Hasta ahora, nadie ha conocido la raíz del pecado, la cual está arraigada profundamente dentro del ser humano y lo lleva incesantemente hacia el pecado y el mal. Exclusivamente los cristianos creen que Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, comieron el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y que este acto fue la raíz del pecado. Hay un número de creyentes que afirman que el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal es el fruto de un árbol real, mientras que otros creen que el fruto es un símbolo. Estas diversas opiniones llevan a diferentes interpretaciones y, por tanto, a la confusión.
1. EL ARBOL DE LA VIDA Y EL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL
Muchos cristianos hasta el día de hoy creen que el fruto que causó la caída de Adán y Eva, fue literalmente el fruto de un árbol. Pero, ¿cómo pudo Dios, el Padre del hombre, hacer un fruto tan tentador (Gn. 3:6) como para que sus hijos arriesgaran sus vidas por comerlo? ¿Cómo pudo El colocar un fruto tan dañino donde Sus hijos podían alcanzarlo tan fácilmente?
Jesús dijo: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre» (Mt. 15:11). Entonces, ¿cómo podrían los alimentos que el hombre ingiere causarle la caída? El pecado original del hombre ha sido heredado desde el primer hombre y la primera mujer. ¿Cómo algo comestible podría ser la fuente de este pecado o la causa de la transmisión del pecado original a los hijos? El pecado original es heredado y transmitido a través del linaje de sangre. Lo que el hombre come no puede ser transmitido de una generación a la siguiente.
Hay muchas personas que creen que Dios creó el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal y mandó al hombre que no comiera de él con el fin de probar su obediencia. Debemos preguntarnos: ¿Probaría un Dios de Amor tan despiadadamente al hombre mediante un fruto que podía causarle la muerte? Adán y Eva sabían que morirían si comían del fruto, porque Dios se lo había dicho. Aún así, comieron de él. No podemos comprender por qué Adán y Eva, que no estaban ni mucho menos muertos de hambre, desobedecieron el mandato de Dios a riesgo de sus propias vidas. Sin duda alguna el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal debió ser algo tan extraordinariamente estimulante y tan ardientemente deseado que el miedo al castigo _ incluso la muerte _ no pudo impedir que comieran de él.
Si el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal no era un fruto material, sino un símbolo, ¿qué representa este símbolo? Para contestar esta pregunta comencemos con un examen del Arbol de la Vida, que creció en el Jardín del Edén junto con el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal (Gn. 2:9). Cuando descubramos el verdadero carácter del Arbol de la vida, conoceremos también la naturaleza del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
( 1 ) El Arbol de la Vida
Según la Biblia, la esperanza del hombre caído se encuentra en el Arbol de la Vida; es decir, en llegar a ser un Arbol de la Vida. Los israelitas del Antiguo Testamento consideraban al Arbol de la Vida como su esperanza última (Pr. 13:12).
La esperanza de los cristianos desde los días de Jesús hasta nuestro tiempo se ha dirigido hacia el Arbol de la Vida (Ap. 22:14). Puesto que la última esperanza del hombre caído es el Arbol de la Vida, podemos concluir que la esperanza de Adán antes de su caída era también el Arbol de la Vida.
¿Por qué podemos llegar a la conclusión de que la esperanza de Adán era alcanzar el Arbol de la Vida? Génesis 3:24 dice que, después de que Adán cometió el pecado, Dios colocó un querubín y una espada de fuego para guardar el Arbol de la Vida. Debido a su caída, Adán fue arrojado del Jardín del Edén (Gn. 3:24) sin haber logrado alcanzar el Arbol de la Vida. Desde entonces, el hombre caído siempre ha puesto su esperanza en lograr lo que Adán falló en conseguir_el Arbol de la Vida.
¿Cuál debió haber sido la esperanza de Adán imperfecto mientras estaba creciendo hacia la perfección? Sin lugar a dudas no puede ser otra cosa que la perfecta madurez humana, realizando así el ideal divino de la creación. Así pues, ahora podemos comprender la importancia del Arbol de la Vida como «el hombre maduro que ha realizado el ideal de la creación», el Adán perfecto. El Arbol de la Vida representa al Adán perfecto.
Si Adán hubiera alcanzado el Arbol de la Vida, todos sus descendientes también podrían haber alcanzado el Arbol de la Vida y de esta manera podrían haber realizado el Reino de los Cielos sobre la tierra. Pero Adán cayó y Dios colocó la espada de fuego en la entrada del Jardín para guardarlo. Entonces, el Arbol de la Vida permanece desde entonces como la esperanza del hombre caído, que está tratando de restaurar el ideal de la creación.
¿Por qué la búsqueda del camino que lleva a alcanzar el Arbol de la Vida es tan difícil que nadie lo ha conseguido? El hombre caído, cargando con el pecado original, no puede alcanzar esta meta sólo por su propia capacidad o esfuerzo, por eso debe venir a la tierra un hombre que haya realizado el ideal de la creación e injertar a todos los hombres caídos en sí mismo, en armoniosa unidad (Rm. 11:17). Por lo tanto, como dice en Proverbios 13:12, podemos ver que el Arbol de la Vida al que los creyentes de la Era del Antiguo Testamento aguardaban fervientemente, fue precisamente Jesús.
Está claramente expresado en Génesis 3:24 que Dios impidió el camino de Adán hacia el Arbol de la Vida con las espadas de fuego. Entonces sin que estas fuesen retiradas, el ser humano no podría dirigirse hacia este Arbol de la Vida. Tal como está registrado en Hechos 2:3-4, los creyentes, en el día de Pentecostés, pudieron recibir el Espíritu Santo, mediante el cual toda la humanidad podría dirigirse a Jesús, el Arbol de la Vida, y unirse con él. Pero esto sólo pudo ocurrir después de la distribución de las «lenguas de fuego»; es decir, la espada de fuego que guardaba el camino hacia el Arbol de la Vida. De esta forma, los cristianos están sólo injertados espiritualmente a Jesús. Así pues, por más ardiente que sea la fe en Jesús de los padres, ellos no pueden dar nacimiento a hijos sin pecados, que también tienen que seguir el mismo curso de la redención de los pecados. Esta realidad nos deja ver que incluso los más piadosos santos aún no han sido capaces de eliminar el pecado original; por consiguiente, incluso ellos no tienen más remedio que transmitir este pecado a sus hijos
Por eso, Cristo debe venir de nuevo a la tierra como el Arbol de la Vida, para llevar a cabo la providencia de la redención de la humanidad del pecado original, injertando a los hombres en sí mismo. Por esta razón, los creyentes de la Era del Nuevo Testamento esperan el Arbol de la Vida señalado en Apocalipsis 22:14, que simboliza al Señor de la Segunda Llegada.
Podemos comprender que el propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar el Arbol de la Vida que fue perdido en el Jardín del Edén (Gn. 2:9), a través del Arbol de la Vida mencionado en Apocalipsis 22:14. Debido a la caída, Adán no pudo alcanzar el primer Arbol de la Vida. Por consiguiente, Cristo debe venir de nuevo como el último Adán (Ap. 22:13), con el fin de salvar al hombre caído. Por esta razón, a Cristo se lo llama «el último Adán» (1 Co. 15:45).
(2) El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal
Dios no sólo creó a Adán, sino que también creó a Eva como la esposa de Adán. ¿No es lógico que si en el Jardín del Edén había un árbol que simbolizaba al hombre maduro, haya otro que represente a la mujer madura?. El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal que, como fue descrito, estaba junto con el Arbol de la Vida (Gn. 2:9) era, pues, el símbolo de Eva.
La Biblia se refiere a Jesús como la vid (Jn. 15:5), o el olivo (Rm. 11:17). De igual forma, Dios al enseñar en clave los secretos de la caída del hombre representó a Adán y Eva perfectos con los dos árboles.
Todo ser humano, sin excepción, está inclinado a rechazar el mal y a perseguir el bien. Pero, arrastrado inconscientemente por una fuerza mala, rechaza el bien deseado por su mente original y comete actos malos que realmente no desea hacer. En el Cristianismo esta fuerza mala es conocida como «Satán». Debido a que no se conoce la naturaleza y el origen real de Satán, el hombre ha sido incapaz de eliminar su fuerza. Con el fin de destruir la fuente del mal, terminar con la historia del mal de la humanidad y establecer una era de bondad, debemos primero conocer la motivación, el proceso y el resultado por el cual Satán se convirtió en Satán. Para aclarar estas cuestiones debemos estudiar «La Caída del Hombre».
1. EL ARBOL DE LA VIDA Y EL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL
Muchos cristianos hasta el día de hoy creen que el fruto que causó la caída de Adán y Eva, fue literalmente el fruto de un árbol. Pero, ¿cómo pudo Dios, el Padre del hombre, hacer un fruto tan tentador (Gn. 3:6) como para que sus hijos arriesgaran sus vidas por comerlo? ¿Cómo pudo El colocar un fruto tan dañino donde Sus hijos podían alcanzarlo tan fácilmente?
Jesús dijo: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre» (Mt. 15:11). Entonces, ¿cómo podrían los alimentos que el hombre ingiere causarle la caída? El pecado original del hombre ha sido heredado desde el primer hombre y la primera mujer. ¿Cómo algo comestible podría ser la fuente de este pecado o la causa de la transmisión del pecado original a los hijos? El pecado original es heredado y transmitido a través del linaje de sangre. Lo que el hombre come no puede ser transmitido de una generación a la siguiente.
Hay muchas personas que creen que Dios creó el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal y mandó al hombre que no comiera de él con el fin de probar su obediencia. Debemos preguntarnos: ¿Probaría un Dios de Amor tan despiadadamente al hombre mediante un fruto que podía causarle la muerte? Adán y Eva sabían que morirían si comían del fruto, porque Dios se lo había dicho. Aún así, comieron de él. No podemos comprender por qué Adán y Eva, que no estaban ni mucho menos muertos de hambre, desobedecieron el mandato de Dios a riesgo de sus propias vidas. Sin duda alguna el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal debió ser algo tan extraordinariamente estimulante y tan ardientemente deseado que el miedo al castigo _ incluso la muerte _ no pudo impedir que comieran de él.
Si el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal no era un fruto material, sino un símbolo, ¿qué representa este símbolo? Para contestar esta pregunta comencemos con un examen del Arbol de la Vida, que creció en el Jardín del Edén junto con el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal (Gn. 2:9). Cuando descubramos el verdadero carácter del Arbol de la vida, conoceremos también la naturaleza del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
( 1 ) El Arbol de la Vida
Según la Biblia, la esperanza del hombre caído se encuentra en el Arbol de la Vida; es decir, en llegar a ser un Arbol de la Vida. Los israelitas del Antiguo Testamento consideraban al Arbol de la Vida como su esperanza última (Pr. 13:12).
La esperanza de los cristianos desde los días de Jesús hasta nuestro tiempo se ha dirigido hacia el Arbol de la Vida (Ap. 22:14). Puesto que la última esperanza del hombre caído es el Arbol de la Vida, podemos concluir que la esperanza de Adán antes de su caída era también el Arbol de la Vida.
¿Por qué podemos llegar a la conclusión de que la esperanza de Adán era alcanzar el Arbol de la Vida? Génesis 3:24 dice que, después de que Adán cometió el pecado, Dios colocó un querubín y una espada de fuego para guardar el Arbol de la Vida. Debido a su caída, Adán fue arrojado del Jardín del Edén (Gn. 3:24) sin haber logrado alcanzar el Arbol de la Vida. Desde entonces, el hombre caído siempre ha puesto su esperanza en lograr lo que Adán falló en conseguir_el Arbol de la Vida.
¿Cuál debió haber sido la esperanza de Adán imperfecto mientras estaba creciendo hacia la perfección? Sin lugar a dudas no puede ser otra cosa que la perfecta madurez humana, realizando así el ideal divino de la creación. Así pues, ahora podemos comprender la importancia del Arbol de la Vida como «el hombre maduro que ha realizado el ideal de la creación», el Adán perfecto. El Arbol de la Vida representa al Adán perfecto.
Si Adán hubiera alcanzado el Arbol de la Vida, todos sus descendientes también podrían haber alcanzado el Arbol de la Vida y de esta manera podrían haber realizado el Reino de los Cielos sobre la tierra. Pero Adán cayó y Dios colocó la espada de fuego en la entrada del Jardín para guardarlo. Entonces, el Arbol de la Vida permanece desde entonces como la esperanza del hombre caído, que está tratando de restaurar el ideal de la creación.
¿Por qué la búsqueda del camino que lleva a alcanzar el Arbol de la Vida es tan difícil que nadie lo ha conseguido? El hombre caído, cargando con el pecado original, no puede alcanzar esta meta sólo por su propia capacidad o esfuerzo, por eso debe venir a la tierra un hombre que haya realizado el ideal de la creación e injertar a todos los hombres caídos en sí mismo, en armoniosa unidad (Rm. 11:17). Por lo tanto, como dice en Proverbios 13:12, podemos ver que el Arbol de la Vida al que los creyentes de la Era del Antiguo Testamento aguardaban fervientemente, fue precisamente Jesús.
Está claramente expresado en Génesis 3:24 que Dios impidió el camino de Adán hacia el Arbol de la Vida con las espadas de fuego. Entonces sin que estas fuesen retiradas, el ser humano no podría dirigirse hacia este Arbol de la Vida. Tal como está registrado en Hechos 2:3-4, los creyentes, en el día de Pentecostés, pudieron recibir el Espíritu Santo, mediante el cual toda la humanidad podría dirigirse a Jesús, el Arbol de la Vida, y unirse con él. Pero esto sólo pudo ocurrir después de la distribución de las «lenguas de fuego»; es decir, la espada de fuego que guardaba el camino hacia el Arbol de la Vida. De esta forma, los cristianos están sólo injertados espiritualmente a Jesús. Así pues, por más ardiente que sea la fe en Jesús de los padres, ellos no pueden dar nacimiento a hijos sin pecados, que también tienen que seguir el mismo curso de la redención de los pecados. Esta realidad nos deja ver que incluso los más piadosos santos aún no han sido capaces de eliminar el pecado original; por consiguiente, incluso ellos no tienen más remedio que transmitir este pecado a sus hijos
Por eso, Cristo debe venir de nuevo a la tierra como el Arbol de la Vida, para llevar a cabo la providencia de la redención de la humanidad del pecado original, injertando a los hombres en sí mismo. Por esta razón, los creyentes de la Era del Nuevo Testamento esperan el Arbol de la Vida señalado en Apocalipsis 22:14, que simboliza al Señor de la Segunda Llegada.
Podemos comprender que el propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar el Arbol de la Vida que fue perdido en el Jardín del Edén (Gn. 2:9), a través del Arbol de la Vida mencionado en Apocalipsis 22:14. Debido a la caída, Adán no pudo alcanzar el primer Arbol de la Vida. Por consiguiente, Cristo debe venir de nuevo como el último Adán (Ap. 22:13), con el fin de salvar al hombre caído. Por esta razón, a Cristo se lo llama «el último Adán» (1 Co. 15:45).
(2) El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal
Dios no sólo creó a Adán, sino que también creó a Eva como la esposa de Adán. ¿No es lógico que si en el Jardín del Edén había un árbol que simbolizaba al hombre maduro, haya otro que represente a la mujer madura?. El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal que, como fue descrito, estaba junto con el Arbol de la Vida (Gn. 2:9) era, pues, el símbolo de Eva.
La Biblia se refiere a Jesús como la vid (Jn. 15:5), o el olivo (Rm. 11:17). De igual forma, Dios al enseñar en clave los secretos de la caída del hombre representó a Adán y Eva perfectos con los dos árboles.
Todo ser humano, sin excepción, está inclinado a rechazar el mal y a perseguir el bien. Pero, arrastrado inconscientemente por una fuerza mala, rechaza el bien deseado por su mente original y comete actos malos que realmente no desea hacer. En el Cristianismo esta fuerza mala es conocida como «Satán». Debido a que no se conoce la naturaleza y el origen real de Satán, el hombre ha sido incapaz de eliminar su fuerza. Con el fin de destruir la fuente del mal, terminar con la historia del mal de la humanidad y establecer una era de bondad, debemos primero conocer la motivación, el proceso y el resultado por el cual Satán se convirtió en Satán. Para aclarar estas cuestiones debemos estudiar «La Caída del Hombre».