El forista que abriò este epìgrafe manipula y tergiversa la informaciòn a conciencia, sabiendo que està tergiversando y manipulando la verdad, y mintiendo abiertamente en otros casos; debe tener algùn interès comercial con la iglesia Catòlica romana.
Por ej., en cuanto a lo que sucediò en la Alemania nazi cuando muchos testigos cristianos de Jehovà fueron enviados a campos de concentraciòn e incluso asesinados, por no querer hacer el saludo nazi y por no querer alistarse en el ejèrcito nazi; y èsto ocurriò años despuès de que la Watchtower enviase la carta a Hitler en 1932, cuando aùn no habìa subido al poder, ya que previendo que el partido polìtico de Hitler tenìa muchas posibilidades de hacerse con el poder en Alemania, debido a unas elecciones que hubo en ese mismo año, 1932, la Watchtower enviò una carta a Hitler para que los testigos cristianos de Jehovà alemanes tuviesen libertad religiosa, apelando a las creencias religiosas de Hitler, quien tenìa como asesor principal a von Papen, un catòlico romano, nombrado caballero papal por el Vaticano, quien, junto con el sector catòlico romano alemàn, ayudaron a que Hitler subiese al poder en Enero de 1933, año en que el ya canciller von Papen firmò un concordato con el entonces cardenal Pacelli, despuès Pio XII, dònde Hitler se aseguraba el apoyo polìtico del Vaticano, el cual nombrò ese año en que subiò Hitler al poder, 1933, año "santo". Por tanto, pensando que Hitler tendrìa respeto por la Biblia y por la libertad religiosa, la Watchtower enviò dicha carta a Hitler en 1932, mucho antes que comenzase la 2ª guerra mundial, que comenzò en 1939 cuando Hitler invadiò Polonia; y a partir de ahì fuè cuando muchos testigos cristianos de Jehovà fueron enviados a campos de concentracciòn, dònde algunos murieron por mantenerse fieles a Dios y a su Hijo, Jesucristo; algo similar ha ocurrido en algunos paìses de Àfrica donde sus dirigentes polìticos corruptos han asesinado a otros por alcanzar el poder, por lo que apoyarlos, de una forma u otra, o a sus partidos polìticos, uno se habrìa hecho partìcipe de esos asesinatos; y de forma similar, en el primer siglo cuando murieron muchos cristianos en los circos romanos por ser fieles a Dios, simplemente por no querer honrar los estandartes romanos (Exodo 20:3-6), y por no querer coger armas para matar a su prògimo (Mateo 22:37-40; Juan 13:34,35); lo que supuso la impopularidad de los cristianos entonces, antes de que se corrompiese el cristianismo; ya que debido a su fidelidad a Dios y a su Hijo, y como predijo Jesucristo, tenìan incluso como enemigos a los de su propia familia, al no aceptar, algunos de la familia, lo que implica ser cristiano (Mateo 10:34-39; 1ªCorintios 5:13, 6:9,10).
Asì que hoy dìa, se puede esperar algo similar entre los verdaderos cristianos, quienes ponen su relaciòn con Dios, su vida y salud, antes que los intereses materiales (Levìtico 17:14; Hechos 15:28,29), como ocurre por ej. en el caso de las transfusiones de sangre, que pueden encerrar peligros para la salud y la vida, algo que ha ocurrido en màs ocasiones de lo que la gente piensa, pues de hecho, han muerto màs personas por transfusiones de sangre y por negligencia mèdica que por haberlas rechazado; algo poco probable que pueda ocurrir hoy dìa ya que, en muchos casos, las transfusiones de sangre son innecesarias, sobre todo porque hay otras alternativas mèdicas, màs costosas, pero màs fiables y seguras que la sangre. Por tanto, es pura demagogia decir que han muerto muchos por rechazar transfusiones de sangre, cuando no es cierto, pues todos los casos que yo conozco de personas que dicen que murieron por no aceptar sangre, en realidad murieron por enfermedades mortales, como la leucemia aguda, no por el rechazo directo de una transfusiòn de sangre, las cuales son siempre el ùltimo recurso que tiene un testigo cristiano de Jehovà, por su conciencia y por la de los demàs (1ªCorintios 10:29,31-33).
Por otra parte, cuando el apòstol Pablo habla sobre la "letra", se refiere a la Ley mosaica que fuè abolida por Jesucristo cuando vino a la Tierra, pero no a lo demàs mandamientos principales que se repiten para los cristianos (Romanos 2:21-24; 2ªCorintios 3:6; Santiago 2:10-13).