La Reforma de Lutero
La Reforma subraya, en segundo lugar, la centralidad de la Biblia, que tuvo efectos positivos para toda la Iglesia. Gracias a ella hoy la Biblia es un libro que está al alcance de todo el mundo. La Biblia como palabra de Dios está por encima del magisterio, por encima de las declaraciones papales, por encima de las órdenes y las normas de la jerarquía eclesiástica. Pero la Biblia no como letra muerta sino como un texto vivo, interpretada desde la propia subjetividad y no desde instancias superiores. Ése es un elemento que en la iglesia católica todavía no está vigente. El peso del magisterio es decisivo y determinante a la hora de interpretar los textos de la Escritura. Pongamos un ejemplo concreto. Cualquiera de los siete sacramentos tiene, según el magisterio oficial, un texto literal en el que se fundamenta la constitución de ese sacramento. El bautismo: «Yo te bautizo en el nombre del padre y del Hijo....». La penitencia: «Todo lo que atares en la tierra, será atado en el cielo...». La Eucaristía: "Esto es mi cuerpo… Ésta es mi sangre". Y así sucesivamente. (Hasta los propios canónigos se consideraban instituidos por Cristo en el Huerto de los Olivos cuando Jesús, al encontrarlos dormidos, les dice: "Dormid ya y descansad").
3. La tercera aportación de la Reforma protestante al cristianismo es su sentido congregacional, comunitario. La congregación es el centro de la vida religiosa de las iglesias protestantes tanto en el culto como en el servicio de la palabra. Es ella la que tiene el protagonismo a la hora de elegir al pastor de la comunidad en función de las necesidades de la comunidad, tras un cuidadoso proceso de selección y sin interferencias de instancias superiores. . .
4. Me parece fundamental en la Reforma protestante la importancia concedida a la teología de la cruz en la línea paulina ("No quiero predicar más que a Cristo, y a éste Crucificado"), frente a la triunfalista teología de la gloria del catolicismo con el símbolo del Pantocrator dominando los pórticos de las iglesias. Lutero llega a decir que la cruz es el principio de toda teología. Siguiendo a Lutero y a Pablo, Moltmann habla de « el Dios crucificado» y de la cruz como crítica de toda teología cristiana.
La Reforma subraya, en segundo lugar, la centralidad de la Biblia, que tuvo efectos positivos para toda la Iglesia. Gracias a ella hoy la Biblia es un libro que está al alcance de todo el mundo. La Biblia como palabra de Dios está por encima del magisterio, por encima de las declaraciones papales, por encima de las órdenes y las normas de la jerarquía eclesiástica. Pero la Biblia no como letra muerta sino como un texto vivo, interpretada desde la propia subjetividad y no desde instancias superiores. Ése es un elemento que en la iglesia católica todavía no está vigente. El peso del magisterio es decisivo y determinante a la hora de interpretar los textos de la Escritura. Pongamos un ejemplo concreto. Cualquiera de los siete sacramentos tiene, según el magisterio oficial, un texto literal en el que se fundamenta la constitución de ese sacramento. El bautismo: «Yo te bautizo en el nombre del padre y del Hijo....». La penitencia: «Todo lo que atares en la tierra, será atado en el cielo...». La Eucaristía: "Esto es mi cuerpo… Ésta es mi sangre". Y así sucesivamente. (Hasta los propios canónigos se consideraban instituidos por Cristo en el Huerto de los Olivos cuando Jesús, al encontrarlos dormidos, les dice: "Dormid ya y descansad").
3. La tercera aportación de la Reforma protestante al cristianismo es su sentido congregacional, comunitario. La congregación es el centro de la vida religiosa de las iglesias protestantes tanto en el culto como en el servicio de la palabra. Es ella la que tiene el protagonismo a la hora de elegir al pastor de la comunidad en función de las necesidades de la comunidad, tras un cuidadoso proceso de selección y sin interferencias de instancias superiores. . .
4. Me parece fundamental en la Reforma protestante la importancia concedida a la teología de la cruz en la línea paulina ("No quiero predicar más que a Cristo, y a éste Crucificado"), frente a la triunfalista teología de la gloria del catolicismo con el símbolo del Pantocrator dominando los pórticos de las iglesias. Lutero llega a decir que la cruz es el principio de toda teología. Siguiendo a Lutero y a Pablo, Moltmann habla de « el Dios crucificado» y de la cruz como crítica de toda teología cristiana.