La última etapa de la obra de Dios

Bart

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24 Enero 2001
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http://www.aguasvivas.cl/aguasvivas21/03.htm

Las profecías de nuestro Señor tocante a Israel tienen directa relación con el futuro de la Iglesia. ¿Qué es lo que Dios ha estado haciendo en los últimos años con Israel, y qué es lo que hará en los días que vienen?

La última etapa de la obra de Dios

Christian Chen


(Síntesis de un mensaje compartido en el Retiro de “Ranchillo”, Chile, en enero de 2003).

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo: que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:32-35).

En el evangelio según Mateo el Señor hizo pronunciamientos proféticos de dos diferentes maneras: mediante la acción y mediante las palabras. El Señor actuó y maldijo a la higuera. En esta acción, el Señor estaba prediciendo el futuro del templo de Dios, y también el futuro de la nación de Israel. Así fue como, en el año 70 d.C., cuando los soldados romanos se apoderaron de Jerusalén, la nación de Israel desapareció del planeta.

Pero también tenemos que recordar esta otra profecía de nuestro Señor: "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas".

Esta profecía se ha cumplido. El 14 de mayo de 1948 todo el mundo observó el renacimiento de la nación de Israel. Entonces sabemos que nuestro Señor regresará muy, muy pronto. En verdad, desde el 14 de mayo de 1948 muchas profecías han sido cumplidas. Cuando estudiamos las palabras proféticas de Cristo, nosotros estamos muy seguros de que la venida de nuestro Señor está muy cercana, especialmente después del 11 de septiembre de 2001. Desde esta fecha, no solamente Nueva York está cambiada: los Estados Unidos ya no son los mismos. Y todo el mundo ya no es el mismo. El 11de septiembre ha sido un llamado a despertar para muchos cristianos, que nos lleva a recordar las palabras proféticas de Cristo.

La línea de tiempo de Dios

En la eternidad pasada, Dios tenía un propósito, un plan. De acuerdo a este plan Él entonces empezó a trabajar. Y cuando Dios empezó a trabajar, entonces el universo empezó a moverse. Ahora bien, cualquier físico va a decirnos lo que es el tiempo. La razón por la que nosotros tenemos el tiempo es por el movimiento de este universo. El universo es causado por la obra de Dios.

Entonces, cuando Dios comienza a trabajar, el tiempo comienza. Hoy nosotros tenemos el tiempo. Nosotros ahora podemos entender. Tiempo para nosotros es algo entre dos paréntesis. Nosotros tenemos la eternidad pasada, y tenemos también el futuro eterno. Entre estas dos eternidades está nuestro tiempo. Entonces, cuando nosotros tenemos el tiempo, significa que Dios está ocupado en su obra. ¡Gracias a Dios! Recordemos: Dos mil años atrás, él nos dio a su Hijo unigénito, quien murió por nosotros en la cruz. Nuestro Señor completó la maravillosa obra de la redención. Todo esto es parte del obrar de Dios. Todo esto es parte del propósito eterno de Dios. Ahora nosotros sabemos que éste es el significado del tiempo.

Ahora, hagámonos una pregunta: ¿Cuál es el porcentaje de la obra de Dios que ya ha sido completado? Si vamos a nuestras Biblias, veremos que Dios ha puesto su línea de tiempo allí, la cual nos dice: "Dios va a hacer esto", o "Va a hacer aquello". Agradó a nuestro Padre revelar su maravilloso plan a través de la Palabra de Dios. Por esa razón, estudiando las profecías en la Biblia podemos aprender algo: cuánto de la obra de Dios ya ha sido realizado de acuerdo a la línea de tiempo de Dios.

Yo recuerdo cuando mi hija se iba a casar. Ella tomó todo un año para preparar su matrimonio. Yo quería darle un regalo. Yo le quise comprar un software para que ella pudiera planear su matrimonio. Y aquel software es muy interesante, porque ayudaría a mi hija a realizar todo su plan. Cada vez que ella encendiera el computador, éste le diría: "Quedan solamente 217 días hasta su matrimonio". Y de esta forma ella podría planear su boda, porque tenía muchas cosas que hacer. Aquel software haría una lista de cada una de esas cosas que ella tenía que hacer hasta su boda. Al hacer esto, en verdad ella estaba haciendo una predicción.

Aquella profecía en verdad nos dice que ella estaba trabajando hasta llegar a realizar su boda. Después de un cierto tiempo, ella iría a chequear cuánto tenía listo. Ahora, supongamos que sólo la mitad del trabajo había sido hecho, ello significaría que tenía aún la mitad por hacer. En tal caso, uno podía saber que el matrimonio estaba aún lejos. Pero, supongamos que el 95% del trabajo ya había sido hecho, entonces uno podía estar seguro de que el matrimonio iba a ocurrir muy, muy pronto.

Es por esta razón que tenemos que estudiar profecías. No para satisfacer nuestra curiosidad. Las palabras benditas de Cristo no tienen como objetivo principal satisfacer nuestra curiosidad. Sus palabras proféticas son para que podamos saber de su obra, para que podamos tener las respuestas acerca de cuánto Dios ya ha realizado de su obra.

¿Cuál es la última etapa de la obra de Dios?

Ahora, oigan cuidadosamente: Si ustedes van a la Biblia, encontrarán más de 1800 profecías. Eso es casi el 27 % de toda la Biblia. De estas 1800 profecías, uno descubre que sólo hay 737 eventos independientes. De éstos, hay 590 eventos principales. Ahora bien: Si la Biblia está llena de profecías, entonces ¿cuál es el porcentaje de cumplimiento de esas profecías? De acuerdo a los eruditos bíblicos, de los 590 principales, 570 de ellos ya se cumplieron. En toda la Biblia quedan solamente 20 eventos que no se han cumplido. La tasa de cumplimiento es de más del 97%. Y esto nos prueba que de verdad la Biblia es la Palabra de Dios.
¿Qué más significa esto? Que nuestro Dios casi está alcanzando el final de su obra. Cuando Dios termine su obra, entonces el tiempo terminará. Entonces, ésta la última parte de la historia humana. Así que, esta estadística nos dice dos cosas: La Biblia verdaderamente es la Palabra de Dios. Y segundo: Dios ya está casi terminando su obra.

Ahora, una pregunta más: ¿Cuál es la última etapa de la obra de Dios? Antes de que nuestro Señor regrese, nosotros no podemos darnos el lujo de perder nuestro tiempo. Tenemos que hacer juntos la obra de Dios. Yo les hago una pregunta: ¿Están ustedes haciendo la obra de Dios, o ustedes están haciendo su obra para Dios? Hay una gran diferencia aquí. Nosotros estamos demasiado ocupados hoy en día.

Había un hombre anciano que había perdido a su esposa. Pero su hija de verdad conocía el corazón de su padre. No importaba cuán ocupada estuviera, ella estaba siempre allí para comer con su papá. Pero diez días antes de Navidad ella desapareció. Ella se fue de casa y su padre quedó muy solitario. Él echó mucho de menos la presencia de su hija. Entonces, la noche de Navidad ella volvió con un maravilloso regalo para su papá. Ella había ocupado diez noches intentando hacer un chaleco para él. Entonces su papá lloró, y le dijo: "Te agradezco lo que tú has hecho por mí, pero cuán grande era mi deseo de que tú estuvieras conmigo cada atardecer." ¡Oh, hoy nosotros estamos muy ocupados!

Según nuestro Señor, había un padre que tenía un hijo pródigo que se fue de casa, y un día retornó. Pero no debemos olvidar que el padre tenía dos hijos. No solamente el hijo pródigo es hijo pródigo. También el hijo mayor es un hijo pródigo. Un hijo pródigo lejos, otro hijo pródigo en casa. Él estaba muy ocupado en los campos, tanto, que no pudo simpatizar con el corazón de su padre cuando éste estaba tan contento porque su hijo menor había regresado a casa. Debemos recordar: El hijo mayor estaba muy ocupado, sí, pero nunca entró en el regocijo de su padre.

Entonces, hermanos y hermanas: Si Dios en verdad va a completar su obra - y si nosotros no estamos engañados- tenemos que descubrir cuál es la última etapa de la obra de Dios. Así que, cuando nosotros estudiamos las profecías podemos conocer algo acerca de la voluntad eterna de Dios. Es una tragedia para los obreros que estén tan ocupados con la obra de Dios que no conocen el tiempo de la obra de Dios. Y ellos pierden la fase final de la obra de Dios. Entonces, hermanos, ¿cuál es la fase final de la obra de Dios? ¿Por qué nuestro Señor profirió algunas profecías referentes a Israel? Ahora bien, las profecías acerca de Israel son muy importantes.

Israel es una parábola

Cuando uno escudriña la Biblia surgen muchas preguntas acerca de Israel. Cuando volvemos a las palabras proféticas de Cristo, encontramos una frase muy importante: "De la higuera aprended la parábola". Recordemos: Cualquier cosa relacionada con Israel no es otra cosa sino una parábola. ¿Cuál es la lección tras esa parábola? Si usted sabe cómo responder a esta pregunta, entonces está muy cerca de entender cuál es la última etapa de la obra de Dios. Entonces va a responder a su llamamiento y seremos uno con su obra. Especialmente cuando el tiempo es muy, muy corto. ¿Por qué nuestro Señor dijo: "De la higuera aprended la parábola"? ¿Habrá profecías acerca del futuro de Israel detrás de eso? Sí, pero Dios desea enseñarnos algo mucho más profundo. Algo que va a intentar tocar nuestro corazón.

Si ustedes conocen bien la Biblia, verán que Abraham habría de tener dos clases de descendientes. Unos serían como la arena a orillas del mar. Los otros serían como las estrellas de los cielos. Y esto representa el pueblo terrenal de Dios y el pueblo celestial de Dios, respectivamente. Dios tiene un pueblo terrenal, Israel, pero Dios tiene también su pueblo celestial, la iglesia. Cristo ama su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Cristo no sólo los ama a ustedes y me ama a mí. La iglesia es el cuerpo de Cristo. Ella está siempre muy profundo en el corazón de nuestro Señor Jesucristo. Ahora, ¿cuál es el futuro de Israel? Esa parece ser nuestra preocupación. Pero si uno verdaderamente conoce la voluntad eterna de Dios, va a surgir en seguida otra pregunta: ¿Cuál es el futuro de la Iglesia?

¿Usted piensa que la iglesia tiene un mañana? Vamos a ser honestos, ¿cuál es la verdadera condición de la iglesia hoy? Según la Biblia, Cristo amó a la iglesia, y él va a lavar su cuerpo con su palabra, y un día va a presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa. Ahora bien, ¿no es esto una profecía? Pero miremos alrededor, leamos la historia de la Iglesia, y veamos, ¿cuál es nuestra historia? ¿Nosotros nos atrevemos a decir "la iglesia tendrá un mañana"? Cuando nuestra carne está sentada en el trono, las divisiones son inevitables. Pero, ¿no es verdad que el Señor se va a presentar a sí mismo una Iglesia gloriosa? ¿Estamos nosotros trabajando en esta dirección? ¿Una iglesia que vaya a satisfacer el corazón de Dios? No solamente va a satisfacer nuestro corazón. Es por eso que la Biblia dice que él se va a presentar a sí mismo una iglesia gloriosa, santa y sin mancha. Vamos a hacernos de nuevo la pregunta: ¿Tiene la iglesia un mañana? Nuestro tiempo está acabando. El Señor está regresando muy pronto.

Ahora, ¿cuál es la etapa final de la obra de Dios? La respuesta es la siguiente: Vamos a aprender la parábola de la higuera. El principio aquí es muy sencillo. Si miramos el Antiguo Testamento veremos cómo Dios ha tratado con su pueblo terrenal; si miramos el Nuevo Testamento, nosotros vamos a aprender cómo Dios trata con su pueblo celestial. Entonces vamos a descubrir una ley espiritual: que del mismo modo cómo él ha tratado con su pueblo terrenal él trata con su pueblo celestial. Cuando miramos la historia del pueblo terrenal y la comparamos con la historia del tratamiento a su pueblo celestial, nos llevamos una sorpresa: Usted va a descubrir que las dos historias corren paralelas. Las profecías acerca de su pueblo terrenal son las mismas profecías acerca de su pueblo celestial.

Si usted estudia la profecía, va a descubrir que hay una línea de interpretación. Todos los estudiantes de la Biblia saben que la profecía bíblica tiene el llamado "cumplimiento doble". Hay muchas profecías en que vamos a encontrar el cumplimiento inmediato y también el cumplimiento remoto. Pero más que eso, "cumplimiento doble" significa que las mismas reglas deben aplicarse al pueblo terrenal y al pueblo celestial. Cuando uno mira la historia de los dos pueblos, ellas son paralelas, y si uno mira a su futuro, ellos también son paralelos.

Déjeme ilustrar esto. Vayamos a la historia de Israel. ¿Cuántas veces Israel estuvo en cautiverio? Dos veces. Una, 500 años a.C., cuando fueron llevados cautivos a Babilonia. Después, en el año 70 d.C., el pueblo de Israel fue llevado cautivo una vez más. Esta vez no fue cautivo a Babilonia, sino cautivo a toda la tierra. El pueblo de Israel fue dispersado, y recién después de 1800 años, el 14 de mayo de 1948, ellos empezaron a retornar de todos los extremos de la tierra. Ahora, 500 años antes de Cristo, luego que habían sido llevados cautivos a Babilonia, regresaron de Babilonia. En 1948, habiendo estado cautivos en el mundo, regresaron de 104 naciones de todo el mundo. Entonces, hay dos cautiverios y dos regresos a su tierra. Esta es la historia del pueblo de Israel. ¿Qué decir acerca del pueblo celestial?

Si ustedes estudian la historia de la Iglesia, van a ver que cuando la Iglesia estaba en el tiempo de las tinieblas, fue llevada cautiva a Babilonia. Pero cuando Martín Lutero y Juan Calvino fueron levantados por el Señor, ellos sacaron a los cautivos de Babilonia. Desde entonces nosotros tenemos una Biblia abierta, y tenemos la verdad de la justificación por la fe. ¡Gracias al Señor! Ahora, si volvemos a la historia de la Iglesia, a los siglos XIX y XX, uno descubre que la Iglesia ha estado cautiva en todo el mundo. No solamente cautiva en un sistema. El pueblo de Dios está dividido. Entonces Dios tiene que llamarlos de vuelta de los cuatro extremos de la tierra para que regresen a su voluntad.

Si nosotros estudiamos la historia del pueblo celestial vamos a descubrir que es exactamente la misma. Luego que la Iglesia fue llevada cautiva a Babilonia hubo solamente un sistema, un sistema falso, pero después la Iglesia fue separada de Babilonia. Todo está de acuerdo a la Biblia. Sin embargo, nosotros hoy estamos divididos. Si nosotros somos honestos ¿dónde está el pueblo de Dios hoy? Nosotros hemos sido dispersados. Nosotros somos como los huesos secos desparramados por todo el mundo. No hay más vida. La iglesia debería ser el cuerpo de Cristo, pero la muerte entró en el cuerpo, porque nuestra carne está en el trono.

Tenemos división tras división. Entonces nos hacemos una pregunta: ¿Tiene la iglesia un mañana? ¿En verdad creemos que un día Cristo se la va a presentar como una Iglesia gloriosa? Nuestro único aliento, nuestra única esperanza, viene de la palabra profética de Cristo. Por esta razón, cuando nosotros estudiamos las profecías de Israel, estamos estudiando las profecías de la Iglesia. Todo lo que ha ocurrido con el pueblo terreno, también va a ocurrir con el pueblo celestial. No tengo tiempo para pasar por esto punto por punto, pero permítanme intentar resumir esto rápidamente. Vamos a intentar descubrir lo que va a suceder con el futuro de Israel y con el futuro de la Iglesia.

Cuatro significados de la higuera

Cuando hablamos del renacimiento de la nación de Israel, la Biblia compara a Israel con la higuera. Si volvemos al Antiguo Testamento, y hacemos un estudio completo acerca de la higuera vemos que la higuera representa a la nación de Israel. Pero no sólo eso. (Le voy a dar solamente la conclusión. No tenemos tiempo para probar esto). La higuera también representa la tierra de Israel, la ciudad de Jerusalén, y el templo en Jerusalén.

Algunas veces nosotros hacemos demasiado simple esta higuera. Una vez que nos acostumbramos a interpretar la higuera sólo como la nación de Israel, entonces el cumplimiento de esta profecía está limitado solamente a lo que ocurrió el 14 de mayo de 1948. Pero la higuera también se refiere a la tierra de Israel. ¿Qué significa eso? Que no solamente la nación de Israel va a renacer otra vez, también el pueblo de Israel va a regresar a su propia tierra. Esto es muy importante.

Así que, tenemos aquí, al menos, dos significados. Uno es el renacimiento de la nación; otro es el regreso del pueblo de Israel de nuevo a su tierra. En el principio, los creadores del movimiento de Sion tenían un sueño, ellos deseaban crear su nación en Sudamérica, en Argentina. Ellos deseaban tener su propia nación. Ellos sabían que era imposible regresar a Israel, entonces ellos deseban recrear su nación dentro del territorio argentino. Pero eso nunca aconteció. De acuerdo a las profecías de nuestro Señor, no solamente la nación de Israel iba a renacer, sino que ellos tendrían que retornar a su propia tierra. El gobierno de Inglaterra les hizo una sugerencia: "No regresen al Medio Oriente. Nosotros les vamos a dar un territorio muy grande en Uganda. Ustedes pueden construir su nación allá." Eso tampoco aconteció. Ahora nosotros todos sabemos, el pueblo de Dios regresó de más de 100 naciones, y algunos de ellos regresaron de Chile, y otros incluso regresaron de China. La profecía ha sido maravillosamente cumplida.

Pero más que eso, la higuera representa también la ciudad de Jerusalén. ¿Eso qué significa? Significa que la ciudad de Jerusalén algún día tendría que retornar al seno de Israel. Por casi dos mil años durante cada una de las Pascuas ellos se han saludado unos a otros: "El próximo año en Jerusalén". Esto ha sido un sueño de los israelitas por más de 1900 años. En el año 1967, en la Guerra de los Seis Días, para sorpresa de todo el mundo, la ciudad de Jerusalén retornó al seno de Israel.

Pero hay más. Sabemos que el templo de Dios fue destruido; hoy no tenemos ningún templo sobre el monte Moriah. Pero tenemos que recordar que, como parte de la restauración de Dios, vamos a ver que finalmente, antes del regreso del Señor, el templo será reconstruido. Amados hermanos y hermanas, esta higuera involucra estos cuatro aspectos.

La reconstrucción del templo

Ahora, vamos a hacer una pregunta. ¿Es posible que algún día sobre el monte Moriah no haya ninguna mezquita, sino que esté allí el templo? Ustedes saben muy bien, que si algo como eso ocurre, eso significaría una guerra santa en todo el mundo. La quinta parte de la población humana nunca permitiría que eso ocurriera.

Durante la Guerra del Golfo algunas personas oraban porque supieron que Hussein iba a usar misiles para atacar a Israel, y como suponían que esos misiles no tendrían mucha precisión, ellos oraban para que cayeran sobre el monte Moriah. Así el problema se habría resuelto. Pero no es tan sencillo. Este es un problema que ninguno hoy en día puede resolver.

El monte Moriah es un monte en Jerusalén. Ahora, si el mundo es tan grande, ¿por qué los descendientes de Isaac y los descendientes de Ismael están peleando por ese único monte? Por algunos hallazgos arqueológicos, ellos descubrieron que dentro de la mezquita se encuentra una gran roca que ellos piensan es el lugar donde Abraham ofreció a Isaac. Pero hay algo más sorprendente aún: los arqueólogos descubrieron que sobre aquella roca hay una depresión rectangular que tiene el mismo tamaño de las dimensiones del arca. Y eso significa que aquel pedazo de roca sería el fundamento del Lugar Santísimo. Si algún día el templo de Dios tiene que ser reconstruido, el Lugar Santísimo debería quedar sobre esa roca. Así que tenemos que escoger, o tenemos la mezquita o tenemos el templo. O lo uno o lo otro.

Así que, las cosas son más complejas aún. Ellos no sólo luchan por la misma área de la cumbre de la montaña, sino también por la piedra. Por esta razón, algunos años atrás, con la ayuda de los Estados Unidos, ellos intentaron encontrar una solución. Israel estaba dispuesto a entregar hasta el 92% de los territorios que los palestinos deseaban, pero las conversaciones de paz fracasaron.

Hay solamente dos puntos involucrados. Eso tiene siempre algo que ver con la higuera. ¿Cuáles son los dos puntos? Primero, Arafat desea hacer de Jerusalén su capital. Segundo, él desea ser representante del mundo musulmán, para así recuperar la soberanía del monte del templo. Como ustedes pueden ver, eso se torna un problema muy difícil. Es por eso que hoy tenemos un conflicto tan cerrado.

Cuatro movimientos de restauración

Así que, hermanos, hay cuatro movimientos de restauración de Dios con Israel. Primero, la nación; segundo, la tierra; tercero, la ciudad, cuarto, el templo.

¿Es posible que el tercer templo vaya a ser reconstruido? La respuesta es muy sencilla. ¿Fue posible que ellos se constituyeran en una nación independiente el 14 de mayo de 1948? Aquello era casi imposible. Era un milagro que la nación de Israel habría de renacer. Lo mismo se aplica al pueblo que regresaría a la tierra. Pero, ¿qué ocurrió en 1967? Jerusalén volvió a ser el centro de la nación de Israel. Y a menos que Dios cambie su dedo nada va a ocurrir. Dios está intentando enseñar al pueblo de Israel que todo es por gracia, que todo es una obra milagrosa de Dios.

Entonces, ¿cómo es posible que un día el templo de Dios pueda ser reconstruido? Desde el punto de vista humano eso es casi imposible. Pero amados hermanos y hermanas, si ustedes entienden la parábola de la higuera, aprendan la lección: antes del regreso de nuestro Señor, aunque hayamos estado cautivos en este mundo, aunque estemos divididos, él se va a presentar a sí mismo una iglesia gloriosa. Ahora bien, el templo de Dios siempre tipifica la iglesia. Si el templo de Dios puede ser reconstruido, si esto es verdad con el templo terrenal de Dios, va a ser verdad con el templo celestial de Dios. Nosotros debemos regocijarnos, porque Dios no fracasará.

El templo de Dios representa la iglesia; Jerusalén representa el testimonio de Dios; la tierra representa las insondables riquezas de Cristo; la nación de Israel representa el reino de Dios que vendrá sobre la tierra. Hermanos y hermanas, de nuevo tienen que ocurrir estos cuatro movimientos de la restauración de Dios. Y eso va a cubrir la última etapa de la obra de Dios.

Entonces, la iglesia significa el templo y la ciudad significa el testimonio de Dios. Cuando Cristo se presente a sí mismo su iglesia gloriosa, entonces tendremos un testimonio para este mundo, y es esto lo que Jerusalén representa. En las cartas del apóstol Pablo, la tierra representa las riquezas insondables de Cristo. Si tan sólo creemos en la obra que Dios está haciendo hoy, la iglesia nunca debería estar en pobreza. Cuando nosotros nos reunimos tenemos que descubrir las insondables riquezas de Cristo. Un día, cuando la iglesia esté en su condición gloriosa, entonces vamos a descubrir que solamente Cristo estará sentado sobre su trono. Cuando Cristo es la Cabeza de la iglesia, cuando Cristo está sentado en el trono, eso es el cielo en la tierra. Es el reino de los cielos sobre la tierra.

Todo está conectado con Israel. Un día, esto será cumplido en la Iglesia. Por esta causa, si nosotros volvemos a la Biblia, vamos a descubrir algunas profecías más que se van a cumplir en Israel y que, al mismo tiempo, se van a cumplir en la iglesia. Esto es lo que Dios va a hacer. Esto es la última etapa de la obra de Dios.

Hermanos y hermanas, nuestro tiempo está contado. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos ¿somos nosotros uno con la obra de Dios, o nosotros estamos involucrados con nuestra obra? ¿Estamos trabajando para Dios o estamos trabajando en la obra de Dios? Si nosotros estamos trabajando en la obra de Dios, entonces nosotros tenemos que conocer cuál es la última etapa de Su obra.

Sí; toda la carne alrededor de nosotros nos va a desilusionar; la condición espiritual de la iglesia nos va a desanimar y vamos a desistir; pero gracias a Dios, sólo Dios puede hacer Su obra. Si nosotros intentamos trabajar, nosotros sin duda vamos a fracasar. Pero Dios nunca fracasará. Nosotros no somos indispensables. Sólo Cristo es indispensable. Si nosotros vemos esto, entonces por causa de las profecías de Cristo nosotros vamos a ser animados. Sabemos que, finalmente, Cristo se presentará a sí mismo una iglesia gloriosa.

Que el Señor pueda hablar a nuestros corazones. Yo estoy muy animado, porque, aunque hoy estamos divididos, por la Palabra del Señor nosotros sabemos que él se presentará a sí mismo una iglesia gloriosa.


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Las profecías de nuestro Señor tocante a Israel tienen directa relación con el futuro de la Iglesia. ¿Qué es lo que Dios ha estado haciendo en los últimos años con Israel, y qué es lo que hará en los días que vienen? He aquí la segunda parte de este tema.

La última etapa de la obra de Dios (2ª Parte)

Síntesis de un mensaje compartido en el Retiro de “Ranchillo”, Chile, en enero de 2003.

Christian Chen

Abramos nuestras Biblias en Isaías 49. De este capítulo deseamos obtener un principio muy importante.

Versículo 1: “Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos, Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria”. “Oídme”. ¿Quién es “me” aquí? Para saberlo, tenemos que mirar el contexto. Leamos el versículo 3: “Y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”. Nosotros entendemos a quién se refiere. Dios dijo al profeta: “Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”.

Ahora bien, tenemos dos pensamientos aquí: uno, “mi siervo”; dos, “Israel”. Aquí nosotros no vemos sólo un Israel, sino dos. ¿Cómo sabemos que hay dos Israel? Leamos el versículo 5: “Ahora, pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacerle volver a él a Jacob y para congregarle a Israel.” ¿Quién es “él”? ¡Israel, el mismo que es mencionado en el versículo 3! Él es el Israel en el versículo 3. Pero al llegar al versículo 5, leemos: “Para hacer volver a él a Jacob”. O sea, para traer a Jacob de vuelta a Israel. O, para que Israel pueda ser unido a Israel. ¿Cuántos Israel tenemos aquí? ¡Dos! Israel en el versículo 3, e Israel en el versículo 5. En el versículo 5 se habla sobre Jacob y se habla sobre Israel. Este es el pueblo de Israel, el que todos conocemos. Este es el Israel del versículo 5. ¿Pero qué decir del Israel del versículo 3? Si nosotros leemos todo el capítulo, vamos a descubrir que este Israel se refiere al Mesías.

Normalmente, nosotros conocemos sólo un Israel, de acuerdo al versículo 3: “Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré.” Ahora, si uno lee todo el capítulo va a encontrar que este Israel se refiere verdaderamente al Mesías, a nuestro Señor Jesús. Esto es muy maravilloso. Es algo que nosotros ni siquiera habíamos soñado. Nosotros pensábamos que había solamente un Israel, pero el Señor dijo: “No, hay dos Israel”.

Ahora, en el libro de Isaías no sólo el Mesías es llamado “mi siervo”, sino que el pueblo de Israel también es llamado “mi siervo”. Así que, en el libro de Isaías tenemos dos siervos de Dios, dos Israel: el Mesías y el pueblo de Israel.

Pero ¿cuál es la diferencia entre estos dos siervos? Yo no tengo tiempo para ir a otras partes de Isaías, pero esto queda muy claro, según la revelación de este libro. Uno de ellos, Israel, es ciego; en cambio el Otro, el Mesías, tiene plena visión.

Si uno lee todos los libros del Antiguo Testamento –hay por lo menos 17 libros proféticos en el Antiguo Testamento– llega a la siguiente conclusión: Cuando se habla de Israel, por un lado se aplica al pueblo de Israel y por otro lado, se aplica al Mesías.

Pero déjenme hacerles una pregunta: ¿Por qué el pueblo de Israel es llamado pueblo de Israel? Porque su padre un día se llamaba Jacob, y él pasó por una maravillosa experiencia en Peniel. Allí Dios tocó su muslo. Desde entonces, cuando él caminaba, sabía que cada paso que él daba era por la gracia de Dios. Antes él pensaba que era muy fuerte, pero a partir de entonces, quedó muy débil, exactamente como el apóstol Pablo: “Cuando yo soy débil, entonces soy fuerte”, porque la gracia de Dios siempre era suficiente para él.

El motivo por el cual Jacob pasó por Peniel es porque Dios deseaba que él experimentase más de su gracia. Pero más que eso, Dios prometió a Jacob que su nombre no sería más Jacob, sino Israel. Todos nosotros sabemos que el pueblo de Israel se llama Israel, porque su padre no fue más Jacob. Jacob fue transformado. Cuando estudiamos la Biblia, vemos cómo Dios se dirige a Jacob: “Tú, gusano Jacob.” Jacob no es nada; sólo es un gusano, pero Dios le ha dado todas las bendiciones terrenales. La llanura, con dos dimensiones, es todo el mundo para Jacob. Pero Jacob no sabía que había otra dimensión llamada cielo. A través de muchos años de entrenamiento, aquel Jacob que era engañador finalmente fue transformado en Israel. Era un gusano, pero ahora es una mariposa. Ahora él puede volar en el cielo tridimensional.

Esta es la historia de Israel. Este es el potencial del pueblo de Israel. Esto es lo que Dios desea hacer con el pueblo de Israel. Esta es la historia del Antiguo Testamento. Allí se nos dice que nuestro Señor Jesucristo es el verdadero Israel. Es por eso que el Señor dice: “Mi siervo Israel”.

Un día, en 1948, de acuerdo a esta profecía, Dios le habría de congregar Jacob a él. Desde entonces, el Señor Jesús es el centro de la reunificación. Todos saben que en 1948 la nación de Israel renació. Pero ellos no conocen toda esta historia. En verdad, en 1948 Cristo debía ser el centro de aquella congregación para que Jacob pudiera ser reunido a Israel, para que el Israel terrenal pueda ser congregado al Israel celestial. Entonces, hermanos, ustedes están presenciando la historia aquí. Esta es la interpretación de la Palabra de Dios para lo que ocurrió en 1948.

Una doble aplicación

Cuando uno estudia las profecías del Antiguo Testamento, cuando la Biblia se refiere a Israel, uno descubre que hay una doble aplicación: Una es la aplicación al Israel terrenal, y la otra es la aplicación al Señor Jesús. Y siendo él el verdadero Israel, quienes somos nacidos en Cristo, nos tornamos en los verdaderos israelitas. Me parece que esto es muy claro.

En este capítulo 49 de Isaías, la Biblia nos da una ilustración muy buena. Leamos el versículo 6: “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel”. Esta es la historia desde 1948. Nosotros sabemos cómo el Señor levantó las tribus de Jacob para restaurar el remanente de Israel. Pero el comentario de Dios aquí es muy claro: “Poco es para mí”. Lo que ocurrió en 1948 –el renacimiento de Israel– es algo muy grande para nosotros. El pueblo pudo regresar a su propia tierra. Jerusalén pudo volver al seno de Israel. Así también, un día ocurrirá la reconstrucción del templo de Dios. Y nosotros decimos: “Esto es algo muy grande”. No obstante, si miramos cuidadosamente, veremos el comentario de nuestro Dios. “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel”. Entonces, ¿qué cosa es mayor?

Vamos a seguir leyendo: “También te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. Nosotros vemos que es poca cosa que en 1948 nuestro Señor Jesús se haya constituido en el centro de la reunificación del pueblo de Israel, porque hay algo mucho más grande que eso: “También te di por luz de las naciones para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. ¿Cuál es la obra mayor? La obra mayor es la salvación, la obra de redención que Jesús completó en la cruz. Comparado con estas grandes cosas, la restauración de Israel es nada.

Así que, ahora Cristo tiene una doble misión: por un lado, él es el centro de la reunificación de Israel en los días postreros; por otro, él es el Salvador de la humanidad.

Según estos dos aspectos de la misión de Cristo, tenemos el doble cumplimiento de esta profecía. Por ejemplo, cuando llegamos al versículo 8: “Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades”, vemos muy claramente que esto se aplica al pueblo de Israel. Es por eso que habla de restaurar la tierra, para que ellos puedan heredar las asoladas heredades. Esto está siendo cumplido hoy.

Pero no debemos olvidarnos: a los ojos de Dios esto es aún poco. Por esto tenemos el versículo 10: “No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a los manantiales de aguas”. Ahora, de acuerdo a esta profecía, Cristo, nuestro Salvador, va a guiarlos hacia manantiales de aguas. Si nosotros estudiamos todo el libro de Isaías, eso se refiere a los manantiales de aguas de la salvación. Como Salvador de la humanidad, siempre nos guiará hacia los manantiales de aguas. Nosotros somos como la mujer samaritana. El Señor dijo que si realmente recibimos esos manantiales de aguas, nunca más tendremos sed. Esa es una maravillosa salvación. Entonces aquí descubrimos que por causa de la doble misión de nuestro Señor, estos dos aspectos diferentes de su obra, uno se aplica a Israel y otro se aplica a la iglesia. Yo creo que está muy claro aquí.

Cristo, el centro de la reunificación de Israel

Entonces, algo tiene que ocurrir antes de su regreso. Vamos a leer en el versículo 11: “Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. He aquí, éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim”. Esta parte es una de las profecías más interesantes. Pero uno tiene que ver todo esto aquí bajo la luz de la doble visión. La profecía dice: “He aquí, éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente”. ¿Qué significa eso? La Biblia siempre usa a Jerusalén como el centro. Cuando la Biblia dice norte, se refiere a Siria. Cuando la Biblia dice sur se refiere a Etiopía. Cuando dice oriente, se refiere a Irak e Irán. Cuando la Biblia dice occidente, se refiere a la Europa oriental. No olvidemos que la Biblia menciona aquí el norte y el occidente. Pero no se refiere a Siria ni a Europa oriental. Hay que leer el contexto aquí: “Ellos vendrán de lejos”. Es decir, de muy lejos al norte y de muy lejos al occidente. Eso significa más allá de la Europa oriental y más allá de Siria. Esta profecía se ha cumplido maravillosamente.

¿Cuál es el occidente más lejos? Estados Unidos, México y Canadá. ¿A quién se refiere cuando dice lejos en la dirección norte? Se refiere a Rusia.

Vamos a leer el capítulo 43. Vamos a encontrar algo mucho más interesante aún. Versículo 5: “No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré”. No habría problema para que el pueblo de Israel volviera a su propia tierra desde el occidente. Pero hay una parte del mundo donde ellos tendrían problemas.

Versículo 6: “Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae mis hijos de lejos, y mis hijos e hijas de los confines de la tierra”. Otra vez nosotros tenemos que interpretar qué es el norte y qué es el sur aquí. Aquí no se refiere a Egipto o Siria, sino lejos hacia el norte y lejos hacia el sur. Desde 1948, el pueblo de Israel ha retornado de más de 104 naciones. De acuerdo a estas profecías, ellos no tendrían ningún problema, excepto de dos áreas que no iban a permitir que el pueblo de Israel saliese. Por esta razón Dios tiene que decir al norte: “Da acá” y al sur: “No detengas”.

¿Cuáles son esas dos áreas? Nosotros tenemos que juzgar de acuerdo a la Palabra de Dios. No es por adivinación; no es así cómo se interpreta la Biblia. Nosotros tenemos que interpretar la Palabra de Dios por medio de la Palabra de Dios. Ahora, ¿dónde está el sur? La Biblia no dice solamente sur, sino el sur lejano, los confines de la tierra. Nosotros podemos pensar que Chile es el confín de la tierra. Pero eso es según nuestro pensamiento. Nosotros debemos saber cómo el Espíritu Santo define los confines de la tierra. Para eso, tenemos que estudiar el evangelio según Mateo.

Recordamos que nuestro Señor dijo: “La reina del sur vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”. Nosotros sabemos que la reina del sur era la reina de Sabá en el Antiguo Testamento. La Biblia dice que ella vino de “los fines de la tierra”.

Nosotros sabemos que la reina de Sabá vino de Etiopía. Si viajamos desde Jerusalén hacia el sur, al llegar a Etiopía, según la Biblia, nosotros llegamos a los fines de la tierra. Esto es muy claro. Cuando la Biblia habla del sur lejano se refiere a Etiopía.

Yo espero que cuando ustedes vayan a casa después de este encuentro, busquen un mapa, tomen un lápiz y una regla, y ubiquen Jerusalén. Entonces tracen una línea con la regla directamente hacia el sur. Ustedes encontrarán Etiopía. Si ustedes miden la distancia, verán que Etiopía está a 1.400 millas de Jerusalén (2.100 Km).

De acuerdo a la profecía aquí, significa que Etiopía no habría de permitir que el pueblo de Israel saliera para ir a su tierra. Esto ocurrió así. Si usted mira la historia, verá que el gobierno de Etiopía no les permitió salir. Así que esa es un área.

La otra área es el norte lejano. La Biblia tiene mucha simetría. La revelación de la Biblia es muy científica. Si ustedes quieren conocer cuál es el norte lejano, entonces de acuerdo al principio de la simetría, es muy claro: Busque Jerusalén en su mapa, pero ahora haga el viaje hacia el norte. Si antes viajamos hacia el sur 1400 millas, ahora vamos a hacer lo mismo hacia el norte. Ustedes se van a llevar una sorpresa: si hacemos este experimento, vamos a alcanzar precisamente al Moscú de hoy.

De acuerdo a Isaías 43, que fue escrito 800 años antes de Cristo, nosotros sabemos que había solamente dos áreas que no iban a permitir que el pueblo de Israel regresase a su tierra después de 1948. Una es Etiopía, y la otra es Rusia. Esto fue así. Ellos no les permitían salir.

Pero entonces, un día Dios tuvo que hacer algo. Y Dios dijo a Gorbachov: “Dámelos”. Hay una cosa interesante. Un escritor de un diario, el CBS de Estados Unidos, estaba en Moscú en aquel tiempo, y literalmente él escuchó la conversación de Gorbachov con los judíos: “Por muchos años, el mayor deseo de ustedes ha sido regresar a su tierra. Y ustedes repiten y repiten ese deseo. Yo estoy cansado de oírlo. Así que, si ustedes quieren irse, váyanse”. Ahora, ¿por qué Gorbachov dijo eso? Porque hay uno que es mayor que Gorbachov, el cual le dijo: “Da acá”.

Así tenemos que, en casi una noche, el gran imperio soviético colapsó. Mientras este imperio estuviera en el poder, el pueblo de Israel nunca podría haber regresado a su tierra. Había cerca de 3,5 millones de judíos en Rusia, pero Rusia no los quería entregar. Entonces, finalmente, gracias a Dios, alrededor del 1990, Dios dijo: “Da acá”, por lo cual Gorbachov tenía que permitirles salir. Así como Moisés dijo a faraón: “Deja salir a mi pueblo”, ahora Gorbachov tenía que obedecer. Entonces, desde 1990, casi un millón de judíos regresaron de Rusia. En promedio, en un aeropuerto de Tel-Aviv, casi cada 20 minutos aterrizaba un avión desde Rusia. Del casi un millón de judíos rusos, por lo menos había 3.000 científicos, los mejores de Rusia. Si nosotros reuniésemos a todos estos eruditos, ellos podrían crear cinco universidades como el Instituto Weismann 1 . Muchos músicos vinieron de Rusia. Ellos serían capaces de formar las cinco mayores Orquestas Sinfónicas del mundo.

¿Qué decir de Etiopía? Esto es muy interesante. En aquel tiempo, ocurrieron algunas cosas en el ambiente político de Etiopía. Cuando ellos tenían una cumbre política, el gobierno de Israel tomó una acción, la operación “Salomón”. Yo pienso que ellos gastaron como cien millones de dólares para arrendar varios aviones 707, y enviarlos a Etiopía. Ellos trajeron más de 10.000 judíos de vuelta a Israel. Etiopía intentó retenerlos, pero gracias a Dios, esta operación fue inevitable. Siete bebés nacieron durante el vuelo. Por dos mil años, ellos habían soñado con regresar algún día a su tierra natal. El encuentro en el aeropuerto fue de los más emocionantes. Cuando los rabinos judíos estaban dándoles la bienvenida a sus hermanos, muchos lloraban. Ellos dijeron: “Esto significa que el Mesías aparecerá muy pronto”.

El Mesías, el Salvador de la humanidad, tiene una misión. Él es el centro de la reunificación. Ese Israel va a traer este Israel. Aunque ahora Rusia o Etiopía no les permitan dejar salir, Dios opera todas las cosas conjuntamente. “¿Quieres retener a mi pueblo?”. ¡Todo el imperio colapsó! “Entonces mi pueblo verdaderamente va a salir”.

Vamos a regresar a Isaías capítulo 49. Ahora queda mucho más claro. Versículo 12: “He aquí estos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente ...” (lejos al norte y lejos al occidente). Nosotros conocemos a qué se refiere con “occidente”: Estados Unidos, México, Canadá. Esta profecía se ha cumplido cerca del año 1990. Nosotros somos muy bendecidos, porque veremos con nuestros propios ojos muchas profecías cumplirse. Es lo que el Señor está haciendo.

“... Y éstos de la tierra de Sinim”. Tenemos el lejano norte, el lejano oeste, ahora tenemos el lejano oriente. Éstos vienen de la tierra de Sinim. Sinim es China. Esto significa que cuando el pueblo de Israel regresara de vuelta a su tierra, incluso algunos de ellos regresarían de China. ¿Pueden ustedes creer eso? Los chinos son chinos y los judíos son judíos. Ustedes han visto muchos judíos y han visto muchos chinos. ¿Pueden ustedes imaginarse? ¿Y estos judíos verdaderamente regresarían de China? ¿Tendrá la Biblia algún error? Hermanos y amigos, no hay error.

Cerca del año 200 d.C. hubo muchos judíos que se fueron a China; ellos fueron a Caicún, la capital de China en aquel tiempo, y se establecieron allá. Ahora, ellos tenían que ser muy cuidadosos. Ellos no querían atraer la atención de las personas; preferían esconderse. Pero si ellos se escondían, entonces sus hijos podrían olvidarse de que eran judíos. Entonces ellos escondieron sus nombres adoptando el nombre del último emperador. En aquel tiempo, el apellido del emperador era Chao, así que todos los judíos tomaron ese apellido. Vestían como los chinos, adoptaron todas las costumbres chinas, pero tenían también sus sinagogas, sus Biblias. Generación tras generación ellos se hicieron parte de la cultura china, pero nunca se olvidaron que eran judíos. Normalmente, uno los conoce por la expresión de su rostro, las mujeres son mucho más altas, y sus narices son muy diferentes a las narices chinas.

Ahora, una cosa muy interesante: Desde 1949, muchos de estos judíos chinos regresaron a Israel. Si usted visita Tel-Aviv y va a cualquier restaurante chino, no es necesario preguntar el apellido del dueño, pues debe ser Chao. ¿Por qué? Porque ellos vienen de la tierra de Sinim. Ellos vienen de China.

Cristo tendría una misión. Siendo uno el pueblo de Israel, nuestro Señor cumplió la misión de congregarlos. Esto es muy interesante.

Cristo es el centro de la reunificación de la Iglesia

Aunque esta parte de la profecía se ha cumplido maravillosamente es solamente una parte de la historia. Nuestro Señor no es solamente el centro de la reunificación de Israel; él es también el Salvador de todo el mundo, y él es la luz para todas las naciones, para que su salvación pueda alcanzar hasta los confines de la tierra. Él los va a guiar a los manantiales de las aguas de salvación. Entonces esta parte también tiene que ser cumplida. Hay una cosa muy interesante. Si esto se aplica a la iglesia, si esto se aplica a Su obra de salvación –según el versículo 12–, esos vendrán de lejos. No sólo del lejano oriente: también del norte lejano.

¿Qué significa esto? De acuerdo a esta profecía, después del colapso del imperio ruso, el evangelio de alguna manera tendría que penetrar allí. Hoy nosotros sabemos cómo explicar eso. Miles de personas están siendo salvas en Rusia. Es el cumplimiento de esa maravillosa profecía: “He aquí ellos vendrán de lejos, desde el norte”. Pero hay algo aún más sorprendente. La China es un país que ha adorado sus ídolos por más de 5.000 años. Pero de acuerdo a la Palabra de Dios, la salvación iba a alcanzar también a esa tierra oscurecida. Y ahora esta maravillosa profecía se va a cumplir también.

Ellos estaban adorando esos ídolos, pero ahora están siendo transportados hacia el reino del Hijo del amor de Dios. Ahora ellos están viniendo a los manantiales de aguas. Esto está ocurriendo después de 30 años de muchas tormentas.

Nosotros sabemos que la China es un país de ateos. El gobierno ha declarado que Dios no existe. La generación más joven ha sido enseñada con esta educación. Después de 30 años con una mano de hierro, uno casi podría estar seguro de que no habría más evangelio allá, porque su propósito era eliminar todas las religiones, incluyendo el evangelio. Debemos recordar que esta mano de hierro es mucho más severa que la del Imperio Romano. El pueblo chino es el más populoso de toda la tierra.

Uno podría pensar que después de estos 30 años tempestuosos no hubiese ningún creyente allá. Pero para nuestra sorpresa, aunque no hubo un Billy Graham, ni hubo un D.L. Moody, el Señor ha hecho una obra maravillosa. Uno descubre que uno a uno han ido siendo salvos. Naturalmente, el gobierno nunca va a reconocer este hecho. Según sus estadísticas, hay 46 millones de cristianos. Por supuesto, ellos no desean mostrar un gran número; además, es lo que ellos conocen. Pero hay muchas iglesias subterráneas, y esos son los cristianos que ellos no conocen. Así que podemos duplicar ese número.

Recordemos que nuestro Señor dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Eso verdaderamente ocurrió en China. Muchos misioneros que visitaron China no se podían explicar este fenómeno. Sin evangelistas, sin grandes predicadores, todo subterráneo. China es una tierra no apropiada para el crecimiento de la vida. Uno ve la muerte por todas partes. Para ellos no había esperanza. Ningún misionero tenía autorización para predicar el evangelio allá. Pero, para su sorpresa, se ha cumplido lo que dijo nuestro Señor: “En ti me gloriaré”.

Entonces, el Espíritu Santo no puede hacer otra cosa sino prorrumpir en alabanzas: “Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia”. (v.13).

Así que, hemos descubierto una ley de interpretación profética muy importante. En el capítulo 49 de Isaías nosotros vemos un cumplimiento doble. La palabra Israel no sólo se aplica al pueblo de Israel, sino que también se aplica a la iglesia celestial. Si nosotros vemos esto, cuando estudiemos la profecía no solamente veremos el futuro de Israel, sino también veremos el futuro de la iglesia.

<CENTER>***</CENTER>

1 El “Weissman Institute”, es la mejor Universidad de Israel, comparable con la Universidad de Harvard, de Estados Unidos.


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http://www.aguasvivas.cl/
 
:leyendo:


Si la gente supiera lo que guardan en su interior, epígrafes como este,algo largos,pero EDIFICANTES ....al fin y al cabo,es de loque se trata, ser EDIFICADOS ;)
 
Interesante.


Hacía tiempo que no escuchaba a nadie hablar con tanta claridad y luz sobre el tema de Israel, los propósitos de Dios y la profecía.

Muy bueno.

Salud
 
http://www.aguasvivas.cl/revista23/03.htm

Las profecías de nuestro Señor tocante a Israel tienen directa relación con el futuro de la Iglesia. ¿Qué es lo que Dios ha estado haciendo en los últimos años con Israel, y qué es lo que hará en los días que vienen? He aquí la tercera parte y final de este tema.

<CENTER>La última etapa de la obra de Dios
(3ª Parte y final)</CENTER>

Síntesis de un mensaje compartido en el Retiro de “Ranchillo”, Chile, en enero de 2003.


Christian Chen

Deseamos concentrarnos en el capítulo 37 de Ezequiel. Al hacerlo, tenemos que acordarnos de las palabras de nuestro Señor: “De la higuera aprended la parábola”. Israel no es más que una sombra; la realidad es la Iglesia de Cristo, porque ella tiene que ver con la voluntad eterna de Dios.

En el versículo 17 dice: “Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano”. Es decir, uno y otro palo serán unidos en un solo palo. Un palo representa a Judá; el otro, a Efraín. Creo que ustedes conocen muy bien la historia, cómo las doce tribus de Jacob fueron divididas en dos: el reino del sur y el reino del norte. En el sur, tenemos a Judá y Benjamín, normalmente representado en la Biblia por Judá. En el otro, las restantes diez tribus, representadas por Efraín.

Ahora bien, Dios les permitió tener dos reinos diferentes, pero él nunca les permitió tener dos centros de adoración, porque la voluntad de Dios es siempre Jerusalén. Jerusalén representa el testimonio de Dios, porque el templo de Dios está allí, y el templo representa la presencia de Dios.

En lo que concierne al llamamiento, las doce tribus eran todas iguales, incluso cuando se volvieron dos reinos. Pero Dios había dicho: “Hay solamente un centro de adoración”. Aquellos que vivían en Galilea tenían que viajar a Jerusalén; pues solamente en Jerusalén podían ofrecer sus sacrificios. Esta es la voluntad de Dios. Pero lamentablemente, por motivos políticos, ellos establecieron su propio centro de adoración. Luego, cerca del año 720 a.C., por causa del fracaso del reino del Norte, fueron llevados cautivos a la región de Padan-Aram, que es hoy un territorio entre Siria y Turquía. Cien años después, las otras dos tribus, Judá y Benjamín, fueron llevadas cautivas a Babilonia. Después de 70 años, parte de esas dos tribus regresaron a Jerusalén; sin embargo, las diez tribus nunca regresaron.

Judá y el testimonio de Dios

Cuando el pueblo de Israel reconstruyó su templo en la ciudad de Jerusalén hubo solamente contribución de dos tribus. Ahora bien, ¿por qué aquellas dos tribus tendrían que regresar? Si ellos hubieran continuado en Babilonia, podrían haber tenido un buen futuro. Pero no podían permanecer en Babilonia. De acuerdo a la profecía de Malaquías, nuestro Señor Jesús iba a entrar en el templo de Dios. Por eso, el templo de Dios tendría que ser reconstruido; la ciudad tendría que ser reconstruida, y Belén tendría que ser restaurada. Así que cuando este pueblo regresó a Jerusalén, ellos reconstruyeron el templo, reconstruyeron los muros de la ciudad, y finalmente Jesús nació en Belén. La voluntad de Dios se cumplió.

Hay algo muy interesante aquí: la restauración del testimonio de Dios descansó sobre los hombros de sólo dos tribus. Ellos eran sólo una parte del pueblo de Israel; no eran todo el pueblo de Dios. Si nosotros los comparamos con la mayor parte de los israelitas, ellos eran solamente unas pocas personas. Además de eso, la gran mayoría de esas dos tribus aún permaneció en Babilonia. No es de sorprender que la Biblia los llame ‘remanente’. Pero aunque ellos eran un remanente, el testimonio de Dios descansaba sobre sus hombros.

A las otras tribus no les importaba el testimonio de Dios. Aunque también eran el pueblo escogido de Dios –el llamamiento de nuestro Señor es irrevocable– ellos seguían viviendo sus propias vidas. Ahora bien, si a ellos les resultaba indiferente el testimonio de Dios, ¿significa que la voluntad de Dios habría de fracasar? ¿Pensamos que la voluntad de Dios se va a ver frustrada porque nosotros no estamos dispuestos? Porque a ellos no le importó tal cosa, Dios permitió que fueran llevados cautivos –y no solamente cautivos, sino también dispersados. Ser dispersados es caer bajo la mano disciplinaria de Dios. Los hijos de Dios deberían ser uno, pero si al pueblo de Dios no le importa la unidad, ellos tienen libertad para irse por su propio camino. Pero el final de ese camino es ser dispersados por todo el mundo.

Sin embargo, por causa de esas dos tribus, nosotros tenemos el templo de Dios, y la ciudad de Dios.

La suerte de las diez tribus

¿Qué ocurrió con las otras diez tribus? Desaparecieron. Nosotros no sabemos dónde están. La Biblia nos dice que los descendientes de Abraham habrían de ser como la arena a la orilla del mar y como las estrellas en el cielo. No debemos olvidar que eso se refiere a las doce tribus, a Israel en general. Pero nosotros sabemos que aquellas diez tribus fueron dispersadas. Sin embargo, de acuerdo a la promesa que tenemos aquí: “Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano”, no solamente los judíos (es decir, los de las dos tribus) tendrían que volver, sino también las diez tribus perdidas. Antes del regreso del Señor, ya no serán más dos palos, sino uno. ¿Es eso posible, hermanos? Nosotros ni siquiera sabemos dónde están. Todo lo que sabemos, de acuerdo a la Biblia, es que se perdieron en dirección al oriente. Probablemente, ellas están en Afganistán, y en el Tibet, y aun más probablemente, en China, especialmente en la parte occidental del continente chino. Según los arqueólogos, si vamos al Tibet, descubriremos que hay dos tipos de personas allí. Unos tienen el rostro redondo, y otros tienen el rostro alargado. Los unos pertenecen a los chinos, pero los otros deberían pertenecer a las diez tribus.

Se han hecho algunos estudios que indican que, probablemente en el año 200 a.C., esas diez tribus que se perdieron llegaron a China. Como fueron perseguidos, se trasladaron al sur. Y entonces se dividieron en dos: una parte se fue hacia Vietnam y Filipinas, y desaparecieron; y la otra viajó al sur, a Birmania, e India. La mayor parte de esas personas se concentran hoy en la parte nororiental de India. Si nosotros los visitamos, veríamos que ellos siempre se llaman a sí mismos “hijos de Manasés” y que hay sinagogas allá. Muchas de sus costumbres son las del pueblo de Israel. El gobierno de Israel envió eruditos y rabinos para estudiar a esas personas; ellos tienden a creer que muy probablemente son descendientes de las diez tribus perdidas. Ahora, en los últimos diez años, más de 400 hijos de estos hijos de Manasés regresaron a su tierra. Ellos son entre 5 y 6 millones de personas; tienen apariencia de hindúes, y algunos hablan chino.

Afganistán

Pero hay una cosa aún más importante: Afganistán. Algunas veces nosotros nos preguntamos por qué hay una guerra entre Estados Unidos y Afganistán. Por supuesto, podemos descubrir por detrás algunos motivos políticos, algo que tiene que ver con el 11 de septiembre. Pero si hacemos un estudio acerca del pueblo afgano, nos enteramos de que los científicos han descubierto que viven como tribus. Hay entre 40 y 60 tribus, y los líderes de las tribus son muy poderosos. Ahora bien, si estudiamos el nombre de las tribus, sus nombres son los de las diez tribus perdidas. El nombre más importante es José. Ellos se llaman a sí mismos “hijos de José”. Claro, hoy ellos son musulmanes; pero no debemos olvidar que por causa de la situación ellos se convirtieron. Aun así, todavía tienen inconscientemente algunas costumbres antiguas.

Si visitamos Jerusalén, o si miramos televisión, vamos a ver que los rabinos o fariseos cuando estudian sus Biblias siempre balancean sus cabezas. Ahora bien, si nosotros visitamos los niños en Afganistán, aunque ellos estén estudiando el Corán, hacen el mismo movimiento. Cuando los musulmanes leen su Corán, normalmente nunca hacen ese balanceo. Si esos niños lo hacen, significa que de alguna manera ellos son descendientes de Israel.

Un director de cine judío intentó hacer una película acerca de las diez tribus perdidas. Entonces el guía turístico los condujo para que pudieran tomar muchas películas y fotos. Entonces aquel guía preguntó al director: “¿Por qué tienes interés en tomar todas esas películas y esas fotos?”. Él entonces dijo: “Porque estamos buscando las diez tribus perdidas”. Entonces aquel guía turístico lloró y dijo: “Si eso es así, yo soy tu hermano”. Él era uno de los que pertenecían a una de las diez tribus perdidas.

En sus tribus ellos tienen dos leyes diferentes. Desde el punto de vista externo, es la ley de acuerdo al Corán; pero dentro de la tribu, hay una ley que está aún más arriba que la ley del Corán. Cuando están reunidos dentro de la tribu, hablando estrictamente, aquella ley es la ley de Moisés. Muchos eruditos bíblicos tienden a creer que muy probablemente las diez tribus fueron dispersadas en aquella área.

Hay una cosa muy interesante: si uno estudia el 2º libro de Reyes, uno sabe dónde fueron llevadas cautivas las diez tribus. En verdad ellas fueron llevadas cautivas a Asiria, donde está el río Eufrates. Hay otra rama llamada “el río de arriba”. Por muchos años, las diez tribus vivieron en esa área. Tenemos el río Eufrates, y tenemos la rama de arriba del río. Y esta es exactamente el área de Padan-aram mencionada en la Biblia. Allí fue exactamente donde Abraham hizo una parada. Allí, cerca del río Habor hay dos nombres: uno es Arat, y el otro es Gozán. El río Habor, el Gozán, y el Arat.

Si uno visita Estados Unidos de América, y viene a Nueva York, tal vez se pregunte ¿por qué se llama Nueva York? La respuesta es: Porque en Inglaterra hay un lugar llamado York. Cuando los británicos se vinieron a Estados Unidos, ellos echaban de menos Inglaterra y entonces nombraron su nuevo lugar con el mismo nombre que el anterior. En Londres, tenemos un lugar llamado Richmond; en Estados Unidos también hay un Richmond. Así tenemos Nueva York, y Nueva Inglaterra. ¿Qué significa eso? Significa que ese pueblo había venido desde Inglaterra. Eso está muy claro.

Ahora bien, si usted visita Afganistán hoy, la mayoría de esas personas se reúnen en un lugar muy importante; es el lugar más peligroso en todo el mundo. Es el lugar donde hay menos ley en todo el mundo. No pertenece a Afganistán, tampoco a Pakistán. Estuvo siempre en manos de esas tribus, por 3.000 años. Nadie osó tocarlos. Alejandro Magno estuvo allá, y no supo qué hacer con ellos. El Imperio Británico los alcanzó, pero no supo qué hacer con ellos. También los rusos, pero finalmente tuvieron que retirarse. Siempre esta región estuvo bajo el control de estas tribus. Muy probablemente, pertenecen a las diez tribus perdidas. Ellos tienen el control de los lugares más importantes entre el oriente y el occidente.

Hay un pasaje cerca de una montaña, muy estrecho; sin embargo, es el pasaje más importante si uno quiere ir de oriente a occidente o de occidente a oriente. Cuando los mongoles conquistaron el mundo, ellos tuvieron que pasar por ese pasaje. Cuando Marco Polo conquistó China, él tuvo que pasar por allí. En esa área hay muchas cavernas. Cuando las diez tribus estuvieron bajo la persecución del Imperio Islámico, ellos se escondieron en las cavernas, así que es imposible conquistarlos. Ahora, nos preguntamos dónde se ha escondido Bin-Laden. Seguramente Bin-Laden está escondido en este pasaje que hay entre las montañas. ¿Cuál es el nombre de este pasaje? Nosotros hemos mencionado el Eufrates y el río Habor. Viviendo allí por muchos años, ellos finalmente se movieron hacia Afganistán. Echaron de menos su tierra; se acordaron del río Habor, de Gozán y de Arat, y entonces, inconscientemente, ellos nombraron los más importantes nuevos lugares de acuerdo a los lugares anteriores. Este pasaje se llama Kabul. Ahora, Kabul es simplemente el nombre del río Habor que está en la Biblia.

Si ese es el pasaje de Kabul, entonces tenemos que tener un Gozán. ¿Dónde está Gozán? Si leemos el diario, recordaremos que ocho cristianos fueron capturados, y finalmente fueron libertados en un lugar llamado Ghazni. Ghazni es el equivalente al lugar bíblico llamado Gozán. Entonces hay también una ciudad muy grande llamada Herat, es exactamente el nombre bíblico Arat. Eso verdaderamente nos da pruebas suficientes de que las diez tribus perdidas fueron diseminadas en aquella área. Algún día, los dos palos se van a tornar un palo solamente. Dios no solamente va a llamar a las dos tribus de Judá: en realidad Dios va a llamar también a las diez tribus perdidas.

¿Por qué hubo guerra entre Estados Unidos y Afganistán? Esta es la primera vez que Dios va a llamar de regreso a su propio pueblo, para eso Dios tenía que libertarlos de su condición original. Ellos no tenían libertad para cantar su música; incluso los niños no podían jugar con sus volantines. Ahora nosotros podemos ver que ese pueblo tiene su libertad. Esto significa que de alguna manera ellos van a tener más libertad religiosa. Nosotros no sabemos de qué manera Dios va a llamar a esas tribus perdidas.

Algunas veces nos preguntamos cómo es posible identificar si alguien pertenece a algunas de las tribus perdidas. Muy simple. Dos o tres años atrás, en Sudáfrica, había una tribu llamada ‘lamba’. Ellos decían que eran descendientes de Israel, pero los rabinos tenían una gran duda acerca de eso. Entonces vino un erudito de Londres que tomó muestras de saliva, las llevaron a Londres y las chequearon. Y de acuerdo al test de ADN resultó que ellos no solamente eran del pueblo de Israel, sino que eran también de la familia de Aarón – la familia de los sacerdotes. Pero ese es sólo el comienzo. Nosotros creemos que un día algo va a suceder. Ahora, ¿por qué esto está ocurriendo? Según la Biblia, esto es muy claro: Los dos palos van a juntarse para ser un solo palo.

El propósito del Señor es la unidad

La unidad no es sólo entre aquellos que conocen la voluntad de Dios. La unidad del pueblo de Dios no está limitada a aquellos que tienen el encargo del testimonio de Dios. La unidad tiene que abrazar a todos los hijos de Dios. Dos palos formarán un palo solamente. Hoy solamente un remanente en el pueblo de Dios tiene sus ojos abiertos. A ellos se les ha concedido el privilegio de llevar adelante el testimonio de Dios. Pero no debemos olvidar que Dios nunca quiso decir que ellos fueran algo diferente de los otros. Si nosotros verdaderamente somos vencedores, el regreso de Babilonia a Jerusalén no es sólo para las dos tribus de Judá – aunque las diez tribus no tengan un mismo corazón con el Señor. Supongamos que en Chile nosotros tengamos cien denominaciones, pero algunos verdaderamente ven la eterna voluntad de Dios, y verdaderamente regresan a Jerusalén.

De acuerdo a nuestra experiencia, en el comienzo nosotros somos puramente para Dios. No hay guerra entre nosotros y los demás hijos de Dios. Pero gradualmente, si tú estás en la bendición de Dios, los muros comienzan a ser construidos. Es una cosa triste, hermanos, que, aunque estamos por la recuperación de Dios, sin embargo, finalmente la historia se repite. Entonces se forma la denominación número 101. La victoria de esas dos tribus nunca perteneció solamente a esas dos tribus: pertenecía a todo el pueblo de Dios. Porque el propósito de Dios es éste, que finalmente el palo de Judá y el palo de Efraín sean uno. Hermanos y hermanas, ésta es la voluntad de Dios. Si verdaderamente vemos la profecía aquí, vamos a descubrir cómo Dios va a terminar la etapa final de su obra.

La recuperación del Cuerpo

En Ezequiel se nos dice que en el comienzo todos los huesos estaban desparramados. Pero entonces el Espíritu Santo trabajó a través de un terremoto, y aquellos huesos que estaban desparramados, de alguna forma se juntan, y no sólo eso, sino que algunas células vivas crecen entre los huesos. Ellos están conectados; y no solamente conectados, también tienen piel; finalmente el cuerpo es recuperado. ¿Qué significa esto? Que antes había un cuerpo vivo; sin embargo, un día ese cuerpo se enfermó, algunos de sus órganos principales fracasaron, entonces la muerte empezó en los pulmones, y luego siguió a los riñones. Y después la muerte continuó trabajando en aquel cuerpo hasta que finalmente la piel se fue. La última célula que muere es la célula entre dos huesos. Cuando esta célula muere, entonces todos los huesos están desparramados.

Cuando estudian el capítulo 37 de Ezequiel ustedes se acuerdan de la historia de la iglesia. En el día de Pentecostés hubo un cuerpo que nació en esta tierra. Este cuerpo era llamado el cuerpo de Cristo. Allí había una congregación de 120 miembros. Ahora bien, la iglesia de Cristo es diferente de la congregación de Israel en el Antiguo Testamento. La revelación del cuerpo de Cristo es algo completamente nuevo. Uno no encuentra esa revelación en el Antiguo Testamento. Solamente el odre nuevo puede contener el nuevo vino. El judaísmo no podía contener el vino nuevo. Después de la ascensión del Señor todo es nueva creación. El día de Pentecostés el Espíritu Santo bautizó a 120 individuos en un cuerpo con 120 miembros. En el Antiguo Testamento, Moisés era el líder, y el pueblo restante eran solamente seguidores. Eso se llama congregación. El cuerpo de Cristo es muy diferente. La correlación es entre todos estos miembros, y en relación directa con la Cabeza. La iglesia es el cuerpo de Cristo. Entonces somos miembros los unos de los otros.

La Biblia nunca nos dijo que nosotros somos las células del cuerpo. Una célula es la menor unidad de vida. Pero cuando la Biblia habla de nosotros, dice que somos miembros los unos de los otros. Y estos miembros, sea una mano, o sea un pie, no importa qué, esta es la menor unidad de funcionamiento, más que de vida. Cada miembro del cuerpo debe estar funcionando. Nosotros podemos hablar acerca de la vida del cuerpo, pero no necesariamente tener la realidad de la vida del cuerpo. Para saber si tenemos la vida de Cristo o no, una prueba muy clara es, ¿estamos todos funcionando? Porque si mi mano no está funcionando, entonces estoy paralizado. Esto es muy claro. Mi mano debería estar directamente relacionada con mi cabeza. Esta mano debería “oír” a mi cabeza, y también estar relacionada con otras partes de mi cuerpo, como mi brazo. Ahora, eso nunca ocurrió en el Antiguo Testamento.

Por eso, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo hizo algo completamente nuevo. Ellos eran una congregación de 120 personas, pero el Espíritu Santo los bautizó en uno, en un cuerpo, simplemente como miembros. Lamentablemente, si nosotros estudiamos la historia de la Iglesia mientras estuvo cautiva en Babilonia, vamos a descubrir que allí sólo uno o dos miembros de la Iglesia están funcionando, y todos los demás son simplemente seguidores. Algunos de ellos casi ni siquiera conocen sus propias Biblias. Desde que fueron bautizados, ellos sólo asisten a misa. El cuerpo ha estado paralizado.

Ahora bien, después de la Reforma ¿piensan ustedes que la situación cambió? Sí, no están más los errores de Babilonia; pero ¿piensan que el cuerpo de Cristo ha sido recuperado? Si uno estudia el capítulo 4 de Ezequiel, ve que allí hay un cuerpo. Dios le dijo a Ezequiel que se acostara sobre un lado por 390 días; y que luego se acostara sobre el otro por 40 días. Yo no puedo entrar aquí en detalles, pero ¿qué significa eso? Es muy importante para que podamos entender el capítulo 37. ¿Cuál es la situación allí? Significa que un día el cuerpo estuvo enfermo, paralizado. Piensa, hermano, si tu cuerpo se queda acostado en una sola dirección 390 días, y después en otra 40 días, ¿qué dirá tu doctor? ¿No es eso lo que ocurrió en la historia de la iglesia? Sin embargo, gracias a Dios, antes del regreso del Señor, el Espíritu Santo va a hacer una cosa totalmente diferente de cuanto los humanos podrían hacer.

Si estudiamos el capítulo 37, vemos a Dios haciendo algo que es verdaderamente imposible. Si nosotros examinamos cuidadosamente, ¿podemos imaginar? Una persona fuerte, normal, con un cuerpo sano, ahora se quedó enfermo. Los órganos principales se han muerto. Se muere la piel, luego las células entre los huesos. Ese es un muy claro proceso de deterioro. Eso es lo que vemos en este mundo. El proceso de deterioro es el proceso de muerte. De acuerdo a la ciencia, es un proceso irreversible. Nadie puede revertir eso. Uno suele ver un niño o una niña que juegan deslizándose de un lugar alto a un lugar bajo. Nunca vamos a ver a un niño o a una niña deslizándose de un lugar bajo hacia un lugar alto. Solamente cuando ponemos el video en retroceso podemos ver que el niño viene de un lugar más bajo al lugar más alto. Siempre decimos: “No llores sobre la leche derramada”. Es imposible recuperarla. Es lo que se llama un proceso irreversible. Los físicos van a decirnos que ninguno es capaz de hacer eso, que nunca vamos a ver la leche retornar hacia el vaso. Eso es posible sólo en un video, nunca en la realidad.

Ahora, antes del regreso de nuestro Señor el Espíritu Santo va a hacer algo que, de acuerdo a los hombres, es un proceso irreversible. La Iglesia está desparramada. Los huesos secos están desparramados. De acuerdo con las leyes naturales, es el fin. No hay esperanza para la Iglesia; no hay un mañana para la iglesia. Pero cuando estudiamos la profecía aquí –gracias al Señor– vemos que el Espíritu Santo va a hacer una obra de conmoción en la iglesia. Gracias al Señor, finalmente esos huesos que estaban desparramados estarán más y más cerca, las células renacerán entre los huesos, y luego la piel, hasta que el cuerpo haya sido recuperado.

La obra de Cristo nunca fracasa

Si estudiamos la historia de la Iglesia, descubriremos que verdaderamente la iglesia ha pasado por un proceso de muerte, porque estamos divididos y divididos. Nosotros hemos sido desparramados. Y ahora parece imposible revertir esto. Pero, amados hermanos, Dios es Dios de la muerte y de la resurrección. Y antes de su regreso, él va a presentarse a sí mismo una iglesia gloriosa. Y esta no es obra nuestra. Si usted lee Efesios, verá que Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella. ¿Quién hizo esa obra? Es la obra de Cristo en la cruz. No la suya, ni la mía. Después que la iglesia ha sido salva, es Cristo quien va a lavar su cuerpo con su palabra. Otra vez es la obra de Cristo. No es su obra, ni es mi obra. La Biblia es muy clara. Él lava el cuerpo con la palabra, la palabra de vida. Y se la presenta a sí misma una iglesia gloriosa, santa y sin mancha.

Nuestra obra puede fracasar, pero nunca podemos esperar que la obra de Cristo vaya a fracasar. El capítulo 5 de Efesios verdaderamente es una profecía basada en la obra de Cristo. La obra de Cristo nunca fracasa. Es por eso que fuimos salvos, por la obra de la cruz. Pero hoy, por habitar Cristo en mí y Cristo en vosotros por el Espíritu Santo, vamos madurando a través de la operación de la cruz. Somos hechos santos y sin mancha. Todo esto es su obra. Entonces, hermanos, si tenemos fe en la obra de Cristo, nosotros sabemos que la iglesia tiene un mañana. Un día, el cuerpo de Cristo será completamente recuperado.

Dos palos se tornarán un palo. Y esta unidad no solamente involucra a aquellos que han visto la luz de la iglesia. También involucra a aquellos que no tienen corazón para el Señor. El amor de Cristo va a alcanzarlos, y va a abrazarlos. Si somos fieles delante del Señor, la victoria de las dos tribus será la victoria de las doce tribus. Cuando los vencedores son fieles al Señor, y alcanzan la madurez, ¿son hechos maduros para sí mismos? No; ellos alcanzan la madurez para toda la Iglesia de Cristo. Nosotros vamos a esperar por todo el cuerpo. Así, de acuerdo a la obra de Cristo, y a las profecías, la iglesia tiene un futuro.

La oración del Señor

Todos nosotros estamos familiarizados con el capítulo 17 del evangelio de Juan. Es la oración de nuestro Señor antes de ir a la cruz. ¿Cuál era su oración? Que ellos sean uno. Más que eso. Él dijo: “Yo no oro solamente por ellos, oro también por aquellos que van a oír la palabra del evangelio, para que ellos puedan ser uno como el Padre y el Hijo son uno. Entonces el mundo conocerá que Dios ha enviado a su Hijo unigénito.” Nuestra oración a Dios a veces es como si Dios no nos escuchara. Pero, ¿pueden ustedes creer que Dios no va a escuchar la oración de su Hijo, que sabía muy bien que un día habría huesos secos desparramados por todos lados? Ahora bien, nuestro Señor es nuestro Sumo Sacerdote. Él oró por nosotros antes de la cruz, y hoy ora por nosotros después de su ascensión a los cielos. ¿Cuál es su oración? Cuando él ve huesos secos desparramados por todo lugar, él ora a su Padre: “Padre, haz que sean uno”.

Hermanos y hermanas, ¿ustedes piensan que el Padre no va a oír la oración de su amado Hijo? Nuestro Señor hizo esta oración pese a que el cuerpo de Cristo iba a ser desin-tegrado, iba ser desparramado, iba a ser un valle de huesos secos, iba a ser un caso sin esperanza. Pero ahora tenemos esperanza. Un día el Señor va a regresar, y antes de su regreso, de acuerdo a Ezequiel 37, el cuerpo de Cristo va a ser recuperado. Más que eso, el Espíritu Santo va a llenar aquel vaso. ¡Gracias al Señor! Finalmente, Dios habrá alcanzado su propósito eterno.

La última etapa de la obra de Dios

Amados hermanos y hermanas, por esa razón nosotros tenemos consuelo en nuestro trabajo. Especialmente en estos últimos días, deberíamos conocer cuál es la última etapa de la obra de Dios, para cooperar con Dios. Vamos a tener un solo corazón con Dios. Vamos a consagrarnos a Dios. Antes de su regreso, vamos a trabajar juntos para su propósito. Ahora bien, porque esta es la obra de Cristo; porque él amó a la iglesia y murió en la cruz por ella; y porque hoy la está lavando por medio de la palabra viva de Dios, la iglesia va a crecer, nosotros vamos a madurar. No solamente eso, seremos uno, como el Padre y su Hijo son uno. (¿Ve usted esa unión de vida?)

Desde el punto de vista humano, eso es imposible. Si examinamos la historia de la iglesia, vamos a decir: “¡No, no no!, es imposible; es un proceso irreversible”. Pero, hermanos, Dios es Dios de los imposibles. Él es el Dios de la resurrección. ¡Gracias al Señor! El mensaje es claro. En la historia de la iglesia nosotros encontramos algunas veces que el cuerpo está paralizado. Por esa razón debemos recordar que la diferencia entre una congregación y el cuerpo de Cristo es que la congregación tiene líderes y seguidores, en cambio el cuerpo de Cristo tiene miembros correlacionados unos con otros. Es algo mucho más cercano que una congregación. Es una nueva creación en Cristo Jesús. Antes del regreso del Señor, es preciso que estemos esperando por esto. Hermanos y hermanas, las manos humanas, la carne humana, puede dañar la obra de Dios; incluso los siervos de Dios pueden dividir el cuerpo de Cristo. Pero gracias a Dios, el Hijo de Dios nos va a bautizar en un solo cuerpo. Ahora va a ocurrir la obra de recuperación para que el cuerpo sea completamente recuperado.

A los co-obreros y líderes

Si nosotros vemos el plan de Dios, sabremos cómo cooperar con Dios. Este es el mensaje que me gustaría compartir con ustedes, los que son co-obreros y líderes en la iglesia. Hermanos y hermanas, no nos olvidemos. Ustedes no son nada más que miembros del cuerpo de Cristo. Cuando ustedes están bajo la autoridad de la cabeza, entonces Dios los va a usar como autoridad. Nadie tiene autoridad. ¿Estamos sólo buscando seguidores? ¿O nuestra obra es equipar a los santos? Cada miembro –no nos olvidemos, la Biblia nunca dice cada ‘célula’, dice ‘miembro’, que significa mano, significa pie, oído, boca–, cada hermano es importante. Si ellos no se mueven, entonces tenemos un cuerpo paralizado. Tenemos que trabajar en este propósito. Tenemos que equiparlos para que ellos puedan trabajar, para que sean perfeccionados. Si cada miembro está funcionando, todo el cuerpo estará funcionando. Entonces tendremos éxito en nuestra obra.

Hermanos y hermanas, sabemos muy bien que una madre fuerte va a producir hijos muy débiles. La madre es tan capaz que ha tomado todas las decisiones por sus hijos. Sin embargo, una madre maravillosa siempre va a intentar equipar a sus hijos, para que sepan elegir y puedan ser fuertes. Esta es nuestra visión hoy. Usted está involucrado en la obra de Dios. Usted puede ser muy capaz, usted puede ser un maravilloso organizador, pero usted es sólo un miembro del cuerpo de Cristo. No es la cabeza de la iglesia. Si vemos esto e intentamos equipar a todos los santos para que estén funcionando, entonces creceremos hermanados. Solamente Dios es capaz de hacer la obra de Dios. Gracias a Dios, Él aun nos puede usar para ayudar a los santos.

Nosotros creemos que antes del regreso del Señor, él va a hacer una obra maravillosa, no sólo en Chile, sino también en todo el mundo. Que el Señor pueda hablar a nuestros corazones.

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AGUAS VIVAS
http://www.aguasvivas.cl/
 
Re: La última etapa de la obra de Dios

Hola a todos y todas

La verdad es que no dispongo de tiempo para leer tan extenso texto en estos momentos, pero queria hacer una observación.

Aunque estoy de acuerdo con que son tiempos finales y que por tanto la higuera está brotando y el Señor como dice la Escritura (Mat.24 / Marc.13 y Luc. 21) está a las puertas.
Estoy tambien de acuerdo con que cuando hizo el Señor que se secara la higuera se referiria al pueblo de Israel; aunque podría estar tambien refiriendose como en Juan 15 ( Yo soy la vid verdadera,...) que el que no diere fruto se secaria (tanto judios como nosotros).
Opino que en ambos casos el Señor aunque se use de una higuera no está hablando de lo mismo.

Que el Señor os bendiga.