La Seguridad Eterna de la Salvación

Roman

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19 Noviembre 1999
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Este debate comenzó en el foro "Apóstoles de la Palabra", entre el Sr Luis Fernando y quien escribe.
Lo transcribo a efectos de recordarlo, con la esperanza de continuar con él.

Ante el enunciado de que la Salvación una vez obtenida jamás se pierde, Luis Fernando responde:

La seguridad eterna de la salvación o perseverancia de los santos
Autor: Luis_Fernando
Fecha: 26/11 19:38

Román, supongo que tú crees en la doctrina calvinista "una vez salvos, siempre salvos". Hoy en día esa doctrina no es aceptada por la mayor parte de los cristianos evangélicos por lo que supongo que primero tendrías que discutir entre vosotros acerca de ella antes de presentar en un foro católico las conclusiones "definitivas" a las que lleguéis.
En cualquier caso, si quieres que analicemos esa doctrina a la luz de la Escritura, yo propongo una serie de versículos que la desmienten. Cuando yo era evangélico, era arminiano, así que podemos tener un buen debate acerca de este tema.

Aquí están los versículos. Utilizo la Reina Valera 60:

(La lista de versículos es la misma que contesto en la siguiente respuesta)

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Estimado Luis Fernando:

Yo no creo en la Seguridad Eterna de la Salvación porque alguna figura prominente del pasado haya creído en ella, sino porque es una doctrina Bíblica, y quisiera demostrarlo Bíblicamente:

Mateo 5,13:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

Este versículo no enseña que la salvación se pierde. La sal no deja de ser sal, sólo se convierte en sal desvanecida, inútil para los propósitos del Reino de Dios. Un cristiano que vive en el pecado deja de salar, y deja de alumbrar, pero no deja de ser hijo de Dios.

Mateo 7,16-19:
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

Veamos un versículo más atrás:
“Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces.” (Mt. 7:15) (Versión Antigua RV 1909 – En todos los casos)
Aquí está hablando de lobos, no de ovejas. Estas personas jamás fueron salvas.
¡Debe ud atender al contexto!

Mateo 18,23-35:
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

El contexto inmediato anterior nos rebela que esta parábola surgió a consecuencia de una pregunta que Pedro hizo al Señor acerca del perdón. (vs. 21-22)

La figura de los verdugos no es una figura del infierno, sino de la acción tortuosa que sobre la conciencia produce el rencor. El rencoroso se castiga a si mismo. Esta es la acción diciplinaria de Dios sobre los hijos que se niegan a perdonar a sus hermanos.

Fíjese que este pasajes tiene cosas interesantes:
La deuda astronómica del siervo infiel fue perdonada por su Señor. (vs. Vs. 27 y 32)
Entonces: ¿Qué deuda tenía que pagar el siervo infiel, si su Señor ya le había perdonado su deuda anterior? (vs. 34)
La deuda restante, es precisamente, el no haber perdonado a su hermano. Por lo tanto, el siervo infiel debía ser entregado a los verdugos para pagar sólo esta deuda. No corresponde aquí pues, la condenación eterna
La figura del perdón de la deuda impagable corresponde con la salvación, esta pues está asegurada.

La palabra verdugo es traducción del griego basanistës, y se utiliza únicamente aquí en el NT.
Esta palabra deriva de basanizö: probar con la piedra de toque; ensayar, probar, comprobar, verificar, experimentar; poner a prueba, atormentar. Esta última se utiliza 12 veces en el NT, pero no siempre para hacer referencia al infierno. Por ej:
“Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos.” (Mr. 6:48)
“(Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos
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” (2 Pedro 2:8)
“Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos á los otros; porque estos dos profetas han atormentado á los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 11:10)

En Mr. 6:48 se traduce “fatigados”, en 2 P. 2:8, “afligía”, en Ap. 11:19: “atormentado”.
La aplicación de este término como refrencia al infierno es cuando se la asocia de otros factores según el contexto del versículo, por ejemplo “tormento eterno” (Mt. 25:46; Ap. 14:6,11)

Mateo 24,13:
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Una vez más el contexto es necesario para entender esta afirmación.
En este pasaje, el Señor responde a la pregunta de sus discípulos:
“Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” (Mt. 24:3)

El Señor procede a enumerar todas las calamidades que deberían soportar aquellos que estuviesen en el tiempo del fin del mundo, o sea, el final del presente orden mundial. Este período se llama la Gran Tribulación o Gran Aflicción (Mt. 24:21). En este perído será la manifestación del anticristo, y la aplicación de los juicios apocalípticos.
En aquel tiempo la forma de salvarse será perseverando hasta el fin, ya que el ser creyente será castigado con la muerte. Un verdadero creyente se negará a adorar al anticristo, e irá a la muerte siendo degollado:

“11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
12 Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la tierra y á los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fué curada.
13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo á la tierra delante de los hombres.
14 Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando á los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.
15 Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos.” (Ap. 13:11-15)

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apocalipsis 20:4)

No puede aplicarse pues este principio a esta dispensación de la gracia.

Mateo 25,1-13:
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Estas vírgenes no son la esposa. No se habla aquí de la iglesia sino el pueblo de Israel.
El hecho de que la mitad entra y la otra no, no tiene relación alguna con la iglesia, sino con el pueblo de Israel:

“37 Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
39 Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
41 Dos mujeres moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.” (Mt. 24:37-42)

La Venida del Hijo del hombre, es la venida del Hijo del hombre a la tierra, y es al final de la Gran Tribulación. La iglesia no espera le Venida del Hijo del hombre a la tierra, sino el Arrebatamiento para ir junto al Señor, y este hecho es justamente antes de la Gran Tribulación. (1 Ts. 4:14-18)

Juan 8,31:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.

Una vez más, veamos el contexto:
“28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.
33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.
35 Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
39 Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías.
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.
44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y porque yo digo verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” (Jn. 8:28-47)

El Señor había testificado que todo lo que hacía y decía era conforme a la voluntad del Padre (vs 28 y 29).
Muchos sabían esto, entonces creyeron en él (vs 30). ¿Qué creyeron? Creyeron en su santidad personal.
A estas mismas personas el Señor les dijo que debían permanecer en Sus Palabras y entonces conocerían la verdad y serían libres. (vs. 31). Por lo tanto, todavía no eran libres.
Ellos creían no estar bajo ningúna esclavitud. (vs. 33).
Pero el Señor les mencionó que todavía tenían que ser libertados del pecado (vs. 34).
Ahora el Señor les advierte que sólo Él puede liberarlos del pecado. (vs. 35-36)
Ahora el Señor les recrimina que no crean lo que restaba decirles (vs. 37-38)
Ellos le rechazan y escarnecen (vs. 39-41)
Jesús dice claramente entonces que ellos no son hijos de Dios (vs.42- 47)

Este pasaje claramente enseña que estos judíos sólo creyeron parte de los que el Señor enseñaba. Sólo creían en su santidad personal, que les era manifiesta por el hecho de no poder redargüirle de pecado (vs. 46) Pero no Permanecieron en las Palabras de Él, y como todavía no habían escuchado TODO lo que tenía que decirles, NUNCA llegaron a creer TODO lo necesario para ser salvos. Ellos no llegaron a ser salvos, no permanecieron creyendo en su Palabra.

Juan 15,2:
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
y 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

En la Biblia, el fuego no es un símbolo del infierno, sino de la justicia de Dios:
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (Hebreos 12:29)

Las obras del creyente serán algún día examinadas por el Señor Jesucristo cuando se siente como Juez para juzgar con justicia a los creyentes.
Un creyente puede ver quemada toda su obra y aún ser salvo:
“10 Conforme á la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:10-15)

Este examen de fuego será cuando los creyentes comparezcan ante el Tribunal de Cristo:
“Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.” (2 Co. 5:10)


Hechos 13,43:
Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.

Perseverar en la gracia de Dios es necesario para vivir una vida fructífera, no para retener la Salvación.
Caer de la gracia no es perder la salvación, sino convertirse en legalista:

Escrito está:
“Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4)

Justificar, del griego dikaioö, significa en el uso Bíblico: declar justo, mostrar como justo, NO ser justo.
Todo lo que los hombres hacen por si mismo para mostrar su justicia propia, nada tiene que ver con lo que Dios ha hecho por los hombres para declararlos justos. No se habla aquí de la justificación por la fe para salvación, sino de lo que los hombres hacen para mostrarse justos, o sea, para tratar de ser más santos.
La caída de la gracia se ha interpretado como la pérdida de la salvación sin ninguna razón Bíblica.
Pablo dice: “los que por la Ley os justificáis...”.
Antes Pablo les había dicho:

“1 ¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros?
2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?
3 ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?” (Gá. 3:1-3)

He aquí la cuestión: “...¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?”.

Los gálatas habiendo creido y habiendo recibido el Espíritu Santo por la fe, ahora querían edficar sus vidas cristianas por La Ley. Esto es a lo que Pablo llama: “caer de la gracia”. ¿a dónde se cae de esta gracia?: A la ley. Esto es lo que se conoce como Legalismo.

Aquí lo que se está tratando es de la apropiación de la gracia divina por medio de la fé.
El primer paso en la vida cristiana es el de apropiarnos de la salvación por medio de la fe que Dios nos otroga por su gracia.
Pero esto no es todo. La vida cristiana entera se vive por medio la fe, por la gracia de Dios.

Romanos 8,13
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Veamos el contexto:
“1 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
6 Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.” (Ro. 8:1-13)

La clave para entender el vs. 13, está en el vs 1:
“AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, LOS QUE NO ANDAN CONFORME Á LA CARNE, MAS CONFORME AL ESPÍRITU.”

Para los que están en Cristo Jesús no hay condenación. Los que están en Cristo Jesús son los que andan conforme al Espíritu, NO conforme a la carne.
Es importante notar que aquí se utiliza una construcción gramátical que es clave para la comprensión de la doctrina Bíblica de la Seguridad Eterna: “... en Cristo Jesús”, en el griego: en Xristö Iësou. La preposición griega en indica Posición. Los creyentes están EN Jesucristo.

La parte resaltada en mayúsculas en el vs. 1, no es una clasificación de dos tipos de hijos de Dios, sino una aclaración de quienes son los hijos de Dios:
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (vs. 2)
El creyente, el hijo de Dios, ha sido librado de la ley del pecado y de la muerte, y ahora su ser se rige por la ley del Espíritu de Vida. Quien no está bajo esta ley del Espíritu, no es de Cristo (vs 9):
“Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.” (vs 9)

Pablo se dirije a los hermanos de Roma (v.12-13)
El hecho que se dirija a los hermanos, se debe a que Pablo va a utilizar una comparación antitética en el vs. 13 que involucra a un creyente.
Esto sucede muchas veces cuando uno se dirije a un grupo de personas creyentes, donde quizá haya alguien que no es convertido, pero igualmente uno comienza diciendo: “Hermanos...”
Primero les recuerda que nada debemos a la carne (vs. 12)
Luego les advierte que si alguno vive conforme a la carne morirá. ¿Perderá la salvación? No, porque esta persona jamás fue salva, ya que el hijo de Dios NO está en la carne (vs. 9).


Romanos 11,20-21
Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Veamos el contexto:
“11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
13 Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
14 Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
15 Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
16 Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
18 No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
20 Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
21 Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
24 Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
26 Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
27 Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
28 Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
29 Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
30 Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
31 Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.” (Ro. 11:11-32)

Nóte que la comparación se establece entre Israel y los Gentiles. (vs. 11-12)
Pablo se dirije a los Gentiles (vs. 13)
Pablo utiliza la figura del acebuche (oliva silvestre) para referirse a los Gentiles. (vs. 17).
Las ramas, son las tribus de Israel. Fíjese que algunas de las ramas son desgajadas, NO el tronco. El tronco de donde provienen las ramas son los padres. (Ro. 11:28).
¿Ahora bien? Significan los versículos 20-21 que TODOS los Gentiles podemos perder la Salvación: No. El tema aquí no es la Salvación, es la ELECCIÓN. (vs. 28).
Si los Gentiles caemos en la apostasía tal como cayó en Israel, seremos desechados como Pueblo de Dios, y eso es precisamente lo que está sucediendo. No somos mejores que ellos.


1ª Corintios 9,26-27
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. “

Veamos el contexto:
“24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene: y ellos, á la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como á cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere el aire:
27 Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado á otros, yo mismo venga á ser reprobado.” (1 Co. 9:26-27)

El Apóstol Pablo venía hablando de todos sus esfuerzos por intentar hacer salvos a todos los hombres.
Una de las razones que le impulsaban a tal esfuerzo era recibir un premio, o corona incorruptible de parte de Dios (vs. 24-25)
Su preocupación era que habiendo predicado a otros, el mismo fuese reprobado. ¿Reprobado para que?, para recibir su premio.

Fíjese, cuando Pablo escribe a Timoteo le exhorta:
“3 Tú pues, sufre trabajos como fiel soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida; á fin de agradar á aquel que lo tomó por soldado.
5 Y aun también el que lidia, no es coronado si no lidiare legítimamente.” (2 Ti. 2:3-5)

Está refiriendose al mismo tema, pero aquí la figura es la del soldado. Éste no será CORONADO sino lidiare legítimamente. No está refiriéndose a la salvación, sino al galardón.

1ª Corintios 15,1-2:
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Aquí se utilizan algunos términos que deben ser analizados en detalle. Simultáneamente con esto le propondré una comparación con la parábola del sembrador:
1) “recibisteis” del griego paralambanö.
2) “peseveráis” del griego histëmi, lit.: estar en pie.
3) “retenéis” del griego katécö: Asir fuertemente, retener, contener, detener.

Pueden verse aquí tres etapas diferentes y progresivas.
1) Recibir el evangelio, en el sentido de oirlo.
2) Estar en pie en el evangelio, en el sentido de considerarlo.
3) Retener el evangelio, en el sentido de asirse fuertmenete de él, o sea, confiar en él mensaje que contiene.

Estas tres etapas son indispensables para ser salvo. De otra manera el oír del punto 1) y el considerar del punto 2) se convierten en vana creencia, por faltar el “asirse fuertemente” a lo creido.

Gálatas 5,4:
De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Ver la respuesta a Hch. 13:43

Filipenses 2,12:
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor

Salvación es traducción del sustantivo griego sötëria y el verbo sözö, con sus derivados correspondientes. Sus principales acepciones son: “salvación, preservación, conservación, liberación”. Este término indica un proceso completo.
En la Versión Antigua (RVA), se dio preferencia a traducir sötëria como “salud”, con lo que concuerdo, ya que encierra de manera acorde el concepto de proceso, no tanto así la palabra salvación, aunque puede entenderse diferenciando sus aspectos.
Este proceso de la Salvación tiene tres aspectos:
1) El creyente ha sido ya salvo de la culpa y la pena del pecado (Ef. 2:5,8; 2 Ti. 1:9) y está seguro en su salvación (Jn. 10:27-30; 1 Co. 1:18)
2) El creyente está siendo salvo del hábito y dominio del pecado. (Fil. 2:12-13; 2 Ts. 2:13)
3) El creyente será salvo en el sentido de ser conformado completamente a la imagen de Cristo, y ser librado de la presencia del pecado. (Ro. 13:11; 1 P. 1:5)
Existen tres actos o procesos redentores incluidos en el proceso de Salvación, que concuerdan con estos tres aspectos:
1) Justificación. El creyente fue justificado. (Ro. 5:1)
2) Santificación El creyente esta siendo santificado. (2 Co. 7:1)
3) Glorificación. El creyente será glorificado. (Ro. 8:18, 21, 30)

Este pasaje exhorta a los creyentes a ocuparse con temor y temblor en su santificación, o sea, proceso de salvación presente. No existe una advertencia de perder la salvación.
Esto refuta a los que creen que la doctrina de la Seguridad Eterna implica descuidar la Salvación recibida.
La Salvación es un proceso garantizado en su comienzo. Al ser Justificados se nos inocula un antídoto infalible para la salud del alma, no moriremos, pero nuestro cuidado y atención sobre nuestra enfermedad, hará que podamos obtener mejores resultados.

Colosenses 1,21-23:
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.

Aquí se está hablando de “...haceros santos, y sin mancha, é irreprensibles delante de él” (vs. 22).
Esta santidad es la santidad personal del creyente.
Un detalle interesante:
“21 A vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas obras, ahora empero os ha reconciliado
22 En el cuerpo de su carne por medio de muerte...”
La reconciliación se ha efectuado por medio de la muerte del Señor. Veamos que consecuencias tiene esa reconciliación:
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:10)

Aquí no está en juego la salvación, sino la santificación personal del creyente.


1ª Tesalonicenses 3,5:
Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.

Al final del capítulo el Apóstol concluye su oración de esta manera:
“Para que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y nuestro Padre, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.” (1 Ts. 3:13)

La preocupación del Apóstol era por la vida espiritual de los tesalonicenses, no por su salvación.

En otros pasajes el Apóstol expresa el mismo sentir, pero su preocupación no era que ellos hubiesen perdido la salvación, sino que sus vidas cristianas fuesen fructíferas:

“10 Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años.
11 Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.” (Gá. 4:10-11)

“14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
15 Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;
16 Reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.” (Fil. 2:14-16)


1ª Timoteo 1,19:
manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos

Veamos el contexto:
“18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que, conforme á las profecías pasadas de ti, milites por ellas buena milicia;
19 Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual echando de sí algunos, hicieron naufragio en la fe:
20 De los cuales son Himeneo y Alejandro, los cuales entregué á Satanás, para que aprendan á no blasfemar.” (1 Ti. 1:18-19)

Este naufragio en la fe tiene dos protagonistas: Himeneo y Alejandro.
Fíjese lo que dice el Apóstol que hizo con ellos: “los cuales entregué á Satanás...”.
Hay otro caso como este en la Escritura:

“4 En el nombre del Señor nuestro Jesucristo, juntados vosotros y mi espíritu, con la facultad de nuestro Señor Jesucristo,
5 El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Co. 5:4-5)

Se trata de un creyente que estaba viviendo en pecado de incesto (!).
Fíjese lo que dice el Apóstol: “El tal sea entregado á Satanás...”, o sea, el tal sea expulsado de la congregación, “para muerte de la carne”, o sea, para que padezca en el mundo, “porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”.


1ª Timoteo 4,1:
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios

Vemos el contexto:
“1 EMPERO el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos alguno apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios;
2 Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia.
3 Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad.” (1 Ti. 4:1-3)

“Apostatarán” es traducción del verbo griego aphistëmi: alejar, separar, poner lejos o aparte; apartar. Puede aplicarse a distintos tipos de casos, los cuales deben analizarse por separado para poder saber si se está refiriendo a creyentes o no. En muchas ocasiones, cuando el traductor consideró que el caso era extremo se tradujo “apostatar”, de lo contrario simplemente “apartar”.

En nuestro caso, estas personas se habián apartado de la fe, en el sentido de que conocieron la fe, pero nunca llegaron a ser verdaderos creyentes. Esto se deduce del vs. 3, ya que estos apóstatas no estan incluidos dentro del grupo de “los fieles y los que han conocido la verdad”. “Fiel” es traducción del vocablo griego pistós, traducido en otras ocasiones “creyente”, como en Gá. 3:9.

Este mismo verbo es utilizado en He. 3:12. Aquí el caso es diferente, ya que sabemos por el contexto en que sentido ellos se estaban apartando de Dios. (Véase mi respuesta a He. 3:14)

Hebreos 3,6:
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

Hebreos 3,14:
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio

Estudiemos el contexto del capítulo completo:
“1 POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;
2 El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.
3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
4 Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.
5 Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;
6 Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10 A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11 Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13 Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14 Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;
15 Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16 Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17 Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19 Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.” (He. 13:1-19

El Apótol Pablo compara la fidelidad de Moisés sobre la casa de Israel como siervo, con la fidelidad del Señor sobre Su casa como Hijo. Esta casa es la iglesia. (vs. 1-6)
El Apótol compara ahora la situación de estos creyentes hebreos, con la situación del pueblo de Israel cuando fue rescatado de Egipto por el Señor. Habiendo salido de Egipto, y estando a las puertas de la tierra prometida, Israel como pueblo, perdió la confianza en el Señor, y Él condenó a morir en el desierto a toda una generación sin poder entrar “en el reposo”: La tierra prometida. (vs. 7-19).

Es interesante responder a ciertas preguntas:
¿Israel regresó a Egipto?: No. Egipto es la figura del mundo impío del cual Israel es rescatado, así como el creyente es rescatado del reino de las tinieblas. El Cordero Pascual muerto para salvar a los primogénitos de Israel, es figura del sacrificio expiatorio de Cristo, que se dio en rescate por muchos.
¿Abandonó Dios a Israel?: No. Antes bien, Dios prometió que sus hijos entrarían en la tierra. (Nm. 14:31). El desierto es la figura de la etapa de la muerte en la carne en la vida del creyente. Si no muere el dominio de la vieja naturaleza, no hay entrada a la vida cristiana triunfante.
¿Perdió Israel la esperanza? No. En base a la promesa de Dios vivieron en el desierto, con la esperanza que sus hijos poseerían la tierra. Inmediatamente después Dios entrega a Israel las Leyes sobre los sacrificios (Nm. 15), con que sus hijos iban a servir a Dios cuando entraren en la tierra (Nm. 15:18). Canaán es figura de la vida cristiana victoriosa.
¿Qué perdió Israel? La Confianza, pero este fue un hecho temporal.

Es interesante notar cual es la característica de un verdadero creyente: “si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de la esperanza” (vs. 6)
Aquí “confianza” es traducción del griego parrësia: libertad de lenguaje, franqueza, sinceridad; alegría, confianza. El término “gloria” es traducción del griego kaúquëma: jactancia. En sentido positivo indica seguridad en algo. En sentido negativo kaúquema significa: envanecimiento, motivo de vanidad.
El término “esperanza” es traducción del griego elpís: esperanza. El término griego está en caso genitivo, indica pertenencia. Tanto la confianza y la jactancia, provienen de la esperanza.
Característica fundamental: La Esperanza.
Fíjese que aquí ni se menciona la Santidad, sino la Esperanza. ¿Por qué? Porque la Esperanza es un profundo sentimiento generado por el Espíritu Santo en la regeneración ó nuevo nacimiento:

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” (1 Pedro 1:3)

La persona que pierde toda esperanza de vida eterna en Cristo Jesús, jamás experimentó esta regeneración espiritual, nunca fue salvo. Su fe no fue genuina.

Más adelante se exhorta a los creyentes a conservar hasta el fin la CONFIANZA que se tuvo desde el principio (vs. 14). Esto es condición para ser participantes de Cristo. ¿Participantes de que?: De Su reposo (vs. 18-19).
No entrar en el reposo, no es perder la entrada al cielo, sino que es perder la entrada a una vida espiritual triunfante.
La condición es otra: Confianza.
Esto se corresponde con He. 10:35:
“No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:”

El asunto aquí es el GALARDÓN o premio, NO LA SALVACIÓN. Aunque en el capítulo 10 se está hablando de un premio futuro y en el capítulo 3, de un “premio” actual: vida victoriosa.

Hebreos 6,4-9
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

Veamos el contexto:
“1 POR tanto, dejando la palabra del comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante á la perfección; no echando otra vez el fundamento; no arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios,
2 De la doctrina de bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.
3 Y esto haremos á la verdad, si Dios lo permitiere.
4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo.
5 Y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,
6 Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.
7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.
Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas, y más cercanas á salud, aunque hablamos así.” (He. 6:1-8)

Primero es importante notar que si el “recayeron” del vs. 6 significa que perdieron la salvación, este pasaje no sólo enseña que la salvación ser pierde, sino también que es imposible recuperarla:
“Porque es IMPOSIBLE que... Y recayeron , sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”
Pero esto NO es así.

Este es el caso de creyentes (vs. 4), conocedores de las doctrinas básicas (vs. 1-2), a los que el Apóstol exhorta a ir hacia la perfección (madurez, del griego teleios) (vs.1).
Los creyentes hebreos pasaron grandes padecimientos por su fé, la tentación de volver al judaísmo era muy grande, y de hecho, esto sucedió (nazarenos y ebionitas). Esto fue lo que precisamente dio tema para que Pablo escribiera esta carta. Esta carta es un apasionado intento de abrir los ojos a estas personas, que sin saberlo, al volver al judaísmo, le estaban dando la espalda a Cristo. Todavía no habían madurado en la fe, no habían logrado un estado de discernimiento tal que pudieran aplicar su conocimiento en la vida cristiana práctica (He. 5:14).
Esto hoy en día es muy común, así que muchas veces sucede que alguien se pregunta ¿para qué servirá saber todo esto?, y muchos decaen en sus ánimos y no fructifican.
Recaer, se refiere al hecho de caer vez tras vez de la fe, no de la fe para justificación, sino de la fe para santificación (vs. 6:9).
El hecho de que “Porque es imposible que... sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.”, se refiere a que una persona que ya se convirtió, es imposible que pueda volver a ser perdonada y librada de muchas de las consecuencias de sus pecados e incredulidad, VOLVIÉNDOSE a convertir al Señor.
El creyente que por incredulidad recae de su fe y no fructifica, debe ser castigado, ¿por qué?:

“31 Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados.
32 Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” (1 Co. 15:31-32)

Este pasaje nos enseña que el autoexámen con arrepentimiento nos libra de la disciplina Divina, que en el creyente es inexorablemente aplicada ya que no existirá castigo eterno. Dios NO PUEDE pasar por alto Su Justicia, así que debe castigarnos.

Si el creyente no se arrepiente de su incredulidad a pesar de las tribulaciones por las que Dios le hará pasar en vida, le pasará lo que está explicado en los vs. 7 y 8:

“7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa á aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios:
8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada.”

Que es lo mismo que explica Pablo en:
“12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
13 La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.” (1 Co. 3:12-15)

Aunque la tierra sea abrasada y no quede tan sólo una espina, heno, hojarasca o madera, la misma tierra, o sea, el mismo creyente, “será salvo, mas así como por fuego” (v. 32)


1ª Juan 5,16:
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.

El pecado de muerte es el pecado que por sus consecuencias acarrea la muerte física del pecador.
El mejor ejemplo de esto es Ananías y Zafira. (Hch. 5).
Lo que Juan está diciendo es que si el pecado de la persona le llevó a la tumba, ya no tiene sentido que pidan por él.


2 Juan 8-9:
Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Leed todas las cartas a las siete Iglesias de Apocalipsis.

Veamos el contexto:
“7 Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Este tal el engañador es, y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, porque no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón cumplido.
9 Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido!
11 Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.” (2 Jn. 7-9)

Juan está explicando que quien no confiesa que Jesucristo ha venido en carne es un engañador, y es anticristo, o sea, posee el espíritu del anticristo. (vs. 7)
Advierte a los creyentes a que observen con cuidado para que no pierdan su galardón o premio, NO su salvación (vs. 8).
Ahora explica: “Cualquiera que se rebela”, “se rebela”, del griego parabainö (Textus Receptus): avanzar, adelantarse hacia, transgredir, violar.
Este mismo vocablo se utiliza en un caso muy interesante:
“Para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar.” (Hechos 1:25)
Aquí, “cayo... por transgresión, indica la acción de Judas Iscariote en lo referente a su ministerio.
¿Fue Judas salvo porque alguna vez participó de este ministerio? Nunca.
De la misma manera, quienes transgreden en contra de la doctrina de Cristo, hasta el punto tal que Juan enfatiza: “los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”, jamás tuvieron una fe genuina, nunca fueron salvos.
El galardón que se advierte a los creyentes que pueden perder (vs. 8), se refiere al hecho de que quien recibe a tales apóstatas y les dice ¡bienvenido!, participa de sus malas obras, por lo tanto, el creyente no debe tener trato amistoso con los enemigos de Dios, sino, esto le acarrareá pérdidas espirituales, pero NO la pérdida de la salvación.


Apocalipsis 22,19:
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

Un creyente en la época de Juan, que hubira querido añadir o quitar a las palabras del Apocalipsis es impensable.
Por otro lado me deja muy tranquilo, porque por mas que un verdadero creyente enloqueciera y e dispusiese ha realizar tal atrocidad, jamás podría lograrlo, ni nadie... el Apocalipsis ya hace mucho tiempo que quedó impreso en miles de manuscritos.
Notó ud. como Juan dice: “... del libro de esta profecía”. El se refería al libro (rollo) que él había escrito. Por supuesto que por extensión cualquier intento de quitar o añadir a las palabras de Dios merecerá su castigo, y Dios sabrá como, pero este caso en particular esta fuera de nuestro alcance.


Habiendo contestado todas sus preguntas, permítame hacerle algunas a ud:
Para una persona que se a arrepentido de sus pecados y convertido a Cristo:

1) Cuándo el Señor Jesucristo fue crucificado y muerto en el Gólgota. ¿Por cuales o cuantos de los pecados que esa persona cometió, Él pagó, derramando su sangre?

2) En base a este texto:
“11 Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta creación;
12 Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención.” (He. 9:11-12)

¿Qué pecados le fueron perdonados en el momento en que se convirtió a Cristo?

Justifique sus respuestas con la Palabra de Dios.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
La siguiente es la respuesta de Luis Fernando al mensaje anterior:

Primera respuesta a Román de Luis Fernando. Tema "una vez salvos, siempre salvos"
Autor: Luis Fernando
Fecha: 3/12 02:37

Roman:
“Estimado Luis Fernando:
Yo no creo en la Seguridad Eterna de la Salvación porque alguna figura prominente del pasado haya creído en ella, sino porque es una doctrina Bíblica, y quisiera demostrarlo Bíblicamente:”

Luis:
A mí me pasa lo mismo con la diferencia de que yo he llegado a una conclusión diferente a la suya. Tenemos la misma Biblia pero no opinamos igual sobre una doctrina tan esencial como esta. En cualquier caso, para no entrar en consideraciones sobre la creencia de la Iglesia acerca de este tema a lo largo de 20 siglos, me limitaré a debatir con usted utilizando exclusivamente el texto bíblico.

Roman:
Mateo 5,13:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

Este versículo no enseña que la salvación se pierde. La sal no deja de ser sal, sólo se convierte en sal desvanecida, inútil para los propósitos del Reino de Dios. Un cristiano que vive en el pecado deja de salar, y deja de alumbrar, pero no deja de ser hijo de Dios.

Luis:
Bien, el término clave en ese versículo es "ser echada fuera". Lo que no sirve y es echado fuera para ser hollado por los hombres, difícilmente puede ser salvo, ¿no le parece?

Román:
Mateo 7,16-19:
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

Veamos un versículo más atrás:
"Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces." (Mt. 7:15) (Versión Antigua RV 1909 – En todos los casos)
Aquí está hablando de lobos, no de ovejas. Estas personas jamás fueron salvas.
¡Debe ud atender al contexto!

Luis:
Ciertamente no fue feliz la inclusión de esos versículos por mi parte. Perdón por el "lapsus".


Román:
Mateo 18,23-35:
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

El contexto inmediato anterior nos rebela que esta parábola surgió a consecuencia de una pregunta que Pedro hizo al Señor acerca del perdón. (vs. 21-22)

Luis:
Cierto, lo cual da más credibilidad a la posición que mantengo.

Román:
La figura de los verdugos no es una figura del infierno, sino de la acción tortuosa que sobre la conciencia produce el rencor. El rencoroso se castiga a si mismo. Esta es la acción diciplinaria de Dios sobre los hijos que se niegan a perdonar a sus hermanos.

Luis:
Eso no es cierto. El padrenuestro es también muy claro: perdona nuestra ofensas como TAMBIÉN NOSOTROS perdonamos a los que nos ofenden. La cosa es clara. Si yo no perdono, Dios no me perdona. Eso queda también muy claro en
Marcos 11,25-25
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas, porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Román:
Fíjese que este pasajes tiene cosas interesantes:
La deuda astronómica del siervo infiel fue perdonada por su Señor. (vs. Vs. 27 y 32)
Entonces: ¿Qué deuda tenía que pagar el siervo infiel, si su Señor ya le había perdonado su deuda anterior? (vs. 34)
La deuda restante, es precisamente, el no haber perdonado a su hermano. Por lo tanto, el siervo infiel debía ser entregado a los verdugos para pagar sólo esta deuda. No corresponde aquí pues, la condenación eterna

Luis:
¿Cómo? Eso es imposible. El siervo infiel no le debe ni un dolar a su señor por no haber perdonado a su consiervo. El señor le hace pagar lo que le debía, no lo que no le debe. De hecho, se ve claramente que el siervo infiel hace meter en la cárcel a su consiervo por la DEUDA monetaria, que es exactamente lo mismo que hace el señor con él. La parábola está presentando con una claridad meridiana una verdad espiritual: si no perdonamos, Dios no nos perdona. Y si Dios no nos perdona, ¿cómo podemos ser salvos?

Román:
La figura del perdón de la deuda impagable corresponde con la salvación, esta pues está asegurada.

Luis:
¿existe o no existe una deuda sin pagar? Si no es así, ¿porqué le meten en la cárcel?

Román:
La palabra verdugo es traducción del griego basanistës, y se utiliza únicamente aquí en el NT.
Esta palabra deriva de basanizö: probar con la piedra de toque; ensayar, probar, comprobar, verificar, experimentar; poner a prueba, atormentar. Esta última se utiliza 12 veces en el NT, pero no siempre para hacer referencia al infierno. Por ej:
"Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos." (Mr. 6:48)
"(Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos
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" (2 Pedro 2:8)
"Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos á los otros; porque estos dos profetas han atormentado á los que moran sobre la tierra" (Apocalipsis 11:10)

En Mr. 6:48 se traduce "fatigados", en 2 P. 2:8, "afligía", en Ap. 11:19: "atormentado".
La aplicación de este término como refrencia al infierno es cuando se la asocia de otros factores según el contexto del versículo, por ejemplo "tormento eterno" (Mt. 25:46; Ap. 14:6,11)

Luis:
Bien, pero si resulta que esa palabra (basanites) aparece mezclada con la idea de una prisión, ya me contará usted cómo rehuir el significado más evidnete que trasluce el texto. De todas formas, el texto me parece clarísimo. Otra de las claves para entenderlo está en los versículos:
Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía
Vemos que:
1-el señor le perdona. Es misericordioso
2-el siervo no corresponde igual y no es misericordioso con el prójimo.
3.el señor se enoja y le retira la misericordia que le había mostrado.

Creo que está bien claro.

Roman:
Mateo 24,13:
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Una vez más el contexto es necesario para entender esta afirmación.

Luis:
Bien, pero ¿al menos entendemos que hay una condición que lleva al cumplimiento de la promesa? Es decir, cuando uno ve ese versículo, entiende, sin necesidad de ir a la Sorbona, que si uno no persevera hasta el fin, no es salvo. Ahora toca ver salvo de qué.

Roman:
En este pasaje, el Señor responde a la pregunta de sus discípulos:
"Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?" (Mt. 24:3)
El Señor procede a enumerar todas las calamidades que deberían soportar aquellos que estuviesen en el tiempo del fin del mundo, o sea, el final del presente orden mundial. Este período se llama la Gran Tribulación o Gran Aflicción (Mt. 24:21). En este período será la manifestación del anticristo, y la aplicación de los juicios apocalípticos.
En aquel tiempo la forma de salvarse será perseverando hasta el fin, ya que el ser creyente será castigado con la muerte. Un verdadero creyente se negará a adorar al anticristo, e irá a la muerte siendo degollado:

"Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la tierra y á los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fué curada.
Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo á la tierra delante de los hombres.
Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando á los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.
Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos." (Ap. 13:11-15)

"Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años." (Apocalipsis 20:4)

No puede aplicarse pues este principio a esta dispensación de la gracia.


Luis:
Mala cosa. Yo no soy dispensacionalista. Sencillamente me parece totalmente contrario a las Escrituras un sistema que enseña que mientras que habrá un futuro en que la gente sea salva de forma diferente a como somos salvos ahora. Si vamos a tener que desmontar una afirmación tan clara como la que aparece en Mateo 24,13 despachándola con un "eso no corresponde a esta dispensación", entonces podemos hacer con la Biblia lo que nos venga en gana siempre que acudamos a argumentos como ese. Cuando algo no encaja con mi idea teológica acerca de la naturaleza de la salvación, le aplico el discurso "dispensacionalista" y tan feliz. Mire usted Román, la salvación, desde que Cristo murió en la cruz, es y será igual para todos, tanto para los que vivimos ahora como para los que vivirán el día en que Él venga. Si quiere usted que entremos en un debate sobre el sistema escatológico dispensacionalista, lo hacemos, pero me parece que podríamos tirarno semanas enteras discutiendo sólo sobre eso y nos saldríamos del tema que estamos tratando ahora.


Roman:
Mateo 25,1-13:
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Estas vírgenes no son la esposa. No se habla aquí de la iglesia sino el pueblo de Israel.
El hecho de que la mitad entra y la otra no, no tiene relación alguna con la iglesia, sino con el pueblo de Israel:

Luis:
¿y de dónde se saca usted eso?:
2 Cor 11,2
Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una VIRGEN PURA a Cristo.
¿También está hablando ahí Pablo de Israel? ¿Cómo dice usted que esas vírgenes no son la esposa? ¿acaso no llegó el esposo precisamente para la BODA? ¿no es la Iglesia la ESPOSA DEL CORDERO? ¿acaso la Iglesia no es la que SIEMPRE tiene que estar preparada para la llegada del Señor porque no sabemos ni la hora ni el día en que Él ha de venir?

Román:
"Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
Dos mujeres moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor." (Mt. 24:37-42)

La Venida del Hijo del hombre, es la venida del Hijo del hombre a la tierra, y es al final de la Gran Tribulación. La iglesia no espera le Venida del Hijo del hombre a la tierra, sino el Arrebatamiento para ir junto al Señor, y este hecho es justamente antes de la Gran Tribulación. (1 Ts. 4:14-18)

Luis:
Ahí responde usted. Mire, Román, no es bíblica la idea de un arrebatamiento pre-tribulacional. Otra vez nos enredamos con el problema de la escatología. Vuelve usted a hacer lo mismo que antes. Cuando el texto bíblico es muy claro, acude a su comodín hermenéutico "dispensacionalista" y soluciona su problema. Pero ese comodín resulta que es falso.


Román:
Juan 8,31:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.

Una vez más, veamos el contexto:

Luis:
Para no hacer más largo este mensaje le reconozco que ese versículo que cité no apoya mi posición.

Román:
Juan 15,2:
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
y 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

En la Biblia, el fuego no es un símbolo del infierno, sino de la justicia de Dios:
"Porque nuestro Dios es fuego consumidor." (Hebreos 12:29)

Luis:
Un momento, usted se olvida de algo. La clave del versículo no es el famoso fuego. es la frase "EL QUE EN MÍ NO PERMANECE". Para permanecer en algo, primero hay que estar en ese algo. Para permanecer en Cristo primero hay que ser de Cristo. Pero Cristo advierte muy claramente que "EL QUE EN MÍ NO PERMANECE, será echado fuera como pámapano". Aquí estamos hablando que el que está en Cristo, SIEMPRE ESTARÁ en Cristo. Y Cristo mismo advierte que eso puede no ser así.
Dice usted que el fuego en la Biblia no es un símbolo del infierno sino de la justicia de Dios. ¿Acaso el infierno no es justicia de Dios para los infieles? ¿cómo es posible que diga usted que el fuego y el infierno no están relacionados? ¿acaso el infierno no es descrito como un lago de fuego?


Ramón:
Las obras del creyente serán algún día examinadas por el Señor Jesucristo cuando se siente como Juez para juzgar con justicia a los creyentes.
Un creyente puede ver quemada toda su obra y aún ser salvo:
"Conforme á la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego." (1 Co. 3:10-15)

Este examen de fuego será cuando los creyentes comparezcan ante el Tribunal de Cristo:
"Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo." (2 Co. 5:10)

Luis:
Me parece muy bien que usted cite 1 Cor que, dicho sea de paso, es uno de los textos utilizados para justificar la existencia del purgatorio, pero le recuerdo que el texto del que estamos hablando no es 1 Cor sino Juan 15. Y en Juan 15 Cristo habla de gente que no permanece en Él. ¿Cómo serán salvos los que no permanecen en Cristo, el cual es vida eterna?

Luis Fernando

PD: Próximamente seguiré con la parte II
 
La siguiente es mi respuesta al mensaje anterior, y aquí quedó inconcluso este debate hasta el díade hoy:


Estimado Luis Fernando:

Mateo 5,13

Ud dice:
“Bien, el término clave en ese versículo es "ser echada fuera". Lo que no sirve y es echado fuera para ser hollado por los hombres, difícilmente puede ser salvo, ¿no le parece?”

No. No me parece. Fíjese en este caso:
“4 En el nombre del Señor nuestro Jesucristo, juntados vosotros y mi espíritu, con la facultad de nuestro Señor Jesucristo,
5 El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” (1 Co. 5:4-5)
Aquí “´muerte” proviene de otro término griego: óletros: perdida, ruina, muerte. A este creyente Pablo manda echarle de la iglesia al mundo, para que experimente la ruina de su vida como creyente, a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor. Esta es la disciplina que manda el Señor para aquellos hijos de Dios que se han entregado a la inmoralidad, a fin de que procedan al arrepentimiento, y puedan reconstruir sus vidas cristianas.

Podríamos debatir largamente sobre a donde es arrojada esta sal para ser pisoteada por los hombres, pero creo que para este tema sólo basta con probar que no es el infierno.
La terminología “hollada por los hombres”, implica una vergüenza ocasionada por nuestra condición rebelde ante Dios. Esta figura coincide más con una imagen terrena que con el infierno, nada dice la biblia de hombres que pisoteen a otros allí, sino solo tormento eterno en un lago de fuego para todos los que allí se encuentren.


Mateo 18,23-35

Yo digo:
“Fíjese que este pasaje tiene cosas interesantes:
La deuda astronómica del siervo infiel fue perdonada por su Señor. (vs. Vs. 27 y 32)
Entonces: ¿Qué deuda tenía que pagar el siervo infiel, si su Señor ya le había perdonado su deuda anterior? (vs. 34)
La deuda restante, es precisamente, el no haber perdonado a su hermano. Por lo tanto, el siervo infiel debía ser entregado a los verdugos para pagar sólo esta deuda. No corresponde aquí pues, la condenación eterna”

Ud dice:
“¿Cómo? Eso es imposible. El siervo infiel no le debe ni un dolar a su señor por no haber perdonado a su consiervo. El señor le hace pagar lo que le debía, no lo que no le debe. De hecho, se ve claramente que el siervo infiel hace meter en la cárcel a su consiervo por la DEUDA monetaria, que es exactamente lo mismo que hace el señor con él. La parábola está presentando con una claridad meridiana una verdad espiritual: si no perdonamos, Dios no nos perdona. Y si Dios no nos perdona, ¿cómo podemos ser salvos?”

Le respondo:
El no perdonar es pecado, y por lo tanto, es nueva deuda. El pecado, cualquiera sea, es primero contra Dios, y puede ser contra algún hombre.

Yo digo:
“La figura del perdón de la deuda impagable corresponde con la salvación, esta pues está asegurada.”

Ud. responde:
“¿existe o no existe una deuda sin pagar? Si no es así, ¿porqué le meten en la cárcel?”

Le respondo:
La deuda por pagar, como le dije, es el pecado de NO perdonar.
En la carcel es donde el siervo infiel arrojó al consiervo de él. ¿Lo arrojó al infierno? Por supuesto que no.
Por el contexto debe entenderse que su consiervo le había ofendido a él, y que este siervo infiel debía perdonarle, pero no lo hizo, sino que lo hechó en la carcel.
En la vida práctica esto sucede muchas veces, vaya ud y humíllese pidiendo perdón a alguien que ha ofendido, y si esta persona le trata con aspereza, desprecio y no le restaura, verá como sentirá un profundo sentimiento de amargura. Resulta que ahora ud. está en la carcel del rencor igual que él. Por eso es que la Palabra de Dios nos enseña no solo el perdón, sino la restauración.


Ud dice:
“Bien, pero si resulta que esa palabra (basanites) aparece mezclada con la idea de una prisión, ya me contará usted cómo rehuir el significado más evidnete que trasluce el texto. De todas formas, el texto me parece clarísimo. Otra de las claves para entenderlo está en los versículos:
Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía
Vemos que:
1-el señor le perdona. Es misericordioso
2-el siervo no corresponde igual y no es misericordioso con el prójimo.
3.el señor se enoja y le retira la misericordia que le había mostrado.
Creo que está bien claro.”

Le respondo:
No, no está claro. Ampliemos más el tema.
El tema de la cárcel es muy interesante, el término griego es philakë, y también se utiliza aquí:

“23 Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti,
24 Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.
25 Concíliate con tu adversario presto, entre tanto que estás con él en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en PRISIÓN.
26 De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.” (Mt. 5:23-26)

Aquí no se habla del infierno, ya que nadie podrá salir de él. Aquí se habla de cierta disciplina que se ejecuta sobre quien se presenta a adorar a Dioc no el corazón sucio de rencor.

La oración de Mt. 6:9-15 que ud citó, arrojará mas luz sobre el tema:
“9 Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
14 Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro Padre celestial.
15 Mas si no perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mt. 6:9-15)

Cuando en esta oración se toca el tema del perdón, se lo relaciona con una DEUDA. El derecho a pedir perdón por nuestras dedudas, está condicionado a haber perdonado nosotros también esas deudas. (vs. 12)
Este versículo, es narrado por Lucas de manera interesante:

“Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos DEBEN. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo.” (Lucas 11:4)

Estas deudas no son dólares. Estas deudas son ofensas, pecados. (vs. 14-15)
El tema del perdón se trata en los 12, 14-15, y se lo relaciona con deudas, estas deudas se producen cuando uno ofende a los hombres y a Dios. El perdón de esas ofensas está supeditado al perdón que nosotros tengamos hacia las ofensas de los demás hacia nosotros.

Con ese mismo concepto, la Parábola del siervo infiel relaciona pecados con deudas. Cuando el siervo infiel se niega a perdonar a su hermano, comete pecado, y se genera una nueva deuda. Esta es la deuda que él debe, de lo contrario se haría aparecer al Señor como retractándose de su perdón, concepto que no puede ser aplicado a Dios.

Su concepto del perdón de Dios es incorrecto.
Permítame hacerle algunas preguntas, creáme que NO lo hago con mala intención, sino con el objeto de relacionar esta realidad a la vida práctica:
¿Tiene ud problemas para perdonar a otros? ¿Les retira toda la misericordia cuando pecan nuevamente contra ud? ¿Cree realmente que Dios le perdona a ud. cuando le pide perdón?
Cuándo siente rencor contra alguien y no puede perdonar: ¿le vuelce a pedir perdón a Dios por todos los pecados que cometió en su vida?
Esto teniendo en cuenta que el perdón no es de boca, ya que la presencia de rencor en el corazón es indicio de que falta verdadero perdón.

Cito aquí sólo algunos versículos al respecto:

“ Y á vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,” (Colosenses 2:13)
“Sufriéndoos los unos á los otros, y perdonándoos los unos á los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Colosenses 3:13)

Aquí se habla de un perdón pasado, pleno y consumado. Nosotros perdonamos porque Dios nos perdonó. Cuando ud se arrepiente de sus pecados y le pide perdón a Dios, y acepta lo que el hizo en la cruz por ud. Dios le perdona toda la deuda de los pecados. Si somos fieles a él, aplicaremos el mismo principio con nuestros hermanos, quien no hace esto, tiene en poco lo que le costó a Dios nuestro perdón.

Otra pregunta:
La muerte de Jesucristo en la cruz como pago por los pecados de la humanidad. ¿Dejó satisfecho al Padre?


Mateo 24,13

Ud dice:
“Mala cosa. Yo no soy dispensacionalista. Sencillamente me parece totalmente contrario a las Escrituras un sistema que enseña que mientras que habrá un futuro en que la gente sea salva de forma diferente a como somos salvos ahora. Si vamos a tener que desmontar una afirmación tan clara como la que aparece en Mateo 24,13 despachándola con un "eso no corresponde a esta dispensación", entonces podemos hacer con la Biblia lo que nos venga en gana siempre que acudamos a argumentos como ese. Cuando algo no encaja con mi idea teológica acerca de la naturaleza de la salvación, le aplico el discurso "dispensacionalista" y tan feliz. Mire usted Román, la salvación, desde que Cristo murió en la cruz, es y será igual para todos, tanto para los que vivimos ahora como para los que vivirán el día en que Él venga. Si quiere usted que entremos en un debate sobre el sistema escatológico dispensacionalista, lo hacemos, pero me parece que podríamos tirarno semanas enteras discutiendo sólo sobre eso y nos saldríamos del tema que estamos tratando ahora.”


Le respondo:
En Ap. 13:11-15; Apocalipsis 20:4., la forma de salvación es diferente a la de hoy.
Ud dice no ser dispensacionalista, pero cree que desde que Jesucristo murió en la Cruz, la Salvación es y será para todos igual para siempre. Por lo tanto, antes que el Señor muriera en la Cruz, la salvación se obtenía de otra manera ¿verdad? Presisamente allí hubo un cambio en la dispensación de Dios para con los hombres, que afectó también el plan de Dios en lo referente a la Salvación. Sobre todo para nosotros los Gentiles:

“1 POR esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los Gentiles,
2 Si es que habéis oído la dispensación de la gracia de Dios que me ha sido dada para con vosotros,
3 A saber, que por revelación me fué declarado el misterio, como antes he escrito en breve;
4 Leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi inteligencia en el misterio de Cristo:
5 El cual misterio en los otros siglos no se dió á conocer á los hijos de los hombres como ahora es revelado á sus santos apóstoles y profetas en el Espíritu:
6 Que los Gentiles sean juntamente herederos, é incorporados, y consortes de su promesa en Cristo por el evangelio:
7 Del cual yo soy hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su potencia.
8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,” (Ef. 3:1-8)

Pablo habla aquí de la Dispensación de la Gracia (tën oikonomían tës járitos), Economía o Administración de la Gracia.

El trato de Dios con los hombres fue distinto con Adam en Eden, que después de la caída y hasta el diluvio, con Noé, con Abraham, con Moisés bajo la Ley, despues del Señor Jesucristo, y será distinto en la Gran Tribulación y en el Milenio. La Biblia muestra notables diferencias. El plan de redención de Dios tiene etapas marcadamente distinguibles. El dispensacionalismo no es un comodín, es un sistema teológico de interpretación ordenada de las distintas etapas del trato de Dios con los hombres.

El origen de la Salvación siempre es la Gracia de Dios, pero el medio para apropiarse de esta cambia.


Mateo 25,1-13

Yo digo:
“Estas vírgenes no son la esposa. No se habla aquí de la iglesia sino el pueblo de Israel.
El hecho de que la mitad entra y la otra no, no tiene relación alguna con la iglesia, sino con el pueblo de Israel:”

Ud responde:
“¿y de dónde se saca usted eso?:
2 Cor 11,2
Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una VIRGEN PURA a Cristo.
¿También está hablando ahí Pablo de Israel? ¿Cómo dice usted que esas vírgenes no son la esposa? ¿acaso no llegó el esposo precisamente para la BODA? ¿no es la Iglesia la ESPOSA DEL CORDERO? ¿acaso la Iglesia no es la que SIEMPRE tiene que estar preparada para la llegada del Señor porque no sabemos ni la hora ni el día en que Él ha de venir?”

Este mismo versículo que ud. citó también dice otra cosa:
“Porque os celo con celo de Dios; pues os he deposado con un solo esposo, para presentaros como UNA virgen pura a Cristo.” (2 Cor 11:2)

El Señor Jesucristo se ha desposado con UNA virgen pura, no con cinco o más.

Estas otras vírgenes no son la Reina:

“6 Tu trono, oh Dios, eterno y para siempre: Vara de justicia la vara de tu reino.
7 Amaste la justicia y aborreciste la maldad: Por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de gozo sobre tus compañeros.
8 Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos: En estancias de marfil te han recreado.
9 Hijas de reyes entre tus ilustres: Está la REINA á tu diestra con oro de Ophir.
10 Oye, hija, y mira, é inclina tu oído; Y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
11 Y deseará el rey tu hermosura: E inclínate á él, porque él es tu Señor.
12 Y las hijas de Tiro vendrán con presente; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
13 Toda ilustre es de dentro la hija del rey: De brocado de oro es su vestido.
14 Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes en pos de ella: Sus compañeras serán traídas á ti.
15 Serán traídas con alegría y gozo: Entrarán en el palacio del rey.” (Sal. 45:6-15)

Observe con cuidado este Salmo profético de la gloria venidera del Reino.
La Reina (vs. 10), viene acompañada de “Virgenes en pos de ella” (vs. 14). La Reina es la Esposa del Rey, la Iglesia. Las otras “vírgenes” “serán traídas con alegría y gozo: Entrarán en el palacio del rey” (vs 15)


Ud dice:
Mire, Román, no es bíblica la idea de un arrebatamiento pre-tribulacional. Otra vez nos enredamos con el problema de la escatología. Vuelve usted a hacer lo mismo que antes. Cuando el texto bíblico es muy claro, acude a su comodín hermenéutico "dispensacionalista" y soluciona su problema. Pero ese comodín resulta que es falso.

El arrebatamiento pre-tribulacional es una doctrina Bíblica Fundamental, esperanza de todo verdadero creyente renacido y regenerado por el Espíritu Santo:

“13 Tampoco, hermanos, queremos que ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él á los que durmieron en Jesús.
15 Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros á los que durmieron.
16 Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero:
17 Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
18 Por tanto, consolaos los unos á los otros en estas palabras.” (1 Ts. 4:13-18)

Por favor, de fundamento Bíblico a sus respuestas.


Juan 15,2

Yo digo:
“En la Biblia, el fuego no es un símbolo del infierno, sino de la justicia de Dios:
"Porque nuestro Dios es fuego consumidor." (Hebreos 12:29)”

Ud. responde:
“Un momento, usted se olvida de algo. La clave del versículo no es el famoso fuego. es la frase "EL QUE EN MÍ NO PERMANECE". Para permanecer en algo, primero hay que estar en ese algo. Para permanecer en Cristo primero hay que ser de Cristo. Pero Cristo advierte muy claramente que "EL QUE EN MÍ NO PERMANECE, será echado fuera como pámapano". Aquí estamos hablando que el que está en Cristo, SIEMPRE ESTARÁ en Cristo. Y Cristo mismo advierte que eso puede no ser así.
Dice usted que el fuego en la Biblia no es un símbolo del infierno sino de la justicia de Dios. ¿Acaso el infierno no es justicia de Dios para los infieles? ¿cómo es posible que diga usted que el fuego y el infierno no están relacionados? ¿acaso el infierno no es descrito como un lago de fuego?”


Le respondo:
Le demostraré con la Palabra de Dios que es posible que un creyente NO permanezca en Jesucristo, pero aún así el Señor permanece en él:

“23 Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos á otros como nos lo ha mandado.
24 Y el que guarda sus mandamientos, ESTÁ en él, y él en él. Y en esto sabemos que él PERMANECE en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” (1 Jn. 3:23-24)

El mismo verbo griego menö es traducido “está” y “permanece” en el vs. 24. Para el creyente existe una condición para permanecer en Jesucristo: Guardar sus mandamientos. Pero Juan dice que:
“Y en esto sabemos que él PERMANECE en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”.
La permanencia del Señor en la vida del creyente, no depende del creyente, sino de Dios, y Él mora en el creyente en la Persona del Espíritu Santo, y NO le dejará pues ha sido sellado por el Espíritu Santo para el día de la redención:

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención.” (Efesios 4:30)

¿Qué es permanecer en Jesucristo? Es estar en comunión con Él. Los creyentes quitamos nuestra comunión con Él cuando pecamos, pero Él jamás la quita para con nostros. Él PERMANECE en nosotros.

Este es un buen momento para hablar de la preposición griega “en”, que indica posición.
Estar EN Cristo, es estar EN su Cuerpo, cito algunos ejemplos:

“Así muchos somos un cuerpo EN Cristo, mas todos miembros los unos de los otros.” (Romanos 12:5)
“A la iglesia de Dios que está en Corinto, santificados EN Cristo Jesús, llamados santos, y á todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro:” (1 Corintios 1:2)
“No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno EN Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28)
“De modo que si alguno está EN Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17)

En esa posición NADA NI NADIE nos puede separar del amor de Dios:

“38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es EN Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39)

Ud dice:
“Me parece muy bien que usted cite 1 Cor que, dicho sea de paso, es uno de los textos utilizados para justificar la existencia del purgatorio, pero le recuerdo que el texto del que estamos hablando no es 1 Cor sino Juan 15. Y en Juan 15 Cristo habla de gente que no permanece en Él. ¿Cómo serán salvos los que no permanecen en Cristo, el cual es vida eterna?”

La vida eterna está garantizada en el creyente por la presencia del Espíritu Santo morando en él.
En 1 Co. 3:10-15 ni en ningún otro lugar de la Biblia, se menciona un lugar llamado Purgatorio, eso no es Bíblico.
Pero mejor dejemos eso para más adelante.

Por favor, de fundamento Bíblico a todas sus respuestas.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
Re: La Seguridad Eterna de la Salvación

Hermanos, es un gusto saludarles. A propósito de lo que comparten es que deseo dejarles un texto del hermano Dr. Charles Stanley, "Seguridad eterna", pp. 171-175. Espero añada algo positivo a lo que ya estan comentando.

El Señor les bendiga ricamente.

Hermano Oscar.

Y ahora el texto:


Seguridad eterna

BASE BIBLICA
1 Juan 5:13


"Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna."

COMENTARIO

Dios da seguridad de vida eterna a todos los creyentes. Esta seguridad está basada en la fe en Cristo. ¿Por qué el creer en Cristo es una condición para tener vida eterna? Porque el propósito de Dios tocante a la muerte de Cristo fue con el fin de pagar una deuda que nosotros no podíamos pagar. Esa deuda era el pecado. Tengo por experiencia que los que tienen problemas con la doctrina de la seguridad eterna tienen un concepto distorsionado de lo que sucedió en la cruz. Quizá esto parezca como que estoy criticando, pero más bien, estoy algo desconcertado. Al pensar en el Calvario y en el precio que fue pagado para que yo obtuviera la vida eterna, la idea de tener autoridad o poder para deshacer todo eso me parece inconcebible. Lo que un individuo crea acerca de lo que sucedió en la cruz determina lo que cree acerca de la seguridad eterna.
En la cruz el Señor Jesucristo literalmente vino a ser quien llevó nuestro pecado. No sólo lo llevó, sino que también nos dio su justicia (2 Corintios 5:21). Cuando creemos en Cristo recibimos su vida, y El perdona la deuda de nuestro pecado. La muerte de Cristo fue una transacción permanente y gracias a ello también los resultados son el perdón y la vida eterna (Juan 6:40). Nuestra fe en la muerte de Cristo en la cruz como pago por nuestro pecado nos asegura la vida eterna.
La fe es el medio por el cual la obra salvadora de Cristo se aplica al individuo. De manera específica somos salvos al creer que la muerte de Cristo en la cruz cubrió el pago total del pecado.
La base bíblica que apoya esta idea proviene de una construcción gramatical que ocurre una y otra vez cuando se menciona la fe en relación con el perdón y la salvación. Esa construcción consiste del término griego que quiere decir "creer", seguido por una palabrita que se traduce "en". La combinación de ambos términos es peculiar al Nuevo Testamento. Los escritores se vieron obligados a acuñar una frase nueva para comunicar de manera precisa su mensaje singular (Juan 6:40; ver también 1:12; 2:23).
Los escritores de los Evangelios comprendieron que el Señor Jesús invitó a todo el mundo a hacer algo más que creer en su existencia. Por su propia experiencia sabían que Cristo estaba invitando a los pecadores a depositar su confianza en El, en su vida, en sus palabras y, en última instancia, en su muerte como el pago total por el pecado. "Un momento, replica el escéptico, ¿qué pasa con los pecados que cometemos después de ser declarados libres de culpa?"
Muy buena pregunta, pero piense en lo siguiente: ¿cuáles pecados suyos llevó Cristo en la cruz hace dos mil años? Nuestro Señor, ¿por cuáles de sus pecados sufrió el castigo? Si murió sólo por parte de sus pecados —por ejemplo los que había cometido hasta el momento de ser salvo— ¿cómo podrá obtener el perdón de los pecados que cometa después de eso? ¿No tendría que regresar Cristo a morir una vez más, y de hecho, en repetidas ocasiones?
Si todos nuestros pecados no quedaron incluidos en la cruz hace dos mil años, no hay esperanza para nosotros. Pero Dios nos declaró libres de culpa basándose en lo que hizo su Hijo una sola vez. Fue necesario que Cristo, a diferencia de las ovejas y los machos cabríos, fuera ofrecido sólo una vez y Dios aceptó ese sacrificio para el perdón de todo el pecado humano (Hebreos 9:24-28).
Desde el punto de vista histórico de la cruz, todos los pecados de cada uno de nosotros estaban todavía por cometerse. Si Cristo murió por un pecado, murió por todos ellos. ¿Cuál es la diferencia? El no regresará con el fin de pagar por el pecado (Heb. 9:28). En la cruz El tomó sobre sí mismo todo el pecado de la humanidad —pasado, presente y futuro. ¿Cómo será posible que alguno cambie todo eso? Si Cristo tomó sobre sí todo nuestro pecado, ¿qué es lo que puede hacer que Dios cambie su veredicto de que no somos culpables? ¡Nada en lo absoluto!



APLICACION

Si rechazamos la seguridad eterna, varias cosas van de por medio. En primer lugar, nuestra seguridad. Si nuestra salvación depende de cualquier otra cosa que no sea la obra consumada por Cristo en la cruz, será difícil vivir con mucha seguridad. Esperanza, sí; pero seguridad, no.
Donde no existe seguridad de haber sido aceptados por Dios, no habrá paz; donde no hay paz, no hay gozo; donde no hay gozo existe un límite para amar incondicionalmente. Una persona que no tiene seguridad podríamos decir que está motivada parcialmente por el temor. El amor y el temor no se mezclan pues uno tiende a diluir al otro; más aún, el temor se convierte en preocupación. Seamos realistas por unos momentos. Si mi salvación no es un asunto que ha quedado resuelto, ¿cómo podré yo no estar afanado por algo? (Filipenses 4:6). La falta de seguridad contribuye a la falta de confianza plena.
Además, también va de por medio el perdón. Cuando Cristo murió, ¿por cuáles pecados murió? ¿Usted de cuáles pecados fue perdonado al creer en El como su Salvador? Si los pecados que usted comete después de convertirse pueden anular su relación con el Salvador, esos pecados no quedaron incluidos en el Calvario; en otras palabras, estar perdonado no quiere decir estar perdonado. El hecho de establecer la diferencia entre pecados perdonados y no perdonados significa hacer una distinción ajena a la Biblia. El tiempo en el cual usted cometió el pecado no viene al caso ya que todos eran futuros desde la perspectiva de la cruz. En la cruz Cristo pagó por todos sus pecados, hasta por los que cometerá en el futuro.
Un tercer aspecto de la doctrina que se ve afectado por el concepto de perder la salvación es el de la salvación sólo por fe. Una vez que introducimos a las buenas obras en el proceso de la salvación, la salvación deja de ser sólo por fe; es por fe y obras. El hecho de implicar que la salvación se mantiene gracias a las buenas obras (o por no pecar) se traduce en tratar de llevar sobre nuestros hombros la carga cotidiana de nuestra salvación. En ese caso en el cielo habría lugar para gloriarse. Nuestra salvación está basada sólo en la fe y no en una combinación de fe y obras. Debido a la permanencia de nuestra salvación no tenemos la menor duda de la seguridad eterna.
Los creyentes que están inseguros de su relación con Dios tienen dificultad en compartir el amor de Dios con otras personas. Con frecuencia les es imposible hacer otra cosa que concentrarse en sus luchas. No todos los que rechazan el concepto de ser salvos de una vez para siempre tienen este problema, pero he conocido a muchos para quienes esta es una barrera formidable.
Los anteriores son sólo unos cuantos de los aspectos que se ven afectados por tomar una postura contraria a la seguridad eterna. El asunto no es exclusivamente para ser discutido por teólogos sino que tiene mucho que ver con su vida en estos mismos instantes. El punto de vista que usted adopte tendrá gran impacto en la percepción que tenga de sí mismo, de Dios y de los demás. Por estos motivos ruego al Señor que usted estudie y vuelva a estudiar el asunto hasta quedar convencido de una vez por todas.



EXAMEN DETENIDO

Examinemos dos preguntas relacionadas con la seguridad eterna. La primera es: ¿qué pasa si alguno deja de creer? En otras palabras: ¿podrá mi incredulidad deshacer la promesa de vida eterna? La segunda es: ¿qué quiere decir caer de la gracia? O dicho de otra manera: ¿podrá mi desobediencia ser motivo de que yo pierda mi salvación?
En primer lugar examinemos detenidamente la pregunta acerca de la incredulidad. Los que creen que la salvación puede perderse con frecuencia hacen una pregunta pertinente acerca de la relación entre la salvación y la fe. Esa pregunta es más o menos como sigue: Si obtenemos la salvación por medio de la fe en Cristo, ¿acaso no tiene sentido que podemos perderla si dejamos de creer? Para contestarla debemos considerar qué es lo que nos salva. Pablo dice que somos salvos por gracia (Efesios 2:8-9), o sea, que el instrumento de la salvación es la gracia. Dios ideó un plan y lo llevó a cabo por medio de Cristo. Nosotros no tuvimos parte ni merecíamos parte alguna de él; fue por gracia de principio a fin. Somos salvos por gracia por medio de la fe. La frase "por medio de la fe" es importante pero con mucha frecuencia no se entiende bien. "Por medio" es traducción del término griego diá, que tiene la idea de un "medio" o "agencia". La fe fue el agente por el cual Dios pudo aplicar su gracia a la vida del pecador.
La fe es simplemente la manera en que nosotros decimos que sí al don gratuito de vida eterna que proviene de Dios. La fe y la salvación no son la misma cosa, tal y como un regalo y la mano que lo recibe no son lo mismo. La salvación es independiente de la fe. Por consiguiente, Dios no demanda una actitud constante de fe a fin de que seamos salvos —sólo un acto de fe en Cristo.
Usted y yo no somos salvos porque tengamos una fe que perdure sino porque en un momento dado expresamos fe en nuestro Señor. Notemos cómo termina Pablo el pasaje de Efesios 2:8-9: . . . es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe "La salvación, dice Pablo, es un don, un regalo". No sé usted qué piense, pero yo he aprendido que un regalo que se le quita a alguien no es regalo. Los regalos verdaderos son obsequiados sin condiciones.
Pero quizá usted diga: "¿Qué pasa si lo devuelvo?" Podemos devolver algo sólo si quien lo obsequió lo acepta. En el caso de la salvación Dios tiene una política estricta de no permitir devoluciones. Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, ¿por qué desearía recibir lo que vino a obsequiar?
¿Y la fe? La fe es nuestra forma de aceptar el regalo de Dios; es nuestras manos espirituales por las cuales se recibe el regalo en un momento dado. Más aún, la fe salvadora no forzosamente es una actitud sostenida de gratitud por el don de Dios, sino un momento peculiar dentro del tiempo cuando tomamos lo que Dios ha ofrecido . La vida eterna se recibe por gracia por medio de la fe. Es una transacción que se hace sólo una vez y que no puede deshacerse. Gracias a la naturaleza de la gracia de Dios una vez que somos salvos permanecemos salvos.
Antes de contestar la pregunta acerca de caer de la gracia, veamos nuestra relación con Cristo. Hemos aprendido que la fe es el medio por el cual aceptamos el don de la vida eterna que proviene de Dios. Teniendo en cuenta este punto, permítame preguntarle. ¿Ha habido un momento en su vida en el cual usted ha aceptado el don gratuito de la salvación de parte de Dios?
Cuando yo tenía doce años hice una oración semejante a la que he incluido en este escrito. Si usted no está seguro de ser salvo, ¿por qué no estarlo hoy mismo? Si usted reconoce su necesidad de perdón y cree que la muerte de Cristo hizo posible ese perdón, ya está listo. Ore diciendo: "Dios mío, reconozco que soy pecador. Sé que el pecado me ha ganado la separación eterna de tu presencia. Creo que Cristo murió en mi lugar al morir en el Calvario. Acepto su muerte como pago total por mi pecado. Lo acepto como mi Salvador. Gracias por salvarme. Te lo pido en el nombre de Cristo. Amén".
Para muchas personas caer de la gracia es sinónimo de la pérdida de la salvación. Esta percepción es bastante desafortunada, así como lo es que la mayoría de las personas con las que hablo acerca de "caer de la gracia" no tienen la menor idea de dónde surgió esa frase ni a qué se refería en sus orígenes. Para complicar la situación, estas cuatro palabras han llegado a ser una manera común para expresar el hecho de que una persona pierde la amistad de otra o "cae en desgracia". Todo esto ha producido mayor confusión tocante a esta frase que aparece sólo una vez en el Nuevo Testamento y que al ser escrita jamás fue con la intención de ser sacada del texto para convertirla en una máxima teológica.
El libro de Gálatas fue escrito por Pablo para refutar a un grupo de "maestros" que llegaron a Galacia después que él salió. Ese grupo, conocido como "los judaizantes", proclamaba un evangelio distinto al de Pablo. No obstante era lo suficientemente semejante a la enseñanza del apóstol como para confundir a los creyentes de Galacia. Creían y enseñaban que la salvación se obtenía tanto por medio de la fe en Cristo como por guardar algunas porciones de la ley. Este punto de vista distorsionado tenía como centro la importancia de la circuncisión. La carta de Pablo indica que los judaizantes lograron persuadir a algunos creyentes gentiles a que se circuncidaran para asegurar su salvación (Gálatas 5:2).
Y todo esto, ¿qué tiene que ver con "caer de la gracia"? La preocupación primordial de Pablo no era que los creyentes de Galacia estuvieran cayendo en inmoralidad ni abandonando a Dios inconscientemente. En cierto sentido era todo lo contrario. Estaban a punto de adoptar una forma de religión que restringiría su libertad aún más y corrían riesgo de entregarse a un estilo de vida que les demandaría más en cuanto a las obras (Gálatas 5:1).
Escuchemos cómo lo expresa en Gálatas 5:4: De Cristo os desligasteis los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído. En este contexto, caer de la gracia nada tiene que ver con perderse o no tener la salvación. En este pasaje lo opuesto a la gracia no es dejar de ser salvo ni perderse, sino intentar ser salvos por las obras de la ley. Caer de la gracia, entonces, es abandonar el modelo de la salvación por gracia para ser justificado y adoptar el modelo de la salvación por obras. Pablo no estaba amenazándolos con la pérdida de la salvación, sólo con la pérdida de la libertad (Gálatas 5:1); no dijo que estaban cayendo de la salvación. Su preocupación se debía a que estaban alejándose o desligándose del sistema de la gracia de Dios lo cual les llevaría directamente a la frustración de vivir bajo la ley. Quizá podremos caer de la gracia, pero jamás de la salvación. Nada podrá separarnos del amor de Dios (Romanos 8:37-39).



PALABRA FINAL

Al alma que anhela la paz que hay en mí
jamás en las luchas la habré de dejar;
Si todo el infierno la quiere perder,
¡yo nunca, no, nunca la puedo olvidar!

Himno "Cuán firme cimiento se ha dado a la fe"
Versión en español de Vicente Mendoza.


Tomado del capítulo: "Seguridad eterna", del libro "Una travesía gloriosa", por el Dr. Charles Stanley, pp. 171-175. Traducción del Dr. Pablo E Pérez