La travesía del desierto

Bart

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24 Enero 2001
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La travesía del desierto


"Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído
el Señor tu Dios estos cuarenta años en el desierto,
para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos.
" (Deuteronomio 8:2).

Después de haber salido de Egipto, el pueblo de Israel
tuvo que recorrer el desierto durante cuarenta años,
y Dios mismo nos da el significado de este hecho.

La meta de Dios al humillarlo y probarlo era
para "a la postre hacerte bien" (Deuteronomio 8:16).
De hecho, el bien que Dios quería hacer a su pueblo
consistía en enseñarlo a conocerse a sí mismo y a conocerlo a Él.
También es la doble lección que el Señor
quiere enseñar a cada uno de los suyos,
cuando los hace pasar por la escuela del desierto.

En nuestro corazón, como en el de Israel,
descubrimos una permanente insatisfacción
que se expresa por medio de codicias y quejas,
por un espíritu de independencia y de propia voluntad.

Pero, ¿qué hallamos en el corazón de Dios?
Una inmensa paciencia para soportarnos
y una gracia unida a su poder para cargar con nuestras necesidades.
Esto nos alienta permanentemente
a renovarle nuestra confianza y nuestro amor.

Así, cuando el Señor nos despoja de nuestros recursos humanos,
es para darnos la oportunidad de ser enriquecidos por los suyos.
David, quien compuso el Salmo 63 cuando estaba en el desierto de Judá,
exclamó: "Será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca.
Porque has sido mi socorro,
y así en la sombra de tus alas me regocijaré
" (v. 5, 7).


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)


Fraternalmente en Cristo

Mario Contreras T.
Aguas Vivas · Chile
www.aguasvivas.cl