«Sin embargo, también nosotros disponemos de una sabiduría para los formados en la fe; una sabiduría que no pertenece a este mundo ni a los poderes perecederos que gobiernan este mundo; una sabiduría divina, misteriosa, escondida, destinada por Dios, desde antes de todos los tiempos, a constituir nuestra gloria. Ninguno entre los poderosos de este mundo ha llegado a conocer tal sabiduría, pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero según dice la Escritura: Lo que jamás vio ojo alguno, lo que ningún oído oyó, lo que nadie pudo imaginar que Dios tenía preparado para aquellos que lo aman, eso es lo que Dios nos ha revelado por medio del Espíritu. Pues el Espíritu todo lo sondea, incluso lo más profundo de Dios. ¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: sólo el Espíritu divino las conoce. En cuanto a nosotros, no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para poder así reconocer los dones que Dios nos ha otorgado».
Las Escrituras nos muestran solamente una parte de la realidad eterna a la que pocos, en nuestro actual estado, han podido acceder. Son muy contados los casos de personas que experimentaron la presencia misma del Señor, y ello ha sido de tal peso de gloria, que incluso algunos se dieron por muertos después de ello.
Uno de estos ejemplos lo tenemos en la transfiguración de Cristo. El escenario fue de tal impacto, que los tres discípulos que lo acompañaron, se llenaron de miedo. ¿Cómo habría sido posible que moisés y elías estaban con Cristo en este instante, si se supone que estos dos hombres estaban muertos?
Escenarios similares son descritos con detalles parciales, dado que nuestra comprensión está sujeta a las experiencas basadas en estímulos de este mundo, pero debían ser mencionados de algún modo. El profeta ezequiel, por ejemplo, describe una "rueda" en movimiento, a la par de seres vivientes, así como algunos otros detalles de un "universo" más que surrealista. Similares cosas debió presenciar pablo en una visión, en un entorno donde los mecanismos existenciales no son como los que conocemos en este mundo.
¿Cual era la intención o finalidad de saber estas cosas? Dios no haría un espantoso despliegue para llenar de terror a las personas. Más bien, la intención fue inspirar un profundo respeto por la realidad eterna, ya que las personas que presenciaron las muy gloriosas cosas de Dios, fueron encomendadas a misiones muy específicas. El profeta que presenció la gloria del que estaba sentado en el trono, se mostró valeroso y resuelto a hablar en nombre del Señor, dirigiéndose a una nación que debía debía arrepentirse de la mórbida idolatría en que incurrió muchas veces.
La demostración de la gloria del Señor suponía también un reconocimiento humano a las limitaciones propias. Tres veces rogó pablo que le fuese quitado eso que le molestaba tras haber presenciado la misma gloria del que habita la eternidad. La respuesta fue clara y precisa, que la gloria siempre fuese dada a Dios y no a otro. Si bien no tenemos una idea clara de qué fue exactamente el aguijón en la carne que molestaba a pablo, la intención se cumplió a cabalidad, y el reconocimiento de pablo acerca de a quién pertenecía la salvación, quedo perfectamente dicha en sus cartas escritas a las congregaciones.
No tengo noticia de alguien que, actualmente, haya podido tener una experiencia sobrenatural com las descritas en las Escrituras. Posiblemente sí haya casos similares, pero con muy poca difusión o guardadas con la discreción que amerita el respeto a la gloria del Señor. Con el tiempo, he tenido esta inquietud de saber y comprender cómo sería el reino celestial. Cristo siempre decía que este reino era semejante a cosas y situaciones de nuestro entorno.
Semejantes pero no iguales. Toda la información de que disponemos, es la que debemos conocer y no traspasar los límites que se tienen establecidos. Conscientes debemos estar que no podríamos soportar, por ahora, ni siquiera un leve destello de la gloria de Dios en Su reino. Pero, si dentro de la voluntad de Él se nos llega a mostrar un poco de eso, ¡que nunca nos falte la humildad de saber que la gloria no es nuestra! De por sí es muy duro entender todo lo que vivimos en nuestra realidad presente, y tenemos que aprender a vivir y morir cuando nos llegue el momento.
Salduos cordiales.
Las Escrituras nos muestran solamente una parte de la realidad eterna a la que pocos, en nuestro actual estado, han podido acceder. Son muy contados los casos de personas que experimentaron la presencia misma del Señor, y ello ha sido de tal peso de gloria, que incluso algunos se dieron por muertos después de ello.
Uno de estos ejemplos lo tenemos en la transfiguración de Cristo. El escenario fue de tal impacto, que los tres discípulos que lo acompañaron, se llenaron de miedo. ¿Cómo habría sido posible que moisés y elías estaban con Cristo en este instante, si se supone que estos dos hombres estaban muertos?
Escenarios similares son descritos con detalles parciales, dado que nuestra comprensión está sujeta a las experiencas basadas en estímulos de este mundo, pero debían ser mencionados de algún modo. El profeta ezequiel, por ejemplo, describe una "rueda" en movimiento, a la par de seres vivientes, así como algunos otros detalles de un "universo" más que surrealista. Similares cosas debió presenciar pablo en una visión, en un entorno donde los mecanismos existenciales no son como los que conocemos en este mundo.
¿Cual era la intención o finalidad de saber estas cosas? Dios no haría un espantoso despliegue para llenar de terror a las personas. Más bien, la intención fue inspirar un profundo respeto por la realidad eterna, ya que las personas que presenciaron las muy gloriosas cosas de Dios, fueron encomendadas a misiones muy específicas. El profeta que presenció la gloria del que estaba sentado en el trono, se mostró valeroso y resuelto a hablar en nombre del Señor, dirigiéndose a una nación que debía debía arrepentirse de la mórbida idolatría en que incurrió muchas veces.
La demostración de la gloria del Señor suponía también un reconocimiento humano a las limitaciones propias. Tres veces rogó pablo que le fuese quitado eso que le molestaba tras haber presenciado la misma gloria del que habita la eternidad. La respuesta fue clara y precisa, que la gloria siempre fuese dada a Dios y no a otro. Si bien no tenemos una idea clara de qué fue exactamente el aguijón en la carne que molestaba a pablo, la intención se cumplió a cabalidad, y el reconocimiento de pablo acerca de a quién pertenecía la salvación, quedo perfectamente dicha en sus cartas escritas a las congregaciones.
No tengo noticia de alguien que, actualmente, haya podido tener una experiencia sobrenatural com las descritas en las Escrituras. Posiblemente sí haya casos similares, pero con muy poca difusión o guardadas con la discreción que amerita el respeto a la gloria del Señor. Con el tiempo, he tenido esta inquietud de saber y comprender cómo sería el reino celestial. Cristo siempre decía que este reino era semejante a cosas y situaciones de nuestro entorno.
Semejantes pero no iguales. Toda la información de que disponemos, es la que debemos conocer y no traspasar los límites que se tienen establecidos. Conscientes debemos estar que no podríamos soportar, por ahora, ni siquiera un leve destello de la gloria de Dios en Su reino. Pero, si dentro de la voluntad de Él se nos llega a mostrar un poco de eso, ¡que nunca nos falte la humildad de saber que la gloria no es nuestra! De por sí es muy duro entender todo lo que vivimos en nuestra realidad presente, y tenemos que aprender a vivir y morir cuando nos llegue el momento.
Salduos cordiales.