Este debate comenzó en el foro "Apóstoles de la Palabra", entre el Sr Luis Fernando y quien escribe.
Lo transcribo a efectos de recordarlo, con la esperanza de continuar con él.
Ante el enunciado de que la Salvación una vez obtenida jamás se pierde, Luis Fernando responde:
La seguridad eterna de la salvación o perseverancia de los santos
Autor: Luis_Fernando
Fecha: 26/11 19:38
Román, supongo que tú crees en la doctrina calvinista "una vez salvos, siempre salvos". Hoy en día esa doctrina no es aceptada por la mayor parte de los cristianos evangélicos por lo que supongo que primero tendrías que discutir entre vosotros acerca de ella antes de presentar en un foro católico las conclusiones "definitivas" a las que lleguéis.
En cualquier caso, si quieres que analicemos esa doctrina a la luz de la Escritura, yo propongo una serie de versículos que la desmienten. Cuando yo era evangélico, era arminiano, así que podemos tener un buen debate acerca de este tema.
Aquí están los versículos. Utilizo la Reina Valera 60:
(La lista de versículos es la misma que contesto en la siguiente respuesta)
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Estimado Luis Fernando:
Yo no creo en la Seguridad Eterna de la Salvación porque alguna figura prominente del pasado haya creído en ella, sino porque es una doctrina Bíblica, y quisiera demostrarlo Bíblicamente:
Mateo 5,13:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Este versículo no enseña que la salvación se pierde. La sal no deja de ser sal, sólo se convierte en sal desvanecida, inútil para los propósitos del Reino de Dios. Un cristiano que vive en el pecado deja de salar, y deja de alumbrar, pero no deja de ser hijo de Dios.
Mateo 7,16-19:
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.
Veamos un versículo más atrás:
“Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces.” (Mt. 7:15) (Versión Antigua RV 1909 – En todos los casos)
Aquí está hablando de lobos, no de ovejas. Estas personas jamás fueron salvas.
¡Debe ud atender al contexto!
Mateo 18,23-35:
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
El contexto inmediato anterior nos rebela que esta parábola surgió a consecuencia de una pregunta que Pedro hizo al Señor acerca del perdón. (vs. 21-22)
La figura de los verdugos no es una figura del infierno, sino de la acción tortuosa que sobre la conciencia produce el rencor. El rencoroso se castiga a si mismo. Esta es la acción diciplinaria de Dios sobre los hijos que se niegan a perdonar a sus hermanos.
Fíjese que este pasajes tiene cosas interesantes:
La deuda astronómica del siervo infiel fue perdonada por su Señor. (vs. Vs. 27 y 32)
Entonces: ¿Qué deuda tenía que pagar el siervo infiel, si su Señor ya le había perdonado su deuda anterior? (vs. 34)
La deuda restante, es precisamente, el no haber perdonado a su hermano. Por lo tanto, el siervo infiel debía ser entregado a los verdugos para pagar sólo esta deuda. No corresponde aquí pues, la condenación eterna
La figura del perdón de la deuda impagable corresponde con la salvación, esta pues está asegurada.
La palabra verdugo es traducción del griego basanistës, y se utiliza únicamente aquí en el NT.
Esta palabra deriva de basanizö: probar con la piedra de toque; ensayar, probar, comprobar, verificar, experimentar; poner a prueba, atormentar. Esta última se utiliza 12 veces en el NT, pero no siempre para hacer referencia al infierno. Por ej:
“Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos.” (Mr. 6:48)
“(Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos
” (2 Pedro 2:8)
“Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos á los otros; porque estos dos profetas han atormentado á los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 11:10)
En Mr. 6:48 se traduce “fatigados”, en 2 P. 2:8, “afligía”, en Ap. 11:19: “atormentado”.
La aplicación de este término como refrencia al infierno es cuando se la asocia de otros factores según el contexto del versículo, por ejemplo “tormento eterno” (Mt. 25:46; Ap. 14:6,11)
Mateo 24,13:
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Una vez más el contexto es necesario para entender esta afirmación.
En este pasaje, el Señor responde a la pregunta de sus discípulos:
“Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” (Mt. 24:3)
El Señor procede a enumerar todas las calamidades que deberían soportar aquellos que estuviesen en el tiempo del fin del mundo, o sea, el final del presente orden mundial. Este período se llama la Gran Tribulación o Gran Aflicción (Mt. 24:21). En este perído será la manifestación del anticristo, y la aplicación de los juicios apocalípticos.
En aquel tiempo la forma de salvarse será perseverando hasta el fin, ya que el ser creyente será castigado con la muerte. Un verdadero creyente se negará a adorar al anticristo, e irá a la muerte siendo degollado:
“11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
12 Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la tierra y á los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fué curada.
13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo á la tierra delante de los hombres.
14 Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando á los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.
15 Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos.” (Ap. 13:11-15)
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apocalipsis 20:4)
No puede aplicarse pues este principio a esta dispensación de la gracia.
Mateo 25,1-13:
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Estas vírgenes no son la esposa. No se habla aquí de la iglesia sino el pueblo de Israel.
El hecho de que la mitad entra y la otra no, no tiene relación alguna con la iglesia, sino con el pueblo de Israel:
“37 Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
39 Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
41 Dos mujeres moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.” (Mt. 24:37-42)
La Venida del Hijo del hombre, es la venida del Hijo del hombre a la tierra, y es al final de la Gran Tribulación. La iglesia no espera le Venida del Hijo del hombre a la tierra, sino el Arrebatamiento para ir junto al Señor, y este hecho es justamente antes de la Gran Tribulación. (1 Ts. 4:14-18)
Juan 8,31:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.
Una vez más, veamos el contexto:
“28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.
33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.
35 Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
39 Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías.
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.
44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y porque yo digo verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” (Jn. 8:28-47)
El Señor había testificado que todo lo que hacía y decía era conforme a la voluntad del Padre (vs 28 y 29).
Muchos sabían esto, entonces creyeron en él (vs 30). ¿Qué creyeron? Creyeron en su santidad personal.
A estas mismas personas el Señor les dijo que debían permanecer en Sus Palabras y entonces conocerían la verdad y serían libres. (vs. 31). Por lo tanto, todavía no eran libres.
Ellos creían no estar bajo ningúna esclavitud. (vs. 33).
Pero el Señor les mencionó que todavía tenían que ser libertados del pecado (vs. 34).
Ahora el Señor les advierte que sólo Él puede liberarlos del pecado. (vs. 35-36)
Ahora el Señor les recrimina que no crean lo que restaba decirles (vs. 37-38)
Ellos le rechazan y escarnecen (vs. 39-41)
Jesús dice claramente entonces que ellos no son hijos de Dios (vs.42- 47)
Este pasaje claramente enseña que estos judíos sólo creyeron parte de los que el Señor enseñaba. Sólo creían en su santidad personal, que les era manifiesta por el hecho de no poder redargüirle de pecado (vs. 46) Pero no Permanecieron en las Palabras de Él, y como todavía no habían escuchado TODO lo que tenía que decirles, NUNCA llegaron a creer TODO lo necesario para ser salvos. Ellos no llegaron a ser salvos, no permanecieron creyendo en su Palabra.
Juan 15,2:
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
y 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
En la Biblia, el fuego no es un símbolo del infierno, sino de la justicia de Dios:
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (Hebreos 12:29)
Las obras del creyente serán algún día examinadas por el Señor Jesucristo cuando se siente como Juez para juzgar con justicia a los creyentes.
Un creyente puede ver quemada toda su obra y aún ser salvo:
“10 Conforme á la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:10-15)
Este examen de fuego será cuando los creyentes comparezcan ante el Tribunal de Cristo:
“Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.” (2 Co. 5:10)
Hechos 13,43:
Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
Perseverar en la gracia de Dios es necesario para vivir una vida fructífera, no para retener la Salvación.
Caer de la gracia no es perder la salvación, sino convertirse en legalista:
Escrito está:
“Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4)
Justificar, del griego dikaioö, significa en el uso Bíblico: declar justo, mostrar como justo, NO ser justo.
Todo lo que los hombres hacen por si mismo para mostrar su justicia propia, nada tiene que ver con lo que Dios ha hecho por los hombres para declararlos justos. No se habla aquí de la justificación por la fe para salvación, sino de lo que los hombres hacen para mostrarse justos, o sea, para tratar de ser más santos.
La caída de la gracia se ha interpretado como la pérdida de la salvación sin ninguna razón Bíblica.
Pablo dice: “los que por la Ley os justificáis...”.
Antes Pablo les había dicho:
“1 ¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros?
2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?
3 ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?” (Gá. 3:1-3)
He aquí la cuestión: “...¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?”.
Los gálatas habiendo creido y habiendo recibido el Espíritu Santo por la fe, ahora querían edficar sus vidas cristianas por La Ley. Esto es a lo que Pablo llama: “caer de la gracia”. ¿a dónde se cae de esta gracia?: A la ley. Esto es lo que se conoce como Legalismo.
Aquí lo que se está tratando es de la apropiación de la gracia divina por medio de la fé.
El primer paso en la vida cristiana es el de apropiarnos de la salvación por medio de la fe que Dios nos otroga por su gracia.
Pero esto no es todo. La vida cristiana entera se vive por medio la fe, por la gracia de Dios.
Romanos 8,13
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Veamos el contexto:
“1 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
6 Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.” (Ro. 8:1-13)
La clave para entender el vs. 13, está en el vs 1:
“AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, LOS QUE NO ANDAN CONFORME Á LA CARNE, MAS CONFORME AL ESPÍRITU.”
Para los que están en Cristo Jesús no hay condenación. Los que están en Cristo Jesús son los que andan conforme al Espíritu, NO conforme a la carne.
Es importante notar que aquí se utiliza una construcción gramátical que es clave para la comprensión de la doctrina Bíblica de la Seguridad Eterna: “... en Cristo Jesús”, en el griego: en Xristö Iësou. La preposición griega en indica Posición. Los creyentes están EN Jesucristo.
La parte resaltada en mayúsculas en el vs. 1, no es una clasificación de dos tipos de hijos de Dios, sino una aclaración de quienes son los hijos de Dios:
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (vs. 2)
El creyente, el hijo de Dios, ha sido librado de la ley del pecado y de la muerte, y ahora su ser se rige por la ley del Espíritu de Vida. Quien no está bajo esta ley del Espíritu, no es de Cristo (vs 9):
“Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.” (vs 9)
Pablo se dirije a los hermanos de Roma (v.12-13)
El hecho que se dirija a los hermanos, se debe a que Pablo va a utilizar una comparación antitética en el vs. 13 que involucra a un creyente.
Esto sucede muchas veces cuando uno se dirije a un grupo de personas creyentes, donde quizá haya alguien que no es convertido, pero igualmente uno comienza diciendo: “Hermanos...”
Primero les recuerda que nada debemos a la carne (vs. 12)
Luego les advierte que si alguno vive conforme a la carne morirá. ¿Perderá la salvación? No, porque esta persona jamás fue salva, ya que el hijo de Dios NO está en la carne (vs. 9).
Romanos 11,20-21
Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Veamos el contexto:
“11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
13 Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
14 Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
15 Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
16 Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
18 No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
20 Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
21 Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
24 Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
26 Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
27 Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
28 Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
29 Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
30 Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
31 Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.” (Ro. 11:11-32)
Nóte que la comparación se establece entre Israel y los Gentiles. (vs. 11-12)
Pablo se dirije a los Gentiles (vs. 13)
Pablo utiliza la figura del acebuche (oliva silvestre) para referirse a los Gentiles. (vs. 17).
Las ramas, son las tribus de Israel. Fíjese que algunas de las ramas son desgajadas, NO el tronco. El tronco de donde provienen las ramas son los padres. (Ro. 11:28).
¿Ahora bien? Significan los versículos 20-21 que TODOS los Gentiles podemos perder la Salvación: No. El tema aquí no es la Salvación, es la ELECCIÓN. (vs. 28).
Si los Gentiles caemos en la apostasía tal como cayó en Israel, seremos desechados como Pueblo de Dios, y eso es precisamente lo que está sucediendo. No somos mejores que ellos.
1ª Corintios 9,26-27
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. “
Veamos el contexto:
“24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene: y ellos, á la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como á cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere el aire:
27 Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado á otros, yo mismo venga á ser reprobado.” (1 Co. 9:26-27)
El Apóstol Pablo venía hablando de todos sus esfuerzos por intentar hacer salvos a todos los hombres.
Una de las razones que le impulsaban a tal esfuerzo era recibir un premio, o corona incorruptible de parte de Dios (vs. 24-25)
Su preocupación era que habiendo predicado a otros, el mismo fuese reprobado. ¿Reprobado para que?, para recibir su premio.
Fíjese, cuando Pablo escribe a Timoteo le exhorta:
“3 Tú pues, sufre trabajos como fiel soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida; á fin de agradar á aquel que lo tomó por soldado.
5 Y aun también el que lidia, no es coronado si no lidiare legítimamente.” (2 Ti. 2:3-5)
Está refiriendose al mismo tema, pero aquí la figura es la del soldado. Éste no será CORONADO sino lidiare legítimamente. No está refiriéndose a la salvación, sino al galardón.
1ª Corintios 15,1-2:
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
Aquí se utilizan algunos términos que deben ser analizados en detalle. Simultáneamente con esto le propondré una comparación con la parábola del sembrador:
1) “recibisteis” del griego paralambanö.
2) “peseveráis” del griego histëmi, lit.: estar en pie.
3) “retenéis” del griego katécö: Asir fuertemente, retener, contener, detener.
Pueden verse aquí tres etapas diferentes y progresivas.
1) Recibir el evangelio, en el sentido de oirlo.
2) Estar en pie en el evangelio, en el sentido de considerarlo.
3) Retener el evangelio, en el sentido de asirse fuertmenete de él, o sea, confiar en él mensaje que contiene.
Estas tres etapas son indispensables para ser salvo. De otra manera el oír del punto 1) y el considerar del punto 2) se convierten en vana creencia, por faltar el “asirse fuertemente” a lo creido.
Gálatas 5,4:
De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Ver la respuesta a Hch. 13:43
Filipenses 2,12:
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor
Salvación es traducción del sustantivo griego sötëria y el verbo sözö, con sus derivados correspondientes. Sus principales acepciones son: “salvación, preservación, conservación, liberación”. Este término indica un proceso completo.
En la Versión Antigua (RVA), se dio preferencia a traducir sötëria como “salud”, con lo que concuerdo, ya que encierra de manera acorde el concepto de proceso, no tanto así la palabra salvación, aunque puede entenderse diferenciando sus aspectos.
Este proceso de la Salvación tiene tres aspectos:
1) El creyente ha sido ya salvo de la culpa y la pena del pecado (Ef. 2:5,8; 2 Ti. 1:9) y está seguro en su salvación (Jn. 10:27-30; 1 Co. 1:18)
2) El creyente está siendo salvo del hábito y dominio del pecado. (Fil. 2:12-13; 2 Ts. 2:13)
3) El creyente será salvo en el sentido de ser conformado completamente a la imagen de Cristo, y ser librado de la presencia del pecado. (Ro. 13:11; 1 P. 1:5)
Existen tres actos o procesos redentores incluidos en el proceso de Salvación, que concuerdan con estos tres aspectos:
1) Justificación. El creyente fue justificado. (Ro. 5:1)
2) Santificación El creyente esta siendo santificado. (2 Co. 7:1)
3) Glorificación. El creyente será glorificado. (Ro. 8:18, 21, 30)
Este pasaje exhorta a los creyentes a ocuparse con temor y temblor en su santificación, o sea, proceso de salvación presente. No existe una advertencia de perder la salvación.
Esto refuta a los que creen que la doctrina de la Seguridad Eterna implica descuidar la Salvación recibida.
La Salvación es un proceso garantizado en su comienzo. Al ser Justificados se nos inocula un antídoto infalible para la salud del alma, no moriremos, pero nuestro cuidado y atención sobre nuestra enfermedad, hará que podamos obtener mejores resultados.
Colosenses 1,21-23:
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Aquí se está hablando de “...haceros santos, y sin mancha, é irreprensibles delante de él” (vs. 22).
Esta santidad es la santidad personal del creyente.
Un detalle interesante:
“21 A vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas obras, ahora empero os ha reconciliado
22 En el cuerpo de su carne por medio de muerte...”
La reconciliación se ha efectuado por medio de la muerte del Señor. Veamos que consecuencias tiene esa reconciliación:
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:10)
Aquí no está en juego la salvación, sino la santificación personal del creyente.
1ª Tesalonicenses 3,5:
Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.
Al final del capítulo el Apóstol concluye su oración de esta manera:
“Para que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y nuestro Padre, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.” (1 Ts. 3:13)
La preocupación del Apóstol era por la vida espiritual de los tesalonicenses, no por su salvación.
En otros pasajes el Apóstol expresa el mismo sentir, pero su preocupación no era que ellos hubiesen perdido la salvación, sino que sus vidas cristianas fuesen fructíferas:
“10 Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años.
11 Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.” (Gá. 4:10-11)
“14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
15 Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;
16 Reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.” (Fil. 2:14-16)
1ª Timoteo 1,19:
manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos
Veamos el contexto:
“18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que, conforme á las profecías pasadas de ti, milites por ellas buena milicia;
19 Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual echando de sí algunos, hicieron naufragio en la fe:
20 De los cuales son Himeneo y Alejandro, los cuales entregué á Satanás, para que aprendan á no blasfemar.” (1 Ti. 1:18-19)
Este naufragio en la fe tiene dos protagonistas: Himeneo y Alejandro.
Fíjese lo que dice el Apóstol que hizo con ellos: “los cuales entregué á Satanás...”.
Hay otro caso como este en la Escritura:
“4 En el nombre del Señor nuestro Jesucristo, juntados vosotros y mi espíritu, con la facultad de nuestro Señor Jesucristo,
5 El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Co. 5:4-5)
Se trata de un creyente que estaba viviendo en pecado de incesto (!).
Fíjese lo que dice el Apóstol: “El tal sea entregado á Satanás...”, o sea, el tal sea expulsado de la congregación, “para muerte de la carne”, o sea, para que padezca en el mundo, “porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”.
1ª Timoteo 4,1:
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios
Vemos el contexto:
“1 EMPERO el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos alguno apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios;
2 Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia.
3 Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad.” (1 Ti. 4:1-3)
“Apostatarán” es traducción del verbo griego aphistëmi: alejar, separar, poner lejos o aparte; apartar. Puede aplicarse a distintos tipos de casos, los cuales deben analizarse por separado para poder saber si se está refiriendo a creyentes o no. En muchas ocasiones, cuando el traductor consideró que el caso era extremo se tradujo “apostatar”, de lo contrario simplemente “apartar”.
En nuestro caso, estas personas se habián apartado de la fe, en el sentido de que conocieron la fe, pero nunca llegaron a ser verdaderos creyentes. Esto se deduce del vs. 3, ya que estos apóstatas no estan incluidos dentro del grupo de “los fieles y los que han conocido la verdad”. “Fiel” es traducción del vocablo griego pistós, traducido en otras ocasiones “creyente”, como en Gá. 3:9.
Este mismo verbo es utilizado en He. 3:12. Aquí el caso es diferente, ya que sabemos por el contexto en que sentido ellos se estaban apartando de Dios. (Véase mi respuesta a He. 3:14)
Hebreos 3,6:
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
Hebreos 3,14:
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio
Estudiemos el contexto del capítulo completo:
“1 POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;
2 El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.
3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
4 Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.
5 Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;
6 Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10 A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11 Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13 Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14 Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;
15 Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16 Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17 Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19 Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.” (He. 13:1-19
El Apótol Pablo compara la fidelidad de Moisés sobre la casa de Israel como siervo, con la fidelidad del Señor sobre Su casa como Hijo. Esta casa es la iglesia. (vs. 1-6)
El Apótol compara ahora la situación de estos creyentes hebreos, con la situación del pueblo de Israel cuando fue rescatado de Egipto por el Señor. Habiendo salido de Egipto, y estando a las puertas de la tierra prometida, Israel como pueblo, perdió la confianza en el Señor, y Él condenó a morir en el desierto a toda una generación sin poder entrar “en el reposo”: La tierra prometida. (vs. 7-19).
Es interesante responder a ciertas preguntas:
¿Israel regresó a Egipto?: No. Egipto es la figura del mundo impío del cual Israel es rescatado, así como el creyente es rescatado del reino de las tinieblas. El Cordero Pascual muerto para salvar a los primogénitos de Israel, es figura del sacrificio expiatorio de Cristo, que se dio en rescate por muchos.
¿Abandonó Dios a Israel?: No. Antes bien, Dios prometió que sus hijos entrarían en la tierra. (Nm. 14:31). El desierto es la figura de la etapa de la muerte en la carne en la vida del creyente. Si no muere el dominio de la vieja naturaleza, no hay entrada a la vida cristiana triunfante.
¿Perdió Israel la esperanza? No. En base a la promesa de Dios vivieron en el desierto, con la esperanza que sus hijos poseerían la tierra. Inmediatamente después Dios entrega a Israel las Leyes sobre los sacrificios (Nm. 15), con que sus hijos iban a servir a Dios cuando entraren en la tierra (Nm. 15:18). Canaán es figura de la vida cristiana victoriosa.
¿Qué perdió Israel? La Confianza, pero este fue un hecho temporal.
Es interesante notar cual es la característica de un verdadero creyente: “si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de la esperanza” (vs. 6)
Aquí “confianza” es traducción del griego parrësia: libertad de lenguaje, franqueza, sinceridad; alegría, confianza. El término “gloria” es traducción del griego kaúquëma: jactancia. En sentido positivo indica seguridad en algo. En sentido negativo kaúquema significa: envanecimiento, motivo de vanidad.
El término “esperanza” es traducción del griego elpís: esperanza. El término griego está en caso genitivo, indica pertenencia. Tanto la confianza y la jactancia, provienen de la esperanza.
Característica fundamental: La Esperanza.
Fíjese que aquí ni se menciona la Santidad, sino la Esperanza. ¿Por qué? Porque la Esperanza es un profundo sentimiento generado por el Espíritu Santo en la regeneración ó nuevo nacimiento:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” (1 Pedro 1:3)
La persona que pierde toda esperanza de vida eterna en Cristo Jesús, jamás experimentó esta regeneración espiritual, nunca fue salvo. Su fe no fue genuina.
Más adelante se exhorta a los creyentes a conservar hasta el fin la CONFIANZA que se tuvo desde el principio (vs. 14). Esto es condición para ser participantes de Cristo. ¿Participantes de que?: De Su reposo (vs. 18-19).
No entrar en el reposo, no es perder la entrada al cielo, sino que es perder la entrada a una vida espiritual triunfante.
La condición es otra: Confianza.
Esto se corresponde con He. 10:35:
“No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:”
El asunto aquí es el GALARDÓN o premio, NO LA SALVACIÓN. Aunque en el capítulo 10 se está hablando de un premio futuro y en el capítulo 3, de un “premio” actual: vida victoriosa.
Hebreos 6,4-9
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.
Veamos el contexto:
“1 POR tanto, dejando la palabra del comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante á la perfección; no echando otra vez el fundamento; no arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios,
2 De la doctrina de bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.
3 Y esto haremos á la verdad, si Dios lo permitiere.
4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo.
5 Y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,
6 Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.
7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.
Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas, y más cercanas á salud, aunque hablamos así.” (He. 6:1-8)
Primero es importante notar que si el “recayeron” del vs. 6 significa que perdieron la salvación, este pasaje no sólo enseña que la salvación ser pierde, sino también que es imposible recuperarla:
“Porque es IMPOSIBLE que... Y recayeron , sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”
Pero esto NO es así.
Este es el caso de creyentes (vs. 4), conocedores de las doctrinas básicas (vs. 1-2), a los que el Apóstol exhorta a ir hacia la perfección (madurez, del griego teleios) (vs.1).
Los creyentes hebreos pasaron grandes padecimientos por su fé, la tentación de volver al judaísmo era muy grande, y de hecho, esto sucedió (nazarenos y ebionitas). Esto fue lo que precisamente dio tema para que Pablo escribiera esta carta. Esta carta es un apasionado intento de abrir los ojos a estas personas, que sin saberlo, al volver al judaísmo, le estaban dando la espalda a Cristo. Todavía no habían madurado en la fe, no habían logrado un estado de discernimiento tal que pudieran aplicar su conocimiento en la vida cristiana práctica (He. 5:14).
Esto hoy en día es muy común, así que muchas veces sucede que alguien se pregunta ¿para qué servirá saber todo esto?, y muchos decaen en sus ánimos y no fructifican.
Recaer, se refiere al hecho de caer vez tras vez de la fe, no de la fe para justificación, sino de la fe para santificación (vs. 6:9).
El hecho de que “Porque es imposible que... sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”, se refiere a que una persona que ya se convirtió, es imposible que pueda volver a ser perdonada y librada de muchas de las consecuencias de sus pecados e incredulidad, VOLVIÉNDOSE a convertir al Señor.
El creyente que por incredulidad recae de su fe y no fructifica, debe ser castigado, ¿por qué?:
“31 Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados.
32 Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” (1 Co. 15:31-32)
Este pasaje nos enseña que el autoexámen con arrepentimiento nos libra de la disciplina Divina, que en el creyente es inexorablemente aplicada ya que no existirá castigo eterno. Dios NO PUEDE pasar por alto Su Justicia, así que debe castigarnos.
Si el creyente no se arrepiente de su incredulidad a pesar de las tribulaciones por las que Dios le hará pasar en vida, le pasará lo que está explicado en los vs. 7 y 8:
“7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.”
Que es lo mismo que explica Pablo en:
“12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:12-15)
Aunque la tierra sea abrasada y no quede tan sólo una espina, heno, hojarasca o madera, la misma tierra, o sea, el mismo creyente, “será salvo, mas así como por fuego” (v. 32)
1ª Juan 5,16:
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
El pecado de muerte es el pecado que por sus consecuencias acarrea la muerte física del pecador.
El mejor ejemplo de esto es Ananías y Zafira. (Hch. 5).
Lo que Juan está diciendo es que si el pecado de la persona le llevó a la tumba, ya no tiene sentido que pidan por él.
2 Juan 8-9:
Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Leed todas las cartas a las siete Iglesias de Apocalipsis.
Veamos el contexto:
“7 Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Este tal el engañador es, y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, porque no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón cumplido.
9 Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido!
11 Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.” (2 Jn. 7-9)
Juan está explicando que quien no confiesa que Jesucristo ha venido en carne es un engañador, y es anticristo, o sea, posee el espíritu del anticristo. (vs. 7)
Advierte a los creyentes a que observen con cuidado para que no pierdan su galardón o premio, NO su salvación (vs. 8).
Ahora explica: “Cualquiera que se rebela”, “se rebela”, del griego parabainö (Textus Receptus): avanzar, adelantarse hacia, transgredir, violar.
Este mismo vocablo se utiliza en un caso muy interesante:
“Para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar.” (Hechos 1:25)
Aquí, “cayo... por transgresión, indica la acción de Judas Iscariote en lo referente a su ministerio.
¿Fue Judas salvo porque alguna vez participó de este ministerio? Nunca.
De la misma manera, quienes transgreden en contra de la doctrina de Cristo, hasta el punto tal que Juan enfatiza: “los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”, jamás tuvieron una fe genuina, nunca fueron salvos.
El galardón que se advierte a los creyentes que pueden perder (vs. 8), se refiere al hecho de que quien recibe a tales apóstatas y les dice ¡bienvenido!, participa de sus malas obras, por lo tanto, el creyente no debe tener trato amistoso con los enemigos de Dios, sino, esto le acarrareá pérdidas espirituales, pero NO la pérdida de la salvación.
Apocalipsis 22,19:
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
Un creyente en la época de Juan, que hubira querido añadir o quitar a las palabras del Apocalipsis es impensable.
Por otro lado me deja muy tranquilo, porque por mas que un verdadero creyente enloqueciera y e dispusiese ha realizar tal atrocidad, jamás podría lograrlo, ni nadie... el Apocalipsis ya hace mucho tiempo que quedó impreso en miles de manuscritos.
Notó ud. como Juan dice: “... del libro de esta profecía”. El se refería al libro (rollo) que él había escrito. Por supuesto que por extensión cualquier intento de quitar o añadir a las palabras de Dios merecerá su castigo, y Dios sabrá como, pero este caso en particular esta fuera de nuestro alcance.
Habiendo contestado todas sus preguntas, permítame hacerle algunas a ud:
Para una persona que se a arrepentido de sus pecados y convertido a Cristo:
1) Cuándo el Señor Jesucristo fue crucificado y muerto en el Gólgota. ¿Por cuales o cuantos de los pecados que esa persona cometió, Él pagó, derramando su sangre?
2) En base a este texto:
“11 Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta creación;
12 Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención.” (He. 9:11-12)
¿Qué pecados le fueron perdonados en el momento en que se convirtió a Cristo?
Justifique sus respuestas con la Palabra de Dios.
Que Dios le bendiga.
Roman.
Lo transcribo a efectos de recordarlo, con la esperanza de continuar con él.
Ante el enunciado de que la Salvación una vez obtenida jamás se pierde, Luis Fernando responde:
La seguridad eterna de la salvación o perseverancia de los santos
Autor: Luis_Fernando
Fecha: 26/11 19:38
Román, supongo que tú crees en la doctrina calvinista "una vez salvos, siempre salvos". Hoy en día esa doctrina no es aceptada por la mayor parte de los cristianos evangélicos por lo que supongo que primero tendrías que discutir entre vosotros acerca de ella antes de presentar en un foro católico las conclusiones "definitivas" a las que lleguéis.
En cualquier caso, si quieres que analicemos esa doctrina a la luz de la Escritura, yo propongo una serie de versículos que la desmienten. Cuando yo era evangélico, era arminiano, así que podemos tener un buen debate acerca de este tema.
Aquí están los versículos. Utilizo la Reina Valera 60:
(La lista de versículos es la misma que contesto en la siguiente respuesta)
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Estimado Luis Fernando:
Yo no creo en la Seguridad Eterna de la Salvación porque alguna figura prominente del pasado haya creído en ella, sino porque es una doctrina Bíblica, y quisiera demostrarlo Bíblicamente:
Mateo 5,13:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Este versículo no enseña que la salvación se pierde. La sal no deja de ser sal, sólo se convierte en sal desvanecida, inútil para los propósitos del Reino de Dios. Un cristiano que vive en el pecado deja de salar, y deja de alumbrar, pero no deja de ser hijo de Dios.
Mateo 7,16-19:
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.
Veamos un versículo más atrás:
“Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces.” (Mt. 7:15) (Versión Antigua RV 1909 – En todos los casos)
Aquí está hablando de lobos, no de ovejas. Estas personas jamás fueron salvas.
¡Debe ud atender al contexto!
Mateo 18,23-35:
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
El contexto inmediato anterior nos rebela que esta parábola surgió a consecuencia de una pregunta que Pedro hizo al Señor acerca del perdón. (vs. 21-22)
La figura de los verdugos no es una figura del infierno, sino de la acción tortuosa que sobre la conciencia produce el rencor. El rencoroso se castiga a si mismo. Esta es la acción diciplinaria de Dios sobre los hijos que se niegan a perdonar a sus hermanos.
Fíjese que este pasajes tiene cosas interesantes:
La deuda astronómica del siervo infiel fue perdonada por su Señor. (vs. Vs. 27 y 32)
Entonces: ¿Qué deuda tenía que pagar el siervo infiel, si su Señor ya le había perdonado su deuda anterior? (vs. 34)
La deuda restante, es precisamente, el no haber perdonado a su hermano. Por lo tanto, el siervo infiel debía ser entregado a los verdugos para pagar sólo esta deuda. No corresponde aquí pues, la condenación eterna
La figura del perdón de la deuda impagable corresponde con la salvación, esta pues está asegurada.
La palabra verdugo es traducción del griego basanistës, y se utiliza únicamente aquí en el NT.
Esta palabra deriva de basanizö: probar con la piedra de toque; ensayar, probar, comprobar, verificar, experimentar; poner a prueba, atormentar. Esta última se utiliza 12 veces en el NT, pero no siempre para hacer referencia al infierno. Por ej:
“Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos.” (Mr. 6:48)
“(Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos

“Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos á los otros; porque estos dos profetas han atormentado á los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 11:10)
En Mr. 6:48 se traduce “fatigados”, en 2 P. 2:8, “afligía”, en Ap. 11:19: “atormentado”.
La aplicación de este término como refrencia al infierno es cuando se la asocia de otros factores según el contexto del versículo, por ejemplo “tormento eterno” (Mt. 25:46; Ap. 14:6,11)
Mateo 24,13:
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Una vez más el contexto es necesario para entender esta afirmación.
En este pasaje, el Señor responde a la pregunta de sus discípulos:
“Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” (Mt. 24:3)
El Señor procede a enumerar todas las calamidades que deberían soportar aquellos que estuviesen en el tiempo del fin del mundo, o sea, el final del presente orden mundial. Este período se llama la Gran Tribulación o Gran Aflicción (Mt. 24:21). En este perído será la manifestación del anticristo, y la aplicación de los juicios apocalípticos.
En aquel tiempo la forma de salvarse será perseverando hasta el fin, ya que el ser creyente será castigado con la muerte. Un verdadero creyente se negará a adorar al anticristo, e irá a la muerte siendo degollado:
“11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
12 Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la tierra y á los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fué curada.
13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo á la tierra delante de los hombres.
14 Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando á los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.
15 Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos.” (Ap. 13:11-15)
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apocalipsis 20:4)
No puede aplicarse pues este principio a esta dispensación de la gracia.
Mateo 25,1-13:
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Estas vírgenes no son la esposa. No se habla aquí de la iglesia sino el pueblo de Israel.
El hecho de que la mitad entra y la otra no, no tiene relación alguna con la iglesia, sino con el pueblo de Israel:
“37 Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
39 Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
41 Dos mujeres moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.” (Mt. 24:37-42)
La Venida del Hijo del hombre, es la venida del Hijo del hombre a la tierra, y es al final de la Gran Tribulación. La iglesia no espera le Venida del Hijo del hombre a la tierra, sino el Arrebatamiento para ir junto al Señor, y este hecho es justamente antes de la Gran Tribulación. (1 Ts. 4:14-18)
Juan 8,31:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.
Una vez más, veamos el contexto:
“28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.
33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.
35 Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
39 Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías.
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.
44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y porque yo digo verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” (Jn. 8:28-47)
El Señor había testificado que todo lo que hacía y decía era conforme a la voluntad del Padre (vs 28 y 29).
Muchos sabían esto, entonces creyeron en él (vs 30). ¿Qué creyeron? Creyeron en su santidad personal.
A estas mismas personas el Señor les dijo que debían permanecer en Sus Palabras y entonces conocerían la verdad y serían libres. (vs. 31). Por lo tanto, todavía no eran libres.
Ellos creían no estar bajo ningúna esclavitud. (vs. 33).
Pero el Señor les mencionó que todavía tenían que ser libertados del pecado (vs. 34).
Ahora el Señor les advierte que sólo Él puede liberarlos del pecado. (vs. 35-36)
Ahora el Señor les recrimina que no crean lo que restaba decirles (vs. 37-38)
Ellos le rechazan y escarnecen (vs. 39-41)
Jesús dice claramente entonces que ellos no son hijos de Dios (vs.42- 47)
Este pasaje claramente enseña que estos judíos sólo creyeron parte de los que el Señor enseñaba. Sólo creían en su santidad personal, que les era manifiesta por el hecho de no poder redargüirle de pecado (vs. 46) Pero no Permanecieron en las Palabras de Él, y como todavía no habían escuchado TODO lo que tenía que decirles, NUNCA llegaron a creer TODO lo necesario para ser salvos. Ellos no llegaron a ser salvos, no permanecieron creyendo en su Palabra.
Juan 15,2:
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
y 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
En la Biblia, el fuego no es un símbolo del infierno, sino de la justicia de Dios:
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (Hebreos 12:29)
Las obras del creyente serán algún día examinadas por el Señor Jesucristo cuando se siente como Juez para juzgar con justicia a los creyentes.
Un creyente puede ver quemada toda su obra y aún ser salvo:
“10 Conforme á la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:10-15)
Este examen de fuego será cuando los creyentes comparezcan ante el Tribunal de Cristo:
“Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.” (2 Co. 5:10)
Hechos 13,43:
Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
Perseverar en la gracia de Dios es necesario para vivir una vida fructífera, no para retener la Salvación.
Caer de la gracia no es perder la salvación, sino convertirse en legalista:
Escrito está:
“Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4)
Justificar, del griego dikaioö, significa en el uso Bíblico: declar justo, mostrar como justo, NO ser justo.
Todo lo que los hombres hacen por si mismo para mostrar su justicia propia, nada tiene que ver con lo que Dios ha hecho por los hombres para declararlos justos. No se habla aquí de la justificación por la fe para salvación, sino de lo que los hombres hacen para mostrarse justos, o sea, para tratar de ser más santos.
La caída de la gracia se ha interpretado como la pérdida de la salvación sin ninguna razón Bíblica.
Pablo dice: “los que por la Ley os justificáis...”.
Antes Pablo les había dicho:
“1 ¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros?
2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?
3 ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?” (Gá. 3:1-3)
He aquí la cuestión: “...¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?”.
Los gálatas habiendo creido y habiendo recibido el Espíritu Santo por la fe, ahora querían edficar sus vidas cristianas por La Ley. Esto es a lo que Pablo llama: “caer de la gracia”. ¿a dónde se cae de esta gracia?: A la ley. Esto es lo que se conoce como Legalismo.
Aquí lo que se está tratando es de la apropiación de la gracia divina por medio de la fé.
El primer paso en la vida cristiana es el de apropiarnos de la salvación por medio de la fe que Dios nos otroga por su gracia.
Pero esto no es todo. La vida cristiana entera se vive por medio la fe, por la gracia de Dios.
Romanos 8,13
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Veamos el contexto:
“1 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
6 Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.” (Ro. 8:1-13)
La clave para entender el vs. 13, está en el vs 1:
“AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, LOS QUE NO ANDAN CONFORME Á LA CARNE, MAS CONFORME AL ESPÍRITU.”
Para los que están en Cristo Jesús no hay condenación. Los que están en Cristo Jesús son los que andan conforme al Espíritu, NO conforme a la carne.
Es importante notar que aquí se utiliza una construcción gramátical que es clave para la comprensión de la doctrina Bíblica de la Seguridad Eterna: “... en Cristo Jesús”, en el griego: en Xristö Iësou. La preposición griega en indica Posición. Los creyentes están EN Jesucristo.
La parte resaltada en mayúsculas en el vs. 1, no es una clasificación de dos tipos de hijos de Dios, sino una aclaración de quienes son los hijos de Dios:
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (vs. 2)
El creyente, el hijo de Dios, ha sido librado de la ley del pecado y de la muerte, y ahora su ser se rige por la ley del Espíritu de Vida. Quien no está bajo esta ley del Espíritu, no es de Cristo (vs 9):
“Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.” (vs 9)
Pablo se dirije a los hermanos de Roma (v.12-13)
El hecho que se dirija a los hermanos, se debe a que Pablo va a utilizar una comparación antitética en el vs. 13 que involucra a un creyente.
Esto sucede muchas veces cuando uno se dirije a un grupo de personas creyentes, donde quizá haya alguien que no es convertido, pero igualmente uno comienza diciendo: “Hermanos...”
Primero les recuerda que nada debemos a la carne (vs. 12)
Luego les advierte que si alguno vive conforme a la carne morirá. ¿Perderá la salvación? No, porque esta persona jamás fue salva, ya que el hijo de Dios NO está en la carne (vs. 9).
Romanos 11,20-21
Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Veamos el contexto:
“11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
13 Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
14 Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
15 Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
16 Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
18 No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
20 Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
21 Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
24 Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
26 Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
27 Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
28 Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
29 Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
30 Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
31 Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.” (Ro. 11:11-32)
Nóte que la comparación se establece entre Israel y los Gentiles. (vs. 11-12)
Pablo se dirije a los Gentiles (vs. 13)
Pablo utiliza la figura del acebuche (oliva silvestre) para referirse a los Gentiles. (vs. 17).
Las ramas, son las tribus de Israel. Fíjese que algunas de las ramas son desgajadas, NO el tronco. El tronco de donde provienen las ramas son los padres. (Ro. 11:28).
¿Ahora bien? Significan los versículos 20-21 que TODOS los Gentiles podemos perder la Salvación: No. El tema aquí no es la Salvación, es la ELECCIÓN. (vs. 28).
Si los Gentiles caemos en la apostasía tal como cayó en Israel, seremos desechados como Pueblo de Dios, y eso es precisamente lo que está sucediendo. No somos mejores que ellos.
1ª Corintios 9,26-27
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. “
Veamos el contexto:
“24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene: y ellos, á la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como á cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere el aire:
27 Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado á otros, yo mismo venga á ser reprobado.” (1 Co. 9:26-27)
El Apóstol Pablo venía hablando de todos sus esfuerzos por intentar hacer salvos a todos los hombres.
Una de las razones que le impulsaban a tal esfuerzo era recibir un premio, o corona incorruptible de parte de Dios (vs. 24-25)
Su preocupación era que habiendo predicado a otros, el mismo fuese reprobado. ¿Reprobado para que?, para recibir su premio.
Fíjese, cuando Pablo escribe a Timoteo le exhorta:
“3 Tú pues, sufre trabajos como fiel soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida; á fin de agradar á aquel que lo tomó por soldado.
5 Y aun también el que lidia, no es coronado si no lidiare legítimamente.” (2 Ti. 2:3-5)
Está refiriendose al mismo tema, pero aquí la figura es la del soldado. Éste no será CORONADO sino lidiare legítimamente. No está refiriéndose a la salvación, sino al galardón.
1ª Corintios 15,1-2:
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
Aquí se utilizan algunos términos que deben ser analizados en detalle. Simultáneamente con esto le propondré una comparación con la parábola del sembrador:
1) “recibisteis” del griego paralambanö.
2) “peseveráis” del griego histëmi, lit.: estar en pie.
3) “retenéis” del griego katécö: Asir fuertemente, retener, contener, detener.
Pueden verse aquí tres etapas diferentes y progresivas.
1) Recibir el evangelio, en el sentido de oirlo.
2) Estar en pie en el evangelio, en el sentido de considerarlo.
3) Retener el evangelio, en el sentido de asirse fuertmenete de él, o sea, confiar en él mensaje que contiene.
Estas tres etapas son indispensables para ser salvo. De otra manera el oír del punto 1) y el considerar del punto 2) se convierten en vana creencia, por faltar el “asirse fuertemente” a lo creido.
Gálatas 5,4:
De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Ver la respuesta a Hch. 13:43
Filipenses 2,12:
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor
Salvación es traducción del sustantivo griego sötëria y el verbo sözö, con sus derivados correspondientes. Sus principales acepciones son: “salvación, preservación, conservación, liberación”. Este término indica un proceso completo.
En la Versión Antigua (RVA), se dio preferencia a traducir sötëria como “salud”, con lo que concuerdo, ya que encierra de manera acorde el concepto de proceso, no tanto así la palabra salvación, aunque puede entenderse diferenciando sus aspectos.
Este proceso de la Salvación tiene tres aspectos:
1) El creyente ha sido ya salvo de la culpa y la pena del pecado (Ef. 2:5,8; 2 Ti. 1:9) y está seguro en su salvación (Jn. 10:27-30; 1 Co. 1:18)
2) El creyente está siendo salvo del hábito y dominio del pecado. (Fil. 2:12-13; 2 Ts. 2:13)
3) El creyente será salvo en el sentido de ser conformado completamente a la imagen de Cristo, y ser librado de la presencia del pecado. (Ro. 13:11; 1 P. 1:5)
Existen tres actos o procesos redentores incluidos en el proceso de Salvación, que concuerdan con estos tres aspectos:
1) Justificación. El creyente fue justificado. (Ro. 5:1)
2) Santificación El creyente esta siendo santificado. (2 Co. 7:1)
3) Glorificación. El creyente será glorificado. (Ro. 8:18, 21, 30)
Este pasaje exhorta a los creyentes a ocuparse con temor y temblor en su santificación, o sea, proceso de salvación presente. No existe una advertencia de perder la salvación.
Esto refuta a los que creen que la doctrina de la Seguridad Eterna implica descuidar la Salvación recibida.
La Salvación es un proceso garantizado en su comienzo. Al ser Justificados se nos inocula un antídoto infalible para la salud del alma, no moriremos, pero nuestro cuidado y atención sobre nuestra enfermedad, hará que podamos obtener mejores resultados.
Colosenses 1,21-23:
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Aquí se está hablando de “...haceros santos, y sin mancha, é irreprensibles delante de él” (vs. 22).
Esta santidad es la santidad personal del creyente.
Un detalle interesante:
“21 A vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas obras, ahora empero os ha reconciliado
22 En el cuerpo de su carne por medio de muerte...”
La reconciliación se ha efectuado por medio de la muerte del Señor. Veamos que consecuencias tiene esa reconciliación:
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:10)
Aquí no está en juego la salvación, sino la santificación personal del creyente.
1ª Tesalonicenses 3,5:
Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.
Al final del capítulo el Apóstol concluye su oración de esta manera:
“Para que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y nuestro Padre, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.” (1 Ts. 3:13)
La preocupación del Apóstol era por la vida espiritual de los tesalonicenses, no por su salvación.
En otros pasajes el Apóstol expresa el mismo sentir, pero su preocupación no era que ellos hubiesen perdido la salvación, sino que sus vidas cristianas fuesen fructíferas:
“10 Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años.
11 Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.” (Gá. 4:10-11)
“14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
15 Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;
16 Reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.” (Fil. 2:14-16)
1ª Timoteo 1,19:
manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos
Veamos el contexto:
“18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que, conforme á las profecías pasadas de ti, milites por ellas buena milicia;
19 Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual echando de sí algunos, hicieron naufragio en la fe:
20 De los cuales son Himeneo y Alejandro, los cuales entregué á Satanás, para que aprendan á no blasfemar.” (1 Ti. 1:18-19)
Este naufragio en la fe tiene dos protagonistas: Himeneo y Alejandro.
Fíjese lo que dice el Apóstol que hizo con ellos: “los cuales entregué á Satanás...”.
Hay otro caso como este en la Escritura:
“4 En el nombre del Señor nuestro Jesucristo, juntados vosotros y mi espíritu, con la facultad de nuestro Señor Jesucristo,
5 El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Co. 5:4-5)
Se trata de un creyente que estaba viviendo en pecado de incesto (!).
Fíjese lo que dice el Apóstol: “El tal sea entregado á Satanás...”, o sea, el tal sea expulsado de la congregación, “para muerte de la carne”, o sea, para que padezca en el mundo, “porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”.
1ª Timoteo 4,1:
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios
Vemos el contexto:
“1 EMPERO el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos alguno apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios;
2 Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia.
3 Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad.” (1 Ti. 4:1-3)
“Apostatarán” es traducción del verbo griego aphistëmi: alejar, separar, poner lejos o aparte; apartar. Puede aplicarse a distintos tipos de casos, los cuales deben analizarse por separado para poder saber si se está refiriendo a creyentes o no. En muchas ocasiones, cuando el traductor consideró que el caso era extremo se tradujo “apostatar”, de lo contrario simplemente “apartar”.
En nuestro caso, estas personas se habián apartado de la fe, en el sentido de que conocieron la fe, pero nunca llegaron a ser verdaderos creyentes. Esto se deduce del vs. 3, ya que estos apóstatas no estan incluidos dentro del grupo de “los fieles y los que han conocido la verdad”. “Fiel” es traducción del vocablo griego pistós, traducido en otras ocasiones “creyente”, como en Gá. 3:9.
Este mismo verbo es utilizado en He. 3:12. Aquí el caso es diferente, ya que sabemos por el contexto en que sentido ellos se estaban apartando de Dios. (Véase mi respuesta a He. 3:14)
Hebreos 3,6:
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
Hebreos 3,14:
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio
Estudiemos el contexto del capítulo completo:
“1 POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;
2 El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.
3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
4 Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.
5 Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;
6 Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10 A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11 Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13 Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14 Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;
15 Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16 Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17 Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19 Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.” (He. 13:1-19
El Apótol Pablo compara la fidelidad de Moisés sobre la casa de Israel como siervo, con la fidelidad del Señor sobre Su casa como Hijo. Esta casa es la iglesia. (vs. 1-6)
El Apótol compara ahora la situación de estos creyentes hebreos, con la situación del pueblo de Israel cuando fue rescatado de Egipto por el Señor. Habiendo salido de Egipto, y estando a las puertas de la tierra prometida, Israel como pueblo, perdió la confianza en el Señor, y Él condenó a morir en el desierto a toda una generación sin poder entrar “en el reposo”: La tierra prometida. (vs. 7-19).
Es interesante responder a ciertas preguntas:
¿Israel regresó a Egipto?: No. Egipto es la figura del mundo impío del cual Israel es rescatado, así como el creyente es rescatado del reino de las tinieblas. El Cordero Pascual muerto para salvar a los primogénitos de Israel, es figura del sacrificio expiatorio de Cristo, que se dio en rescate por muchos.
¿Abandonó Dios a Israel?: No. Antes bien, Dios prometió que sus hijos entrarían en la tierra. (Nm. 14:31). El desierto es la figura de la etapa de la muerte en la carne en la vida del creyente. Si no muere el dominio de la vieja naturaleza, no hay entrada a la vida cristiana triunfante.
¿Perdió Israel la esperanza? No. En base a la promesa de Dios vivieron en el desierto, con la esperanza que sus hijos poseerían la tierra. Inmediatamente después Dios entrega a Israel las Leyes sobre los sacrificios (Nm. 15), con que sus hijos iban a servir a Dios cuando entraren en la tierra (Nm. 15:18). Canaán es figura de la vida cristiana victoriosa.
¿Qué perdió Israel? La Confianza, pero este fue un hecho temporal.
Es interesante notar cual es la característica de un verdadero creyente: “si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de la esperanza” (vs. 6)
Aquí “confianza” es traducción del griego parrësia: libertad de lenguaje, franqueza, sinceridad; alegría, confianza. El término “gloria” es traducción del griego kaúquëma: jactancia. En sentido positivo indica seguridad en algo. En sentido negativo kaúquema significa: envanecimiento, motivo de vanidad.
El término “esperanza” es traducción del griego elpís: esperanza. El término griego está en caso genitivo, indica pertenencia. Tanto la confianza y la jactancia, provienen de la esperanza.
Característica fundamental: La Esperanza.
Fíjese que aquí ni se menciona la Santidad, sino la Esperanza. ¿Por qué? Porque la Esperanza es un profundo sentimiento generado por el Espíritu Santo en la regeneración ó nuevo nacimiento:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” (1 Pedro 1:3)
La persona que pierde toda esperanza de vida eterna en Cristo Jesús, jamás experimentó esta regeneración espiritual, nunca fue salvo. Su fe no fue genuina.
Más adelante se exhorta a los creyentes a conservar hasta el fin la CONFIANZA que se tuvo desde el principio (vs. 14). Esto es condición para ser participantes de Cristo. ¿Participantes de que?: De Su reposo (vs. 18-19).
No entrar en el reposo, no es perder la entrada al cielo, sino que es perder la entrada a una vida espiritual triunfante.
La condición es otra: Confianza.
Esto se corresponde con He. 10:35:
“No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:”
El asunto aquí es el GALARDÓN o premio, NO LA SALVACIÓN. Aunque en el capítulo 10 se está hablando de un premio futuro y en el capítulo 3, de un “premio” actual: vida victoriosa.
Hebreos 6,4-9
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.
Veamos el contexto:
“1 POR tanto, dejando la palabra del comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante á la perfección; no echando otra vez el fundamento; no arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios,
2 De la doctrina de bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.
3 Y esto haremos á la verdad, si Dios lo permitiere.
4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo.
5 Y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,
6 Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.
7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.
Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas, y más cercanas á salud, aunque hablamos así.” (He. 6:1-8)
Primero es importante notar que si el “recayeron” del vs. 6 significa que perdieron la salvación, este pasaje no sólo enseña que la salvación ser pierde, sino también que es imposible recuperarla:
“Porque es IMPOSIBLE que... Y recayeron , sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”
Pero esto NO es así.
Este es el caso de creyentes (vs. 4), conocedores de las doctrinas básicas (vs. 1-2), a los que el Apóstol exhorta a ir hacia la perfección (madurez, del griego teleios) (vs.1).
Los creyentes hebreos pasaron grandes padecimientos por su fé, la tentación de volver al judaísmo era muy grande, y de hecho, esto sucedió (nazarenos y ebionitas). Esto fue lo que precisamente dio tema para que Pablo escribiera esta carta. Esta carta es un apasionado intento de abrir los ojos a estas personas, que sin saberlo, al volver al judaísmo, le estaban dando la espalda a Cristo. Todavía no habían madurado en la fe, no habían logrado un estado de discernimiento tal que pudieran aplicar su conocimiento en la vida cristiana práctica (He. 5:14).
Esto hoy en día es muy común, así que muchas veces sucede que alguien se pregunta ¿para qué servirá saber todo esto?, y muchos decaen en sus ánimos y no fructifican.
Recaer, se refiere al hecho de caer vez tras vez de la fe, no de la fe para justificación, sino de la fe para santificación (vs. 6:9).
El hecho de que “Porque es imposible que... sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”, se refiere a que una persona que ya se convirtió, es imposible que pueda volver a ser perdonada y librada de muchas de las consecuencias de sus pecados e incredulidad, VOLVIÉNDOSE a convertir al Señor.
El creyente que por incredulidad recae de su fe y no fructifica, debe ser castigado, ¿por qué?:
“31 Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados.
32 Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” (1 Co. 15:31-32)
Este pasaje nos enseña que el autoexámen con arrepentimiento nos libra de la disciplina Divina, que en el creyente es inexorablemente aplicada ya que no existirá castigo eterno. Dios NO PUEDE pasar por alto Su Justicia, así que debe castigarnos.
Si el creyente no se arrepiente de su incredulidad a pesar de las tribulaciones por las que Dios le hará pasar en vida, le pasará lo que está explicado en los vs. 7 y 8:
“7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.”
Que es lo mismo que explica Pablo en:
“12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:12-15)
Aunque la tierra sea abrasada y no quede tan sólo una espina, heno, hojarasca o madera, la misma tierra, o sea, el mismo creyente, “será salvo, mas así como por fuego” (v. 32)
1ª Juan 5,16:
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
El pecado de muerte es el pecado que por sus consecuencias acarrea la muerte física del pecador.
El mejor ejemplo de esto es Ananías y Zafira. (Hch. 5).
Lo que Juan está diciendo es que si el pecado de la persona le llevó a la tumba, ya no tiene sentido que pidan por él.
2 Juan 8-9:
Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Leed todas las cartas a las siete Iglesias de Apocalipsis.
Veamos el contexto:
“7 Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Este tal el engañador es, y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, porque no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón cumplido.
9 Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido!
11 Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.” (2 Jn. 7-9)
Juan está explicando que quien no confiesa que Jesucristo ha venido en carne es un engañador, y es anticristo, o sea, posee el espíritu del anticristo. (vs. 7)
Advierte a los creyentes a que observen con cuidado para que no pierdan su galardón o premio, NO su salvación (vs. 8).
Ahora explica: “Cualquiera que se rebela”, “se rebela”, del griego parabainö (Textus Receptus): avanzar, adelantarse hacia, transgredir, violar.
Este mismo vocablo se utiliza en un caso muy interesante:
“Para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar.” (Hechos 1:25)
Aquí, “cayo... por transgresión, indica la acción de Judas Iscariote en lo referente a su ministerio.
¿Fue Judas salvo porque alguna vez participó de este ministerio? Nunca.
De la misma manera, quienes transgreden en contra de la doctrina de Cristo, hasta el punto tal que Juan enfatiza: “los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”, jamás tuvieron una fe genuina, nunca fueron salvos.
El galardón que se advierte a los creyentes que pueden perder (vs. 8), se refiere al hecho de que quien recibe a tales apóstatas y les dice ¡bienvenido!, participa de sus malas obras, por lo tanto, el creyente no debe tener trato amistoso con los enemigos de Dios, sino, esto le acarrareá pérdidas espirituales, pero NO la pérdida de la salvación.
Apocalipsis 22,19:
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
Un creyente en la época de Juan, que hubira querido añadir o quitar a las palabras del Apocalipsis es impensable.
Por otro lado me deja muy tranquilo, porque por mas que un verdadero creyente enloqueciera y e dispusiese ha realizar tal atrocidad, jamás podría lograrlo, ni nadie... el Apocalipsis ya hace mucho tiempo que quedó impreso en miles de manuscritos.
Notó ud. como Juan dice: “... del libro de esta profecía”. El se refería al libro (rollo) que él había escrito. Por supuesto que por extensión cualquier intento de quitar o añadir a las palabras de Dios merecerá su castigo, y Dios sabrá como, pero este caso en particular esta fuera de nuestro alcance.
Habiendo contestado todas sus preguntas, permítame hacerle algunas a ud:
Para una persona que se a arrepentido de sus pecados y convertido a Cristo:
1) Cuándo el Señor Jesucristo fue crucificado y muerto en el Gólgota. ¿Por cuales o cuantos de los pecados que esa persona cometió, Él pagó, derramando su sangre?
2) En base a este texto:
“11 Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta creación;
12 Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención.” (He. 9:11-12)
¿Qué pecados le fueron perdonados en el momento en que se convirtió a Cristo?
Justifique sus respuestas con la Palabra de Dios.
Que Dios le bendiga.
Roman.