TOBI:
¿Es que lo ignoras?
CATOLICOPALERMO:
No Tobi, por supuesto que no lo ignoro, creí que vos tampoco, pero veo que me equivoqué. No supiste explicarlo. Y uno se va dando cuenta de muchas cosas...
TOBI:
¿Donde está la enseñanza de vuestro infalible magisterio?
CATOLICOPALERMO:
En el catecismo para hacértela simple, alguna vez lo leíste o no tendrás ni la remota idea de lo que allí se dice?
TOBI:
¿De que te sirve si nada te enseña respecto a las Escrituras?
CATOLICOPALERMO:
Esto que acabas de decir Tobi, lo único que hace es reflejar que desconoces lo que enseña o deja de enseñar la Iglesia. Y ayuda a que uno se de cuenta de más cosas...
TOBI:
Con razón dije que prescinden de ellas. Por ellos se ven obligados a responder a una pregunta con otra pregunta. Lógico, ¿no?
CATOLICOPALERMO:
Yo leería bien mi respuesta, porque no fué una pregunta. Qué dije? "El honor es tuyo Tobi, explicanos por favor... Luego vemos" Ves alguna pregunta por ahí? Dije que vos lo expliques primero, porque quería ver lo que tus propias ideas te llevan a interpretar del significado de la transfiguración, y evidentemente no supiste hacerlo. Eso era todo...
Preguntas demasiado Tobi, cuando te contestan tratas de minimizar las respuestas del otro, y cuando te llega la hora de contestar, no lo haces. Muy cómodo lo tuyo

Y no hablo sin saber, lo tuyo, por experiencia propia, es preguntar y preguntar y no responder, hacelo, aunque no te deja bien parado que luego vos mismo no puedas responder. Pero si no te da vergüenza, adelante.
Respecto a la transfiguración, el propósito, el por qué de los mismos, como dijiste, podés verlo como el fortalecimiento de la Fe de quienes fueron testigos, de los apóstoles que allí estuvieron, preparar sus corazones para superar lo que deberían enfrentar en poco tiempo. Les enseñó anticipadamente una vista de la Gloria de Dios. Un preludio de lo que venía. Luego, Moisés al fin pudo ver a Dios, y Elías también, no ya en una brisa, sino frente a frente. A partir de aquí podemos también tener en cuenta muchas mas cosas, por ejemplo el que el Padre diga que ahí está Su Hijo en quien puso sus complacencias, nos puede estar también comunicando que en la medida en que nosotros podamos imitar, reflejar, a Aquél en quien Dios se ha complacido, también lo hará en nosotros. O por ejemplo en la Misa, luego de la lectura del Evangelio, viene una explicación del mismo y la forma de aplicarlo a nuestras vidas. En la del domingo pasado nos hablaron de transfigurarnos, de transformarnos y cambiar, proponernos ser mejores a los ojos de Dios, como Su Hijo, evolucionar...
Pero en definitiva, veamos algo de lo que mi infalible magisterio, que es el importante, explica de la Transfiguració en el catecismo, en diferentes partes.
CIC 554 A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir ... y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par.: 2 P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).
CIC 555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s.th. 3, 45, 4, ad 2):
Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración,)
CIC 556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración "es es sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo Tomás, s.th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22):
Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña (cf. Lc 9, 33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir? (S. Agustín, serm. 78, 6).
Aquí hablando específicamente de Elías
CIC 2583 Después de haber aprendido la misericordia en su retirada al torrente de Kérit, aprende junto a la viuda de Sarepta la fe en la palabra de Dios, fe que confirma con su oración insistente: Dios devuelve la vida al hijo de la viuda (cf 1 R 17, 7-24).
En el sacrificio sobre el Monte Carmelo, prueba decisiva para la fe del pueblo de Dios, el fuego del Señor es la respuesta a su súplica de que se consume el holocausto "a la hora de la ofrenda de la tarde": "¡Respóndeme, Señor, respóndeme!" son las palabras de Elías que repiten exactamente las liturgias orientales en la epíclesis eucarística (cf 1 R 18, 20-39).
Finalmente, repitiendo el camino del desierto hacia el lugar donde el Dios vivo y verdadero se reveló a su pueblo, Elías se recoge como Moisés "en la hendidura de la roca" hasta que "pasa" la presencia misteriosa de Dios (cf 1 R 19, 1-14; Ex 33, 19-23). Pero solamente en el monte de la Transfiguración se dará a conocer Aquél cuyo Rostro buscan (cf. Lc 9, 30-35): el conocimiento de la Gloria de Dios está en la rostro de Cristo crucificado y resucitado (cf 2 Co 4, 6).
Un abrazo