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La tragedia del romanismo.<o
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Esta tragedia se inició con dos papas, Gregorio VII que fue elegido papa en el 1073 (pocos años después de Cisma orquestado por el papa León IX en el 1054) y por Inocencio III (1198-1216).
El primero preparó el camino consiguiendo imponer el poder papal mediante las Falsas Decretales Seudo Isidorianas. Döllinger afirma que sin estas falsificaciones no habría habido un Gregorio VII puesto que constituyen la amplia base sobre la cual se hizo la reforma gregoriana
Döllinger The Pope and the council p. 105 La culminación del poder papal lo consiguió el segundo.
Pero en medio de todo eso la historia seguía su curso. Las cruzadas había sido un fracaso que no se han contado bien. Son una de las cosas más extravagantes que se han hecho en nuestro planeta. Fueron un fracaso para los hombres y los pueblos que las emprendieron. Pero sin presumirlo, produjeron resultados que afectaron a los hombres del futuro. Consiguieron crear una nueva comunicación con la cultura árabe. El Reino de Cataluña-Aragón fue crucial ya que a pesar de <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com
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ersonName w:st="on" ProductID="la Reconquista">la Reconquista</st1
ersonName> las ciudades de Córdoba, Valencia, Barcelona, comerciaban en los períodos de paz y pasaron a Europa. Así, el europeo tomo de ellas pleno contacto con la civilización árabe, que entonces llevaba dentro de sí la griega. Un torrente de nuevo saber penetra en Europa, en <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Europa Romanista"><st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Europa">la Europa</st1
ersonName> Romanista</st1
ersonName>, que por un lado era mística y por el otro tremendamente bélica y apenas nada intelectual, o por lo menos poco científica. Eso entra de mano de Averroes y Avicena.
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El romanismo se ve enfrentado a un dilema: O dar la batalla a la ciencia con el intelecto religioso o integrar la fe con la ciencia aristotélica O aniquilar al enemigo o tragárselo. Lo primero era imposible: el intelecto cristiano, contaminado por el romanismo no había podido hacerse por sí mismo lo bastante vigoroso para poder luchar con la maravilla de la mejor inteligencia de Grecia. Sólo cabía la segunda solución: Alberto Magno y Tomás de Aquino adaptaron el cristianismo a la ideología griega. Con ello realizaron la segunda helenización del espíritu cristiano. De nuevo Grecia, <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Grecia">la Grecia</st1
ersonName> fenecida, puede repetir la famosa frase que endilgó a Roma después de ser conquistada: Graecia capta FERUM victorem cepit et artes intulit agresti Latio (<st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Grecia">La Grecia</st1
ersonName> vencida venció al fiero vencedor y llevó las artes al Lacio agreste) <o
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Lo cierto es que el cristianismo, o mejor diría la cristiandad, ha tenido un destino trágico. No ha podido hablar en un idioma que le fuese propio. En su Teo-logía se ha enfrentado al Theos y al Logos griegos y ambos traicionan constantemente a <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Institución">la Institución</st1
ersonName> cristiana.<o
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Creo que fue en la década de los años veinte o treinta que Jean Guitton publicó su obra El tiempo y <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Eternidad">la Eternidad</st1
ersonName> en Plotino y San Agustin donde muestra que el griego es ciego para el trasmundo, para lo sobrenatural. Y el cristiano, por su parte, es ciego para el intramundo, para la naturaleza. Y tiene que hacerse explicar lo que él ve, pero no se lo puede decir, por el griego que esta ciego para lo que ve el cristiano. Es el famoso diálogo en que el ciego pregunta al tullido: “¿Cómo anda usted, buen hombre?” y el tullido responde: “¡Como usted ve, amigo!”<o
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La auténtica filosofía cristiana es una línea irreal que podemos fijar y sólo en algunos puntos en Agustin de Hipona, Duns Scoto, Eckhart, Nicolás Cusano…<o
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Lo malo para el romanismo fue que Aristóteles tenía un concepto de la autoridad completamente distinta que la que ambicionaron, y ambicionan, los papas. Si bien Tomas de Aquino mediante la ciencia griega le dio un nuevo y espureo sentido a la eucaristía, paganizándola, no es menos cierto que el concepto de autoridad aristotélico penetró en las Universidades europeas y lenta, pero inexorablemente, el poder papal se ve enfrentado a un rechace cada vez más fuerte por parte de las bases. La era de las Jerarquías ha finiquito. <o
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Después de esto cabe preguntarse: ¿Qué es ser cristiano? ¿Qué estructura de la vida representa el modo cristiano como opuesto al modo racionalista de nuestra época? <o
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Puede que no podamos entenderlo sino anteponemos algunas, poquísimas palabras, sobre la situación en que se hallaba el hombre en el siglo primero antes de Cristo. El hombre griego, el hombre romano, el hombre judío coincidieron entonces en una misma situación vital. En la desesperación. De aquí la expectación mesiánica dominante en aquella época. Lo malo del caso es que cada uno de ellos tenía su propio concepto de cómo debía ser su Mesías. <o
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La tragedia del romanismo.<o
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Esta tragedia se inició con dos papas, Gregorio VII que fue elegido papa en el 1073 (pocos años después de Cisma orquestado por el papa León IX en el 1054) y por Inocencio III (1198-1216).
El primero preparó el camino consiguiendo imponer el poder papal mediante las Falsas Decretales Seudo Isidorianas. Döllinger afirma que sin estas falsificaciones no habría habido un Gregorio VII puesto que constituyen la amplia base sobre la cual se hizo la reforma gregoriana
Döllinger The Pope and the council p. 105 La culminación del poder papal lo consiguió el segundo.
Pero en medio de todo eso la historia seguía su curso. Las cruzadas había sido un fracaso que no se han contado bien. Son una de las cosas más extravagantes que se han hecho en nuestro planeta. Fueron un fracaso para los hombres y los pueblos que las emprendieron. Pero sin presumirlo, produjeron resultados que afectaron a los hombres del futuro. Consiguieron crear una nueva comunicación con la cultura árabe. El Reino de Cataluña-Aragón fue crucial ya que a pesar de <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com
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El romanismo se ve enfrentado a un dilema: O dar la batalla a la ciencia con el intelecto religioso o integrar la fe con la ciencia aristotélica O aniquilar al enemigo o tragárselo. Lo primero era imposible: el intelecto cristiano, contaminado por el romanismo no había podido hacerse por sí mismo lo bastante vigoroso para poder luchar con la maravilla de la mejor inteligencia de Grecia. Sólo cabía la segunda solución: Alberto Magno y Tomás de Aquino adaptaron el cristianismo a la ideología griega. Con ello realizaron la segunda helenización del espíritu cristiano. De nuevo Grecia, <st1
Lo cierto es que el cristianismo, o mejor diría la cristiandad, ha tenido un destino trágico. No ha podido hablar en un idioma que le fuese propio. En su Teo-logía se ha enfrentado al Theos y al Logos griegos y ambos traicionan constantemente a <st1
Creo que fue en la década de los años veinte o treinta que Jean Guitton publicó su obra El tiempo y <st1
La auténtica filosofía cristiana es una línea irreal que podemos fijar y sólo en algunos puntos en Agustin de Hipona, Duns Scoto, Eckhart, Nicolás Cusano…<o
Lo malo para el romanismo fue que Aristóteles tenía un concepto de la autoridad completamente distinta que la que ambicionaron, y ambicionan, los papas. Si bien Tomas de Aquino mediante la ciencia griega le dio un nuevo y espureo sentido a la eucaristía, paganizándola, no es menos cierto que el concepto de autoridad aristotélico penetró en las Universidades europeas y lenta, pero inexorablemente, el poder papal se ve enfrentado a un rechace cada vez más fuerte por parte de las bases. La era de las Jerarquías ha finiquito. <o
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Después de esto cabe preguntarse: ¿Qué es ser cristiano? ¿Qué estructura de la vida representa el modo cristiano como opuesto al modo racionalista de nuestra época? <o
Puede que no podamos entenderlo sino anteponemos algunas, poquísimas palabras, sobre la situación en que se hallaba el hombre en el siglo primero antes de Cristo. El hombre griego, el hombre romano, el hombre judío coincidieron entonces en una misma situación vital. En la desesperación. De aquí la expectación mesiánica dominante en aquella época. Lo malo del caso es que cada uno de ellos tenía su propio concepto de cómo debía ser su Mesías. <o
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