 y plasmó su imagen en la tilma que se exhibe en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, D. F.

Pero este relato, ¿es una verdad histórica comprobable o es un mito de hace siglos para convertir a los indígenas mexicanos de la adoración de «Tonantzin», la «diosa madre», a la adoración de la Virgen de Guadalupe?
REGISTROS HISTÓRICOS

No existe un solo registro histórico que dé fe de lo que se dice que aconteció el 12 de Diciembre de 1531. Se observa que pocos años después se menciona el «culto guadalupano» pero con aspectos negativos por su falsedad. Citaremos datos de dos libros editados, uno a favor de las apariciones y otro en contra de ellas, aunque ambos dan los mismos datos primarios. Los libros son: «El Guadalupanismo Mexicano» por Francisco de la Maza, FCE/SEP 37. 1984, y «La Guadalupana es española» por Gabriel del Río, Editores Asociados S.A. 1975, Tomo 8 de la Colección El Papalote.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La Guadalupana es española.

«Si revisamos un poco la historia de la Virgen de Guadalupe, de España, y observamos la extraordinaria devoción que entre el pueblo español inspiró durante siglos, comprenderemos el porqué los conquistadores –sobre todo ellos pues eran extremeños, como la guadalupana– tuvieron especial interés en que los habitantes de la Nueva España se convirtieran al «guadalupanismo». (pág. 45).

«En efecto, la tradición dice que aquel vaquero español (Gil Cordero) –igual que se afirma en el Tepeyac– quedó estupefacto al ver de pronto, el 25 de abril de 1322, a la madre de Dios, quien le dijo: «No temas, yo soy la Virgen María, que por la gracia divina concibió en su vientre al hijo del Dios vivo». (Pág. 39).

«Luego, ella le ordenó que fuera en busca de los clérigos y les dijera que en el lugar de la aparición... encontrarían una imagen a la cual deberían de venerar ... Gil Cordero corrió a su casa y encontró a su hijo muerto. Al ver el cuerpo muerto, sin vida, imploró a la virgen y ella le concedió la resurrección... éstos (los clérigos) fueron al lugar de la aparición y cavaron... y encontraron... la estatua de madera, de una vara de alto. La virgen vestía a la usanza antigua y era de color trigo algo moreno, según dicen autores del siglo XVII». (pág.46).

Las fuentes Históricas

De las apariciones del Tepeyac no hay un solo documento escrito desde el 12 de Diciembre de 1531 hasta el año 1648 en que Miguel Sánchez, bachiller presbítero, famoso predicador en su época, escribió el primer libro acerca de este evento titulado «Imagen de la virgen María Madre de Dios de Guadalupe, celebrada en la historia con la profecía del capítulo doce del Apocalipsis...» Dice Sánchez en el prólogo: «Determinado, gustoso y diligente busqué papeles y escritos tocantes a la santa imagen y su milagro, no los hallé aunque recorrí los archivos donde podían guardarse, supe que por accidentes del tiempo y ocasiones se habían perdido los que hubo, apelé a la providencia de la curiosidad de los antiguos, en que hallé unos bastantes a la verdad...» no nos dice cuáles fueron esos papeles, pero sí afirma que aunque no hubiese tenido uno solo de ellos habría escrito su libro apoyado en la pura tradición. Tres ediciones completas se hicieron de este libro, en 1887, en 1948 y últimamente en Cuernavaca; el libro se encuentra íntegro, aunque con la mala fe de no insertar el prólogo. (Guadalupanismo Mexicano, págs. 48, 49, 55, 56).

Sobre este libro aparecido en 1648, Luis Jasso de la Vega publica en 1649 el libro en náhuatl titulado «El gran acontecimiento con que se apareció la Señora Reina del Cielo Santa María», cuyo texto comienza con las conocidas palabras Nican mopohua motecpana... es decir: «Aquí en orden y concierto se refiere...». ¿De qué se sirvió Jasso para escribir su libro en náhuatl? Para Icazbalceta no es más que una traducción del relato de Sánchez. Para algunos aparicionistas no es más que el plagio de una relación indígena anterior, que quieren a todo trance sea escrita por el famoso sabio indígena don Antonio Valeriano. (Guadalupanismo Mexicano, Págs. 74, 75).

Comentario. Como nos damos cuenta, no se ha podido demostrar un escrito contemporáneo de las apariciones, sino sólo documentos con más de 117 años de distancia. El de Miguel Sánchez confiesa no haber encontrado documentos, y haberse basado en la curiosidad de los antiguos. En contraste, los Evangelios se escribieron por los testigos oculares y/o por una investigación minuciosa hecha a ellos en el periodo cercano a 25 años o más. Los datos de esta leyenda son totalmente inciertos; incluso, algunos dan las fechas de las apariciones en 1556. Sin embargo, la adoración a la Virgen de Guadalupe, o más bien a Tonantzin la diosa madre de los indígenas, ya se estaba dando. Sólo que algunos predicadores levantaron su voz en contra de tal engaño.
TESTIMONIOS EN CONTRA

1. Fray Juan Zumarraga (siglo XVI).

El obispo de México, Juan Zumarraga (ante quien supuestamente Juan Diego llevó la prueba de las apariciones y mostró la tilma con la imagen de la Virgen de Guadalupe), en el libro «Regla Cristiana», editado en 1547 compilado, examinado y aprobado por él, dice: «Ya no quiere el Redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester, pues está Nuestra Santa Fe fundada por millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo...», tales frases espantaron al famoso historiador Joaquín García Icazbalceta, quien se preguntó: «¿Cómo decía esto el que había presenciado tan gran milagro?...» (Guadalupanismo Mexicano, pág. 13).

2. Fray Francisco de Bustamante (Siglo XVI)

En un sermón pronunciado en 1556 en la Iglesia de San José, dijo que: «Le parecía que la devoción que esta ciudad ha tomado en una ermita casa de Nuestra Señora que han intitulado de Guadalupe, es en gran perjuicio de los naturales porque les dan a entender que hace milagros aquella imagen que pintó el indio Marcos... decirles (a los indios) que una imagen que pintó un indio hace milagros, sería confusión y deshacer lo bueno que estaba plantado... y que ésta se levantase sin tal fundamento estaba admirado...». Añadió que los indios adoraban a la imagen llevándole limosnas y ofrendas de comida, cosa que le pareció idolatría... y ni una sola voz se levantó en contra de la afirmación de que había sido pintada por el indio Marcos –Marcos Cipac de Aquino, el famoso pintor elogiado por Bernal Díaz–. Ni el mismo pintor, que aún vivía se opuso. (Guadalupanismo Mexicano, págs. 15, 16).

Todo marchaba bien, a pedir de boca, la leyenda se tejía sin contratiempos, hasta que el 8 de septiembre de ese año tranquilo (1556) se escuchó un sermón que produjo un gran escándalo. Desde el púlpito una voz viril pidió cien azotes «para el primero que habló» de las apariciones de la virgen de Guadalupe y «doscientos para quien hiciera suya la creencia y la divulgara»... No era verdad –según exclamó– que la madre de Dios se hubiera aparecido en el Tepeyac al humildísimo Juan Diego, la pintura en la Tilma nada tenía de divino y había sido hecha –Ayer– por el pintor Marcos Cipac. Se enjuició a este personaje, y nada le pasó a pesar del juicio llevado al cabo y ordenado por Fray Alonso de Montúfar; el legajo quedó archivado, lo que viene a ser prueba fehaciente de que el asunto no pudo ser aclarado, ni desmentidas las palabras de Bustamente, quien jamás dejó de ser eclesiástico y murió tranquilamente en 1562 en Madrid. (La Guadalupana es española, págs. 64, 65).

3. Fray Servando Teresa de Mier (Fines del siglo XVIII)

El 12 de Diciembre de 1794 en la Basílica de Guadalupe, Fray Servando sostuvo desde el púlpito de la Basílica que: «La pintura de la Virgen del Tepeyac no fue hecha en la Tilma de Juan Diego sino en la capa de Santo Tomás... no hay tal aparición de Santa María de Guadalupe en la Tilma de Juan Diego... Tampoco partí tan de ligero que no consultase mi sermón antes de predicarlo con algunos doctores hábiles, pero tuve la desgracia de que me animasen prometiéndome sus plumas y aún sus bolsas para entrar en la lid a mi favor»... El valiente monje quedó solitario, frente a sus juzgadores, pero jamás negó haber «blasfemado» contra la leyenda de las apariciones de la madre de Dios a Juan Diego. (La Guadalupana es española, págs. 77, 78).

INCONGRUENCIAS DE LA LEYENDA DEL TEPEYAC

En la leyenda aceptada por millones de personas en el mundo y avalada por la Iglesia (Católica), hay algunas consideraciones que debemos consignar:

1. El Convento de Santiago se fundó en Tlatelolco en 1536. Por tanto, cuando Juan Diego vio a la Madre de Dios en 1531, no existía. ¿Cómo pudo, en consecuencia, intervenir en los milagrosos sucesos Fray Juan Zumarraga?
Comentario: Zumarraga oficiaba en ese convento y a él fue a buscar Juan Diego. Pero si no existía el convento, nadie oficiaba en él, entonces, ¿cómo pudo mostrarle la señal de la tilma a Zumarraga?
2. Otra incongruencia. Los indios macehuales no llevaban dos nombres, privilegio destinado a los cristianos. Los nativos todavía no tenían tal derecho, puesto que apenas habían sido convertidos al cristianismo y aún se les consideraba salvajes. ¿Por qué entonces Juan Diego se llamaba Así? ¿Otro milagro?
3. Otra falla en la historia del Tepeyac. Los nativos, ya lo dijimos, eran considerados casi animales. En consecuencia, no se les concedía la extremaunción como se dice que se pidió para el Tío de Juan Diego, Juan Bernardino durante la enfermedad que lo tenía postrado (La Guadalupana es española, págs. 102, 103).
4. ¿Existen restos de Juan Diego? Es vieja la versión que sostiene que los restos del beato están en la capilla de Indios. Guillermo Schulenburg, quien fue abad de la Basílica de Guadalupe durante 33 años, también intentó exhumarlos. «El empeño por encontrar los restos de Juan Diego no es nuevo. Yo también hice el intento en la misma capilla de los Indios, a finales de los años sesenta. Pero no descubrí nada», comentó Schulenburg. Al polémico abad, que jamás ha creído en las apariciones de la Guadalupana, lo apoyó el arqueólogo Alfonso Cuevas, entonces comisionado del INAH para dirigir las excavaciones. Sólo se encontraron esqueletos envueltos en petates, pero enterrados mucho después de 1548, cuando éste tenía 74 años de edad. «Ninguno de ellos era Juan Diego, quien debió tener un entierro especial, o por lo menos alguna lápida que lo identificara» dijo Schulenburg.
Datos presentados en Revista Proceso 1153, 1322. Autor artículo, Rodrigo Vera.

¿LA TILMA ES DE ORIGEN DIVINO?

Como se ha transcrito, antes de 1556 se afirmó que la tilma fue pintada por el indio Marcos Cipac, pintor elogiado por Bernal Díaz, quien no negó tal hecho cuando se le atribuyó por Fray Francisco de Bustamante el 8 de Septiembre de 1556.

Pero anotaremos la opinión de otro personaje:

Gerardo Murillo (el Doctor ATL) uno de los mejores paisajistas mexicanos. Opinó: «La pintura de Guadalupe es parodia de una imagen que se conserva en Fuenterrabía, España, parodia a su vez de imágenes bizantinas de la decadencia. La virgen de Guadalupe es obra puramente decorativa, ejecutada por un imaginista mediocre, tiene carácter y técnica de pintura de estandarte... Un día el arzobispo de México Monseñor Luis María Martínez, encargó a los pintores Jesús y Eduardo Cataño Wilhelmy que hicieran una reproducción del famoso cuadro de la virgen de Guadalupe... se entregaron con ahinco a la labor y reprodujeron al fin la copia solicitada, la cual fue firmada por el arzobispo Martínez, y es la única reproducción autorizada por la Iglesia. Es indudable que fue un trabajo minucioso en extremo, pero cabe señalar: si la pintura estampada en la tilma de Juan Diego fuera obra divina, no habría mano humana capaz de reproducirla». (La Guadalupana es española, págs. 113-116).
CONCLUSIÓN

Después de la investigación realizada y la recopilación presentada, podemos concluir que históricamente no se puede probar la leyenda de las apariciones del Tepeyac, aunque este «mito» como el de muchas otras supuestas apariciones sea parte de la historia litúrgica y religiosa del pueblo mexicano. Es un mito, una leyenda, no una verdad histórica, además, aunque hubiera aparecido la Virgen de Guadalupe y hubiera existido Juan Diego, la Biblia prohibe la adoración de imágenes (aunque sean celestiales). El mandamiento claramente dice: «No harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque Yo soy Jehová Tú Dios, fuerte y celoso»... (Exodo 20:4, 5a). Nuestro Señor Jesucristo dijo: «Al Señor Tú Dios adorarás y a él sólo servirás» (Mateo 4:10b).

Adoremos a Dios en el nombre de Cristo. Oremos porque Dios abra los ojos de nuestro pueblo para que corrija el objeto de su adoración y comprenda que: «Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren» (Juan 4:24).
 
Re: Las apariciones del Tepeyac: ¿Mito o realidad?


Las apariciones del Tepeyac: ¿Mito o realidad?

Ay George, ¿no sabes que el mito es considerado como una realidad?

el mito constituye la historia de los actos de los Seres Sobrenaturales; esta historia se considera verdadera y sagrada
Mircea Eliade.

Ni siquiera voy a entrar al fondo de tu tema, pues desde el mismo título ya está equivocado. El mito es algo que una cultura entiende con verdadero y sagrado, o sea algo real.

La Resurrección de Jesús es un mito, pues para mi y millones de cristianos es una historia verdadera y sagrada.

Claro que puedes deformar los conceptos y así atacar a mi religión (la cristiana) agusto.
 
Re: Las apariciones del Tepeyac: ¿Mito o realidad?

Creo que debo intervenir en algo.

Mito, tiene varios significados, y tu concepción es correcta, pero también lo es según lo que trata de decir george.

Según la RAE:

mito1.

(Del gr. μῦθος).

1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.

2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.

3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima.

4. m. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.


El primer significado número 1 corresponde a lo que tratás de decir.

Sin duda el significado número 2, es a lo que intenta referirse george.


Y recordemos que también a través de este foro hemos mencionado que el protestante es muy propenso a seguir a mitómanos, que se inventan muchas leyendas negras en contra de la Sagrada Iglesia Católica.

Saludos.